El 23 de marzo de 1994 pintaba para un día complicado en la agenda del candidato a la presidencia de México, Luis Donaldo Colosio. Tras una serie de enfrentamientos con la cúpula más alta de su partido (PRI), incluyendo al entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, Colosio había construido una candidatura que buscaba alejarse del priismo que había controlado al país y mostrarse como una ventana al cambio. Ese día, tras terminar un mitin improvisado en el polvoriento barrio de Lomas Taurinas, en Tijuana, Colosio fue asesinado por un sujeto que le disparó en dos ocasiones a quemarropa. Han transcurrido 25 años desde entonces, el primer magnicidio reportado en el país desde el asesinato de Álvaro Obregón. Netflix ahora retoma esta historia y la lleva a la pantalla en Historia de un crimen: Colosio, la primera entrega de una serie antológica que abordará crímenes controversiales sucedidos en la Latinoamérica de las últimas décadas.
En su primera temporada, disponible en la plataforma de streaming a partir del 22 de marzo, el serial de ocho capítulos retrata los eventos que siguieron al asesinato de Colosio (interpretado por Jorge A. Jiménez), incluyendo el procedimiento interno que arrojó como reemplazo a Ernesto Zedillo (Hernán del Riego), las averiguaciones policiacas vigiladas por cercanos al gobierno de Salinas de Gortari (Ari Brickman) y la investigación que un oficial de la policía de Tijuana (Alberto Guerra) realiza para encontrar al culpable del crimen, aun cuando la versión oficial ya ha señalado a un responsable, Mario Aburto (Jorge Antonio Guerrero).
Para las directoras del proyecto, las cineastas Hiromi Kamata y Natalia Beristáin, la serie se estrena en un momento ideal dentro del contexto social mexicano. “Creo que México es un país que norecuerda su pasado. Y uno no puede aprender de sus errores si no los recuerda”, menciona Beristáin en entrevista con Gatopardo. “Siento que tocar un tema como Colosio en el México que estamos viviendo hoy es una responsabilidad”.
Para lograr este ejercicio de memoria y entretenimiento, el equipo detrás de la serie recurrió a un importante trabajo de investigación, comandado por el guionista y productor del proyecto Rodrigo Santos —al que Beristáin se refiere como WikiColosio, debido a su conocimiento sobre el caso y el personaje—, que se mezcló con una historia ficticia que permitiera establecervínculos entre los personajes cuyas acciones se mantienen ocultas hasta nuestros días. “No pretendemos revelar nada o dar un juicio cuando la propia realidad no lo ha dado, pero la ficción facilita que se abran preguntas pertinentes para la gente que habita día a día en el México que ahí se retrata, no los especialistas ni los investigadores”, señala la también directora de Los adioses.
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Natalia Berstáin es una de las dos cineastas que dirigen el thriller político absolutamente masculino, pero cuyo hilo conductor es un personaje femenino[/caption]
Esta serie aborda uno de los capítulos del caso que fueron poco explorados durante la cobertura noticiosa: la vida de los deudos de Colosio, encabezados por su viuda Diana Laura Riojas (Ilse Salas), quien, conforme avanza la trama, se convierte en el eje principal sobre el que gira la serie. “Para mí era importante darle una voz y una proyección importantísima a Diana Laura, una mujer con una fuerza tremenda, con carácter e inteligencia”, comenta Kamata. “Definitivamente es, si no el personaje más importante de la trama, sí uno de los más importantes”.
Reconocidas como las primeras mujeres que dirigen en nuestro país un proyecto de este tipo, al que describen como un thriller político absolutamente masculino, pero cuyo hilo conductor es un personaje femenino con aristas interesantes, Hiromi Kamata y Natalia Beristáin esperan que la serie pueda encontrar un lugar en la necesaria conversación política e histórica del país.
“Esperamos que llegue a mucha gente y cumpla su cometido, que es echar un vistazo a un crimen importante en la historia de México. Abrir un diálogo, reflexionar. Entender el pasado para plantearnos un mejor futuro”, concluye Kamata.