Rodar, para algunos, es vida. Desde los triciclos que cargan canastas de tacos y tamales hasta las bicicletas profesionales para recorrer carreteras, el ciclismo es un modo de transporte esencial, cada vez más común en México. Por ejemplo, en la Juárez, en Liverpool 61, uno puede encontrar un grupo de bicicletas aparcadas frente a una barra de café. Distrito Fijo Club de Ciclismo (DFCC) es un espacio para que los amantes del ciclismo, principiantes y expertos, puedan compartir sus experiencias con una buena taza de café. Mario Guzmán, Pablo Pérez Palacios y José Antonio Alfaro son las mentes detrás de DFCC.
“Todo comenzó como un taller en la San Miguel Chapultepec en 2012 y luego ya de conocer a José, de estar platicando acerca de que en la Ciudad de México se iba a necesitar un espacio donde conviviera la gente ciclista, no sólo una tienda, sino un lugar donde pudieran venir a generar comunidad. En 2015, José conoció a Pablo y me dijo ‘conozco a la persona perfecta para el proyecto’. Así que nos juntamos los tres y la verdad es que empezamos a diseñar todo esto por ahí del 2015. Vamos a cumplir cinco años y somos el primer proyecto de este estilo en México” explica Guzmán, experto en bicicletas y jefe de operaciones de DFCC.
[read more][caption id="attachment_257575" align="aligncenter" width="1280"]
Distrito Fijo Club de Ciclismo (DFCC) es un espacio en la colonia Juárez para los amantes del ciclismo.[/caption]
“Los tres, al compartir esta pasión y las ganas de impulsar el deporte y el estilo de vida—porque, más que un deporte, es un estilo de vida— creíamos que hacía falta un espacio donde se juntaran un café, una tienda y un taller, y que todo eso generara una comunidad para impulsar el ciclismo. Y qué mejor que fuera negocio, por supuesto”, sigue Alfaro, un amante del ciclismo desde sus días de estudiante en Europa. El club da la bienvenida con una barra abierta: los ciclistas pueden ordenar desde desayunos como fruta y hotcakes o unos waffles con huevo y tocino, hasta empanadas o sándwiches como el Lemond, bautizado así en honor a Greg LeMond, uno de los mejores ciclistas del mundo. dfcc es un punto de partida y llegada para tomar un café antes de salir a (o al regresar de) rodar. Todo está cuidado hasta el último detalle: las tazas hechas especialmente para el club, el menú y todo el mobiliario dentro.
“La gran diferencia de cualquier otro lugar—por lo menos, cuando abrimos— es que tenemos una conciencia del ciclismo que no existía. La gente en México no lo veía como ahorita y esto era una oportunidad de regresarle unos ojos a la ciudad, hacer un espacio donde verdaderamente se comentaran no sólo el ciclismo, sino la vida del peatón y la de barrio; el proyecto arquitectónicamente era una gran oportunidad para explorar eso. Fue todo un reto por temas del espacio: este local que no es lo más grande que hay pero, al mismo tiempo, ese reto arquitectónico se tradujo en un espacio que de alguna manera comunicaba esta idea del proyecto, que es todo en uno y todos en pro de una nueva movilidad a través de la bicicleta” añade Pérez Palacios, el arquitecto de DFCC.
[caption id="attachment_257576" align="aligncenter" width="1280"]
La gran diferencia de cualquier otro lugar es que tenemos una conciencia del ciclismo que no existía en la Ciudad de México.[/caption]
DFCC es taller para bicicletas, tienda y café pero, sobre todo, es un lugar que crea comunidad. El ciclismo se ha vuelto cada vez más popular como deporte y, en la situación de pandemia, es uno de los que se pueden practicar sin mayor riesgo. En la ciudad, por ejemplo, se acaba de implementar una ciclovía por una de las avenidas vitales, Insurgentes. El carril, para cualquiera que estaba acostumbrado a usar la bicicleta como transporte, ha sido un triunfo y una esperanza para la movilidad alternativa.
