Mariana Castillo Deball: Detrás de los objetos

Mariana Castillo Deball: Detrás de los objetos

Una de las artistas mexicanas más reconocidas a nivel mundial ha construido su carrera plástica contando la historia detrás de los objetos.

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Una de las artistas mexicanas más reconocidas a nivel mundial ha construido su carrera plástica contando la historia detrás de los objetos.

Mariana Castillo Deball tiene una mente brillante y expansiva. Es artista plástica pero colabora con científicos, antropólogos, lingüistas y escritores de ficción como Enrique Vila Matas, quien escribió para uno de sus proyectos una historia sobre un hombre al que no le importa nada en el mundo más que un libro que representa todo para él. De alguna manera, Castillo Deball convence a todos ellos —provenientes de instituciones o disciplinas ajenas al arte contemporáneo— de embarcarse con ella en la misión de responder preguntas enormes como “¿cuál es el rol que juegan los objetos en la formación de la identidad?”, o “¿cómo contar la historia del universo en un día?”. “Es un reto tratar de convencer a un matemático de que escriba la autobiografía de uno de los objetos que estudia, o a un geólogo de que me explique cuál es su filosofía del tiempo, pero ha sido la parte más divertida de mi trabajo”, dice la artista en entrevista desde Berlín, donde trabaja de manera simultánea en proyectos para una residencia en el San Francisco Art Institute, la Bienal de Liverpool, la de Sao Paulo, y uno más para una beca en Austria. Recurre a la instalación, la escultura, la fotografía y el dibujo para explorar el rol de los objetos.

Castillo Deball nació en la Ciudad de México, pero en 2003 se fue a estudiar a Holanda, después a Berlín y ya no regresó. Su trabajo se ha exhibido en los museos más importantes del mundo y ha participado en las bienales de Berlín, Venecia y Atenas, y entre sus reconocimientos está el Prix de Rome, en Ámsterdam; el Zurich Art Prize; la Henry Moore Fellowship; y el National Gallery Price for Young Art en Berlín. Recientemente formó parte de la exposición colectiva “Bajo un mismo sol. Arte de América Latina Hoy”, en el Museo Jumex.

Su práctica artística es un collage de influencias, más enfocado a contar la historia detrás de los objetos, que a crear objetos nuevos, como lo hace la mayoría de los artistas. “La historia y la ciencia se van formando poco a poco, y son mundos mucho más generosos, porque saben que dependen del conocimiento de sus colegas”, dice Castillo Deball. “El mundo del arte es más egoísta, porque espera siempre del artista algo nuevo, y eso hace que la producción sea convulsiva, y no por ello mejor”, afirma. A ella le obsesiona saber de dónde vienen los objetos, a quién pertenecían, si son espejos de una cultura o de sus dueños, y si una réplica puede o no ser un objeto fantasma; algo que ha explorado en su investigación sobre las réplicas de yeso de estelas mayas, del arqueólogo Alfred Maudslay.

En “Parergon”, exhibición en el Hamburger Bahnhof de Berlín en 2013, contó a través de objetos la historia de ese espacio, y a través de ella, parte de la historia de Berlín. El lugar fue primero una estación de trenes y luego un museo del ferrocarril, que cerró durante la Primera Guerra Mundial y reabrió hasta los años ochenta, como muchos espacios en esa ciudad. Ruedas de trenes que se deformaron al descarrilar, objetos provenientes de museos de ciencias naturales, cuadros que se pintaron dos veces y hasta una silla de ruedas formaron parte de la muestra. Todo cobraba sentido al recurrir a la audioguía, pieza central de la exhibición. Al escucharla el visitante descubría, a través de un texto escrito, de nuevo por Vila Matas, que El poeta pobre, del alemán Carl Spitzweg, es uno de los cuadros más robados de la historia del arte, y uno de los de mayor valor en Alemania. La última vez que lo robaron, en 1989, el ladrón utilizó una silla de ruedas para lograr su hazaña. Y de eso trata en gran medida la obra de Castillo Deball: de convertir la Historia en materia prima.

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