El hombre que fue Cantinflas. Oscar Jaena, un español es ícono mexicano

El hombre que fue Cantinflas

Cantinflas es una cinta que revive los momentos más importantes de la vida y obra del célebre Mario Moreno. Gatopardo estuvo presente durante el rodaje en la Ciudad de México, y después acompañó al actor español Óscar Jaenada en su día a día en Madrid.

Tiempo de lectura: 10 minutos

 

El chico de lentes oscuros pedalea con ganas por las vías del centro de la Ciudad de México. Atraviesa el parque de la Alameda sorteando los miles de peatones que encuentra a su paso. Cuando llega al Palacio de Bellas Artes frena la bicicleta para contemplar la mole cristalina de la Torre Latinoamericana. El chico es más bien alto, delgado y algo pálido, viste una sudadera negra sin mangas que remarca dos brazos musculosos, tiene rasgos afilados y un flequillo. Un grupo de chicas lo miran con un gesto coqueto. Él se quita los lentes durante un segundo y sonríe. Ninguno de los caminantes podría imaginar que se trata del encargado de revivir a Mario Moreno en la pantalla grande. Se llama Oscar Jaenada, nació en Barcelona hace 39 años y es el protagonista de la nueva película inspirada en la vida del comediante mexicano. Cuando se anunció que interpretaría a Cantinflas se desató una polémica intensa.

Conocí a Óscar al comienzo del rodaje, en junio de 2013, cuando llegué al set situado en la calle Donceles, a dos cuadras de Bellas Artes. El despliegue de medios era impresionante: carros antiguos, carteles, cámaras, focos, pantallas, decenas de actores vestidos de época y —por todos lados— vigilantes que impedían entrar a los extraños. Todo giraba alrededor del protagonista con el objetivo de mantener en secreto cualquier detalle. Reconocí a Óscar poco antes de entrar en la zona acordonada. Las películas que protagonizó, sobre todo Noviembre (2003) y Camarón (2005), me causaron gran impresión hace unos diez años, cuando parte de la prensa española lo llamó “el nuevo Javier Bardem”.

***

“¿Tú quién chingados eres?”, me dijo un moreno corpulento que me agarró del brazo. “Viene conmigo”, le respondió Óscar. El vigilante soltó mi brazo inmediatamente y me pidió disculpas. Después de saludar a una docena de curiosos y hacerse fotos con otros tantos, Óscar me llevó a su camerino, quizás para sincerarse o quizás para aislarse de toda la locura que le rodeaba en esos primeros momentos. Me encontré con un chico nerviosísimo, con la mirada perdida y las rodillas en perpetuo movimiento. Nos sentamos uno frente al otro y comenzamos a charlar. Me dijo estar muy tranquilo y muy seguro de que lo iba a lograr. Pero los gestos, los tics, los titubeos en su voz, usualmente grave e imponente, denotaban lo contrario. No podía disimular la presión.

La película se estrenará el próximo 19 de septiembre en México, en medio del pleito familiar sobre la herencia del artista que, tras 19 años de luchas judiciales, fue otorgada a Eduardo Moreno Laparade, el sobrino del actor. Sin embargo, su hijo, Mario Moreno Ivanova, le vendió los derechos de la biografía a la productora Kenio Films y se vinculó directamente al filme como productor asociado. “El fallo judicial no nos afecta”, aclara el director de la película, Sebastián del Amo.

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