Mucho, mucho amor: un documental sobre Walter Mercado.

Mucho, mucho amor: un documental sobre Walter Mercado.

Netflix estrena un documental sobre Walter Mercado, el astrólogo que se las ingenió para abrirse camino en los medios como intérprete del fabuloso personaje que eligió desde muy joven y que le abrió camino a la diversidad en la televisión.

Tiempo de lectura: 6 minutos

Voltear al pasado como ejercicio de ubicación espacio-temporal es necesario, incluso lógico, para la comprensión de lo contemporáneo. Sin embargo, no es algo que suceda tan frecuentemente, pues de ser así, se habría dado pie a cambios que siguen en una lista de espera, urgente y posible. Ejemplo claro de ello es el clasismo y el racismo, que se mezclan con las incontables fobias derivadas de una educación de género casi inexistente en buena parte del mundo, además de una empatía fracturada. 

Benditos los astros que, en un escenario tan aparentemente desolador, traen a Walter Mercado de vuelta a las pantallas a través del documental Mucho, mucho amor. El actor puertorriqueño convertido en astrólogo y conductor, que en la década de los ‘90 conquistó las televisiones de todo el continente, está de vuelta y cómo nunca lo habíamos visto. Despojado de la antigua maquinaria mediática que en su momento le dió visibilidad, aunque fuera para satirizarlo, Walter, quien llegó a tener más de 120 milllones de espectadores, llegó a Netflix para contar su historia en el documental Mucho, mucho amor. Aún instalado en su fabuloso personaje, revela los secretos detrás de su ascenso a la fama. Aún en un momento histórico donde la diversidad era víctima de la invisibilización mediática, su mensaje logró franquear todos los prejuicios que se le presentaban como obstáculos. 

Para Walter la superficie era parte de su discurso, le era importante esparcir un mensaje de auto aceptación, de no temer a mostrarnos ante el mundo cómo somos y hacerlo a como dé lugar. En él, lo externo no era una puerta cerrada, sino una ventana abierta. Lejos de mostrar un ego desbordado, Walter Mercado era vanidoso sin ser banal; grandilocuente, pero sin pretender algo que no sentía ser. Al mismo tiempo se asumió como intérprete plenamente consciente del personaje que eligió desde muy temprano en su vida. Lo hizo durante más de 80 años, desde que despertaba hasta que se iba a dormir, y frente o detrás de las cámaras. Sabemos que maquillaba tanto sus arrugas como su pasado, pero con intenciones transparentes. Lo que se omite no pesa tanto como lo que se ve, y como decía Juan Gabriel, “lo que se ve no se pregunta”.

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