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El rezago en la vacunación afecta a los jóvenes

El rezago en la vacunación afecta a los jóvenes

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
19
.
07
.
21
AAAA
Tiempo de Lectura: 00 min

Incluso entre la gente joven, el covid conlleva un riesgo de muerte y daños de largo plazo. Los vacunados deben proteger a los que aún no han recibido ni una dosis y los estados necesitan acelerar la aplicación de la vacuna.

Han fallecido 12,860 menores de 40 años a causa del covid-19 en México. El 40% no tenía ninguna comorbilidad: ni diabetes ni hipertensión ni obesidad ni tabaquismo. Durante los primeros meses de la pandemia, los menores de 40 representaron cerca del 5% de las muertes, pero ese porcentaje se duplicó y luego se triplicó: subió a 11% en junio y a 15% en julio. Sin embargo, este aumento no se debe a que el virus esté matando más a los jóvenes, sino a que éstos no han sido vacunados al ritmo que sí lo han sido los ancianos y otros grupos de edad. En números absolutos, 367 personas menores de 40 años murieron de covid en el mes de abril. Fueron 281 en mayo. Luego, 326 en junio. Van 274 en lo que va del mes, es decir, a la mitad de julio.

Si bien es cierto que, en general, los jóvenes suelen presentar síntomas más leves, no hay garantía de que así suceda en cada caso. En entrevista con Gatopardo, Eduardo López, epidemiólogo e investigador de la UNAM, comenta: “La gente joven tampoco la tiene comprada. A veces, la gente dice: yo me mantengo activo y como una guayaba diaria, el covid no me va a hacer nada. Pues no, la gente sin comorbilidades también se muere”.

Ése fue el caso de Steph Gómez, triatleta profesional conocida por participar en Exatlón, un reality show. El 23 de mayo de 2021 se le diagnosticó covid. Steph tenía 29 años y, además, practicaba jiujitsu. Estaba en muy buen estado de salud. Tres días después, su hermano anunció que Steph estaba “peleando por su vida” en el Hospital Puebla, en la ciudad del mismo nombre. También solicitó apoyo para pagar los gastos hospitalarios. Una semana más tarde, el 1 de junio de 2021, se reportó que Steph había fallecido.

No sabes cómo va a reaccionar tu cuerpo

Si no se trata únicamente de la edad, ¿de qué depende, entonces, que un contagio se vuelva un caso grave? Tiene que ver con muchos factores ambientales –como la carga viral a la que estés expuesto– y genéticos –como la respuesta de tu cuerpo a la enfermedad–, sin embargo, de acuerdo con Eduardo López, uno de los factores más relevantes es la reacción inflamatoria de la persona. Ante una enfermedad o traumatismo, el cuerpo se inflama; las muertes por covid suelen deberse a las complicaciones que causa la inflamación, comandada por el sistema inmune, para tratar de combatir el virus.

“La tormenta inflamatoria es lo que acaba fregando y matando a la gente. Es la que provoca que los pulmones ya no reaccionen”, explica el epidemiólogo. Es imposible saber anticipadamente si el cuerpo de una persona reaccionará con una inflamación peligrosa o mortal. “No tenemos forma de saber eso. Tú no te puedes hacer ahorita un examen de sangre que te permita decir: tú vas a reaccionar bien si te infectas”, advierte.

Otro caso inesperado fue el de Paula Velasco, una editora de 28 años, que tuvo daño pulmonar por el covid, a pesar de ser joven, no tener comorbilidades y ya estar vacunada. “Siempre le tuve bastante miedo al virus, pero me vacuné y dije ‘ya estuvo’. Nadie esperaba que me fuera a dar tan fuerte. Mi doctor estaba sorprendido. Con todo y vacuna, me tiró toda la semana. Hubo días en los que estaba espantada porque la frecuencia cardiaca y la fiebre no me bajaban”, recuerda.

El covid-19 no sólo implica el riesgo de morir; también están las secuelas de la enfermedad que, según el Covid Symptom Study, se presentan en 1 de cada 20 pacientes. Dentro de las secuelas más frecuentes están la fatiga excesiva y el daño cognitivo, incluso en casos leves. Perla Valdez, de 29 años, nunca requirió oxígeno suplementario en su tratamiento contra el covid, pero algunos meses después se percató de que ya casi no podía hablar inglés de manera fluida: “En mi trabajo tengo que hablar inglés frecuentemente, entonces empecé a apuntarme las frases antes de decirlas. Me ponía muy nerviosa que alguien me pidiera improvisar. A veces no podía responder ni cómo estaba”.

Que todos nos infectemos no es la solución

Las infecciones entre personas jóvenes no sólo han aumentado en México, sino en todo el mundo. En mayo la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió que las tasas de hospitalización de menores de 40 en Chile habían aumentado 70%. En junio el British Medical Journal publicó un estudio que mostraba que el incremento exponencial en Inglaterra se debía al aumento de casos en gente joven.

De ahí que varios autores, en la revista científica The Lancet, urgieran al Reino Unido a no confiar en la infección masiva como fuente de inmunidad por el peligro de muerte y la posibilidad de dejar a una parte de la población incapacitada. Le pidieron al gobierno hacer lo que fuera necesario para proteger a la gente joven. La OPS también advirtió que si los números seguían esa tendencia, sería necesario elevar la capacidad hospitalaria: “Como las personas jóvenes y sanas tienen más posibilidades de sobrevivir, se quedan en el hospital por semanas. Los países deben estar preparados para un incremento en la demanda hospitalaria”.

El incremento en el contagio de los jóvenes se debe a la falta de vacunación: en México sólo el 42% de la población ha recibido una vacuna contra el covid, pero esas dosis se concentran en los mayores de 40 años. Según los datos de la Secretaría de Salud, el 74% de los adultos mayores, el 71% de las personas de 50 a 59 años y el 79% de las personas de 40 a 49 han sido vacunadas. En contraste, la población joven sólo ha sido vacunada en los municipios fronterizos y empezará a serlo en la Ciudad de México a partir del 20 de julio –la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum anunció que se podrán vacunar las personas mayores de 29–. Pero ése no parece ser el caso en el resto del país.

