Alekzandre Koberidze y la poesía cinematográfica - Gatopardo

La poesía cinematográfrica de Alekzandre Koberidze

Un fallido encuentro amoroso, un mal de ojo y unos perros callejeros que buscan reunirse para ver el Mundial de futbol son algunos de los ingredientes de la más reciente película de Aleksandre Koberidze: What do we see when we look at the sky?. Este 7 de enero se estrena en MUBI, la plataforma de streaming.

Tiempo de lectura: 5 minutos

Apurado por los breves quince minutos de entrevista que tengo con él, integro mi saludo a Aleksandre Koberidze en la primera pregunta, que desea saber por qué una voz narradora suele detallar las tramas de sus películas. El cineasta georgiano empieza su respuesta sin prisa y con un gesto amable: dice que le complace conocerme. Aunque podría interpretarse como una convención diplomática, me parece más bien un destello de la personalidad generosa, tierna, que produce fábulas sobre amantes condenados por un mal de ojo y sobre perros callejeros que se juntan a ver el futbol.

“No estoy muy seguro”, comienza, a responderme, “pero creo que, cuando estaba creciendo, yo era un adolescente muy perezoso para leer, entonces mi abuela solía leerme porque estaba muy preocupada y fue así que me acostumbré a escuchar las cosas. Creo que en algún punto se convirtió en una parte de mí. Una historia significa que alguien te está contando algo, y eso se hizo parte de mis películas: hay cosas que ves y hay cosas importantes que oyes”.

A juzgar por sus películas, la experiencia del cine, para Koberidze, involucra todos los sentidos y es por eso una tentativa incansable de pararse en las fronteras del lenguaje fílmico. Por ejemplo, su primer largometraje, Lass den Sommer nie wieder kommen (2017), está filmado en bajísima definición con una cámara de celular e insinúa con los pixeles amontonados, a veces indescifrables, la textura de la imagen digital como si se tratara de los rayones en una película antigua y sin restaurar.

En su segundo y más reciente largometraje, Ras vkhedavt, rodesac cas vukurebt? (2021) —mejor conocido bajo el título internacional What do we see when we look at the sky?— Koberidze toma una decisión audaz y dulce que le da la mano a la audiencia y la invita a jugar con el cine: en un momento de magia aparece un intertítulo para pedirnos cerrar los ojos y volver a abrirlos cuando nos lo indique una señal. En medio de ello la película deja de ser imágenes: unos pájaros cantan y, por un momento, percibimos solamente el sonido. Para Koberidze esto es regresar a los juegos de Georges Méliès o quizá James Williamson, que hizo un cortometraje donde un hombre se comía a la cámara y, de algún modo, al público. “Sabía que no quería un efecto especial o algo así sino utilizar herramientas o métodos simples que estuvieran más cerca de los primeros años del cine, cuando la gente se sentía un poco como niños cuando veían películas: se asustaban del tren, por ejemplo; de ahí vino la idea de interactuar y de jugar un poco con la audiencia”.

What do we See when we look at the sky? (2021), de Alexandre Koberidze

What do we see when we look at the sky? (2021), de Alexandre Koberidze

El truco de Koberidze muestra la transformación física de una muchacha: primero la vemos irse a la cama, cerramos los ojos y, cuando los abrimos, es otra, condenada por un mal de ojo a que no la reconozca su coprotagonista, a quien había acordado ver en un café, luego de haberlo conocido brevemente en la calle. A él le pasa lo mismo y, cuando llegan a la cita, ambos piensan que los plantaron, aunque por alguna buena razón. Ella decide entonces trabajar en el café, por si él regresa un día, y él, al perder sus habilidades futbolísticas debido al conjuro, empieza a trabajar en un juego que les exige a los participantes sostenerse colgados de una barra por cinco minutos para ganar una apuesta. Esto resume la trama principal de What do we see when we look at the sky?, que se estrena en MUBI este 7 de enero después de pasar exitosamente por la Berlinale y numerosas listas de lo mejor del 2021.

