“Para nosotros el teatro es como estar en casa, para mí lo raro es ser dirigido por un hombre que no sea mi papá”, dice en entrevista con Gatopardo el actor José María de Tavira, protagonista de El corazón de la materia, puesta en escena dirigida por su padre, Luis de Tavira. “Él me ha enseñado que la ficción solo se logra en el momento en el que se junta la voluntad del actor con la del espectador”. Co escrita por el actor, su padre y José Ramón Enríquez, El corazón de la materia se presenta en el Teatro de las Artes del Cenart del 1 de febrero al 4 de marzo.

El reconocido director Luis de Tavira, de educación jesuita y fiel defensor del teatro como derecho social, es considerado patrimonio del teatro mexicano, pues es el creador de las escuelas de teatro más importantes del país, entre ellas el Centro Universitario de Teatro (CUT) de la Universidad Nacional Autónoma de México. En palabras de su hijo José María “aún le falta cumplir varios sueños en el teatro, entre ellos algunas obras de Calderón de la Barca y seguramente escribir unas veinte obras más”.

El regreso del director a los escenarios llega con esta puesta en escena, que cuenta la historia de Pierre Teilhard de Chardin, un  sacerdote jesuita, paleontólogo y filósofo francés que nació en 1881 y murió en 1955.  El religioso peleó para probar al mundo que la ciencia es fiel compañera de la religión y a pesar de ser expulsado de su propio país, se dedicó a demostrar las teorías  darwinistas de la evolución; incluso fue uno de los exploradores que descubrieron al Hombre de Pekín, en la década de los veinte.

Esta segunda temporada de El corazón de la materia, dirigida por Luis de Tavira, es protagonizada por sus hijos José María Tavira y Pedro de Tavira, su sobrina Marina de Tavira y un elenco que incluye a actores como Laura Almela, José Caballero, y Miguel Flores.

José María de Tavira.

El corazón de la materia, “habla de la magia de la realidad y lo verdaderamente asombroso que resulta el Cosmos cuando se ve con ojos verdaderos, el momento en que recuerdas que estamos flotando en una esfera azul parada en medio de la nada que da vueltas a una velocidad increíble y sobre la cual día a día el hombre crea crisis ecológicas, sociales y políticas, pero jamás deja de moverse y sobre todo evolucionar”, agrega José María Tavira.

La puesta en escena destaca por su escenografía, a cargo de Philippe Amand, quien usa la técnica del videomapping –proyección digital de imágenes en una enorme superficie recreando espacios que aparentan estar en tercera dimensión– para que el cambio de escenografías sea constante. Así, el foro alberga desde enormes montañas y bosques ardiendo en fuego hasta una elegante pista de baile o un laboratorio de investigación paleontológica. El vestuario, diseñado por María Estela Fagoaga, y la música de Pedro de Tavira Egurrola, armonizan a la perfección con cada elemento de la obra. Sus 16 escenas y casi tres horas de duración se sienten livianas debido a la agilidad con que se presenta cada una.

Marina de Tavira.

Este esfuerzo estético conjuga los talentos diversos de una familia naturalmente artística y de la cual algunos de sus integrantes son, como dice el mismo José María de Tavira, un poco nerds. “Soy un nerd y me gusta profundizar en mis conocimientos, en esta ocasión me tocó investigar sobre paleontología y casi me hice un experto”.

La oportunidad de trabajar en conjunto los ha acercado, tanto que al preguntarle sobre dónde termina el teatro y donde empieza la familia, con una sonrisa afirma: “La fina línea entre el inicio y el fin del teatro es muy claro, cuando nos bajamos del escenario, la ficción se acaba porque mi papá dice si todo fuera teatro… entonces nada sería teatro”.

Pedro de Tavira.

El corazón de la materia
Del 1 de febrero al 4 de marzo, de jueves a domingo
Teatro de las Artes
Centro Nacional de las Artes
Av. Río Churubusco 79, Country Club Churubusco
cenart.gob.mx

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