Hace un par de semanas, el periodista Jorge Ramos confrontó, durante una conferencia mañanera, al presidente Andrés Manuel López Obrador al referirse al inicio de su gobierno como el más violento en comparación del arranque de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto. El mandatario aceptó que había heredado un país con niveles alarmantes de violencia, sin embargo aseguró que ya estaban controlados.
Según reportes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) entre enero y marzo de 2019, 8,493 personas fueron asesinadas en México, lo que se traduce en el primer trimestre de año más violento del que haya registro. Un 9.6% arriba del arranque de 2018, año que también cerró con el mayor número de asesinatos totales: 33.369 personas, desde 1997, que fue el primer año en que se contabilizó. Por otro lado, si se toma en cuenta el número de homicidios en el país desde que AMLO asumió la presidencia, diciembre 2018, el total alcanza 11,372 víctimas.
Con base en datos del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia, el gobierno federal ha reportado menos homicidios de los que realmente ocurren, pues de acuerdo con lo dicho por el presidente en su conferencia del 20 de marzo, se registró un promedio diario de 75 homicidios dolosos en enero y 83.1 casos en febrero. Mientras que el SESNSP indicó un promedio de 92 casos diarios en enero y 99.8 en febrero, datos un 24.8% más altos que los que reporta AMLO. La disparidad es tan amplia, que no es posible atribuirlo a un rango de error estadístico.
De acuerdo con los datos arrojados, el estado con mayor violencia en lo que va del 2019 fue Guanajuato, con 947 asesinatos, enmarcados en las disputas entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Santa Rosa de Lima. A este le sigue el Estado de México con 768 homicidios y Jalisco con 720.
Las cifras récord, además de coincidir con los primeros meses del gobierno de López Obrador, se dieron a conocer luego de un fin de semana marcado por la masacre perpetrada en el municipio de Minatitlán en el estado de Veracruz. El pasado viernes, un comando armado irrumpió una celebración de cumpleaños y abrieron fuego contra los asistentes. Trece personas murieron en el lugar, entre ellas el pequeño Santiago de un año. Una persona más perdió la vida al ser atendida, junto con otros cinco heridos, en el hospital. Resultando en una cruda, pero realista fotografía de la desgracia e inseguridad que azota, en incremento, desde hace 12 años al país.
López Obrador tardó 48 horas en pronunciarse ante lo sucedido en Minatitlán. Lo hizo hasta el domingo, una decisión sumamente criticada en redes sociales, donde los usuarios no tardaron en viralizar muchas de las sangrientas imágenes. El presidente se limitó a defender la creación de la Guardia Nacional y aseguró que lo que le urgía al país era “garantizar la seguridad pública” durante un acto con la Marina Armada el pasado domingo. Ya en Veracruz, estado que ya tenía planeado visitar, aseguró que la seguridad sería reforzada y atribuyó la violencia en la región a la complicidad entre los grupos criminales y las autoridades durante años: Javier Duarte con el PRI (2010 a 2016), Flavino Ríos Alvarado (interino 2016) y Miguel Ángel Yunes Linares con el PAN (2016 a 2018).
Actualmente, el estado de Veracruz está bajo un gobernador morenista, Cuitláhuac García. Y él fue otro de los personajes fuertemente criticados por su postura tras la masacre en Minatitlán, pues lejos de mostrar acciones en favor de la población y del esclarecimiento del caso, el gobernador se ha limitado a evidenciar su enfrentamiento con el fiscal del estado, Jorge Winckler. Durante la mañanera del lunes 22 de abril, AMLO aseguró total respaldo al García. “(El gobernador) tiene todo el apoyo del gobierno federal, para que le vayan midiendo, no olviden que somos muy perseverantes, somos necios y se va acabar la corrupción en Veracruz”, dijo.
El dolor en Minatitlán
El ataque ocurrió a las las nueve de la noche en una región petrolera duramente golpeada por la delincuencia organizada, Minatitlán. Cerca de 40 personas se celebraban los 52 años de la señora Fluvia. Dicen que la fiesta estaba por terminar y mientras sonaba “La vida es un carnaval”, un grupo de hombres encapuchados ingresaron al lugar conocido como La Potra, una palapa en la colonia Obrera, preguntaron por “El Becky” y de pronto abrieron fuego en contra de los asistentes.