Este proyecto es un recordatorio de que la movilidad sigue siendo un tema que afecta no sólo a los habitantes de la ciudad, sino a las personas que viven en la periferia. La bicicleta es un modo de transporte, un pasatiempo apasionante, y lugares como DFCC impulsan un estilo de vida que es bueno para el cuerpo, la comunidad y el ambiente.
DFCC
Liverpool 61, Juárez, Ciudad de Méxicodfcc.mx.
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Rodar, para algunos, es vida. Distrito Fijo Club de Ciclismo (DFCC) es un espacio para que los amantes del ciclismo, principiantes y expertos, puedan compartir sus experiencias con una buena taza de café.
Rodar, para algunos, es vida. Desde los triciclos que cargan canastas de tacos y tamales hasta las bicicletas profesionales para recorrer carreteras, el ciclismo es un modo de transporte esencial, cada vez más común en México. Por ejemplo, en la Juárez, en Liverpool 61, uno puede encontrar un grupo de bicicletas aparcadas frente a una barra de café. Distrito Fijo Club de Ciclismo (DFCC) es un espacio para que los amantes del ciclismo, principiantes y expertos, puedan compartir sus experiencias con una buena taza de café. Mario Guzmán, Pablo Pérez Palacios y José Antonio Alfaro son las mentes detrás de DFCC.
“Todo comenzó como un taller en la San Miguel Chapultepec en 2012 y luego ya de conocer a José, de estar platicando acerca de que en la Ciudad de México se iba a necesitar un espacio donde conviviera la gente ciclista, no sólo una tienda, sino un lugar donde pudieran venir a generar comunidad. En 2015, José conoció a Pablo y me dijo ‘conozco a la persona perfecta para el proyecto’. Así que nos juntamos los tres y la verdad es que empezamos a diseñar todo esto por ahí del 2015. Vamos a cumplir cinco años y somos el primer proyecto de este estilo en México” explica Guzmán, experto en bicicletas y jefe de operaciones de DFCC.
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Distrito Fijo Club de Ciclismo (DFCC) es un espacio en la colonia Juárez para los amantes del ciclismo.[/caption]
“Los tres, al compartir esta pasión y las ganas de impulsar el deporte y el estilo de vida—porque, más que un deporte, es un estilo de vida— creíamos que hacía falta un espacio donde se juntaran un café, una tienda y un taller, y que todo eso generara una comunidad para impulsar el ciclismo. Y qué mejor que fuera negocio, por supuesto”, sigue Alfaro, un amante del ciclismo desde sus días de estudiante en Europa. El club da la bienvenida con una barra abierta: los ciclistas pueden ordenar desde desayunos como fruta y hotcakes o unos waffles con huevo y tocino, hasta empanadas o sándwiches como el Lemond, bautizado así en honor a Greg LeMond, uno de los mejores ciclistas del mundo. dfcc es un punto de partida y llegada para tomar un café antes de salir a (o al regresar de) rodar. Todo está cuidado hasta el último detalle: las tazas hechas especialmente para el club, el menú y todo el mobiliario dentro.
“La gran diferencia de cualquier otro lugar—por lo menos, cuando abrimos— es que tenemos una conciencia del ciclismo que no existía. La gente en México no lo veía como ahorita y esto era una oportunidad de regresarle unos ojos a la ciudad, hacer un espacio donde verdaderamente se comentaran no sólo el ciclismo, sino la vida del peatón y la de barrio; el proyecto arquitectónicamente era una gran oportunidad para explorar eso. Fue todo un reto por temas del espacio: este local que no es lo más grande que hay pero, al mismo tiempo, ese reto arquitectónico se tradujo en un espacio que de alguna manera comunicaba esta idea del proyecto, que es todo en uno y todos en pro de una nueva movilidad a través de la bicicleta” añade Pérez Palacios, el arquitecto de DFCC.
