Bacardí Añejo: la reinvención del jaibol

Bacardí Añejo: la reinvención del jaibol

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Tiempo de Lectura: 00 min

Un vaso highball, hielo, ron Bacardí Añejo, limón, Angostura y, para completar, ginger ale. Por su frescura y fácil preparación, el jaibol se ha convertido en un clásico de la barra, pero, al prepararse con Bacardí Añejo, esta bebida gana complejidad en aromas y sabores. La reinvención de este coctel tiene un nombre, Jaibol Añejo, y viene acompañada de historia.

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de

En partes iguales, se mezclan el tiempo, la calidad y la trascendencia para alcanzar el estatus de clásico. Cuesta tanto trabajo obtener ese rango que, una vez conseguido, parece imposible hacer modificaciones. Pero si no se intenta, no hay posibilidad de apropiarse de algo, de hacerlo nuestro. Bacardí Añejo ha reinventado un clásico de la barra y ha conseguido que la combinación de hielo, limón, Angostura, ginger ale, garnitura y ron tenga su propia personalidad, al punto de hacerse con la autoridad para decir “nuestro jaibol es con Añejo”.

Bacardí, casa fundada en Cuba el 4 de febrero de 1862, propone su propia receta para disfrutar este trago, cuyo origen se calcula alrededor de 1767, luego de que el químico británico Joseph Priestley inventara el agua gasificada. Servido inicialmente con brandy, luego con whisky y posteriormente con cualquier destilado, el bautizo de este coctel se le adjudica finalmente al mixólogo Patrick Gavin Duffin, quien lo sirvió en Estados Unidos en 1920 usando los vasos highball para su presentación. De ahí el nombre en inglés que, con la llegada de esta tendencia a México, los mixólogos nacionales de la época adaptaron como “jaibol”, para nombrarlo en español.

Si se ha convertido en un clásico es por su frescura y fácil preparación. Con el ron como espíritu, Bacardí Añejo llevó esta aparente sencillez a un trago de aromas y sabores frescos, y tropicalizado para la gastronomía y el paladar mexicano: Jaibol Añejo.

En un vaso highball se añaden hielos, 60 mililitros de ron Bacardí Añejo, un golpe de amargo de Angostura y cinco mililitros de jugo de limón verde. Se completa con refresco ginger ale y, como garnitura, finalmente, este refrescante trago de contrastes se decora con una rodaja de limón mexicano.

Por su balance de aromas y sabores, esta bebida es fácil de tomar, agradable para todo tipo de gustos, e ideal para las reuniones con la familia y noches de amigos. Como maridaje es ideal presentarlo junto a cortes a la parrilla, nueces o chocolate oscuro, dado su perfil único.

Creado en 1862 por el español don Facundo Bacardí, Bacardí Añejo es una de las cuatro recetas originales de la destilería, que incluyen Bacardí Carta Blanca, Bacardí Carta Oro y Bacardí Ocho. Desde su concepción, hace más de 160 años, el ron Bacardí se elabora con la misma levadura para ser destilado y posteriormente añejado en barrica de roble blanco americano durante tres años o hasta que obtiene una textura suave y a la vez compleja. Durante el proceso de maduración de Añejo, el destilado presenta una evaporación de alcohol en el barril, a la que en las plantas de Bacardí llaman “el pago de los ángeles”.

Amaderado y especiado, Bacardí Añejo presenta en nariz notas de plátano maduro, vainilla, madera, nuez moscada y un ligero ahumado. En el paladar se encuentran notas de caramelo, chocolate amargo, vainilla, frutos tropicales y madera ligeramente ahumada, con un retrogusto largo, con características notas de roble americano.

Pero lo que hace aún más especial al Jaibol Añejo es un ingrediente extra que viene desde la botella de Bacardí Añejo: su historia. El legado de esta firma es digno de contar durante una reunión entre amigos.

Con 1 000 preseas, Bacardí es la fábrica de ron más premiada del mundo. Entre sus reconocimientos más importantes destacan el Oro en el World-Spirits Awards, Gran Oro en el prestigioso Monde Selection, y un Doble Oro en el San Francisco World Spirits Competition. La mayoría de estas competencias son degustaciones a ciegas en las que los sommeliers de ron ponen a prueba las creaciones de los master blenders de la marca, quienes combinan los rones añejos de formas especiales, a veces secretas, para crear el equilibrio perfecto de sabores, sensaciones en boca y exquisitos aromas.

Uno de los primeros premios importantes de la fábrica se dio en 1876, cuando el ron fue nombrado, junto con el teléfono, “invento revolucionario” en la Exposición Internacional de Filadelfia. Y no era para menos. El fundador probó a destilar en paralelo dos bases de ron: el aguardiente, que era un destilado muy fuerte, y una bebida redestilada. El resultado fue un ron suave. Doña Amalia, su esposa, tradujo la obra del químico francés Louis Pasteur y utilizó esas enseñanzas para propagar una cepa única de levadura local, a la cual se nombró “levadura Bacardí”. Su innovación se sumó a la de su esposo para seguir un proceso de destilación que fabricaba rones más ligeros.

Desde entonces, la excelencia de los rones Bacardí y Bacardí Añejo dependen de los master blenders, quienes, más allá de ser destiladores, en realidad son artesanos, y su formación puede durar hasta 10 años. Desde 1862 ha habido 83 maestros —de los cuales 26 han sido herederos directos de la familia Bacardí—, y son ellos los guardianes de todo el proceso de elaboración del ron, desde la selección de ingredientes hasta el embotellado.

La preparación de un Jaibol Añejo representa un homenaje en casa a toda esta tradición ronera. Mientras el coctel refresca una tarde calurosa o anima una noche de alta intensidad, se bebe parte de la historia. Se honra el símbolo del murciélago —adoptado por los animales que colgaban las vigas de la destilería original en Cuba—, y se brinda por los 162 años de vida de una fábrica que, ante la confiscación de operaciones y activos por parte del gobierno revolucionario, abandonó su lugar de origen para elaborar ron desde Estados Unidos, México, Puerto Rico, Italia e India. Sin embargo, el Bacardí Añejo hoy únicamente se fabrica en México para el resto del mundo.

Jaibol Añejo no solo es un trago refrescante fácil de beber y preparar. Es también una buena razón para compartir tardes y noches con la familia y amigos, al saber que, en partes iguales, este coctel mezcla la historia de Bacardí Añejo con la reinvención de un clásico.

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Un vaso highball, hielo, ron Bacardí Añejo, limón, Angostura y, para completar, ginger ale. Por su frescura y fácil preparación, el jaibol se ha convertido en un clásico de la barra, pero, al prepararse con Bacardí Añejo, esta bebida gana complejidad en aromas y sabores. La reinvención de este coctel tiene un nombre, Jaibol Añejo, y viene acompañada de historia.

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En partes iguales, se mezclan el tiempo, la calidad y la trascendencia para alcanzar el estatus de clásico. Cuesta tanto trabajo obtener ese rango que, una vez conseguido, parece imposible hacer modificaciones. Pero si no se intenta, no hay posibilidad de apropiarse de algo, de hacerlo nuestro. Bacardí Añejo ha reinventado un clásico de la barra y ha conseguido que la combinación de hielo, limón, Angostura, ginger ale, garnitura y ron tenga su propia personalidad, al punto de hacerse con la autoridad para decir “nuestro jaibol es con Añejo”.