Otra razón del aumento de contagios es que los jóvenes tienen dinámicas sociales distintas, lo que los hace más proclives a enfermarse. “La gente joven es la que está teniendo que volver a trabajar”, dice Eduardo López, “entre la variante Delta y el hecho de que la gente ya está harta, yo creo que se puede poner muy feo”.

Algunos estudios estiman que la variante Delta es entre 40% y 60% más contagiosa que la variante Alpha, que ya de por sí es 50% más contagiosa que el virus original. Aún no hay evidencia de que la Delta sea más letal, pero al ser tan contagiosa puede representar un mayor riesgo para la población. En palabras de la socióloga Zeynep Tufekci, un porcentaje pequeño de un número muy grande fácilmente puede ser más grande que un porcentaje grande de un número pequeño. En palabras de Eduardo López, “aunque la proporción de muertes sea pequeña, si se contagia mucha gente, se va a morir mucha gente”.

La pandemia no termina con la vacunación

Sobre el nuevo brote de contagios –o la tercera ola en México–, Olivo Iglesias, médico de primer contacto y profesor de Salud Pública en la UNAM, dice: “La mayoría de los pacientes que tengo ahora se contagiaron de gente vacunada y asintomática, que dio positivo después de hacerse la prueba”.

Para él, esta temporada nos llevará a redefinir las reglas y actitudes que le pedimos a la gente ya vacunada. “En muchos lugares los vacunados ya no tienen que presentar PCR o ya no tienen que llevar cubrebocas. [Sin embargo, la tercera ola] demuestra que todavía contagian y pueden poner en riesgo a mucha gente”, advierte.

Por lo tanto, debemos repensar el efecto epidemiológico de las vacunas. Eduardo López dice que éstas son sólo una capa de protección que debe ir acompañada de las medidas de siempre: usar cubrebocas, ventilar espacios cerrados. “Aunque todos tengan una inyección puesta, no en todos va a ser igual de efectiva”. El epidemiólogo explica que la protección inmune no debe interpretarse de manera dicotómica –no significa: estás vacunado, estás protegido; no estás vacunado, no estás protegido–; en realidad, la protección es un rango, un continuo que depende de otros factores como la variante del covid o la carga virológica. Siempre habrá personas más vulnerables al virus que otras.

En conclusión, la pandemia de covid no terminará con las vacunas. Para Eduardo López, “esto no se va a ir. [...] No se va a acabar hasta dentro de dos o tres años, cuando todos nos hayamos topado con el virus varias veces”.

El médico Olivo Iglesias coincide: no tenemos evidencia para asegurar que esta tercera ola no va a ser como la primera o la segunda. “Eso es lo que a mí me da más temor, que estamos en [un] pico similar al del año pasado, al primer repunte de casos. Yo creo que en agosto o septiembre vamos a estar viviendo algo similar a lo que vivimos en julio del año pasado si no se hace una contención social”.

“Yo no sé si vamos a esperar hasta que estamos llenos de contagios para hacer algo”, secunda Guillermo Cruz, residente de Cardiología. “Mucha de la gestión de la pandemia ha sido: ‘pues, que llegue, toquemos fondo y de ahí reaccionamos’. Aguantarnos hasta el límite: eso es lo que no debería de estar sucediendo”. “De verdad que un idiota es aquel que no aprende del pasado”, complementa el doctor Iglesias.

---

*Información referente a casos de covid-19 en México, consultada el 16 de julio de 2021.

Este texto fue actualizado el 19 de julio, a las 19:00 horas, para mostrar una versión más precisa de los datos. 

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19
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Tiempo de Lectura: 00 min

Incluso entre la gente joven, el covid conlleva un riesgo de muerte y daños de largo plazo. Los vacunados deben proteger a los que aún no han recibido ni una dosis y los estados necesitan acelerar la aplicación de la vacuna.

Han fallecido 12,860 menores de 40 años a causa del covid-19 en México. El 40% no tenía ninguna comorbilidad: ni diabetes ni hipertensión ni obesidad ni tabaquismo. Durante los primeros meses de la pandemia, los menores de 40 representaron cerca del 5% de las muertes, pero ese porcentaje se duplicó y luego se triplicó: subió a 11% en junio y a 15% en julio. Sin embargo, este aumento no se debe a que el virus esté matando más a los jóvenes, sino a que éstos no han sido vacunados al ritmo que sí lo han sido los ancianos y otros grupos de edad. En números absolutos, 367 personas menores de 40 años murieron de covid en el mes de abril. Fueron 281 en mayo. Luego, 326 en junio. Van 274 en lo que va del mes, es decir, a la mitad de julio.

Si bien es cierto que, en general, los jóvenes suelen presentar síntomas más leves, no hay garantía de que así suceda en cada caso. En entrevista con Gatopardo, Eduardo López, epidemiólogo e investigador de la UNAM, comenta: “La gente joven tampoco la tiene comprada. A veces, la gente dice: yo me mantengo activo y como una guayaba diaria, el covid no me va a hacer nada. Pues no, la gente sin comorbilidades también se muere”.

Ése fue el caso de Steph Gómez, triatleta profesional conocida por participar en Exatlón, un reality show. El 23 de mayo de 2021 se le diagnosticó covid. Steph tenía 29 años y, además, practicaba jiujitsu. Estaba en muy buen estado de salud. Tres días después, su hermano anunció que Steph estaba “peleando por su vida” en el Hospital Puebla, en la ciudad del mismo nombre. También solicitó apoyo para pagar los gastos hospitalarios. Una semana más tarde, el 1 de junio de 2021, se reportó que Steph había fallecido.