[caption id="attachment_257576" align="aligncenter" width="1280"]
La gran diferencia de cualquier otro lugar es que tenemos una conciencia del ciclismo que no existía en la Ciudad de México.[/caption]
DFCC es taller para bicicletas, tienda y café pero, sobre todo, es un lugar que crea comunidad. El ciclismo se ha vuelto cada vez más popular como deporte y, en la situación de pandemia, es uno de los que se pueden practicar sin mayor riesgo. En la ciudad, por ejemplo, se acaba de implementar una ciclovía por una de las avenidas vitales, Insurgentes. El carril, para cualquiera que estaba acostumbrado a usar la bicicleta como transporte, ha sido un triunfo y una esperanza para la movilidad alternativa.
Este proyecto es un recordatorio de que la movilidad sigue siendo un tema que afecta no sólo a los habitantes de la ciudad, sino a las personas que viven en la periferia. La bicicleta es un modo de transporte, un pasatiempo apasionante, y lugares como DFCC impulsan un estilo de vida que es bueno para el cuerpo, la comunidad y el ambiente.
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Liverpool 61, Juárez, Ciudad de Méxicodfcc.mx.
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Rodar, para algunos, es vida. Desde los triciclos que cargan canastas de tacos y tamales hasta las bicicletas profesionales para recorrer carreteras, el ciclismo es un modo de transporte esencial, cada vez más común en México. Por ejemplo, en la Juárez, en Liverpool 61, uno puede encontrar un grupo de bicicletas aparcadas frente a una barra de café. Distrito Fijo Club de Ciclismo (DFCC) es un espacio para que los amantes del ciclismo, principiantes y expertos, puedan compartir sus experiencias con una buena taza de café. Mario Guzmán, Pablo Pérez Palacios y José Antonio Alfaro son las mentes detrás de DFCC.
“Todo comenzó como un taller en la San Miguel Chapultepec en 2012 y luego ya de conocer a José, de estar platicando acerca de que en la Ciudad de México se iba a necesitar un espacio donde conviviera la gente ciclista, no sólo una tienda, sino un lugar donde pudieran venir a generar comunidad. En 2015, José conoció a Pablo y me dijo ‘conozco a la persona perfecta para el proyecto’. Así que nos juntamos los tres y la verdad es que empezamos a diseñar todo esto por ahí del 2015. Vamos a cumplir cinco años y somos el primer proyecto de este estilo en México” explica Guzmán, experto en bicicletas y jefe de operaciones de DFCC.
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Distrito Fijo Club de Ciclismo (DFCC) es un espacio en la colonia Juárez para los amantes del ciclismo.[/caption]
“Los tres, al compartir esta pasión y las ganas de impulsar el deporte y el estilo de vida—porque, más que un deporte, es un estilo de vida— creíamos que hacía falta un espacio donde se juntaran un café, una tienda y un taller, y que todo eso generara una comunidad para impulsar el ciclismo. Y qué mejor que fuera negocio, por supuesto”, sigue Alfaro, un amante del ciclismo desde sus días de estudiante en Europa. El club da la bienvenida con una barra abierta: los ciclistas pueden ordenar desde desayunos como fruta y hotcakes o unos waffles con huevo y tocino, hasta empanadas o sándwiches como el Lemond, bautizado así en honor a Greg LeMond, uno de los mejores ciclistas del mundo. dfcc es un punto de partida y llegada para tomar un café antes de salir a (o al regresar de) rodar. Todo está cuidado hasta el último detalle: las tazas hechas especialmente para el club, el menú y todo el mobiliario dentro.
“La gran diferencia de cualquier otro lugar—por lo menos, cuando abrimos— es que tenemos una conciencia del ciclismo que no existía. La gente en México no lo veía como ahorita y esto era una oportunidad de regresarle unos ojos a la ciudad, hacer un espacio donde verdaderamente se comentaran no sólo el ciclismo, sino la vida del peatón y la de barrio; el proyecto arquitectónicamente era una gran oportunidad para explorar eso. Fue todo un reto por temas del espacio: este local que no es lo más grande que hay pero, al mismo tiempo, ese reto arquitectónico se tradujo en un espacio que de alguna manera comunicaba esta idea del proyecto, que es todo en uno y todos en pro de una nueva movilidad a través de la bicicleta” añade Pérez Palacios, el arquitecto de DFCC.