Bacardí, casa fundada en Cuba el 4 de febrero de 1862, propone su propia receta para disfrutar este trago, cuyo origen se calcula alrededor de 1767, luego de que el químico británico Joseph Priestley inventara el agua gasificada. Servido inicialmente con brandy, luego con whisky y posteriormente con cualquier destilado, el bautizo de este coctel se le adjudica finalmente al mixólogo Patrick Gavin Duffin, quien lo sirvió en Estados Unidos en 1920 usando los vasos highball para su presentación. De ahí el nombre en inglés que, con la llegada de esta tendencia a México, los mixólogos nacionales de la época adaptaron como “jaibol”, para nombrarlo en español.

Si se ha convertido en un clásico es por su frescura y fácil preparación. Con el ron como espíritu, Bacardí Añejo llevó esta aparente sencillez a un trago de aromas y sabores frescos, y tropicalizado para la gastronomía y el paladar mexicano: Jaibol Añejo.

En un vaso highball se añaden hielos, 60 mililitros de ron Bacardí Añejo, un golpe de amargo de Angostura y cinco mililitros de jugo de limón verde. Se completa con refresco ginger ale y, como garnitura, finalmente, este refrescante trago de contrastes se decora con una rodaja de limón mexicano.

Por su balance de aromas y sabores, esta bebida es fácil de tomar, agradable para todo tipo de gustos, e ideal para las reuniones con la familia y noches de amigos. Como maridaje es ideal presentarlo junto a cortes a la parrilla, nueces o chocolate oscuro, dado su perfil único.

Creado en 1862 por el español don Facundo Bacardí, Bacardí Añejo es una de las cuatro recetas originales de la destilería, que incluyen Bacardí Carta Blanca, Bacardí Carta Oro y Bacardí Ocho. Desde su concepción, hace más de 160 años, el ron Bacardí se elabora con la misma levadura para ser destilado y posteriormente añejado en barrica de roble blanco americano durante tres años o hasta que obtiene una textura suave y a la vez compleja. Durante el proceso de maduración de Añejo, el destilado presenta una evaporación de alcohol en el barril, a la que en las plantas de Bacardí llaman “el pago de los ángeles”.

Amaderado y especiado, Bacardí Añejo presenta en nariz notas de plátano maduro, vainilla, madera, nuez moscada y un ligero ahumado. En el paladar se encuentran notas de caramelo, chocolate amargo, vainilla, frutos tropicales y madera ligeramente ahumada, con un retrogusto largo, con características notas de roble americano.

Pero lo que hace aún más especial al Jaibol Añejo es un ingrediente extra que viene desde la botella de Bacardí Añejo: su historia. El legado de esta firma es digno de contar durante una reunión entre amigos.

Con 1 000 preseas, Bacardí es la fábrica de ron más premiada del mundo. Entre sus reconocimientos más importantes destacan el Oro en el World-Spirits Awards, Gran Oro en el prestigioso Monde Selection, y un Doble Oro en el San Francisco World Spirits Competition. La mayoría de estas competencias son degustaciones a ciegas en las que los sommeliers de ron ponen a prueba las creaciones de los master blenders de la marca, quienes combinan los rones añejos de formas especiales, a veces secretas, para crear el equilibrio perfecto de sabores, sensaciones en boca y exquisitos aromas.

Uno de los primeros premios importantes de la fábrica se dio en 1876, cuando el ron fue nombrado, junto con el teléfono, “invento revolucionario” en la Exposición Internacional de Filadelfia. Y no era para menos. El fundador probó a destilar en paralelo dos bases de ron: el aguardiente, que era un destilado muy fuerte, y una bebida redestilada. El resultado fue un ron suave. Doña Amalia, su esposa, tradujo la obra del químico francés Louis Pasteur y utilizó esas enseñanzas para propagar una cepa única de levadura local, a la cual se nombró “levadura Bacardí”. Su innovación se sumó a la de su esposo para seguir un proceso de destilación que fabricaba rones más ligeros.

Desde entonces, la excelencia de los rones Bacardí y Bacardí Añejo dependen de los master blenders, quienes, más allá de ser destiladores, en realidad son artesanos, y su formación puede durar hasta 10 años. Desde 1862 ha habido 83 maestros —de los cuales 26 han sido herederos directos de la familia Bacardí—, y son ellos los guardianes de todo el proceso de elaboración del ron, desde la selección de ingredientes hasta el embotellado.

La preparación de un Jaibol Añejo representa un homenaje en casa a toda esta tradición ronera. Mientras el coctel refresca una tarde calurosa o anima una noche de alta intensidad, se bebe parte de la historia. Se honra el símbolo del murciélago —adoptado por los animales que colgaban las vigas de la destilería original en Cuba—, y se brinda por los 162 años de vida de una fábrica que, ante la confiscación de operaciones y activos por parte del gobierno revolucionario, abandonó su lugar de origen para elaborar ron desde Estados Unidos, México, Puerto Rico, Italia e India. Sin embargo, el Bacardí Añejo hoy únicamente se fabrica en México para el resto del mundo.

Jaibol Añejo no solo es un trago refrescante fácil de beber y preparar. Es también una buena razón para compartir tardes y noches con la familia y amigos, al saber que, en partes iguales, este coctel mezcla la historia de Bacardí Añejo con la reinvención de un clásico.

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Un vaso highball, hielo, ron Bacardí Añejo, limón, Angostura y, para completar, ginger ale. Por su frescura y fácil preparación, el jaibol se ha convertido en un clásico de la barra, pero, al prepararse con Bacardí Añejo, esta bebida gana complejidad en aromas y sabores. La reinvención de este coctel tiene un nombre, Jaibol Añejo, y viene acompañada de historia.

En partes iguales, se mezclan el tiempo, la calidad y la trascendencia para alcanzar el estatus de clásico. Cuesta tanto trabajo obtener ese rango que, una vez conseguido, parece imposible hacer modificaciones. Pero si no se intenta, no hay posibilidad de apropiarse de algo, de hacerlo nuestro. Bacardí Añejo ha reinventado un clásico de la barra y ha conseguido que la combinación de hielo, limón, Angostura, ginger ale, garnitura y ron tenga su propia personalidad, al punto de hacerse con la autoridad para decir “nuestro jaibol es con Añejo”.

Bacardí, casa fundada en Cuba el 4 de febrero de 1862, propone su propia receta para disfrutar este trago, cuyo origen se calcula alrededor de 1767, luego de que el químico británico Joseph Priestley inventara el agua gasificada. Servido inicialmente con brandy, luego con whisky y posteriormente con cualquier destilado, el bautizo de este coctel se le adjudica finalmente al mixólogo Patrick Gavin Duffin, quien lo sirvió en Estados Unidos en 1920 usando los vasos highball para su presentación. De ahí el nombre en inglés que, con la llegada de esta tendencia a México, los mixólogos nacionales de la época adaptaron como “jaibol”, para nombrarlo en español.