El lugar donde minutos antes había un gran ambiente, se convirtió en un reguero de sangre. Quienes lograron sobrevivir fueron obligados a ver mientras los ejecutores disparaban y remataban a los suyos. Mujeres, hombres e incluso un pequeño de apenas un año, estuvieron entre las 13 víctimas que perdieron la vida en el lugar. Seis más resultaron gravemente heridas y una de ellas perdió la vida al siguiente día en el hospital.
En la madrugada, la Secretaría de Seguridad Pública anunció un operativo para encontrar a los responsables. Este lunes, el fiscal Jorge Winckler aseguró que los hechos violentos pueden estar vinculados “a dos bares que están siendo investigados y que son propiedad de una de las personas que fue privada de la vida”.
La masacre en Minatitlán es un golpe más a una sociedad civil que lleva más de una década inmersa en una crisis de violencia a la que no se le ve fin cercano. No solo los locales, sino mexicanos del país se entero se sumaron al duelo como gesto de solidaridad y exigen al gobierno acabar con esta oscuridad.
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AMLO asegura que la violencia en México se está controlando. Las cifras oficiales lo contradicen.
Hace un par de semanas, el periodista Jorge Ramos confrontó, durante una conferencia mañanera, al presidente Andrés Manuel López Obrador al referirse al inicio de su gobierno como el más violento en comparación del arranque de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto. El mandatario aceptó que había heredado un país con niveles alarmantes de violencia, sin embargo aseguró que ya estaban controlados.
Según reportes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) entre enero y marzo de 2019, 8,493 personas fueron asesinadas en México, lo que se traduce en el primer trimestre de año más violento del que haya registro. Un 9.6% arriba del arranque de 2018, año que también cerró con el mayor número de asesinatos totales: 33.369 personas, desde 1997, que fue el primer año en que se contabilizó. Por otro lado, si se toma en cuenta el número de homicidios en el país desde que AMLO asumió la presidencia, diciembre 2018, el total alcanza 11,372 víctimas.
Con base en datos del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia, el gobierno federal ha reportado menos homicidios de los que realmente ocurren, pues de acuerdo con lo dicho por el presidente en su conferencia del 20 de marzo, se registró un promedio diario de 75 homicidios dolosos en enero y 83.1 casos en febrero. Mientras que el SESNSP indicó un promedio de 92 casos diarios en enero y 99.8 en febrero, datos un 24.8% más altos que los que reporta AMLO. La disparidad es tan amplia, que no es posible atribuirlo a un rango de error estadístico.
De acuerdo con los datos arrojados, el estado con mayor violencia en lo que va del 2019 fue Guanajuato, con 947 asesinatos, enmarcados en las disputas entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Santa Rosa de Lima. A este le sigue el Estado de México con 768 homicidios y Jalisco con 720.
Las cifras récord, además de coincidir con los primeros meses del gobierno de López Obrador, se dieron a conocer luego de un fin de semana marcado por la masacre perpetrada en el municipio de Minatitlán en el estado de Veracruz. El pasado viernes, un comando armado irrumpió una celebración de cumpleaños y abrieron fuego contra los asistentes. Trece personas murieron en el lugar, entre ellas el pequeño Santiago de un año. Una persona más perdió la vida al ser atendida, junto con otros cinco heridos, en el hospital. Resultando en una cruda, pero realista fotografía de la desgracia e inseguridad que azota, en incremento, desde hace 12 años al país.