No sabes cómo va a reaccionar tu cuerpo

Si no se trata únicamente de la edad, ¿de qué depende, entonces, que un contagio se vuelva un caso grave? Tiene que ver con muchos factores ambientales –como la carga viral a la que estés expuesto– y genéticos –como la respuesta de tu cuerpo a la enfermedad–, sin embargo, de acuerdo con Eduardo López, uno de los factores más relevantes es la reacción inflamatoria de la persona. Ante una enfermedad o traumatismo, el cuerpo se inflama; las muertes por covid suelen deberse a las complicaciones que causa la inflamación, comandada por el sistema inmune, para tratar de combatir el virus.

“La tormenta inflamatoria es lo que acaba fregando y matando a la gente. Es la que provoca que los pulmones ya no reaccionen”, explica el epidemiólogo. Es imposible saber anticipadamente si el cuerpo de una persona reaccionará con una inflamación peligrosa o mortal. “No tenemos forma de saber eso. Tú no te puedes hacer ahorita un examen de sangre que te permita decir: tú vas a reaccionar bien si te infectas”, advierte.

Otro caso inesperado fue el de Paula Velasco, una editora de 28 años, que tuvo daño pulmonar por el covid, a pesar de ser joven, no tener comorbilidades y ya estar vacunada. “Siempre le tuve bastante miedo al virus, pero me vacuné y dije ‘ya estuvo’. Nadie esperaba que me fuera a dar tan fuerte. Mi doctor estaba sorprendido. Con todo y vacuna, me tiró toda la semana. Hubo días en los que estaba espantada porque la frecuencia cardiaca y la fiebre no me bajaban”, recuerda.

El covid-19 no sólo implica el riesgo de morir; también están las secuelas de la enfermedad que, según el Covid Symptom Study, se presentan en 1 de cada 20 pacientes. Dentro de las secuelas más frecuentes están la fatiga excesiva y el daño cognitivo, incluso en casos leves. Perla Valdez, de 29 años, nunca requirió oxígeno suplementario en su tratamiento contra el covid, pero algunos meses después se percató de que ya casi no podía hablar inglés de manera fluida: “En mi trabajo tengo que hablar inglés frecuentemente, entonces empecé a apuntarme las frases antes de decirlas. Me ponía muy nerviosa que alguien me pidiera improvisar. A veces no podía responder ni cómo estaba”.

Que todos nos infectemos no es la solución

Las infecciones entre personas jóvenes no sólo han aumentado en México, sino en todo el mundo. En mayo la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió que las tasas de hospitalización de menores de 40 en Chile habían aumentado 70%. En junio el British Medical Journal publicó un estudio que mostraba que el incremento exponencial en Inglaterra se debía al aumento de casos en gente joven.

De ahí que varios autores, en la revista científica The Lancet, urgieran al Reino Unido a no confiar en la infección masiva como fuente de inmunidad por el peligro de muerte y la posibilidad de dejar a una parte de la población incapacitada. Le pidieron al gobierno hacer lo que fuera necesario para proteger a la gente joven. La OPS también advirtió que si los números seguían esa tendencia, sería necesario elevar la capacidad hospitalaria: “Como las personas jóvenes y sanas tienen más posibilidades de sobrevivir, se quedan en el hospital por semanas. Los países deben estar preparados para un incremento en la demanda hospitalaria”.

El incremento en el contagio de los jóvenes se debe a la falta de vacunación: en México sólo el 42% de la población ha recibido una vacuna contra el covid, pero esas dosis se concentran en los mayores de 40 años. Según los datos de la Secretaría de Salud, el 74% de los adultos mayores, el 71% de las personas de 50 a 59 años y el 79% de las personas de 40 a 49 han sido vacunadas. En contraste, la población joven sólo ha sido vacunada en los municipios fronterizos y empezará a serlo en la Ciudad de México a partir del 20 de julio –la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum anunció que se podrán vacunar las personas mayores de 29–. Pero ése no parece ser el caso en el resto del país.

Otra razón del aumento de contagios es que los jóvenes tienen dinámicas sociales distintas, lo que los hace más proclives a enfermarse. “La gente joven es la que está teniendo que volver a trabajar”, dice Eduardo López, “entre la variante Delta y el hecho de que la gente ya está harta, yo creo que se puede poner muy feo”.

Algunos estudios estiman que la variante Delta es entre 40% y 60% más contagiosa que la variante Alpha, que ya de por sí es 50% más contagiosa que el virus original. Aún no hay evidencia de que la Delta sea más letal, pero al ser tan contagiosa puede representar un mayor riesgo para la población. En palabras de la socióloga Zeynep Tufekci, un porcentaje pequeño de un número muy grande fácilmente puede ser más grande que un porcentaje grande de un número pequeño. En palabras de Eduardo López, “aunque la proporción de muertes sea pequeña, si se contagia mucha gente, se va a morir mucha gente”.

La pandemia no termina con la vacunación

Sobre el nuevo brote de contagios –o la tercera ola en México–, Olivo Iglesias, médico de primer contacto y profesor de Salud Pública en la UNAM, dice: “La mayoría de los pacientes que tengo ahora se contagiaron de gente vacunada y asintomática, que dio positivo después de hacerse la prueba”.

Para él, esta temporada nos llevará a redefinir las reglas y actitudes que le pedimos a la gente ya vacunada. “En muchos lugares los vacunados ya no tienen que presentar PCR o ya no tienen que llevar cubrebocas. [Sin embargo, la tercera ola] demuestra que todavía contagian y pueden poner en riesgo a mucha gente”, advierte.

Por lo tanto, debemos repensar el efecto epidemiológico de las vacunas. Eduardo López dice que éstas son sólo una capa de protección que debe ir acompañada de las medidas de siempre: usar cubrebocas, ventilar espacios cerrados. “Aunque todos tengan una inyección puesta, no en todos va a ser igual de efectiva”. El epidemiólogo explica que la protección inmune no debe interpretarse de manera dicotómica –no significa: estás vacunado, estás protegido; no estás vacunado, no estás protegido–; en realidad, la protección es un rango, un continuo que depende de otros factores como la variante del covid o la carga virológica. Siempre habrá personas más vulnerables al virus que otras.