Me referí a una trama principal porque a su alrededor hay una encantadora periferia de personajes, entre ellos unos niños que quieren ser todos Messi cuando juegan futbol; un equipo de cineastas que tendrá un rol importante en la historia de amor maldito, y el perro Vardy y sus amigos, indecisos sobre dónde ver el mundial de la FIFA. Podríamos decir que, en resumen, la pequeña ciudad georgiana de Kutaisi es la verdadera protagonista de la película. Según Koberidze también es su inspiración porque ahí empezó a descubrir espacios y personajes: “Vi la luz, vi esta escuela de música, vi a algunas personas. Casi todos los días estaba recibiendo pruebas de que la idea de filmar ahí era correcta”. Como dice el director, “cada película desarrolla su propia forma de ser filmada”.

La forma tan libre en la que trabaja Koberidze mana de planos que se desvían de las acciones y los diálogos para observar los ríos de la ciudad, las hojas de un árbol que filtran el aire, los puentes donde las personas cruzan para encontrarse con un amigo o tal vez con nadie. “Esto es lo que me interesa a mí, este ritmo de la vida cotidiana”, me dice Koberidze, y ahonda en el vínculo de este flujo terso con los sonidos de un piano y los silbidos que lo acompañan a veces: “Con la música los ritmos se hacen visibles porque ves una escena, digamos, una calle, y parece que es caos pero si le pones música empiezas a ver cierta lógica y ves cómo el caos se convierte en el movimiento lógico de las cosas y entiendes que todo tiene sentido”.

Montar la película —Koberidze también es el editor— fue un proceso de comunicación insistente con su hermano Giorgi —encargado del diseño sonoro y la música— con el fin de hacer secuencias para alguna partitura o de trazar el ritmo de los planos con ayuda de las canciones. “Cuando trabajas con alguien con quien no tienes tanta confianza es difícil pedirle tanto pero con él fue fácil porque también se divirtió y yo podía pedirle que cambiara las cosas hasta veinte veces y no había problema”.

What do we See when we look at the sky? (2021), de Alexandre Koberidze

What do we see when we look at the sky? (2021), de Alexandre Koberidze

Un momento de la película contrasta inesperadamente con esta poesía feliz de Koberidze: mientras un balón de futbol se deja arrastrar por un río café, asediado por piedras amenazantes, el narrador se permite hablar de los tiempos en los que sucede la trama. “No dudo de que esta época sea percibida por la gente del futuro como una de las más violentas”, dice la voz. ¿Por qué tomarse un tiempo, en medio de la dulzura, para la melancolía?

“Incluso antes de pensar en esta película”, explica el director, “tenía esta idea o esta necesidad de hablar de estas cosas y pensé que sin importar qué tipo de película hiciera —aunque fuera una comedia o un musical o una película de detectives— sabía que necesitaba encontrar un espacio para hablar de estas cosas porque me molestan mucho, y no sólo a mí. Así que estuvo claro desde el principio que debería haber unos dos o tres minutos para esto. Y por otro lado no quiero hacer una película sobre ello porque no tengo propuestas o soluciones, así que estaba claro para mí que quería decir unas cuantas palabras al respecto sin hacer metáforas, solamente decirlo”.

¿Y por qué enfatizar lo opuesto, la ternura?

“Creo que esta película contiene visiones de tiempos distintos. Por una parte aludo al pasado y también al futuro, y un poco al tiempo en el que vivimos. Creo que esta ternura viene del pasado y del futuro porque, de algún modo, cuando volteo hacia atrás, sé que han pasado cosas malas pero hay mucha belleza, y del futuro espero algo mejor”.

Si la felicidad no llega en unos años, unas décadas, al menos What do we see when we look at the sky? seguirá siendo un ensoñado viaje al corazón de lo imposible: la armonía entre una imaginación esperanzada y la realidad, que parece una vez alegre.

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