Si se ha convertido en un clásico es por su frescura y fácil preparación. Con el ron como espíritu, Bacardí Añejo llevó esta aparente sencillez a un trago de aromas y sabores frescos, y tropicalizado para la gastronomía y el paladar mexicano: Jaibol Añejo.

En un vaso highball se añaden hielos, 60 mililitros de ron Bacardí Añejo, un golpe de amargo de Angostura y cinco mililitros de jugo de limón verde. Se completa con refresco ginger ale y, como garnitura, finalmente, este refrescante trago de contrastes se decora con una rodaja de limón mexicano.

Por su balance de aromas y sabores, esta bebida es fácil de tomar, agradable para todo tipo de gustos, e ideal para las reuniones con la familia y noches de amigos. Como maridaje es ideal presentarlo junto a cortes a la parrilla, nueces o chocolate oscuro, dado su perfil único.

Creado en 1862 por el español don Facundo Bacardí, Bacardí Añejo es una de las cuatro recetas originales de la destilería, que incluyen Bacardí Carta Blanca, Bacardí Carta Oro y Bacardí Ocho. Desde su concepción, hace más de 160 años, el ron Bacardí se elabora con la misma levadura para ser destilado y posteriormente añejado en barrica de roble blanco americano durante tres años o hasta que obtiene una textura suave y a la vez compleja. Durante el proceso de maduración de Añejo, el destilado presenta una evaporación de alcohol en el barril, a la que en las plantas de Bacardí llaman “el pago de los ángeles”.

Amaderado y especiado, Bacardí Añejo presenta en nariz notas de plátano maduro, vainilla, madera, nuez moscada y un ligero ahumado. En el paladar se encuentran notas de caramelo, chocolate amargo, vainilla, frutos tropicales y madera ligeramente ahumada, con un retrogusto largo, con características notas de roble americano.

Pero lo que hace aún más especial al Jaibol Añejo es un ingrediente extra que viene desde la botella de Bacardí Añejo: su historia. El legado de esta firma es digno de contar durante una reunión entre amigos.

Con 1 000 preseas, Bacardí es la fábrica de ron más premiada del mundo. Entre sus reconocimientos más importantes destacan el Oro en el World-Spirits Awards, Gran Oro en el prestigioso Monde Selection, y un Doble Oro en el San Francisco World Spirits Competition. La mayoría de estas competencias son degustaciones a ciegas en las que los sommeliers de ron ponen a prueba las creaciones de los master blenders de la marca, quienes combinan los rones añejos de formas especiales, a veces secretas, para crear el equilibrio perfecto de sabores, sensaciones en boca y exquisitos aromas.

Uno de los primeros premios importantes de la fábrica se dio en 1876, cuando el ron fue nombrado, junto con el teléfono, “invento revolucionario” en la Exposición Internacional de Filadelfia. Y no era para menos. El fundador probó a destilar en paralelo dos bases de ron: el aguardiente, que era un destilado muy fuerte, y una bebida redestilada. El resultado fue un ron suave. Doña Amalia, su esposa, tradujo la obra del químico francés Louis Pasteur y utilizó esas enseñanzas para propagar una cepa única de levadura local, a la cual se nombró “levadura Bacardí”. Su innovación se sumó a la de su esposo para seguir un proceso de destilación que fabricaba rones más ligeros.

Desde entonces, la excelencia de los rones Bacardí y Bacardí Añejo dependen de los master blenders, quienes, más allá de ser destiladores, en realidad son artesanos, y su formación puede durar hasta 10 años. Desde 1862 ha habido 83 maestros —de los cuales 26 han sido herederos directos de la familia Bacardí—, y son ellos los guardianes de todo el proceso de elaboración del ron, desde la selección de ingredientes hasta el embotellado.

La preparación de un Jaibol Añejo representa un homenaje en casa a toda esta tradición ronera. Mientras el coctel refresca una tarde calurosa o anima una noche de alta intensidad, se bebe parte de la historia. Se honra el símbolo del murciélago —adoptado por los animales que colgaban las vigas de la destilería original en Cuba—, y se brinda por los 162 años de vida de una fábrica que, ante la confiscación de operaciones y activos por parte del gobierno revolucionario, abandonó su lugar de origen para elaborar ron desde Estados Unidos, México, Puerto Rico, Italia e India. Sin embargo, el Bacardí Añejo hoy únicamente se fabrica en México para el resto del mundo.

Jaibol Añejo no solo es un trago refrescante fácil de beber y preparar. Es también una buena razón para compartir tardes y noches con la familia y amigos, al saber que, en partes iguales, este coctel mezcla la historia de Bacardí Añejo con la reinvención de un clásico.

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Un vaso highball, hielo, ron Bacardí Añejo, limón, Angostura y, para completar, ginger ale. Por su frescura y fácil preparación, el jaibol se ha convertido en un clásico de la barra, pero, al prepararse con Bacardí Añejo, esta bebida gana complejidad en aromas y sabores. La reinvención de este coctel tiene un nombre, Jaibol Añejo, y viene acompañada de historia.

En partes iguales, se mezclan el tiempo, la calidad y la trascendencia para alcanzar el estatus de clásico. Cuesta tanto trabajo obtener ese rango que, una vez conseguido, parece imposible hacer modificaciones. Pero si no se intenta, no hay posibilidad de apropiarse de algo, de hacerlo nuestro. Bacardí Añejo ha reinventado un clásico de la barra y ha conseguido que la combinación de hielo, limón, Angostura, ginger ale, garnitura y ron tenga su propia personalidad, al punto de hacerse con la autoridad para decir “nuestro jaibol es con Añejo”.

Bacardí, casa fundada en Cuba el 4 de febrero de 1862, propone su propia receta para disfrutar este trago, cuyo origen se calcula alrededor de 1767, luego de que el químico británico Joseph Priestley inventara el agua gasificada. Servido inicialmente con brandy, luego con whisky y posteriormente con cualquier destilado, el bautizo de este coctel se le adjudica finalmente al mixólogo Patrick Gavin Duffin, quien lo sirvió en Estados Unidos en 1920 usando los vasos highball para su presentación. De ahí el nombre en inglés que, con la llegada de esta tendencia a México, los mixólogos nacionales de la época adaptaron como “jaibol”, para nombrarlo en español.

Si se ha convertido en un clásico es por su frescura y fácil preparación. Con el ron como espíritu, Bacardí Añejo llevó esta aparente sencillez a un trago de aromas y sabores frescos, y tropicalizado para la gastronomía y el paladar mexicano: Jaibol Añejo.

En un vaso highball se añaden hielos, 60 mililitros de ron Bacardí Añejo, un golpe de amargo de Angostura y cinco mililitros de jugo de limón verde. Se completa con refresco ginger ale y, como garnitura, finalmente, este refrescante trago de contrastes se decora con una rodaja de limón mexicano.

Por su balance de aromas y sabores, esta bebida es fácil de tomar, agradable para todo tipo de gustos, e ideal para las reuniones con la familia y noches de amigos. Como maridaje es ideal presentarlo junto a cortes a la parrilla, nueces o chocolate oscuro, dado su perfil único.