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La gran diferencia de cualquier otro lugar es que tenemos una conciencia del ciclismo que no existía en la Ciudad de México.[/caption]
DFCC es taller para bicicletas, tienda y café pero, sobre todo, es un lugar que crea comunidad. El ciclismo se ha vuelto cada vez más popular como deporte y, en la situación de pandemia, es uno de los que se pueden practicar sin mayor riesgo. En la ciudad, por ejemplo, se acaba de implementar una ciclovía por una de las avenidas vitales, Insurgentes. El carril, para cualquiera que estaba acostumbrado a usar la bicicleta como transporte, ha sido un triunfo y una esperanza para la movilidad alternativa.
Este proyecto es un recordatorio de que la movilidad sigue siendo un tema que afecta no sólo a los habitantes de la ciudad, sino a las personas que viven en la periferia. La bicicleta es un modo de transporte, un pasatiempo apasionante, y lugares como DFCC impulsan un estilo de vida que es bueno para el cuerpo, la comunidad y el ambiente.
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“Todo comenzó como un taller en la San Miguel Chapultepec en 2012 y luego ya de conocer a José, de estar platicando acerca de que en la Ciudad de México se iba a necesitar un espacio donde conviviera la gente ciclista, no sólo una tienda, sino un lugar donde pudieran venir a generar comunidad. En 2015, José conoció a Pablo y me dijo ‘conozco a la persona perfecta para el proyecto’. Así que nos juntamos los tres y la verdad es que empezamos a diseñar todo esto por ahí del 2015. Vamos a cumplir cinco años y somos el primer proyecto de este estilo en México” explica Guzmán, experto en bicicletas y jefe de operaciones de DFCC.
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Distrito Fijo Club de Ciclismo (DFCC) es un espacio en la colonia Juárez para los amantes del ciclismo.[/caption]
“Los tres, al compartir esta pasión y las ganas de impulsar el deporte y el estilo de vida—porque, más que un deporte, es un estilo de vida— creíamos que hacía falta un espacio donde se juntaran un café, una tienda y un taller, y que todo eso generara una comunidad para impulsar el ciclismo. Y qué mejor que fuera negocio, por supuesto”, sigue Alfaro, un amante del ciclismo desde sus días de estudiante en Europa. El club da la bienvenida con una barra abierta: los ciclistas pueden ordenar desde desayunos como fruta y hotcakes o unos waffles con huevo y tocino, hasta empanadas o sándwiches como el Lemond, bautizado así en honor a Greg LeMond, uno de los mejores ciclistas del mundo. dfcc es un punto de partida y llegada para tomar un café antes de salir a (o al regresar de) rodar. Todo está cuidado hasta el último detalle: las tazas hechas especialmente para el club, el menú y todo el mobiliario dentro.
“La gran diferencia de cualquier otro lugar—por lo menos, cuando abrimos— es que tenemos una conciencia del ciclismo que no existía. La gente en México no lo veía como ahorita y esto era una oportunidad de regresarle unos ojos a la ciudad, hacer un espacio donde verdaderamente se comentaran no sólo el ciclismo, sino la vida del peatón y la de barrio; el proyecto arquitectónicamente era una gran oportunidad para explorar eso. Fue todo un reto por temas del espacio: este local que no es lo más grande que hay pero, al mismo tiempo, ese reto arquitectónico se tradujo en un espacio que de alguna manera comunicaba esta idea del proyecto, que es todo en uno y todos en pro de una nueva movilidad a través de la bicicleta” añade Pérez Palacios, el arquitecto de DFCC.