López Obrador tardó 48 horas en pronunciarse ante lo sucedido en Minatitlán. Lo hizo hasta el domingo, una decisión sumamente criticada en redes sociales, donde los usuarios no tardaron en viralizar muchas de las sangrientas imágenes. El presidente se limitó a defender la creación de la Guardia Nacional y aseguró que lo que le urgía al país era “garantizar la seguridad pública” durante un acto con la Marina Armada el pasado domingo. Ya en Veracruz, estado que ya tenía planeado visitar, aseguró que la seguridad sería reforzada y atribuyó la violencia en la región a la complicidad entre los grupos criminales y las autoridades durante años: Javier Duarte con el PRI (2010 a 2016), Flavino Ríos Alvarado (interino 2016) y Miguel Ángel Yunes Linares con el PAN (2016 a 2018).
Actualmente, el estado de Veracruz está bajo un gobernador morenista, Cuitláhuac García. Y él fue otro de los personajes fuertemente criticados por su postura tras la masacre en Minatitlán, pues lejos de mostrar acciones en favor de la población y del esclarecimiento del caso, el gobernador se ha limitado a evidenciar su enfrentamiento con el fiscal del estado, Jorge Winckler. Durante la mañanera del lunes 22 de abril, AMLO aseguró total respaldo al García. “(El gobernador) tiene todo el apoyo del gobierno federal, para que le vayan midiendo, no olviden que somos muy perseverantes, somos necios y se va acabar la corrupción en Veracruz”, dijo.
El dolor en Minatitlán
El ataque ocurrió a las las nueve de la noche en una región petrolera duramente golpeada por la delincuencia organizada, Minatitlán. Cerca de 40 personas se celebraban los 52 años de la señora Fluvia. Dicen que la fiesta estaba por terminar y mientras sonaba “La vida es un carnaval”, un grupo de hombres encapuchados ingresaron al lugar conocido como La Potra, una palapa en la colonia Obrera, preguntaron por “El Becky” y de pronto abrieron fuego en contra de los asistentes.
El lugar donde minutos antes había un gran ambiente, se convirtió en un reguero de sangre. Quienes lograron sobrevivir fueron obligados a ver mientras los ejecutores disparaban y remataban a los suyos. Mujeres, hombres e incluso un pequeño de apenas un año, estuvieron entre las 13 víctimas que perdieron la vida en el lugar. Seis más resultaron gravemente heridas y una de ellas perdió la vida al siguiente día en el hospital.
En la madrugada, la Secretaría de Seguridad Pública anunció un operativo para encontrar a los responsables. Este lunes, el fiscal Jorge Winckler aseguró que los hechos violentos pueden estar vinculados “a dos bares que están siendo investigados y que son propiedad de una de las personas que fue privada de la vida”.
La masacre en Minatitlán es un golpe más a una sociedad civil que lleva más de una década inmersa en una crisis de violencia a la que no se le ve fin cercano. No solo los locales, sino mexicanos del país se entero se sumaron al duelo como gesto de solidaridad y exigen al gobierno acabar con esta oscuridad.
AMLO asegura que la violencia en México se está controlando. Las cifras oficiales lo contradicen.
Hace un par de semanas, el periodista Jorge Ramos confrontó, durante una conferencia mañanera, al presidente Andrés Manuel López Obrador al referirse al inicio de su gobierno como el más violento en comparación del arranque de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto. El mandatario aceptó que había heredado un país con niveles alarmantes de violencia, sin embargo aseguró que ya estaban controlados.
Según reportes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) entre enero y marzo de 2019, 8,493 personas fueron asesinadas en México, lo que se traduce en el primer trimestre de año más violento del que haya registro. Un 9.6% arriba del arranque de 2018, año que también cerró con el mayor número de asesinatos totales: 33.369 personas, desde 1997, que fue el primer año en que se contabilizó. Por otro lado, si se toma en cuenta el número de homicidios en el país desde que AMLO asumió la presidencia, diciembre 2018, el total alcanza 11,372 víctimas.
Con base en datos del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia, el gobierno federal ha reportado menos homicidios de los que realmente ocurren, pues de acuerdo con lo dicho por el presidente en su conferencia del 20 de marzo, se registró un promedio diario de 75 homicidios dolosos en enero y 83.1 casos en febrero. Mientras que el SESNSP indicó un promedio de 92 casos diarios en enero y 99.8 en febrero, datos un 24.8% más altos que los que reporta AMLO. La disparidad es tan amplia, que no es posible atribuirlo a un rango de error estadístico.