Creado en 1862 por el español don Facundo Bacardí, Bacardí Añejo es una de las cuatro recetas originales de la destilería, que incluyen Bacardí Carta Blanca, Bacardí Carta Oro y Bacardí Ocho. Desde su concepción, hace más de 160 años, el ron Bacardí se elabora con la misma levadura para ser destilado y posteriormente añejado en barrica de roble blanco americano durante tres años o hasta que obtiene una textura suave y a la vez compleja. Durante el proceso de maduración de Añejo, el destilado presenta una evaporación de alcohol en el barril, a la que en las plantas de Bacardí llaman “el pago de los ángeles”.

Amaderado y especiado, Bacardí Añejo presenta en nariz notas de plátano maduro, vainilla, madera, nuez moscada y un ligero ahumado. En el paladar se encuentran notas de caramelo, chocolate amargo, vainilla, frutos tropicales y madera ligeramente ahumada, con un retrogusto largo, con características notas de roble americano.

Pero lo que hace aún más especial al Jaibol Añejo es un ingrediente extra que viene desde la botella de Bacardí Añejo: su historia. El legado de esta firma es digno de contar durante una reunión entre amigos.

Con 1 000 preseas, Bacardí es la fábrica de ron más premiada del mundo. Entre sus reconocimientos más importantes destacan el Oro en el World-Spirits Awards, Gran Oro en el prestigioso Monde Selection, y un Doble Oro en el San Francisco World Spirits Competition. La mayoría de estas competencias son degustaciones a ciegas en las que los sommeliers de ron ponen a prueba las creaciones de los master blenders de la marca, quienes combinan los rones añejos de formas especiales, a veces secretas, para crear el equilibrio perfecto de sabores, sensaciones en boca y exquisitos aromas.

Uno de los primeros premios importantes de la fábrica se dio en 1876, cuando el ron fue nombrado, junto con el teléfono, “invento revolucionario” en la Exposición Internacional de Filadelfia. Y no era para menos. El fundador probó a destilar en paralelo dos bases de ron: el aguardiente, que era un destilado muy fuerte, y una bebida redestilada. El resultado fue un ron suave. Doña Amalia, su esposa, tradujo la obra del químico francés Louis Pasteur y utilizó esas enseñanzas para propagar una cepa única de levadura local, a la cual se nombró “levadura Bacardí”. Su innovación se sumó a la de su esposo para seguir un proceso de destilación que fabricaba rones más ligeros.

Desde entonces, la excelencia de los rones Bacardí y Bacardí Añejo dependen de los master blenders, quienes, más allá de ser destiladores, en realidad son artesanos, y su formación puede durar hasta 10 años. Desde 1862 ha habido 83 maestros —de los cuales 26 han sido herederos directos de la familia Bacardí—, y son ellos los guardianes de todo el proceso de elaboración del ron, desde la selección de ingredientes hasta el embotellado.

La preparación de un Jaibol Añejo representa un homenaje en casa a toda esta tradición ronera. Mientras el coctel refresca una tarde calurosa o anima una noche de alta intensidad, se bebe parte de la historia. Se honra el símbolo del murciélago —adoptado por los animales que colgaban las vigas de la destilería original en Cuba—, y se brinda por los 162 años de vida de una fábrica que, ante la confiscación de operaciones y activos por parte del gobierno revolucionario, abandonó su lugar de origen para elaborar ron desde Estados Unidos, México, Puerto Rico, Italia e India. Sin embargo, el Bacardí Añejo hoy únicamente se fabrica en México para el resto del mundo.

Jaibol Añejo no solo es un trago refrescante fácil de beber y preparar. Es también una buena razón para compartir tardes y noches con la familia y amigos, al saber que, en partes iguales, este coctel mezcla la historia de Bacardí Añejo con la reinvención de un clásico.

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Un vaso highball, hielo, ron Bacardí Añejo, limón, Angostura y, para completar, ginger ale. Por su frescura y fácil preparación, el jaibol se ha convertido en un clásico de la barra, pero, al prepararse con Bacardí Añejo, esta bebida gana complejidad en aromas y sabores. La reinvención de este coctel tiene un nombre, Jaibol Añejo, y viene acompañada de historia.

En partes iguales, se mezclan el tiempo, la calidad y la trascendencia para alcanzar el estatus de clásico. Cuesta tanto trabajo obtener ese rango que, una vez conseguido, parece imposible hacer modificaciones. Pero si no se intenta, no hay posibilidad de apropiarse de algo, de hacerlo nuestro. Bacardí Añejo ha reinventado un clásico de la barra y ha conseguido que la combinación de hielo, limón, Angostura, ginger ale, garnitura y ron tenga su propia personalidad, al punto de hacerse con la autoridad para decir “nuestro jaibol es con Añejo”.

Bacardí, casa fundada en Cuba el 4 de febrero de 1862, propone su propia receta para disfrutar este trago, cuyo origen se calcula alrededor de 1767, luego de que el químico británico Joseph Priestley inventara el agua gasificada. Servido inicialmente con brandy, luego con whisky y posteriormente con cualquier destilado, el bautizo de este coctel se le adjudica finalmente al mixólogo Patrick Gavin Duffin, quien lo sirvió en Estados Unidos en 1920 usando los vasos highball para su presentación. De ahí el nombre en inglés que, con la llegada de esta tendencia a México, los mixólogos nacionales de la época adaptaron como “jaibol”, para nombrarlo en español.

Si se ha convertido en un clásico es por su frescura y fácil preparación. Con el ron como espíritu, Bacardí Añejo llevó esta aparente sencillez a un trago de aromas y sabores frescos, y tropicalizado para la gastronomía y el paladar mexicano: Jaibol Añejo.

En un vaso highball se añaden hielos, 60 mililitros de ron Bacardí Añejo, un golpe de amargo de Angostura y cinco mililitros de jugo de limón verde. Se completa con refresco ginger ale y, como garnitura, finalmente, este refrescante trago de contrastes se decora con una rodaja de limón mexicano.

Por su balance de aromas y sabores, esta bebida es fácil de tomar, agradable para todo tipo de gustos, e ideal para las reuniones con la familia y noches de amigos. Como maridaje es ideal presentarlo junto a cortes a la parrilla, nueces o chocolate oscuro, dado su perfil único.

Creado en 1862 por el español don Facundo Bacardí, Bacardí Añejo es una de las cuatro recetas originales de la destilería, que incluyen Bacardí Carta Blanca, Bacardí Carta Oro y Bacardí Ocho. Desde su concepción, hace más de 160 años, el ron Bacardí se elabora con la misma levadura para ser destilado y posteriormente añejado en barrica de roble blanco americano durante tres años o hasta que obtiene una textura suave y a la vez compleja. Durante el proceso de maduración de Añejo, el destilado presenta una evaporación de alcohol en el barril, a la que en las plantas de Bacardí llaman “el pago de los ángeles”.

Amaderado y especiado, Bacardí Añejo presenta en nariz notas de plátano maduro, vainilla, madera, nuez moscada y un ligero ahumado. En el paladar se encuentran notas de caramelo, chocolate amargo, vainilla, frutos tropicales y madera ligeramente ahumada, con un retrogusto largo, con características notas de roble americano.