En conclusión, la pandemia de covid no terminará con las vacunas. Para Eduardo López, “esto no se va a ir. [...] No se va a acabar hasta dentro de dos o tres años, cuando todos nos hayamos topado con el virus varias veces”.

El médico Olivo Iglesias coincide: no tenemos evidencia para asegurar que esta tercera ola no va a ser como la primera o la segunda. “Eso es lo que a mí me da más temor, que estamos en [un] pico similar al del año pasado, al primer repunte de casos. Yo creo que en agosto o septiembre vamos a estar viviendo algo similar a lo que vivimos en julio del año pasado si no se hace una contención social”.

“Yo no sé si vamos a esperar hasta que estamos llenos de contagios para hacer algo”, secunda Guillermo Cruz, residente de Cardiología. “Mucha de la gestión de la pandemia ha sido: ‘pues, que llegue, toquemos fondo y de ahí reaccionamos’. Aguantarnos hasta el límite: eso es lo que no debería de estar sucediendo”. “De verdad que un idiota es aquel que no aprende del pasado”, complementa el doctor Iglesias.

---

*Información referente a casos de covid-19 en México, consultada el 16 de julio de 2021.

Este texto fue actualizado el 19 de julio, a las 19:00 horas, para mostrar una versión más precisa de los datos. 

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Incluso entre la gente joven, el covid conlleva un riesgo de muerte y daños de largo plazo. Los vacunados deben proteger a los que aún no han recibido ni una dosis y los estados necesitan acelerar la aplicación de la vacuna.

Han fallecido 12,860 menores de 40 años a causa del covid-19 en México. El 40% no tenía ninguna comorbilidad: ni diabetes ni hipertensión ni obesidad ni tabaquismo. Durante los primeros meses de la pandemia, los menores de 40 representaron cerca del 5% de las muertes, pero ese porcentaje se duplicó y luego se triplicó: subió a 11% en junio y a 15% en julio. Sin embargo, este aumento no se debe a que el virus esté matando más a los jóvenes, sino a que éstos no han sido vacunados al ritmo que sí lo han sido los ancianos y otros grupos de edad. En números absolutos, 367 personas menores de 40 años murieron de covid en el mes de abril. Fueron 281 en mayo. Luego, 326 en junio. Van 274 en lo que va del mes, es decir, a la mitad de julio.

Si bien es cierto que, en general, los jóvenes suelen presentar síntomas más leves, no hay garantía de que así suceda en cada caso. En entrevista con Gatopardo, Eduardo López, epidemiólogo e investigador de la UNAM, comenta: “La gente joven tampoco la tiene comprada. A veces, la gente dice: yo me mantengo activo y como una guayaba diaria, el covid no me va a hacer nada. Pues no, la gente sin comorbilidades también se muere”.

Ése fue el caso de Steph Gómez, triatleta profesional conocida por participar en Exatlón, un reality show. El 23 de mayo de 2021 se le diagnosticó covid. Steph tenía 29 años y, además, practicaba jiujitsu. Estaba en muy buen estado de salud. Tres días después, su hermano anunció que Steph estaba “peleando por su vida” en el Hospital Puebla, en la ciudad del mismo nombre. También solicitó apoyo para pagar los gastos hospitalarios. Una semana más tarde, el 1 de junio de 2021, se reportó que Steph había fallecido.

No sabes cómo va a reaccionar tu cuerpo

Si no se trata únicamente de la edad, ¿de qué depende, entonces, que un contagio se vuelva un caso grave? Tiene que ver con muchos factores ambientales –como la carga viral a la que estés expuesto– y genéticos –como la respuesta de tu cuerpo a la enfermedad–, sin embargo, de acuerdo con Eduardo López, uno de los factores más relevantes es la reacción inflamatoria de la persona. Ante una enfermedad o traumatismo, el cuerpo se inflama; las muertes por covid suelen deberse a las complicaciones que causa la inflamación, comandada por el sistema inmune, para tratar de combatir el virus.

“La tormenta inflamatoria es lo que acaba fregando y matando a la gente. Es la que provoca que los pulmones ya no reaccionen”, explica el epidemiólogo. Es imposible saber anticipadamente si el cuerpo de una persona reaccionará con una inflamación peligrosa o mortal. “No tenemos forma de saber eso. Tú no te puedes hacer ahorita un examen de sangre que te permita decir: tú vas a reaccionar bien si te infectas”, advierte.

Otro caso inesperado fue el de Paula Velasco, una editora de 28 años, que tuvo daño pulmonar por el covid, a pesar de ser joven, no tener comorbilidades y ya estar vacunada. “Siempre le tuve bastante miedo al virus, pero me vacuné y dije ‘ya estuvo’. Nadie esperaba que me fuera a dar tan fuerte. Mi doctor estaba sorprendido. Con todo y vacuna, me tiró toda la semana. Hubo días en los que estaba espantada porque la frecuencia cardiaca y la fiebre no me bajaban”, recuerda.

El covid-19 no sólo implica el riesgo de morir; también están las secuelas de la enfermedad que, según el Covid Symptom Study, se presentan en 1 de cada 20 pacientes. Dentro de las secuelas más frecuentes están la fatiga excesiva y el daño cognitivo, incluso en casos leves. Perla Valdez, de 29 años, nunca requirió oxígeno suplementario en su tratamiento contra el covid, pero algunos meses después se percató de que ya casi no podía hablar inglés de manera fluida: “En mi trabajo tengo que hablar inglés frecuentemente, entonces empecé a apuntarme las frases antes de decirlas. Me ponía muy nerviosa que alguien me pidiera improvisar. A veces no podía responder ni cómo estaba”.

