Las memorias de David Sheff
El periodista y escritor David Sheff habla sobre la adicción de su hijo a las drogas en Beautiful Boy: Siempre serás mi hijo.
A lo largo de su vida, el periodista David Sheff se ha enfrentado a diversos monstruos. Se enfrentó a la universidad, de dónde se graduó como Periodista; se enfrentó al mundo editorial, dónde logró ser considerado por algunas de las publicaciones más relevantes de los Estados Unidos y se enfrentó a personajes tan iconicos como complicados, de quienes logró extraer su lado más humano. Se enfrentó también al matrimonio, al divorcio y a la paternidad.
Sin embargo, ninguna lucha fue lo suficientemente grande o dolorosa como aquella que libró cuando su hijo, Nic, se encontró atrapado en una fuerte adicción a las drogas.
A la mitad de su batalla —y la de su hijo, quién después retrató su propia experiencia en el libro de memorias Tweak— Sheff escribió un apasionado articulo en el que detalló la experiencia de un padre que veía la vida de su hijo desarmarse ante sus ojos.
Con el texto, titulado «My addicted son» y publicado por The New York Times Magazine en 2005, Sheff encontró una forma de lidiar con con el dolor que atravesaba como padre y con las inquietudes que le surgieron como periodista. Tras un par de noches en vela, en las que ningún personaje (por más relevante que este fuera) podía quedarse en su cabeza, Sheff tomó la escritura como un acto de apoyo y desahogo.
El resultado de sus jornadas, en las que pasaba horas frente a su computadora recordando cada uno de los días que había vivido junto a su hijo, fue el libro Beautiful Boy: Siempre serás mi hijo, que Penguin Random House, a través de su sello Debolsillo, presenta en nuestro país aprovechando el reciente estreno de la versión cinematográfica de sus memorias, protagonizada por Steve Carell y Timothée Chalamet.
Gatopardo tuvo la oportunidad de intercambiar correos con Sheff, quién detalló los orígenes de su libro y el impacto que tiene entre quienes lo han leído.
Gatopardo(G): La estructura propia del libro resulta interesante, porque no es solo una memoria o un texto periodístico, sino una mezcla de ambos. ¿Cómo fue que decidiste estructurarlo así?
David Sheff (DS): Yo no empecé a escribir sobre mi experiencia pensando en que publicaría un libro. Escribí para sobrevivir a la noche. Podrían ser las cuatro de la mañana y yo estaba abrumado y asustado, y la escritura me ayudó a mantenerme sano y a encontrarle un sentido a todo este caos. Después, cuando Nic comenzó a estar bien, decidí publicar el artículo y el libro porque yo estuve cegado, no creí que mi hijo pudiera convertirse en un adicto a las drogas, y quería que otras personas supieran que sí, que esto también les podía pasar a ellos.
Una vez que comencé a escribir, decidí hacer una crónica de esta experiencia, tal como había pasado. La parte periodística del libro es un reflejo de mi experiencia cuando Nic estaba en las calles, usando drogas que pudieron matarlo. Quería entender qué es lo que le estaba pasando y qué podía hacer para ayudarlo. He pasado décadas investigando en artículos de revistas y libros, así que sabía mucho sobre el tema y usé estos conocimientos para ayudarme a avanzar en todos esos años. La mezcla del periodismo y las memorias es un reflejo de quién soy y de mi experiencia. En cierta forma, el periodismo es otra parte de la memoria.
G: En un libro como Beautiful Boy: Siempre serás mi hijo, expones a los lectores uno de los capítulos más difíciles de tu vida y la vida de tu hijo. ¿En algún momento tuviste un problema con esta exposición literaria?
DS: Tenía miedo de exponerme a mí y a mi familia al escrutinio y el juicio, pero determiné que valía la pena contar esta historia, así que seguí a pesar de mi inquietud. A veces escribí sobre cosas que hice que aún me horrorizan, por ejemplo cuando fumé marihuana con mi hijo (Nic) cuando él tenía 16, y pensé en dejarlas fuera. Pero, una vez que decidí contar la historia, también decidí que quería contarla con completa honestidad.
Mi temor a ser juzgado resultó ser infundado. En cambio, algunas personas respondieron contándome sus historias personales. Me sentí conectado con la gente de una manera que nunca había sentido en el pasado. Todos guardamos secretos y todos tenemos miedo a ser juzgados, pero la apertura es un alivio y le da a otros la oportunidad y el permiso de abrirse. Así nos damos cuenta que no estamos solos.
G: En el libro hay un pasaje en el que recuerdas el acercamiento que otros padres golpeados por las adicciones de sus hijos tuvieron contigo después de la publicación de Mi hijo adicto. A más de diez años de dicho texto y ya con Beautiful Boy en el panorama ¿has tenido más contactos de ese tipo?
DS: Como muestra de la ubicuidad de las drogas, las adicciones y el número de personas que han sido afectadas por ello, las cartas se han incrementado en esta última década. También incrementaron gracias a la película. Por la mañana me siento nervioso cuando reviso mi computadora porque sé que habrán uno, dos, seis o una docena de mensajes en Twitter, correo electrónico y Facebook de personas que comparten sus historias conmigo. Me preparo porque sé que algunas de esas historias serán trágicas; las personas escriben experiencias similares a la mía, excepto que su «Beautiful Boy» o «Beautiful Girl» murió. Al mismo tiempo, es muy poderoso conectar con tantas personas en una forma tan íntima.
G: Una de las ventajas de que Beautiful Boy haya sido adaptada al cine es que el libro puede llegar a muchas más personas. ¿Qué te gustaría que esta nueva audiencia encuentre en tu texto?
DS: Espero que el libro y la película puedan ayudar a las personas a hablar sobre algunos asuntos que a veces escondemos, porque son difíciles, confusos, vergonzosos y aterradores. Las drogas lo son. He escuchado a personas que me dicen que el libro los llevó a reconciliarse con su familia, entrar a tratamiento y encontrar compasión como personas que se han convertido en adictos. Pero, más allá de las drogas, las personas se han abierto sobre muchos más problemas que enfrentan, soledad, pérdida, enfermedad, depresión y muchos más.
Espero que las personas entiendan que aquellos que se vuelven adictos no son inmorales o débiles, están enfermos. Y las personas enfermas merecen nuestra compasión y entendimiento, no juzgarlos ni apenarlos; necesitan ser tratados por doctores especializados y también recibir el medicamento adecuado. Espero que las personas escuchen el mensaje: No se rindan. Es un infierno, pero la adicción puede ser tratable y las familias rotas pueden volver a unirse.
Beautiful Boy: Siempre serás mi hijo, ya está disponible en librerías y tiendas especializadas del país.
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