Pero lo que hace aún más especial al Jaibol Añejo es un ingrediente extra que viene desde la botella de Bacardí Añejo: su historia. El legado de esta firma es digno de contar durante una reunión entre amigos.

Con 1 000 preseas, Bacardí es la fábrica de ron más premiada del mundo. Entre sus reconocimientos más importantes destacan el Oro en el World-Spirits Awards, Gran Oro en el prestigioso Monde Selection, y un Doble Oro en el San Francisco World Spirits Competition. La mayoría de estas competencias son degustaciones a ciegas en las que los sommeliers de ron ponen a prueba las creaciones de los master blenders de la marca, quienes combinan los rones añejos de formas especiales, a veces secretas, para crear el equilibrio perfecto de sabores, sensaciones en boca y exquisitos aromas.

Uno de los primeros premios importantes de la fábrica se dio en 1876, cuando el ron fue nombrado, junto con el teléfono, “invento revolucionario” en la Exposición Internacional de Filadelfia. Y no era para menos. El fundador probó a destilar en paralelo dos bases de ron: el aguardiente, que era un destilado muy fuerte, y una bebida redestilada. El resultado fue un ron suave. Doña Amalia, su esposa, tradujo la obra del químico francés Louis Pasteur y utilizó esas enseñanzas para propagar una cepa única de levadura local, a la cual se nombró “levadura Bacardí”. Su innovación se sumó a la de su esposo para seguir un proceso de destilación que fabricaba rones más ligeros.

Desde entonces, la excelencia de los rones Bacardí y Bacardí Añejo dependen de los master blenders, quienes, más allá de ser destiladores, en realidad son artesanos, y su formación puede durar hasta 10 años. Desde 1862 ha habido 83 maestros —de los cuales 26 han sido herederos directos de la familia Bacardí—, y son ellos los guardianes de todo el proceso de elaboración del ron, desde la selección de ingredientes hasta el embotellado.

La preparación de un Jaibol Añejo representa un homenaje en casa a toda esta tradición ronera. Mientras el coctel refresca una tarde calurosa o anima una noche de alta intensidad, se bebe parte de la historia. Se honra el símbolo del murciélago —adoptado por los animales que colgaban las vigas de la destilería original en Cuba—, y se brinda por los 162 años de vida de una fábrica que, ante la confiscación de operaciones y activos por parte del gobierno revolucionario, abandonó su lugar de origen para elaborar ron desde Estados Unidos, México, Puerto Rico, Italia e India. Sin embargo, el Bacardí Añejo hoy únicamente se fabrica en México para el resto del mundo.

Jaibol Añejo no solo es un trago refrescante fácil de beber y preparar. Es también una buena razón para compartir tardes y noches con la familia y amigos, al saber que, en partes iguales, este coctel mezcla la historia de Bacardí Añejo con la reinvención de un clásico.

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Un vaso highball, hielo, ron Bacardí Añejo, limón, Angostura y, para completar, ginger ale. Por su frescura y fácil preparación, el jaibol se ha convertido en un clásico de la barra, pero, al prepararse con Bacardí Añejo, esta bebida gana complejidad en aromas y sabores. La reinvención de este coctel tiene un nombre, Jaibol Añejo, y viene acompañada de historia.

En partes iguales, se mezclan el tiempo, la calidad y la trascendencia para alcanzar el estatus de clásico. Cuesta tanto trabajo obtener ese rango que, una vez conseguido, parece imposible hacer modificaciones. Pero si no se intenta, no hay posibilidad de apropiarse de algo, de hacerlo nuestro. Bacardí Añejo ha reinventado un clásico de la barra y ha conseguido que la combinación de hielo, limón, Angostura, ginger ale, garnitura y ron tenga su propia personalidad, al punto de hacerse con la autoridad para decir “nuestro jaibol es con Añejo”.

Bacardí, casa fundada en Cuba el 4 de febrero de 1862, propone su propia receta para disfrutar este trago, cuyo origen se calcula alrededor de 1767, luego de que el químico británico Joseph Priestley inventara el agua gasificada. Servido inicialmente con brandy, luego con whisky y posteriormente con cualquier destilado, el bautizo de este coctel se le adjudica finalmente al mixólogo Patrick Gavin Duffin, quien lo sirvió en Estados Unidos en 1920 usando los vasos highball para su presentación. De ahí el nombre en inglés que, con la llegada de esta tendencia a México, los mixólogos nacionales de la época adaptaron como “jaibol”, para nombrarlo en español.

Si se ha convertido en un clásico es por su frescura y fácil preparación. Con el ron como espíritu, Bacardí Añejo llevó esta aparente sencillez a un trago de aromas y sabores frescos, y tropicalizado para la gastronomía y el paladar mexicano: Jaibol Añejo.

En un vaso highball se añaden hielos, 60 mililitros de ron Bacardí Añejo, un golpe de amargo de Angostura y cinco mililitros de jugo de limón verde. Se completa con refresco ginger ale y, como garnitura, finalmente, este refrescante trago de contrastes se decora con una rodaja de limón mexicano.

Por su balance de aromas y sabores, esta bebida es fácil de tomar, agradable para todo tipo de gustos, e ideal para las reuniones con la familia y noches de amigos. Como maridaje es ideal presentarlo junto a cortes a la parrilla, nueces o chocolate oscuro, dado su perfil único.

Creado en 1862 por el español don Facundo Bacardí, Bacardí Añejo es una de las cuatro recetas originales de la destilería, que incluyen Bacardí Carta Blanca, Bacardí Carta Oro y Bacardí Ocho. Desde su concepción, hace más de 160 años, el ron Bacardí se elabora con la misma levadura para ser destilado y posteriormente añejado en barrica de roble blanco americano durante tres años o hasta que obtiene una textura suave y a la vez compleja. Durante el proceso de maduración de Añejo, el destilado presenta una evaporación de alcohol en el barril, a la que en las plantas de Bacardí llaman “el pago de los ángeles”.

Amaderado y especiado, Bacardí Añejo presenta en nariz notas de plátano maduro, vainilla, madera, nuez moscada y un ligero ahumado. En el paladar se encuentran notas de caramelo, chocolate amargo, vainilla, frutos tropicales y madera ligeramente ahumada, con un retrogusto largo, con características notas de roble americano.

Pero lo que hace aún más especial al Jaibol Añejo es un ingrediente extra que viene desde la botella de Bacardí Añejo: su historia. El legado de esta firma es digno de contar durante una reunión entre amigos.

Con 1 000 preseas, Bacardí es la fábrica de ron más premiada del mundo. Entre sus reconocimientos más importantes destacan el Oro en el World-Spirits Awards, Gran Oro en el prestigioso Monde Selection, y un Doble Oro en el San Francisco World Spirits Competition. La mayoría de estas competencias son degustaciones a ciegas en las que los sommeliers de ron ponen a prueba las creaciones de los master blenders de la marca, quienes combinan los rones añejos de formas especiales, a veces secretas, para crear el equilibrio perfecto de sabores, sensaciones en boca y exquisitos aromas.