Que todos nos infectemos no es la solución

Las infecciones entre personas jóvenes no sólo han aumentado en México, sino en todo el mundo. En mayo la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió que las tasas de hospitalización de menores de 40 en Chile habían aumentado 70%. En junio el British Medical Journal publicó un estudio que mostraba que el incremento exponencial en Inglaterra se debía al aumento de casos en gente joven.

De ahí que varios autores, en la revista científica The Lancet, urgieran al Reino Unido a no confiar en la infección masiva como fuente de inmunidad por el peligro de muerte y la posibilidad de dejar a una parte de la población incapacitada. Le pidieron al gobierno hacer lo que fuera necesario para proteger a la gente joven. La OPS también advirtió que si los números seguían esa tendencia, sería necesario elevar la capacidad hospitalaria: “Como las personas jóvenes y sanas tienen más posibilidades de sobrevivir, se quedan en el hospital por semanas. Los países deben estar preparados para un incremento en la demanda hospitalaria”.

El incremento en el contagio de los jóvenes se debe a la falta de vacunación: en México sólo el 42% de la población ha recibido una vacuna contra el covid, pero esas dosis se concentran en los mayores de 40 años. Según los datos de la Secretaría de Salud, el 74% de los adultos mayores, el 71% de las personas de 50 a 59 años y el 79% de las personas de 40 a 49 han sido vacunadas. En contraste, la población joven sólo ha sido vacunada en los municipios fronterizos y empezará a serlo en la Ciudad de México a partir del 20 de julio –la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum anunció que se podrán vacunar las personas mayores de 29–. Pero ése no parece ser el caso en el resto del país.

Otra razón del aumento de contagios es que los jóvenes tienen dinámicas sociales distintas, lo que los hace más proclives a enfermarse. “La gente joven es la que está teniendo que volver a trabajar”, dice Eduardo López, “entre la variante Delta y el hecho de que la gente ya está harta, yo creo que se puede poner muy feo”.

Algunos estudios estiman que la variante Delta es entre 40% y 60% más contagiosa que la variante Alpha, que ya de por sí es 50% más contagiosa que el virus original. Aún no hay evidencia de que la Delta sea más letal, pero al ser tan contagiosa puede representar un mayor riesgo para la población. En palabras de la socióloga Zeynep Tufekci, un porcentaje pequeño de un número muy grande fácilmente puede ser más grande que un porcentaje grande de un número pequeño. En palabras de Eduardo López, “aunque la proporción de muertes sea pequeña, si se contagia mucha gente, se va a morir mucha gente”.

La pandemia no termina con la vacunación

Sobre el nuevo brote de contagios –o la tercera ola en México–, Olivo Iglesias, médico de primer contacto y profesor de Salud Pública en la UNAM, dice: “La mayoría de los pacientes que tengo ahora se contagiaron de gente vacunada y asintomática, que dio positivo después de hacerse la prueba”.

Para él, esta temporada nos llevará a redefinir las reglas y actitudes que le pedimos a la gente ya vacunada. “En muchos lugares los vacunados ya no tienen que presentar PCR o ya no tienen que llevar cubrebocas. [Sin embargo, la tercera ola] demuestra que todavía contagian y pueden poner en riesgo a mucha gente”, advierte.

Por lo tanto, debemos repensar el efecto epidemiológico de las vacunas. Eduardo López dice que éstas son sólo una capa de protección que debe ir acompañada de las medidas de siempre: usar cubrebocas, ventilar espacios cerrados. “Aunque todos tengan una inyección puesta, no en todos va a ser igual de efectiva”. El epidemiólogo explica que la protección inmune no debe interpretarse de manera dicotómica –no significa: estás vacunado, estás protegido; no estás vacunado, no estás protegido–; en realidad, la protección es un rango, un continuo que depende de otros factores como la variante del covid o la carga virológica. Siempre habrá personas más vulnerables al virus que otras.

En conclusión, la pandemia de covid no terminará con las vacunas. Para Eduardo López, “esto no se va a ir. [...] No se va a acabar hasta dentro de dos o tres años, cuando todos nos hayamos topado con el virus varias veces”.

El médico Olivo Iglesias coincide: no tenemos evidencia para asegurar que esta tercera ola no va a ser como la primera o la segunda. “Eso es lo que a mí me da más temor, que estamos en [un] pico similar al del año pasado, al primer repunte de casos. Yo creo que en agosto o septiembre vamos a estar viviendo algo similar a lo que vivimos en julio del año pasado si no se hace una contención social”.

“Yo no sé si vamos a esperar hasta que estamos llenos de contagios para hacer algo”, secunda Guillermo Cruz, residente de Cardiología. “Mucha de la gestión de la pandemia ha sido: ‘pues, que llegue, toquemos fondo y de ahí reaccionamos’. Aguantarnos hasta el límite: eso es lo que no debería de estar sucediendo”. “De verdad que un idiota es aquel que no aprende del pasado”, complementa el doctor Iglesias.

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*Información referente a casos de covid-19 en México, consultada el 16 de julio de 2021.

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Han fallecido 12,860 menores de 40 años a causa del covid-19 en México. El 40% no tenía ninguna comorbilidad: ni diabetes ni hipertensión ni obesidad ni tabaquismo. Durante los primeros meses de la pandemia, los menores de 40 representaron cerca del 5% de las muertes, pero ese porcentaje se duplicó y luego se triplicó: subió a 11% en junio y a 15% en julio. Sin embargo, este aumento no se debe a que el virus esté matando más a los jóvenes, sino a que éstos no han sido vacunados al ritmo que sí lo han sido los ancianos y otros grupos de edad. En números absolutos, 367 personas menores de 40 años murieron de covid en el mes de abril. Fueron 281 en mayo. Luego, 326 en junio. Van 274 en lo que va del mes, es decir, a la mitad de julio.

Si bien es cierto que, en general, los jóvenes suelen presentar síntomas más leves, no hay garantía de que así suceda en cada caso. En entrevista con Gatopardo, Eduardo López, epidemiólogo e investigador de la UNAM, comenta: “La gente joven tampoco la tiene comprada. A veces, la gente dice: yo me mantengo activo y como una guayaba diaria, el covid no me va a hacer nada. Pues no, la gente sin comorbilidades también se muere”.