De acuerdo con los datos arrojados, el estado con mayor violencia en lo que va del 2019 fue Guanajuato, con 947 asesinatos, enmarcados en las disputas entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Santa Rosa de Lima. A este le sigue el Estado de México con 768 homicidios y Jalisco con 720.
Las cifras récord, además de coincidir con los primeros meses del gobierno de López Obrador, se dieron a conocer luego de un fin de semana marcado por la masacre perpetrada en el municipio de Minatitlán en el estado de Veracruz. El pasado viernes, un comando armado irrumpió una celebración de cumpleaños y abrieron fuego contra los asistentes. Trece personas murieron en el lugar, entre ellas el pequeño Santiago de un año. Una persona más perdió la vida al ser atendida, junto con otros cinco heridos, en el hospital. Resultando en una cruda, pero realista fotografía de la desgracia e inseguridad que azota, en incremento, desde hace 12 años al país.
López Obrador tardó 48 horas en pronunciarse ante lo sucedido en Minatitlán. Lo hizo hasta el domingo, una decisión sumamente criticada en redes sociales, donde los usuarios no tardaron en viralizar muchas de las sangrientas imágenes. El presidente se limitó a defender la creación de la Guardia Nacional y aseguró que lo que le urgía al país era “garantizar la seguridad pública” durante un acto con la Marina Armada el pasado domingo. Ya en Veracruz, estado que ya tenía planeado visitar, aseguró que la seguridad sería reforzada y atribuyó la violencia en la región a la complicidad entre los grupos criminales y las autoridades durante años: Javier Duarte con el PRI (2010 a 2016), Flavino Ríos Alvarado (interino 2016) y Miguel Ángel Yunes Linares con el PAN (2016 a 2018).
Actualmente, el estado de Veracruz está bajo un gobernador morenista, Cuitláhuac García. Y él fue otro de los personajes fuertemente criticados por su postura tras la masacre en Minatitlán, pues lejos de mostrar acciones en favor de la población y del esclarecimiento del caso, el gobernador se ha limitado a evidenciar su enfrentamiento con el fiscal del estado, Jorge Winckler. Durante la mañanera del lunes 22 de abril, AMLO aseguró total respaldo al García. “(El gobernador) tiene todo el apoyo del gobierno federal, para que le vayan midiendo, no olviden que somos muy perseverantes, somos necios y se va acabar la corrupción en Veracruz”, dijo.
El dolor en Minatitlán
El ataque ocurrió a las las nueve de la noche en una región petrolera duramente golpeada por la delincuencia organizada, Minatitlán. Cerca de 40 personas se celebraban los 52 años de la señora Fluvia. Dicen que la fiesta estaba por terminar y mientras sonaba “La vida es un carnaval”, un grupo de hombres encapuchados ingresaron al lugar conocido como La Potra, una palapa en la colonia Obrera, preguntaron por “El Becky” y de pronto abrieron fuego en contra de los asistentes.
El lugar donde minutos antes había un gran ambiente, se convirtió en un reguero de sangre. Quienes lograron sobrevivir fueron obligados a ver mientras los ejecutores disparaban y remataban a los suyos. Mujeres, hombres e incluso un pequeño de apenas un año, estuvieron entre las 13 víctimas que perdieron la vida en el lugar. Seis más resultaron gravemente heridas y una de ellas perdió la vida al siguiente día en el hospital.
En la madrugada, la Secretaría de Seguridad Pública anunció un operativo para encontrar a los responsables. Este lunes, el fiscal Jorge Winckler aseguró que los hechos violentos pueden estar vinculados “a dos bares que están siendo investigados y que son propiedad de una de las personas que fue privada de la vida”.
La masacre en Minatitlán es un golpe más a una sociedad civil que lleva más de una década inmersa en una crisis de violencia a la que no se le ve fin cercano. No solo los locales, sino mexicanos del país se entero se sumaron al duelo como gesto de solidaridad y exigen al gobierno acabar con esta oscuridad.
