El que ríe al último...

El que ríe al último…

Andrés Bustamante se va a retirar. Bueno, no él. Sus personajes, que también son él. El dr. Chun-Ga, Greco Morfema, el Hooligan, Horacio Cascarín. Y Frustrado Alcántara, Johnny Petardo, Carmelo Fernández, el Doctor Clonzález, Albert Ahista. Y los múltiples profesores de idiomas —Chido Guan, Pierre de los Estribos, Heiz Gesundheit, Taka-Niho—. Y los que desaparecieron […]

Tiempo de lectura: 30 minutos

Andrés Bustamante se va a retirar. Bueno, no él. Sus personajes, que también son él. El dr. Chun-Ga, Greco Morfema, el Hooligan, Horacio Cascarín. Y Frustrado Alcántara, Johnny Petardo, Carmelo Fernández, el Doctor Clonzález, Albert Ahista. Y los múltiples profesores de idiomas —Chido Guan, Pierre de los Estribos, Heiz Gesundheit, Taka-Niho—. Y los que desaparecieron tiempo atrás pero viven en la memoria colectiva (y en YouTube): Pepino Moretoni, el Antento, la Tía Justa, Amado de Córdoba, el chef Kodov. Todos se van.

Y Ponchito. Ponchito también se va.

Esto del retiro no es una ocurrencia ni un berrinche ni el resultado de una crisis de edad. Es una promesa que Andrés se hizo a sí mismo hace casi treinta años, a mediados de los ochenta, cuando trabajaba en Imevisión, la televisión del Estado. En el mismo canal, el 13, el periodista-locutor-músico-escritor Jorge Saldaña tenía un programa al que invitaba a expertos en algún tema a platicar. Un día hizo uno sobre humor y llevó a algunos comediantes vetustos, como Manuel Medel —nacido en 1904, famoso por ser dupla de Cantinflas— y Richard el imitador —hoy olvidado por todos, hasta por Google—. El flaquísimo y veinteañero Bustamante, que ya causaba sensación por su conducción y sketches en Entre amigos, un late-night talk show que conducía al lado del poeta y dramaturgo Alejandro Aura, fue invitado como “el comediante joven”.

En el set, ver a las estrellas del ayer le dio repelús. Algunos ya traían peluquín o usaban tinte renegrido. Vestían saco con solapa de diferente color. Lo más grave es que les preguntaban una cosa y respondían otra; se querían hacer los chistosos y ya no les salía. Sus mejores días habían quedado atrás.

En ese momento Bustamante se dio cuenta de que su juventud no le iba a durar para siempre y que a cierta edad ya no iba a ser tan divertido ponerse pelucas y bigotes (o cubrebigotes) y hacer voces e imitar acentos. No quería ser uno de esos ancianos. Así que, por el bien del Andrés del futuro, aquel Andrés rozagante se juró a sí mismo que dejaría de hacer personajes a los cincuenta y cinco años.

Hoy, en marzo de —, Bustamante tiene pancita. Hace tiempo dejó sus lentes de pasta redondos por unos “modelo Felipe Calderón” (muy discretos y ligeritos). En vez de tenis Converse usa zapatos negros de piel. Ya no tiene pelo, así que para hacer a Greco Morfema no necesita ponerse calva y el bigotote blanco postizo resulta redundante; Ponchito, en cambio, sí requiere pintura café en el mostacho.

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