Ése fue el caso de Steph Gómez, triatleta profesional conocida por participar en Exatlón, un reality show. El 23 de mayo de 2021 se le diagnosticó covid. Steph tenía 29 años y, además, practicaba jiujitsu. Estaba en muy buen estado de salud. Tres días después, su hermano anunció que Steph estaba “peleando por su vida” en el Hospital Puebla, en la ciudad del mismo nombre. También solicitó apoyo para pagar los gastos hospitalarios. Una semana más tarde, el 1 de junio de 2021, se reportó que Steph había fallecido.

No sabes cómo va a reaccionar tu cuerpo

Si no se trata únicamente de la edad, ¿de qué depende, entonces, que un contagio se vuelva un caso grave? Tiene que ver con muchos factores ambientales –como la carga viral a la que estés expuesto– y genéticos –como la respuesta de tu cuerpo a la enfermedad–, sin embargo, de acuerdo con Eduardo López, uno de los factores más relevantes es la reacción inflamatoria de la persona. Ante una enfermedad o traumatismo, el cuerpo se inflama; las muertes por covid suelen deberse a las complicaciones que causa la inflamación, comandada por el sistema inmune, para tratar de combatir el virus.

“La tormenta inflamatoria es lo que acaba fregando y matando a la gente. Es la que provoca que los pulmones ya no reaccionen”, explica el epidemiólogo. Es imposible saber anticipadamente si el cuerpo de una persona reaccionará con una inflamación peligrosa o mortal. “No tenemos forma de saber eso. Tú no te puedes hacer ahorita un examen de sangre que te permita decir: tú vas a reaccionar bien si te infectas”, advierte.

Otro caso inesperado fue el de Paula Velasco, una editora de 28 años, que tuvo daño pulmonar por el covid, a pesar de ser joven, no tener comorbilidades y ya estar vacunada. “Siempre le tuve bastante miedo al virus, pero me vacuné y dije ‘ya estuvo’. Nadie esperaba que me fuera a dar tan fuerte. Mi doctor estaba sorprendido. Con todo y vacuna, me tiró toda la semana. Hubo días en los que estaba espantada porque la frecuencia cardiaca y la fiebre no me bajaban”, recuerda.

El covid-19 no sólo implica el riesgo de morir; también están las secuelas de la enfermedad que, según el Covid Symptom Study, se presentan en 1 de cada 20 pacientes. Dentro de las secuelas más frecuentes están la fatiga excesiva y el daño cognitivo, incluso en casos leves. Perla Valdez, de 29 años, nunca requirió oxígeno suplementario en su tratamiento contra el covid, pero algunos meses después se percató de que ya casi no podía hablar inglés de manera fluida: “En mi trabajo tengo que hablar inglés frecuentemente, entonces empecé a apuntarme las frases antes de decirlas. Me ponía muy nerviosa que alguien me pidiera improvisar. A veces no podía responder ni cómo estaba”.

Que todos nos infectemos no es la solución

Las infecciones entre personas jóvenes no sólo han aumentado en México, sino en todo el mundo. En mayo la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió que las tasas de hospitalización de menores de 40 en Chile habían aumentado 70%. En junio el British Medical Journal publicó un estudio que mostraba que el incremento exponencial en Inglaterra se debía al aumento de casos en gente joven.

De ahí que varios autores, en la revista científica The Lancet, urgieran al Reino Unido a no confiar en la infección masiva como fuente de inmunidad por el peligro de muerte y la posibilidad de dejar a una parte de la población incapacitada. Le pidieron al gobierno hacer lo que fuera necesario para proteger a la gente joven. La OPS también advirtió que si los números seguían esa tendencia, sería necesario elevar la capacidad hospitalaria: “Como las personas jóvenes y sanas tienen más posibilidades de sobrevivir, se quedan en el hospital por semanas. Los países deben estar preparados para un incremento en la demanda hospitalaria”.

El incremento en el contagio de los jóvenes se debe a la falta de vacunación: en México sólo el 42% de la población ha recibido una vacuna contra el covid, pero esas dosis se concentran en los mayores de 40 años. Según los datos de la Secretaría de Salud, el 74% de los adultos mayores, el 71% de las personas de 50 a 59 años y el 79% de las personas de 40 a 49 han sido vacunadas. En contraste, la población joven sólo ha sido vacunada en los municipios fronterizos y empezará a serlo en la Ciudad de México a partir del 20 de julio –la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum anunció que se podrán vacunar las personas mayores de 29–. Pero ése no parece ser el caso en el resto del país.

Otra razón del aumento de contagios es que los jóvenes tienen dinámicas sociales distintas, lo que los hace más proclives a enfermarse. “La gente joven es la que está teniendo que volver a trabajar”, dice Eduardo López, “entre la variante Delta y el hecho de que la gente ya está harta, yo creo que se puede poner muy feo”.

Algunos estudios estiman que la variante Delta es entre 40% y 60% más contagiosa que la variante Alpha, que ya de por sí es 50% más contagiosa que el virus original. Aún no hay evidencia de que la Delta sea más letal, pero al ser tan contagiosa puede representar un mayor riesgo para la población. En palabras de la socióloga Zeynep Tufekci, un porcentaje pequeño de un número muy grande fácilmente puede ser más grande que un porcentaje grande de un número pequeño. En palabras de Eduardo López, “aunque la proporción de muertes sea pequeña, si se contagia mucha gente, se va a morir mucha gente”.

La pandemia no termina con la vacunación

Sobre el nuevo brote de contagios –o la tercera ola en México–, Olivo Iglesias, médico de primer contacto y profesor de Salud Pública en la UNAM, dice: “La mayoría de los pacientes que tengo ahora se contagiaron de gente vacunada y asintomática, que dio positivo después de hacerse la prueba”.