AMLO asegura que la violencia en México se está controlando. Las cifras oficiales lo contradicen.
Hace un par de semanas, el periodista Jorge Ramos confrontó, durante una conferencia mañanera, al presidente Andrés Manuel López Obrador al referirse al inicio de su gobierno como el más violento en comparación del arranque de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto. El mandatario aceptó que había heredado un país con niveles alarmantes de violencia, sin embargo aseguró que ya estaban controlados.
Según reportes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) entre enero y marzo de 2019, 8,493 personas fueron asesinadas en México, lo que se traduce en el primer trimestre de año más violento del que haya registro. Un 9.6% arriba del arranque de 2018, año que también cerró con el mayor número de asesinatos totales: 33.369 personas, desde 1997, que fue el primer año en que se contabilizó. Por otro lado, si se toma en cuenta el número de homicidios en el país desde que AMLO asumió la presidencia, diciembre 2018, el total alcanza 11,372 víctimas.
Con base en datos del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia, el gobierno federal ha reportado menos homicidios de los que realmente ocurren, pues de acuerdo con lo dicho por el presidente en su conferencia del 20 de marzo, se registró un promedio diario de 75 homicidios dolosos en enero y 83.1 casos en febrero. Mientras que el SESNSP indicó un promedio de 92 casos diarios en enero y 99.8 en febrero, datos un 24.8% más altos que los que reporta AMLO. La disparidad es tan amplia, que no es posible atribuirlo a un rango de error estadístico.
De acuerdo con los datos arrojados, el estado con mayor violencia en lo que va del 2019 fue Guanajuato, con 947 asesinatos, enmarcados en las disputas entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Santa Rosa de Lima. A este le sigue el Estado de México con 768 homicidios y Jalisco con 720.
Las cifras récord, además de coincidir con los primeros meses del gobierno de López Obrador, se dieron a conocer luego de un fin de semana marcado por la masacre perpetrada en el municipio de Minatitlán en el estado de Veracruz. El pasado viernes, un comando armado irrumpió una celebración de cumpleaños y abrieron fuego contra los asistentes. Trece personas murieron en el lugar, entre ellas el pequeño Santiago de un año. Una persona más perdió la vida al ser atendida, junto con otros cinco heridos, en el hospital. Resultando en una cruda, pero realista fotografía de la desgracia e inseguridad que azota, en incremento, desde hace 12 años al país.
López Obrador tardó 48 horas en pronunciarse ante lo sucedido en Minatitlán. Lo hizo hasta el domingo, una decisión sumamente criticada en redes sociales, donde los usuarios no tardaron en viralizar muchas de las sangrientas imágenes. El presidente se limitó a defender la creación de la Guardia Nacional y aseguró que lo que le urgía al país era “garantizar la seguridad pública” durante un acto con la Marina Armada el pasado domingo. Ya en Veracruz, estado que ya tenía planeado visitar, aseguró que la seguridad sería reforzada y atribuyó la violencia en la región a la complicidad entre los grupos criminales y las autoridades durante años: Javier Duarte con el PRI (2010 a 2016), Flavino Ríos Alvarado (interino 2016) y Miguel Ángel Yunes Linares con el PAN (2016 a 2018).
Actualmente, el estado de Veracruz está bajo un gobernador morenista, Cuitláhuac García. Y él fue otro de los personajes fuertemente criticados por su postura tras la masacre en Minatitlán, pues lejos de mostrar acciones en favor de la población y del esclarecimiento del caso, el gobernador se ha limitado a evidenciar su enfrentamiento con el fiscal del estado, Jorge Winckler. Durante la mañanera del lunes 22 de abril, AMLO aseguró total respaldo al García. “(El gobernador) tiene todo el apoyo del gobierno federal, para que le vayan midiendo, no olviden que somos muy perseverantes, somos necios y se va acabar la corrupción en Veracruz”, dijo.