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La gran diferencia de cualquier otro lugar es que tenemos una conciencia del ciclismo que no existía en la Ciudad de México.[/caption]
DFCC es taller para bicicletas, tienda y café pero, sobre todo, es un lugar que crea comunidad. El ciclismo se ha vuelto cada vez más popular como deporte y, en la situación de pandemia, es uno de los que se pueden practicar sin mayor riesgo. En la ciudad, por ejemplo, se acaba de implementar una ciclovía por una de las avenidas vitales, Insurgentes. El carril, para cualquiera que estaba acostumbrado a usar la bicicleta como transporte, ha sido un triunfo y una esperanza para la movilidad alternativa.
Este proyecto es un recordatorio de que la movilidad sigue siendo un tema que afecta no sólo a los habitantes de la ciudad, sino a las personas que viven en la periferia. La bicicleta es un modo de transporte, un pasatiempo apasionante, y lugares como DFCC impulsan un estilo de vida que es bueno para el cuerpo, la comunidad y el ambiente.
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“Todo comenzó como un taller en la San Miguel Chapultepec en 2012 y luego ya de conocer a José, de estar platicando acerca de que en la Ciudad de México se iba a necesitar un espacio donde conviviera la gente ciclista, no sólo una tienda, sino un lugar donde pudieran venir a generar comunidad. En 2015, José conoció a Pablo y me dijo ‘conozco a la persona perfecta para el proyecto’. Así que nos juntamos los tres y la verdad es que empezamos a diseñar todo esto por ahí del 2015. Vamos a cumplir cinco años y somos el primer proyecto de este estilo en México” explica Guzmán, experto en bicicletas y jefe de operaciones de DFCC.
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Distrito Fijo Club de Ciclismo (DFCC) es un espacio en la colonia Juárez para los amantes del ciclismo.[/caption]
“Los tres, al compartir esta pasión y las ganas de impulsar el deporte y el estilo de vida—porque, más que un deporte, es un estilo de vida— creíamos que hacía falta un espacio donde se juntaran un café, una tienda y un taller, y que todo eso generara una comunidad para impulsar el ciclismo. Y qué mejor que fuera negocio, por supuesto”, sigue Alfaro, un amante del ciclismo desde sus días de estudiante en Europa. El club da la bienvenida con una barra abierta: los ciclistas pueden ordenar desde desayunos como fruta y hotcakes o unos waffles con huevo y tocino, hasta empanadas o sándwiches como el Lemond, bautizado así en honor a Greg LeMond, uno de los mejores ciclistas del mundo. dfcc es un punto de partida y llegada para tomar un café antes de salir a (o al regresar de) rodar. Todo está cuidado hasta el último detalle: las tazas hechas especialmente para el club, el menú y todo el mobiliario dentro.
“La gran diferencia de cualquier otro lugar—por lo menos, cuando abrimos— es que tenemos una conciencia del ciclismo que no existía. La gente en México no lo veía como ahorita y esto era una oportunidad de regresarle unos ojos a la ciudad, hacer un espacio donde verdaderamente se comentaran no sólo el ciclismo, sino la vida del peatón y la de barrio; el proyecto arquitectónicamente era una gran oportunidad para explorar eso. Fue todo un reto por temas del espacio: este local que no es lo más grande que hay pero, al mismo tiempo, ese reto arquitectónico se tradujo en un espacio que de alguna manera comunicaba esta idea del proyecto, que es todo en uno y todos en pro de una nueva movilidad a través de la bicicleta” añade Pérez Palacios, el arquitecto de DFCC.
[caption id="attachment_257576" align="aligncenter" width="1280"]
La gran diferencia de cualquier otro lugar es que tenemos una conciencia del ciclismo que no existía en la Ciudad de México.[/caption]
DFCC es taller para bicicletas, tienda y café pero, sobre todo, es un lugar que crea comunidad. El ciclismo se ha vuelto cada vez más popular como deporte y, en la situación de pandemia, es uno de los que se pueden practicar sin mayor riesgo. En la ciudad, por ejemplo, se acaba de implementar una ciclovía por una de las avenidas vitales, Insurgentes. El carril, para cualquiera que estaba acostumbrado a usar la bicicleta como transporte, ha sido un triunfo y una esperanza para la movilidad alternativa.
