Santa Fe, la ciudad amurallada: un distrito se encierra a sí mismo.

Las murallas invisibles de Santa Fe: una ciudad dentro de otra ciudad

Santa Fe es una de las zonas urbanas más conflictivas. Diseñada para recorrerla en auto y no salir de ella. Creada conforme la Ciudad de México iba expandiéndose, cubrió cumbres, barrancas y autopistas federales. Atrajo corporativos, colegios privados y boyantes proyectos inmobiliarios. Esta es una mirada a Santa Fe y sus contrastes. Una crónica que observa este distrito amurallado, no por concreto, sino por fronteras socioeconómicas.

 

Este reportaje se realizó gracias al apoyo de la Fundación Ford

 

I

Santa Fe es una ciudad dentro de la Ciudad de México. Concreto armado, revestido de aluminio y vidrio, y acero estructural resguardan residenciales opulentos, hoteles de cadena y edificios inteligentes en esta zona del poniente.

Surgió en la década de los ochenta como una apuesta por el crecimiento en un país que estaba transformándose política y económicamente. Sin embargo, crecimiento no significa desarrollo (aunque se usen como sinónimos intercambiables). Este enclave, localizado entre las alcaldías Álvaro Obregón y Cuajimalpa, es una estampa de la desigualdad de una ciudad de más de nueve millones de habitantes. Una viñeta de pueblos conurbados, colonias populares y residenciales de lujo que conviven en las mismas latitudes. Entre estas alcaldías confluyen casos brutales del urbanismo excluyente y ejemplos esperanzadores de una arquitectura comunitaria. Personas que confían demasiado en sus vecinos, tarjetas de acceso inteligente, casitas pintadas con apoyo de las autoridades locales, amplios departamentos dentro de un campo de golf. Elitismo y cooperativismo forman parte de la vinculación socioterritorial. Pero la dinámica es tensa.

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Un hombre camina en el barrio de Palo Alto, cerca de “El Pantalón”, como se le conoce a la Torre Arcos Bosques I, y su hermana, la Torre Arcos Bosques II, en la Ciudad de México, el 3 de mayo de 2022. / Fotografía de Victoria Razo.

Santa Fe es un distrito que no es inclusivo ni accesible para quien lo visita ni para sus habitantes. Un botón de muestra es la opinión jurídica 01-2022 que el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Copred) emitió el 25 de abril de 2022 y que se relaciona con actos discriminatorios hacia las y los trabajadores del hogar que laboran en Cumbres de Santa Fe, un conjunto residencial de varias torres, con vistas a la metrópoli, que se enorgullece de su carta de presentación: la exclusividad y la privacidad en un “mundo aparte”, con 42 000 metros cuadrados de un bosque, entre barrancas, que se enuncia como propio.

En los lineamientos de convivencia y sanciones de este conjunto se especifica lo siguiente: “Queda prohibido para el personal doméstico […] deambular ni hacer uso de ninguna instalación, ni pasear por caminos, parques, plazas o cualquier área de uso exclusivo de residentes y sus invitados”. También señala que los prestadores de servicios deben permanecer dentro de las residencias “durante sus horas de trabajo”. La administración condominal respondió que no se estaba incurriendo en discriminación alguna, que existe un “derecho de propiedad absoluto”, que las áreas comunes dentro del condominio “son propiedad privada y de uso exclusivo de los condóminos” y no pueden ser objeto de posesión ni usufructo de terceros. Pero la Copred encontró una “categoría sospechosa” en el documento sobre la que descansa esta medida: “la apariencia, la tonalidad de piel y la pertenencia étnico-racial”. De acuerdo con el organismo, este proceso de racialización y pobreza hace que el personal de servicio sea susceptible a ver vulnerados sus derechos humanos. Porque clasismo y racismo caracterizan a la Ciudad de México. En 2015 se estimó que 1.7 millones de habitantes sufrían pobreza extrema, según el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad, realizado por la UNAM. Y Santa Fe es un ejemplo de esta dinámica.

A poca distancia de Cumbres de Santa Fe se extiende una colonia popular, la Miguel Gaona Armenta. No se puede ir a pie fácilmente porque apenas hay banquetas. Para llegar hay que dar un gran rodeo de veinte minutos en automóvil o media hora en autobús (sin tráfico). Y cruzar murallas, no de concreto, que separan estos asentamientos. Rosalba González Loyde, maestra en Desarrollo Urbano por la Universidad Católica de Chile, explica en entrevista la segregación socioespacial del distrito: “Solo un perfil socioeconómico vive ahí […], aunque esto no quiere decir que no haya otros perfiles, como los de los pueblos de Santa Fe, que conviven con la zona financiera, pero que no se ven beneficiados por el desarrollo económico”.

santa fe desigualdad

Arriba: el comedor dentro de un penthouse en la zona residencial La Loma, en Santa Fe. Ubicado en las alcaldías Álvaro Obregón y Cuajimalpa, este distrito es una estampa de la desigualdad de una ciudad de más de nueve millones de habitantes. Abajo: una empleada doméstica organiza la cocina de la casa donde labora, ubicada en La Loma, Santa Fe, una de las zonas residenciales con mayor plusvalía de la Ciudad de México, el 4 de mayo de 2022. / Fotografía de Victoria Razo.

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