El dolor en Minatitlán
El ataque ocurrió a las las nueve de la noche en una región petrolera duramente golpeada por la delincuencia organizada, Minatitlán. Cerca de 40 personas se celebraban los 52 años de la señora Fluvia. Dicen que la fiesta estaba por terminar y mientras sonaba “La vida es un carnaval”, un grupo de hombres encapuchados ingresaron al lugar conocido como La Potra, una palapa en la colonia Obrera, preguntaron por “El Becky” y de pronto abrieron fuego en contra de los asistentes.
El lugar donde minutos antes había un gran ambiente, se convirtió en un reguero de sangre. Quienes lograron sobrevivir fueron obligados a ver mientras los ejecutores disparaban y remataban a los suyos. Mujeres, hombres e incluso un pequeño de apenas un año, estuvieron entre las 13 víctimas que perdieron la vida en el lugar. Seis más resultaron gravemente heridas y una de ellas perdió la vida al siguiente día en el hospital.
En la madrugada, la Secretaría de Seguridad Pública anunció un operativo para encontrar a los responsables. Este lunes, el fiscal Jorge Winckler aseguró que los hechos violentos pueden estar vinculados “a dos bares que están siendo investigados y que son propiedad de una de las personas que fue privada de la vida”.
La masacre en Minatitlán es un golpe más a una sociedad civil que lleva más de una década inmersa en una crisis de violencia a la que no se le ve fin cercano. No solo los locales, sino mexicanos del país se entero se sumaron al duelo como gesto de solidaridad y exigen al gobierno acabar con esta oscuridad.
AMLO asegura que la violencia en México se está controlando. Las cifras oficiales lo contradicen.
Hace un par de semanas, el periodista Jorge Ramos confrontó, durante una conferencia mañanera, al presidente Andrés Manuel López Obrador al referirse al inicio de su gobierno como el más violento en comparación del arranque de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto. El mandatario aceptó que había heredado un país con niveles alarmantes de violencia, sin embargo aseguró que ya estaban controlados.
Según reportes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) entre enero y marzo de 2019, 8,493 personas fueron asesinadas en México, lo que se traduce en el primer trimestre de año más violento del que haya registro. Un 9.6% arriba del arranque de 2018, año que también cerró con el mayor número de asesinatos totales: 33.369 personas, desde 1997, que fue el primer año en que se contabilizó. Por otro lado, si se toma en cuenta el número de homicidios en el país desde que AMLO asumió la presidencia, diciembre 2018, el total alcanza 11,372 víctimas.
Con base en datos del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia, el gobierno federal ha reportado menos homicidios de los que realmente ocurren, pues de acuerdo con lo dicho por el presidente en su conferencia del 20 de marzo, se registró un promedio diario de 75 homicidios dolosos en enero y 83.1 casos en febrero. Mientras que el SESNSP indicó un promedio de 92 casos diarios en enero y 99.8 en febrero, datos un 24.8% más altos que los que reporta AMLO. La disparidad es tan amplia, que no es posible atribuirlo a un rango de error estadístico.
De acuerdo con los datos arrojados, el estado con mayor violencia en lo que va del 2019 fue Guanajuato, con 947 asesinatos, enmarcados en las disputas entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Santa Rosa de Lima. A este le sigue el Estado de México con 768 homicidios y Jalisco con 720.
Las cifras récord, además de coincidir con los primeros meses del gobierno de López Obrador, se dieron a conocer luego de un fin de semana marcado por la masacre perpetrada en el municipio de Minatitlán en el estado de Veracruz. El pasado viernes, un comando armado irrumpió una celebración de cumpleaños y abrieron fuego contra los asistentes. Trece personas murieron en el lugar, entre ellas el pequeño Santiago de un año. Una persona más perdió la vida al ser atendida, junto con otros cinco heridos, en el hospital. Resultando en una cruda, pero realista fotografía de la desgracia e inseguridad que azota, en incremento, desde hace 12 años al país.