Para él, esta temporada nos llevará a redefinir las reglas y actitudes que le pedimos a la gente ya vacunada. “En muchos lugares los vacunados ya no tienen que presentar PCR o ya no tienen que llevar cubrebocas. [Sin embargo, la tercera ola] demuestra que todavía contagian y pueden poner en riesgo a mucha gente”, advierte.

Por lo tanto, debemos repensar el efecto epidemiológico de las vacunas. Eduardo López dice que éstas son sólo una capa de protección que debe ir acompañada de las medidas de siempre: usar cubrebocas, ventilar espacios cerrados. “Aunque todos tengan una inyección puesta, no en todos va a ser igual de efectiva”. El epidemiólogo explica que la protección inmune no debe interpretarse de manera dicotómica –no significa: estás vacunado, estás protegido; no estás vacunado, no estás protegido–; en realidad, la protección es un rango, un continuo que depende de otros factores como la variante del covid o la carga virológica. Siempre habrá personas más vulnerables al virus que otras.

En conclusión, la pandemia de covid no terminará con las vacunas. Para Eduardo López, “esto no se va a ir. [...] No se va a acabar hasta dentro de dos o tres años, cuando todos nos hayamos topado con el virus varias veces”.

El médico Olivo Iglesias coincide: no tenemos evidencia para asegurar que esta tercera ola no va a ser como la primera o la segunda. “Eso es lo que a mí me da más temor, que estamos en [un] pico similar al del año pasado, al primer repunte de casos. Yo creo que en agosto o septiembre vamos a estar viviendo algo similar a lo que vivimos en julio del año pasado si no se hace una contención social”.

“Yo no sé si vamos a esperar hasta que estamos llenos de contagios para hacer algo”, secunda Guillermo Cruz, residente de Cardiología. “Mucha de la gestión de la pandemia ha sido: ‘pues, que llegue, toquemos fondo y de ahí reaccionamos’. Aguantarnos hasta el límite: eso es lo que no debería de estar sucediendo”. “De verdad que un idiota es aquel que no aprende del pasado”, complementa el doctor Iglesias.

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*Información referente a casos de covid-19 en México, consultada el 16 de julio de 2021.

Este texto fue actualizado el 19 de julio, a las 19:00 horas, para mostrar una versión más precisa de los datos. 

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El rezago en la vacunación afecta a los jóvenes

El rezago en la vacunación afecta a los jóvenes

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Incluso entre la gente joven, el covid conlleva un riesgo de muerte y daños de largo plazo. Los vacunados deben proteger a los que aún no han recibido ni una dosis y los estados necesitan acelerar la aplicación de la vacuna.

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Han fallecido 12,860 menores de 40 años a causa del covid-19 en México. El 40% no tenía ninguna comorbilidad: ni diabetes ni hipertensión ni obesidad ni tabaquismo. Durante los primeros meses de la pandemia, los menores de 40 representaron cerca del 5% de las muertes, pero ese porcentaje se duplicó y luego se triplicó: subió a 11% en junio y a 15% en julio. Sin embargo, este aumento no se debe a que el virus esté matando más a los jóvenes, sino a que éstos no han sido vacunados al ritmo que sí lo han sido los ancianos y otros grupos de edad. En números absolutos, 367 personas menores de 40 años murieron de covid en el mes de abril. Fueron 281 en mayo. Luego, 326 en junio. Van 274 en lo que va del mes, es decir, a la mitad de julio.

Si bien es cierto que, en general, los jóvenes suelen presentar síntomas más leves, no hay garantía de que así suceda en cada caso. En entrevista con Gatopardo, Eduardo López, epidemiólogo e investigador de la UNAM, comenta: “La gente joven tampoco la tiene comprada. A veces, la gente dice: yo me mantengo activo y como una guayaba diaria, el covid no me va a hacer nada. Pues no, la gente sin comorbilidades también se muere”.

Ése fue el caso de Steph Gómez, triatleta profesional conocida por participar en Exatlón, un reality show. El 23 de mayo de 2021 se le diagnosticó covid. Steph tenía 29 años y, además, practicaba jiujitsu. Estaba en muy buen estado de salud. Tres días después, su hermano anunció que Steph estaba “peleando por su vida” en el Hospital Puebla, en la ciudad del mismo nombre. También solicitó apoyo para pagar los gastos hospitalarios. Una semana más tarde, el 1 de junio de 2021, se reportó que Steph había fallecido.

No sabes cómo va a reaccionar tu cuerpo

Si no se trata únicamente de la edad, ¿de qué depende, entonces, que un contagio se vuelva un caso grave? Tiene que ver con muchos factores ambientales –como la carga viral a la que estés expuesto– y genéticos –como la respuesta de tu cuerpo a la enfermedad–, sin embargo, de acuerdo con Eduardo López, uno de los factores más relevantes es la reacción inflamatoria de la persona. Ante una enfermedad o traumatismo, el cuerpo se inflama; las muertes por covid suelen deberse a las complicaciones que causa la inflamación, comandada por el sistema inmune, para tratar de combatir el virus.

“La tormenta inflamatoria es lo que acaba fregando y matando a la gente. Es la que provoca que los pulmones ya no reaccionen”, explica el epidemiólogo. Es imposible saber anticipadamente si el cuerpo de una persona reaccionará con una inflamación peligrosa o mortal. “No tenemos forma de saber eso. Tú no te puedes hacer ahorita un examen de sangre que te permita decir: tú vas a reaccionar bien si te infectas”, advierte.

Otro caso inesperado fue el de Paula Velasco, una editora de 28 años, que tuvo daño pulmonar por el covid, a pesar de ser joven, no tener comorbilidades y ya estar vacunada. “Siempre le tuve bastante miedo al virus, pero me vacuné y dije ‘ya estuvo’. Nadie esperaba que me fuera a dar tan fuerte. Mi doctor estaba sorprendido. Con todo y vacuna, me tiró toda la semana. Hubo días en los que estaba espantada porque la frecuencia cardiaca y la fiebre no me bajaban”, recuerda.