Uno de los primeros premios importantes de la fábrica se dio en 1876, cuando el ron fue nombrado, junto con el teléfono, “invento revolucionario” en la Exposición Internacional de Filadelfia. Y no era para menos. El fundador probó a destilar en paralelo dos bases de ron: el aguardiente, que era un destilado muy fuerte, y una bebida redestilada. El resultado fue un ron suave. Doña Amalia, su esposa, tradujo la obra del químico francés Louis Pasteur y utilizó esas enseñanzas para propagar una cepa única de levadura local, a la cual se nombró “levadura Bacardí”. Su innovación se sumó a la de su esposo para seguir un proceso de destilación que fabricaba rones más ligeros.

Desde entonces, la excelencia de los rones Bacardí y Bacardí Añejo dependen de los master blenders, quienes, más allá de ser destiladores, en realidad son artesanos, y su formación puede durar hasta 10 años. Desde 1862 ha habido 83 maestros —de los cuales 26 han sido herederos directos de la familia Bacardí—, y son ellos los guardianes de todo el proceso de elaboración del ron, desde la selección de ingredientes hasta el embotellado.

La preparación de un Jaibol Añejo representa un homenaje en casa a toda esta tradición ronera. Mientras el coctel refresca una tarde calurosa o anima una noche de alta intensidad, se bebe parte de la historia. Se honra el símbolo del murciélago —adoptado por los animales que colgaban las vigas de la destilería original en Cuba—, y se brinda por los 162 años de vida de una fábrica que, ante la confiscación de operaciones y activos por parte del gobierno revolucionario, abandonó su lugar de origen para elaborar ron desde Estados Unidos, México, Puerto Rico, Italia e India. Sin embargo, el Bacardí Añejo hoy únicamente se fabrica en México para el resto del mundo.

Jaibol Añejo no solo es un trago refrescante fácil de beber y preparar. Es también una buena razón para compartir tardes y noches con la familia y amigos, al saber que, en partes iguales, este coctel mezcla la historia de Bacardí Añejo con la reinvención de un clásico.

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Texto de
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Realización de
Ilustración de
Traducción de

Un vaso highball, hielo, ron Bacardí Añejo, limón, Angostura y, para completar, ginger ale. Por su frescura y fácil preparación, el jaibol se ha convertido en un clásico de la barra, pero, al prepararse con Bacardí Añejo, esta bebida gana complejidad en aromas y sabores. La reinvención de este coctel tiene un nombre, Jaibol Añejo, y viene acompañada de historia.

En partes iguales, se mezclan el tiempo, la calidad y la trascendencia para alcanzar el estatus de clásico. Cuesta tanto trabajo obtener ese rango que, una vez conseguido, parece imposible hacer modificaciones. Pero si no se intenta, no hay posibilidad de apropiarse de algo, de hacerlo nuestro. Bacardí Añejo ha reinventado un clásico de la barra y ha conseguido que la combinación de hielo, limón, Angostura, ginger ale, garnitura y ron tenga su propia personalidad, al punto de hacerse con la autoridad para decir “nuestro jaibol es con Añejo”.

Bacardí, casa fundada en Cuba el 4 de febrero de 1862, propone su propia receta para disfrutar este trago, cuyo origen se calcula alrededor de 1767, luego de que el químico británico Joseph Priestley inventara el agua gasificada. Servido inicialmente con brandy, luego con whisky y posteriormente con cualquier destilado, el bautizo de este coctel se le adjudica finalmente al mixólogo Patrick Gavin Duffin, quien lo sirvió en Estados Unidos en 1920 usando los vasos highball para su presentación. De ahí el nombre en inglés que, con la llegada de esta tendencia a México, los mixólogos nacionales de la época adaptaron como “jaibol”, para nombrarlo en español.

Si se ha convertido en un clásico es por su frescura y fácil preparación. Con el ron como espíritu, Bacardí Añejo llevó esta aparente sencillez a un trago de aromas y sabores frescos, y tropicalizado para la gastronomía y el paladar mexicano: Jaibol Añejo.

En un vaso highball se añaden hielos, 60 mililitros de ron Bacardí Añejo, un golpe de amargo de Angostura y cinco mililitros de jugo de limón verde. Se completa con refresco ginger ale y, como garnitura, finalmente, este refrescante trago de contrastes se decora con una rodaja de limón mexicano.

Por su balance de aromas y sabores, esta bebida es fácil de tomar, agradable para todo tipo de gustos, e ideal para las reuniones con la familia y noches de amigos. Como maridaje es ideal presentarlo junto a cortes a la parrilla, nueces o chocolate oscuro, dado su perfil único.

Creado en 1862 por el español don Facundo Bacardí, Bacardí Añejo es una de las cuatro recetas originales de la destilería, que incluyen Bacardí Carta Blanca, Bacardí Carta Oro y Bacardí Ocho. Desde su concepción, hace más de 160 años, el ron Bacardí se elabora con la misma levadura para ser destilado y posteriormente añejado en barrica de roble blanco americano durante tres años o hasta que obtiene una textura suave y a la vez compleja. Durante el proceso de maduración de Añejo, el destilado presenta una evaporación de alcohol en el barril, a la que en las plantas de Bacardí llaman “el pago de los ángeles”.

Amaderado y especiado, Bacardí Añejo presenta en nariz notas de plátano maduro, vainilla, madera, nuez moscada y un ligero ahumado. En el paladar se encuentran notas de caramelo, chocolate amargo, vainilla, frutos tropicales y madera ligeramente ahumada, con un retrogusto largo, con características notas de roble americano.

Pero lo que hace aún más especial al Jaibol Añejo es un ingrediente extra que viene desde la botella de Bacardí Añejo: su historia. El legado de esta firma es digno de contar durante una reunión entre amigos.

Con 1 000 preseas, Bacardí es la fábrica de ron más premiada del mundo. Entre sus reconocimientos más importantes destacan el Oro en el World-Spirits Awards, Gran Oro en el prestigioso Monde Selection, y un Doble Oro en el San Francisco World Spirits Competition. La mayoría de estas competencias son degustaciones a ciegas en las que los sommeliers de ron ponen a prueba las creaciones de los master blenders de la marca, quienes combinan los rones añejos de formas especiales, a veces secretas, para crear el equilibrio perfecto de sabores, sensaciones en boca y exquisitos aromas.

Uno de los primeros premios importantes de la fábrica se dio en 1876, cuando el ron fue nombrado, junto con el teléfono, “invento revolucionario” en la Exposición Internacional de Filadelfia. Y no era para menos. El fundador probó a destilar en paralelo dos bases de ron: el aguardiente, que era un destilado muy fuerte, y una bebida redestilada. El resultado fue un ron suave. Doña Amalia, su esposa, tradujo la obra del químico francés Louis Pasteur y utilizó esas enseñanzas para propagar una cepa única de levadura local, a la cual se nombró “levadura Bacardí”. Su innovación se sumó a la de su esposo para seguir un proceso de destilación que fabricaba rones más ligeros.

