La impunidad en torno a los abusos del podersoso Harvey Weinstein se extendió en Hollywood durante décadas. Tomó años y cientos de voces para que un solo hombre rindiera cuentas al sistema de justicia. Así lo describe en un manifiesto el movimiento MeToo.
El 11 de marzo del 2020, el juez de la Corte Suprema de Nueva York, James Burke, sentenció a Harvey Weinstein a 23 años de prisión luego de ser encontrado culpable por delitos de abuso sexual el 24 de febrero. Por acto sexual penal en primer grado, el agresor enfrentará 20 años en prisión y por violación en tercer grado la sentencia fue de 3 años.
Se trata de los casos de Miriam Haley, una asistente de producción a quien le forzó a practicarle sexo oral en 2006 y Jessica Mann, una exactriz a quien Weinstein violó en un hotel en 2013.
La decisión del jurado de este primer y único proceso penal dese el origen del movimiento #MeToo, exculpó al productor de cine de los cargos de agresión sexual «depredadora». Este termino legal se utiliza para explicar que el crimen forma parte de la conducta cotidiana del acusado. Estos cargos eran los más graves y por ellos pudo ser condenado a cadena perpetua.
Después de un mes de audiencias, casi 30 años de denuncias ignoradas y tres más de acusaciones públicas, Harvey Weinstein pasará a la historia de la justicia estadounidense como un delincuente sexual. El juez James Burke ordenó que fuera trasladado inmediatamente a la cárcel de Rikers Island, donde puede pasar hasta 29 años tras las rejas. Weinstein tiene aún pendiente un juicio en Los Ángeles por dos presuntas agresiones sexuales cometidas en febrero de 2013.
En octubre de 2017, Harvey Weinstein fue acusado públicamente por violación y agresión sexual durante la década de los 90, a través un reportaje del New York Times en el que varias actrices, entre ellas Ashley Judd, relataron su experiencia. El diario también halló acusaciones que hicieron trabajadores y exempleados a lo largo de tres décadas y que quedaron archivadas en Miramax y Weinstein Company, los negocios que Harvey encabezaba.
Tras la publicación de ese reportaje en 2017 y hasta el veredicto de este 24 de febrero, salieron a la luz 105 denuncias de abuso y acoso sexual contra Weinstein, entre las cuales también están los testimonios de actrices de alto perfil como Rosanna Arquette, Salma Hayek y Uma Thurman.
Como una ola expansiva, mujeres de la industria decidieron aprovechar este impulso para denunciar también a otros agresores sexuales y los señalamientos públicos alcanzaron otros países y gremios. A través de un tuit viral de la actriz Alyssa Milano en el que invitó a usar el #MeToo (promovido originalmente por Tarana Burke) miles de mujeres del mundo se identificaron como sobrevivientes de violencia sexual.
Weinstein es el primer hombre de alto perfil que fue expulsado de su posición de poder y llevado a prisión gracias a este movimiento, subrayó el New York Times ese 24 de febrero.
Un juicio de importancia histórica
El caso de Weinstein sienta un precedente importante, pues se enfocó primordialmente en las declaraciones de las mujeres, al existir poca evidencia física de sus denuncias. Pese a la revictimización que ejerció la defensa legal del exproductor contra ellas, este recurso legal logró abrirse camino.
Seis víctimas de agresión sexual se presentaron a lo largo del juicio para testificar en su contra desde el 23 de enero.
Harvey Weinstein acudió a sus audiencias en Nueva York con una andadera, luego de sufrir un accidente automovilístico, según explicó su defensa. La imagen de un anciano, decaído y con poca capacidad de movilidad, fue interpretada por los medios de comunicación como un forzado intento de mostrarse frágil para ganar empatía.
La mayoría de las acusantes tenía intenciones de construir una carrera en la industria fílmica y sus historias coincidían en los engaños que Weinstein usaba para ganarse su confianza y una vez a su favor, atacarlas sexualmente.
Miriam Haley habló de su infancia difícil y de que conoció a Weinstein en el festival de cine de Londres en 2004, a través de otro productor de cine. Dos años después ella viajo a Cannes y al encontrarse con Weinstein, le preguntó por vacantes en alguna de sus producciones de cine.
Él la invitó a su hotel para hablar de negocios y le pidió que le diera un masaje. Ella se negó, pero tiempo después la contactaron para un puesto en el programa de televisión, Project Runway. En 2006, Weinstein la llevó a su departamento en SoHo, para otra supuesta conversación de negocios que se convirtió en un ataque. Ella no tuvo la fuerza necesaria para quitárselo de encima.