López Obrador tardó 48 horas en pronunciarse ante lo sucedido en Minatitlán. Lo hizo hasta el domingo, una decisión sumamente criticada en redes sociales, donde los usuarios no tardaron en viralizar muchas de las sangrientas imágenes. El presidente se limitó a defender la creación de la Guardia Nacional y aseguró que lo que le urgía al país era “garantizar la seguridad pública” durante un acto con la Marina Armada el pasado domingo. Ya en Veracruz, estado que ya tenía planeado visitar, aseguró que la seguridad sería reforzada y atribuyó la violencia en la región a la complicidad entre los grupos criminales y las autoridades durante años: Javier Duarte con el PRI (2010 a 2016), Flavino Ríos Alvarado (interino 2016) y Miguel Ángel Yunes Linares con el PAN (2016 a 2018).
Actualmente, el estado de Veracruz está bajo un gobernador morenista, Cuitláhuac García. Y él fue otro de los personajes fuertemente criticados por su postura tras la masacre en Minatitlán, pues lejos de mostrar acciones en favor de la población y del esclarecimiento del caso, el gobernador se ha limitado a evidenciar su enfrentamiento con el fiscal del estado, Jorge Winckler. Durante la mañanera del lunes 22 de abril, AMLO aseguró total respaldo al García. “(El gobernador) tiene todo el apoyo del gobierno federal, para que le vayan midiendo, no olviden que somos muy perseverantes, somos necios y se va acabar la corrupción en Veracruz”, dijo.
El dolor en Minatitlán
El ataque ocurrió a las las nueve de la noche en una región petrolera duramente golpeada por la delincuencia organizada, Minatitlán. Cerca de 40 personas se celebraban los 52 años de la señora Fluvia. Dicen que la fiesta estaba por terminar y mientras sonaba “La vida es un carnaval”, un grupo de hombres encapuchados ingresaron al lugar conocido como La Potra, una palapa en la colonia Obrera, preguntaron por “El Becky” y de pronto abrieron fuego en contra de los asistentes.
El lugar donde minutos antes había un gran ambiente, se convirtió en un reguero de sangre. Quienes lograron sobrevivir fueron obligados a ver mientras los ejecutores disparaban y remataban a los suyos. Mujeres, hombres e incluso un pequeño de apenas un año, estuvieron entre las 13 víctimas que perdieron la vida en el lugar. Seis más resultaron gravemente heridas y una de ellas perdió la vida al siguiente día en el hospital.
En la madrugada, la Secretaría de Seguridad Pública anunció un operativo para encontrar a los responsables. Este lunes, el fiscal Jorge Winckler aseguró que los hechos violentos pueden estar vinculados “a dos bares que están siendo investigados y que son propiedad de una de las personas que fue privada de la vida”.
La masacre en Minatitlán es un golpe más a una sociedad civil que lleva más de una década inmersa en una crisis de violencia a la que no se le ve fin cercano. No solo los locales, sino mexicanos del país se entero se sumaron al duelo como gesto de solidaridad y exigen al gobierno acabar con esta oscuridad.
Hace un par de semanas, el periodista Jorge Ramos confrontó, durante una conferencia mañanera, al presidente Andrés Manuel López Obrador al referirse al inicio de su gobierno como el más violento en comparación del arranque de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto. El mandatario aceptó que había heredado un país con niveles alarmantes de violencia, sin embargo aseguró que ya estaban controlados.
Según reportes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) entre enero y marzo de 2019, 8,493 personas fueron asesinadas en México, lo que se traduce en el primer trimestre de año más violento del que haya registro. Un 9.6% arriba del arranque de 2018, año que también cerró con el mayor número de asesinatos totales: 33.369 personas, desde 1997, que fue el primer año en que se contabilizó. Por otro lado, si se toma en cuenta el número de homicidios en el país desde que AMLO asumió la presidencia, diciembre 2018, el total alcanza 11,372 víctimas.
Con base en datos del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia, el gobierno federal ha reportado menos homicidios de los que realmente ocurren, pues de acuerdo con lo dicho por el presidente en su conferencia del 20 de marzo, se registró un promedio diario de 75 homicidios dolosos en enero y 83.1 casos en febrero. Mientras que el SESNSP indicó un promedio de 92 casos diarios en enero y 99.8 en febrero, datos un 24.8% más altos que los que reporta AMLO. La disparidad es tan amplia, que no es posible atribuirlo a un rango de error estadístico.