Este proyecto es un recordatorio de que la movilidad sigue siendo un tema que afecta no sólo a los habitantes de la ciudad, sino a las personas que viven en la periferia. La bicicleta es un modo de transporte, un pasatiempo apasionante, y lugares como DFCC impulsan un estilo de vida que es bueno para el cuerpo, la comunidad y el ambiente.
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“Todo comenzó como un taller en la San Miguel Chapultepec en 2012 y luego ya de conocer a José, de estar platicando acerca de que en la Ciudad de México se iba a necesitar un espacio donde conviviera la gente ciclista, no sólo una tienda, sino un lugar donde pudieran venir a generar comunidad. En 2015, José conoció a Pablo y me dijo ‘conozco a la persona perfecta para el proyecto’. Así que nos juntamos los tres y la verdad es que empezamos a diseñar todo esto por ahí del 2015. Vamos a cumplir cinco años y somos el primer proyecto de este estilo en México” explica Guzmán, experto en bicicletas y jefe de operaciones de DFCC.
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Distrito Fijo Club de Ciclismo (DFCC) es un espacio en la colonia Juárez para los amantes del ciclismo.[/caption]
“Los tres, al compartir esta pasión y las ganas de impulsar el deporte y el estilo de vida—porque, más que un deporte, es un estilo de vida— creíamos que hacía falta un espacio donde se juntaran un café, una tienda y un taller, y que todo eso generara una comunidad para impulsar el ciclismo. Y qué mejor que fuera negocio, por supuesto”, sigue Alfaro, un amante del ciclismo desde sus días de estudiante en Europa. El club da la bienvenida con una barra abierta: los ciclistas pueden ordenar desde desayunos como fruta y hotcakes o unos waffles con huevo y tocino, hasta empanadas o sándwiches como el Lemond, bautizado así en honor a Greg LeMond, uno de los mejores ciclistas del mundo. dfcc es un punto de partida y llegada para tomar un café antes de salir a (o al regresar de) rodar. Todo está cuidado hasta el último detalle: las tazas hechas especialmente para el club, el menú y todo el mobiliario dentro.
“La gran diferencia de cualquier otro lugar—por lo menos, cuando abrimos— es que tenemos una conciencia del ciclismo que no existía. La gente en México no lo veía como ahorita y esto era una oportunidad de regresarle unos ojos a la ciudad, hacer un espacio donde verdaderamente se comentaran no sólo el ciclismo, sino la vida del peatón y la de barrio; el proyecto arquitectónicamente era una gran oportunidad para explorar eso. Fue todo un reto por temas del espacio: este local que no es lo más grande que hay pero, al mismo tiempo, ese reto arquitectónico se tradujo en un espacio que de alguna manera comunicaba esta idea del proyecto, que es todo en uno y todos en pro de una nueva movilidad a través de la bicicleta” añade Pérez Palacios, el arquitecto de DFCC.
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La gran diferencia de cualquier otro lugar es que tenemos una conciencia del ciclismo que no existía en la Ciudad de México.[/caption]
DFCC es taller para bicicletas, tienda y café pero, sobre todo, es un lugar que crea comunidad. El ciclismo se ha vuelto cada vez más popular como deporte y, en la situación de pandemia, es uno de los que se pueden practicar sin mayor riesgo. En la ciudad, por ejemplo, se acaba de implementar una ciclovía por una de las avenidas vitales, Insurgentes. El carril, para cualquiera que estaba acostumbrado a usar la bicicleta como transporte, ha sido un triunfo y una esperanza para la movilidad alternativa.
Este proyecto es un recordatorio de que la movilidad sigue siendo un tema que afecta no sólo a los habitantes de la ciudad, sino a las personas que viven en la periferia. La bicicleta es un modo de transporte, un pasatiempo apasionante, y lugares como DFCC impulsan un estilo de vida que es bueno para el cuerpo, la comunidad y el ambiente.
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