Haley comparó a Weinstein con el personaje el doctor Jekyll y el señor Hyde, que cambiaba de personalidad al escuchar la palabra “no”. Salma Hayek también describió algo similar en su testimonio de 2017. «Con cada rechazo emergía el lado maquiavélico de Harvey. No creo haya nada que odie más que la palabra ‘no'», escribió Hayek.
Jessica Mann describió en el juicio la violación de la que fue víctima por parte de Weinstein, quien se abalanzó sobre ella y la penetró mientras ellas permanecía inmóvil. Tras la violación, ella descubrió en su baño una aguja y un medicamento para disfunción eréctil.
La defensa de Mann dio a conocer que después del ataque, ella quedó tan afectada que contempló suicidarse.
Ambas víctimas continuaron en contacto y tuvieron otros encuentros sexuales consensuados con su agresor, algo que es bastante común, sobre todo cuando se trata de relaciones laborales. La psiquiatra Barbara Ziv explicó al jurado como testigo experta que «continuar el contacto con el agresor, es la norma».
Dijo además que el 85 por ciento de los casos de agresión sexual vienen de conocidos de la víctima.
«En el pasado, las fiscalías solían desechar casos que involucraban relaciones sexuales consensuadas, al considerar que se trataba de situaciones muy confusas como para declarar a alguien culpable», escribió el corresponsal de The Guardian, Ed Pilkington.
La resolución de este caso deja un precedente importante al reconocer que las relaciones consensuadas no invalidan la posibilidad de que entre las mismas personas se den también violaciones.
La defensa de Weinstein
Donna Rotunno, la abogada principal en la defensa de Weinstein, ha perdido un solo caso en toda su carrera, en la que ha defendido a varios agresores sexuales.
Ella es crítica del movimiento #MeToo y argumenta que hay que escuchar a las mujeres, pero creerles -que es el lema del movimiento- es otra cosa. Rotunno toma ventaja de se mujer en su trato con las víctimas de agresión sexual. Durante el juicio una acusante tuvo un ataque de pánico mientras la abogada le cuestionaba insistentemente por haber mantenido contacto con Weinstein a pesar de ser su violador y la acusó de haberlo manipulado para obtener trabajo.
«Tú lo hiciste sentir que querías relaciones sexuales con él», la increpó Rotunno en una audiencia. El llanto de la acusante detuvo la audiencia después de ser interrogada durante cuatro horas seguidas.
La postura de la abogada sobre las sobrevivientes de agresión sexual es que las mujeres no toman la responsabilidad de sus acciones y usa argumentos como «si no querías ser una víctima, no hubieras ido al cuarto del hotel».
Rosanna Arquette, una actriz que se negó a tener un encuentro sexual con Weinstein fue amenazada por el exproductor, quien le dijo que «estaba cometiendo un gran error» y ella vio su carrera derrumbarse por ese hostigamiento.
Tras 27 testimonios que contribuyeron a comprender las tácticas depredadoras de Weinstein, el exproductor salió de la sala diciendo que era inocente.
El fiscal del distrito de Manhattan, Cy Vance, dijo al finalizar el juicio que el acusado era un predador sexual, serio y vicioso que usó su poder para amenazar, violar, agredir, humillar, mentir y silenciar a sus víctimas.
La organización Time’s Up, conformada por 300 mujeres en la industria del entretenimiento que defienden trabajos libres de violencia reconoció, tras el veredicto a Weinstein. a todas las sobrevivientes de agresiones sexuales por la valentía de romper el silencio pese al riesgo que podía representar para ellas.
Dawn Dunning, quien lo acusó de tocar sus genitales en un cuarto de hotel y participó como testigo en su contra, dijo para The New York Times: «Mi mayor miedo era que no lo encontraran culpable. Estoy muy aliviada. (…) El interrogatorio fue muy difícil. Definitivamente una de las cosas más estresantes que he hecho en mi vida».
La organización Time’s Up reporta que 52 por ciento de los hombres jóvenes encuestados, dijeron que reflexionan más sobre sus comportamientos hacia las mujeres, gracias a movimientos como el #MeToo.
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*Si fuiste víctima de agresión u hostigamiento sexual en el lugar de tu trabajo o en otro lugar, puedes acudir a estos contactos en México. Ahí te brindarán ayuda y asesoramiento sin ningún costo:
ADIVAC Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas, A.C. Atención médica, legal y psicológica. Teléfono: 5682 7969 y 5543 4700
Centro de Atención Integral a la Mujer I.A.P. Apoyo psicológico, asesoría jurídica y canalización a refugios. Teléfono: 56 33 45 12
CAVI Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar Apoyo legal y psicológico. Teléfonos: 5345 5226, 5345 5229, 5345 5228
Consejo Estatal de la Mujer y Bienestar Social Estado de México 01 (722) 2 13 89 15 Extensiones: 801 a 806