El covid-19 no sólo implica el riesgo de morir; también están las secuelas de la enfermedad que, según el Covid Symptom Study, se presentan en 1 de cada 20 pacientes. Dentro de las secuelas más frecuentes están la fatiga excesiva y el daño cognitivo, incluso en casos leves. Perla Valdez, de 29 años, nunca requirió oxígeno suplementario en su tratamiento contra el covid, pero algunos meses después se percató de que ya casi no podía hablar inglés de manera fluida: “En mi trabajo tengo que hablar inglés frecuentemente, entonces empecé a apuntarme las frases antes de decirlas. Me ponía muy nerviosa que alguien me pidiera improvisar. A veces no podía responder ni cómo estaba”.

Que todos nos infectemos no es la solución

Las infecciones entre personas jóvenes no sólo han aumentado en México, sino en todo el mundo. En mayo la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió que las tasas de hospitalización de menores de 40 en Chile habían aumentado 70%. En junio el British Medical Journal publicó un estudio que mostraba que el incremento exponencial en Inglaterra se debía al aumento de casos en gente joven.

De ahí que varios autores, en la revista científica The Lancet, urgieran al Reino Unido a no confiar en la infección masiva como fuente de inmunidad por el peligro de muerte y la posibilidad de dejar a una parte de la población incapacitada. Le pidieron al gobierno hacer lo que fuera necesario para proteger a la gente joven. La OPS también advirtió que si los números seguían esa tendencia, sería necesario elevar la capacidad hospitalaria: “Como las personas jóvenes y sanas tienen más posibilidades de sobrevivir, se quedan en el hospital por semanas. Los países deben estar preparados para un incremento en la demanda hospitalaria”.

El incremento en el contagio de los jóvenes se debe a la falta de vacunación: en México sólo el 42% de la población ha recibido una vacuna contra el covid, pero esas dosis se concentran en los mayores de 40 años. Según los datos de la Secretaría de Salud, el 74% de los adultos mayores, el 71% de las personas de 50 a 59 años y el 79% de las personas de 40 a 49 han sido vacunadas. En contraste, la población joven sólo ha sido vacunada en los municipios fronterizos y empezará a serlo en la Ciudad de México a partir del 20 de julio –la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum anunció que se podrán vacunar las personas mayores de 29–. Pero ése no parece ser el caso en el resto del país.

Otra razón del aumento de contagios es que los jóvenes tienen dinámicas sociales distintas, lo que los hace más proclives a enfermarse. “La gente joven es la que está teniendo que volver a trabajar”, dice Eduardo López, “entre la variante Delta y el hecho de que la gente ya está harta, yo creo que se puede poner muy feo”.

Algunos estudios estiman que la variante Delta es entre 40% y 60% más contagiosa que la variante Alpha, que ya de por sí es 50% más contagiosa que el virus original. Aún no hay evidencia de que la Delta sea más letal, pero al ser tan contagiosa puede representar un mayor riesgo para la población. En palabras de la socióloga Zeynep Tufekci, un porcentaje pequeño de un número muy grande fácilmente puede ser más grande que un porcentaje grande de un número pequeño. En palabras de Eduardo López, “aunque la proporción de muertes sea pequeña, si se contagia mucha gente, se va a morir mucha gente”.

La pandemia no termina con la vacunación

Sobre el nuevo brote de contagios –o la tercera ola en México–, Olivo Iglesias, médico de primer contacto y profesor de Salud Pública en la UNAM, dice: “La mayoría de los pacientes que tengo ahora se contagiaron de gente vacunada y asintomática, que dio positivo después de hacerse la prueba”.

Para él, esta temporada nos llevará a redefinir las reglas y actitudes que le pedimos a la gente ya vacunada. “En muchos lugares los vacunados ya no tienen que presentar PCR o ya no tienen que llevar cubrebocas. [Sin embargo, la tercera ola] demuestra que todavía contagian y pueden poner en riesgo a mucha gente”, advierte.

Por lo tanto, debemos repensar el efecto epidemiológico de las vacunas. Eduardo López dice que éstas son sólo una capa de protección que debe ir acompañada de las medidas de siempre: usar cubrebocas, ventilar espacios cerrados. “Aunque todos tengan una inyección puesta, no en todos va a ser igual de efectiva”. El epidemiólogo explica que la protección inmune no debe interpretarse de manera dicotómica –no significa: estás vacunado, estás protegido; no estás vacunado, no estás protegido–; en realidad, la protección es un rango, un continuo que depende de otros factores como la variante del covid o la carga virológica. Siempre habrá personas más vulnerables al virus que otras.

En conclusión, la pandemia de covid no terminará con las vacunas. Para Eduardo López, “esto no se va a ir. [...] No se va a acabar hasta dentro de dos o tres años, cuando todos nos hayamos topado con el virus varias veces”.

El médico Olivo Iglesias coincide: no tenemos evidencia para asegurar que esta tercera ola no va a ser como la primera o la segunda. “Eso es lo que a mí me da más temor, que estamos en [un] pico similar al del año pasado, al primer repunte de casos. Yo creo que en agosto o septiembre vamos a estar viviendo algo similar a lo que vivimos en julio del año pasado si no se hace una contención social”.

“Yo no sé si vamos a esperar hasta que estamos llenos de contagios para hacer algo”, secunda Guillermo Cruz, residente de Cardiología. “Mucha de la gestión de la pandemia ha sido: ‘pues, que llegue, toquemos fondo y de ahí reaccionamos’. Aguantarnos hasta el límite: eso es lo que no debería de estar sucediendo”. “De verdad que un idiota es aquel que no aprende del pasado”, complementa el doctor Iglesias.

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*Información referente a casos de covid-19 en México, consultada el 16 de julio de 2021.

Este texto fue actualizado el 19 de julio, a las 19:00 horas, para mostrar una versión más precisa de los datos. 

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