Desde entonces, la excelencia de los rones Bacardí y Bacardí Añejo dependen de los master blenders, quienes, más allá de ser destiladores, en realidad son artesanos, y su formación puede durar hasta 10 años. Desde 1862 ha habido 83 maestros —de los cuales 26 han sido herederos directos de la familia Bacardí—, y son ellos los guardianes de todo el proceso de elaboración del ron, desde la selección de ingredientes hasta el embotellado.

La preparación de un Jaibol Añejo representa un homenaje en casa a toda esta tradición ronera. Mientras el coctel refresca una tarde calurosa o anima una noche de alta intensidad, se bebe parte de la historia. Se honra el símbolo del murciélago —adoptado por los animales que colgaban las vigas de la destilería original en Cuba—, y se brinda por los 162 años de vida de una fábrica que, ante la confiscación de operaciones y activos por parte del gobierno revolucionario, abandonó su lugar de origen para elaborar ron desde Estados Unidos, México, Puerto Rico, Italia e India. Sin embargo, el Bacardí Añejo hoy únicamente se fabrica en México para el resto del mundo.

Jaibol Añejo no solo es un trago refrescante fácil de beber y preparar. Es también una buena razón para compartir tardes y noches con la familia y amigos, al saber que, en partes iguales, este coctel mezcla la historia de Bacardí Añejo con la reinvención de un clásico.

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Un vaso highball, hielo, ron Bacardí Añejo, limón, Angostura y, para completar, ginger ale. Por su frescura y fácil preparación, el jaibol se ha convertido en un clásico de la barra, pero, al prepararse con Bacardí Añejo, esta bebida gana complejidad en aromas y sabores. La reinvención de este coctel tiene un nombre, Jaibol Añejo, y viene acompañada de historia.

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En partes iguales, se mezclan el tiempo, la calidad y la trascendencia para alcanzar el estatus de clásico. Cuesta tanto trabajo obtener ese rango que, una vez conseguido, parece imposible hacer modificaciones. Pero si no se intenta, no hay posibilidad de apropiarse de algo, de hacerlo nuestro. Bacardí Añejo ha reinventado un clásico de la barra y ha conseguido que la combinación de hielo, limón, Angostura, ginger ale, garnitura y ron tenga su propia personalidad, al punto de hacerse con la autoridad para decir “nuestro jaibol es con Añejo”.

Bacardí, casa fundada en Cuba el 4 de febrero de 1862, propone su propia receta para disfrutar este trago, cuyo origen se calcula alrededor de 1767, luego de que el químico británico Joseph Priestley inventara el agua gasificada. Servido inicialmente con brandy, luego con whisky y posteriormente con cualquier destilado, el bautizo de este coctel se le adjudica finalmente al mixólogo Patrick Gavin Duffin, quien lo sirvió en Estados Unidos en 1920 usando los vasos highball para su presentación. De ahí el nombre en inglés que, con la llegada de esta tendencia a México, los mixólogos nacionales de la época adaptaron como “jaibol”, para nombrarlo en español.

Si se ha convertido en un clásico es por su frescura y fácil preparación. Con el ron como espíritu, Bacardí Añejo llevó esta aparente sencillez a un trago de aromas y sabores frescos, y tropicalizado para la gastronomía y el paladar mexicano: Jaibol Añejo.

En un vaso highball se añaden hielos, 60 mililitros de ron Bacardí Añejo, un golpe de amargo de Angostura y cinco mililitros de jugo de limón verde. Se completa con refresco ginger ale y, como garnitura, finalmente, este refrescante trago de contrastes se decora con una rodaja de limón mexicano.

Por su balance de aromas y sabores, esta bebida es fácil de tomar, agradable para todo tipo de gustos, e ideal para las reuniones con la familia y noches de amigos. Como maridaje es ideal presentarlo junto a cortes a la parrilla, nueces o chocolate oscuro, dado su perfil único.

Creado en 1862 por el español don Facundo Bacardí, Bacardí Añejo es una de las cuatro recetas originales de la destilería, que incluyen Bacardí Carta Blanca, Bacardí Carta Oro y Bacardí Ocho. Desde su concepción, hace más de 160 años, el ron Bacardí se elabora con la misma levadura para ser destilado y posteriormente añejado en barrica de roble blanco americano durante tres años o hasta que obtiene una textura suave y a la vez compleja. Durante el proceso de maduración de Añejo, el destilado presenta una evaporación de alcohol en el barril, a la que en las plantas de Bacardí llaman “el pago de los ángeles”.

Amaderado y especiado, Bacardí Añejo presenta en nariz notas de plátano maduro, vainilla, madera, nuez moscada y un ligero ahumado. En el paladar se encuentran notas de caramelo, chocolate amargo, vainilla, frutos tropicales y madera ligeramente ahumada, con un retrogusto largo, con características notas de roble americano.

Pero lo que hace aún más especial al Jaibol Añejo es un ingrediente extra que viene desde la botella de Bacardí Añejo: su historia. El legado de esta firma es digno de contar durante una reunión entre amigos.

Con 1 000 preseas, Bacardí es la fábrica de ron más premiada del mundo. Entre sus reconocimientos más importantes destacan el Oro en el World-Spirits Awards, Gran Oro en el prestigioso Monde Selection, y un Doble Oro en el San Francisco World Spirits Competition. La mayoría de estas competencias son degustaciones a ciegas en las que los sommeliers de ron ponen a prueba las creaciones de los master blenders de la marca, quienes combinan los rones añejos de formas especiales, a veces secretas, para crear el equilibrio perfecto de sabores, sensaciones en boca y exquisitos aromas.

Uno de los primeros premios importantes de la fábrica se dio en 1876, cuando el ron fue nombrado, junto con el teléfono, “invento revolucionario” en la Exposición Internacional de Filadelfia. Y no era para menos. El fundador probó a destilar en paralelo dos bases de ron: el aguardiente, que era un destilado muy fuerte, y una bebida redestilada. El resultado fue un ron suave. Doña Amalia, su esposa, tradujo la obra del químico francés Louis Pasteur y utilizó esas enseñanzas para propagar una cepa única de levadura local, a la cual se nombró “levadura Bacardí”. Su innovación se sumó a la de su esposo para seguir un proceso de destilación que fabricaba rones más ligeros.

Desde entonces, la excelencia de los rones Bacardí y Bacardí Añejo dependen de los master blenders, quienes, más allá de ser destiladores, en realidad son artesanos, y su formación puede durar hasta 10 años. Desde 1862 ha habido 83 maestros —de los cuales 26 han sido herederos directos de la familia Bacardí—, y son ellos los guardianes de todo el proceso de elaboración del ron, desde la selección de ingredientes hasta el embotellado.

La preparación de un Jaibol Añejo representa un homenaje en casa a toda esta tradición ronera. Mientras el coctel refresca una tarde calurosa o anima una noche de alta intensidad, se bebe parte de la historia. Se honra el símbolo del murciélago —adoptado por los animales que colgaban las vigas de la destilería original en Cuba—, y se brinda por los 162 años de vida de una fábrica que, ante la confiscación de operaciones y activos por parte del gobierno revolucionario, abandonó su lugar de origen para elaborar ron desde Estados Unidos, México, Puerto Rico, Italia e India. Sin embargo, el Bacardí Añejo hoy únicamente se fabrica en México para el resto del mundo.