De acuerdo con los datos arrojados, el estado con mayor violencia en lo que va del 2019 fue Guanajuato, con 947 asesinatos, enmarcados en las disputas entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Santa Rosa de Lima. A este le sigue el Estado de México con 768 homicidios y Jalisco con 720.
Las cifras récord, además de coincidir con los primeros meses del gobierno de López Obrador, se dieron a conocer luego de un fin de semana marcado por la masacre perpetrada en el municipio de Minatitlán en el estado de Veracruz. El pasado viernes, un comando armado irrumpió una celebración de cumpleaños y abrieron fuego contra los asistentes. Trece personas murieron en el lugar, entre ellas el pequeño Santiago de un año. Una persona más perdió la vida al ser atendida, junto con otros cinco heridos, en el hospital. Resultando en una cruda, pero realista fotografía de la desgracia e inseguridad que azota, en incremento, desde hace 12 años al país.
López Obrador tardó 48 horas en pronunciarse ante lo sucedido en Minatitlán. Lo hizo hasta el domingo, una decisión sumamente criticada en redes sociales, donde los usuarios no tardaron en viralizar muchas de las sangrientas imágenes. El presidente se limitó a defender la creación de la Guardia Nacional y aseguró que lo que le urgía al país era “garantizar la seguridad pública” durante un acto con la Marina Armada el pasado domingo. Ya en Veracruz, estado que ya tenía planeado visitar, aseguró que la seguridad sería reforzada y atribuyó la violencia en la región a la complicidad entre los grupos criminales y las autoridades durante años: Javier Duarte con el PRI (2010 a 2016), Flavino Ríos Alvarado (interino 2016) y Miguel Ángel Yunes Linares con el PAN (2016 a 2018).
Actualmente, el estado de Veracruz está bajo un gobernador morenista, Cuitláhuac García. Y él fue otro de los personajes fuertemente criticados por su postura tras la masacre en Minatitlán, pues lejos de mostrar acciones en favor de la población y del esclarecimiento del caso, el gobernador se ha limitado a evidenciar su enfrentamiento con el fiscal del estado, Jorge Winckler. Durante la mañanera del lunes 22 de abril, AMLO aseguró total respaldo al García. “(El gobernador) tiene todo el apoyo del gobierno federal, para que le vayan midiendo, no olviden que somos muy perseverantes, somos necios y se va acabar la corrupción en Veracruz”, dijo.
El dolor en Minatitlán
El ataque ocurrió a las las nueve de la noche en una región petrolera duramente golpeada por la delincuencia organizada, Minatitlán. Cerca de 40 personas se celebraban los 52 años de la señora Fluvia. Dicen que la fiesta estaba por terminar y mientras sonaba “La vida es un carnaval”, un grupo de hombres encapuchados ingresaron al lugar conocido como La Potra, una palapa en la colonia Obrera, preguntaron por “El Becky” y de pronto abrieron fuego en contra de los asistentes.
El lugar donde minutos antes había un gran ambiente, se convirtió en un reguero de sangre. Quienes lograron sobrevivir fueron obligados a ver mientras los ejecutores disparaban y remataban a los suyos. Mujeres, hombres e incluso un pequeño de apenas un año, estuvieron entre las 13 víctimas que perdieron la vida en el lugar. Seis más resultaron gravemente heridas y una de ellas perdió la vida al siguiente día en el hospital.
En la madrugada, la Secretaría de Seguridad Pública anunció un operativo para encontrar a los responsables. Este lunes, el fiscal Jorge Winckler aseguró que los hechos violentos pueden estar vinculados “a dos bares que están siendo investigados y que son propiedad de una de las personas que fue privada de la vida”.
La masacre en Minatitlán es un golpe más a una sociedad civil que lleva más de una década inmersa en una crisis de violencia a la que no se le ve fin cercano. No solo los locales, sino mexicanos del país se entero se sumaron al duelo como gesto de solidaridad y exigen al gobierno acabar con esta oscuridad.
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