Jaibol Añejo no solo es un trago refrescante fácil de beber y preparar. Es también una buena razón para compartir tardes y noches con la familia y amigos, al saber que, en partes iguales, este coctel mezcla la historia de Bacardí Añejo con la reinvención de un clásico.

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Un vaso highball, hielo, ron Bacardí Añejo, limón, Angostura y, para completar, ginger ale. Por su frescura y fácil preparación, el jaibol se ha convertido en un clásico de la barra, pero, al prepararse con Bacardí Añejo, esta bebida gana complejidad en aromas y sabores. La reinvención de este coctel tiene un nombre, Jaibol Añejo, y viene acompañada de historia.

En partes iguales, se mezclan el tiempo, la calidad y la trascendencia para alcanzar el estatus de clásico. Cuesta tanto trabajo obtener ese rango que, una vez conseguido, parece imposible hacer modificaciones. Pero si no se intenta, no hay posibilidad de apropiarse de algo, de hacerlo nuestro. Bacardí Añejo ha reinventado un clásico de la barra y ha conseguido que la combinación de hielo, limón, Angostura, ginger ale, garnitura y ron tenga su propia personalidad, al punto de hacerse con la autoridad para decir “nuestro jaibol es con Añejo”.

Bacardí, casa fundada en Cuba el 4 de febrero de 1862, propone su propia receta para disfrutar este trago, cuyo origen se calcula alrededor de 1767, luego de que el químico británico Joseph Priestley inventara el agua gasificada. Servido inicialmente con brandy, luego con whisky y posteriormente con cualquier destilado, el bautizo de este coctel se le adjudica finalmente al mixólogo Patrick Gavin Duffin, quien lo sirvió en Estados Unidos en 1920 usando los vasos highball para su presentación. De ahí el nombre en inglés que, con la llegada de esta tendencia a México, los mixólogos nacionales de la época adaptaron como “jaibol”, para nombrarlo en español.

Si se ha convertido en un clásico es por su frescura y fácil preparación. Con el ron como espíritu, Bacardí Añejo llevó esta aparente sencillez a un trago de aromas y sabores frescos, y tropicalizado para la gastronomía y el paladar mexicano: Jaibol Añejo.

En un vaso highball se añaden hielos, 60 mililitros de ron Bacardí Añejo, un golpe de amargo de Angostura y cinco mililitros de jugo de limón verde. Se completa con refresco ginger ale y, como garnitura, finalmente, este refrescante trago de contrastes se decora con una rodaja de limón mexicano.

Por su balance de aromas y sabores, esta bebida es fácil de tomar, agradable para todo tipo de gustos, e ideal para las reuniones con la familia y noches de amigos. Como maridaje es ideal presentarlo junto a cortes a la parrilla, nueces o chocolate oscuro, dado su perfil único.

Creado en 1862 por el español don Facundo Bacardí, Bacardí Añejo es una de las cuatro recetas originales de la destilería, que incluyen Bacardí Carta Blanca, Bacardí Carta Oro y Bacardí Ocho. Desde su concepción, hace más de 160 años, el ron Bacardí se elabora con la misma levadura para ser destilado y posteriormente añejado en barrica de roble blanco americano durante tres años o hasta que obtiene una textura suave y a la vez compleja. Durante el proceso de maduración de Añejo, el destilado presenta una evaporación de alcohol en el barril, a la que en las plantas de Bacardí llaman “el pago de los ángeles”.

Amaderado y especiado, Bacardí Añejo presenta en nariz notas de plátano maduro, vainilla, madera, nuez moscada y un ligero ahumado. En el paladar se encuentran notas de caramelo, chocolate amargo, vainilla, frutos tropicales y madera ligeramente ahumada, con un retrogusto largo, con características notas de roble americano.

Pero lo que hace aún más especial al Jaibol Añejo es un ingrediente extra que viene desde la botella de Bacardí Añejo: su historia. El legado de esta firma es digno de contar durante una reunión entre amigos.

Con 1 000 preseas, Bacardí es la fábrica de ron más premiada del mundo. Entre sus reconocimientos más importantes destacan el Oro en el World-Spirits Awards, Gran Oro en el prestigioso Monde Selection, y un Doble Oro en el San Francisco World Spirits Competition. La mayoría de estas competencias son degustaciones a ciegas en las que los sommeliers de ron ponen a prueba las creaciones de los master blenders de la marca, quienes combinan los rones añejos de formas especiales, a veces secretas, para crear el equilibrio perfecto de sabores, sensaciones en boca y exquisitos aromas.

Uno de los primeros premios importantes de la fábrica se dio en 1876, cuando el ron fue nombrado, junto con el teléfono, “invento revolucionario” en la Exposición Internacional de Filadelfia. Y no era para menos. El fundador probó a destilar en paralelo dos bases de ron: el aguardiente, que era un destilado muy fuerte, y una bebida redestilada. El resultado fue un ron suave. Doña Amalia, su esposa, tradujo la obra del químico francés Louis Pasteur y utilizó esas enseñanzas para propagar una cepa única de levadura local, a la cual se nombró “levadura Bacardí”. Su innovación se sumó a la de su esposo para seguir un proceso de destilación que fabricaba rones más ligeros.

Desde entonces, la excelencia de los rones Bacardí y Bacardí Añejo dependen de los master blenders, quienes, más allá de ser destiladores, en realidad son artesanos, y su formación puede durar hasta 10 años. Desde 1862 ha habido 83 maestros —de los cuales 26 han sido herederos directos de la familia Bacardí—, y son ellos los guardianes de todo el proceso de elaboración del ron, desde la selección de ingredientes hasta el embotellado.

La preparación de un Jaibol Añejo representa un homenaje en casa a toda esta tradición ronera. Mientras el coctel refresca una tarde calurosa o anima una noche de alta intensidad, se bebe parte de la historia. Se honra el símbolo del murciélago —adoptado por los animales que colgaban las vigas de la destilería original en Cuba—, y se brinda por los 162 años de vida de una fábrica que, ante la confiscación de operaciones y activos por parte del gobierno revolucionario, abandonó su lugar de origen para elaborar ron desde Estados Unidos, México, Puerto Rico, Italia e India. Sin embargo, el Bacardí Añejo hoy únicamente se fabrica en México para el resto del mundo.

Jaibol Añejo no solo es un trago refrescante fácil de beber y preparar. Es también una buena razón para compartir tardes y noches con la familia y amigos, al saber que, en partes iguales, este coctel mezcla la historia de Bacardí Añejo con la reinvención de un clásico.

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Un vaso highball, hielo, ron Bacardí Añejo, limón, Angostura y, para completar, ginger ale. Por su frescura y fácil preparación, el jaibol se ha convertido en un clásico de la barra, pero, al prepararse con Bacardí Añejo, esta bebida gana complejidad en aromas y sabores. La reinvención de este coctel tiene un nombre, Jaibol Añejo, y viene acompañada de historia.

En partes iguales, se mezclan el tiempo, la calidad y la trascendencia para alcanzar el estatus de clásico. Cuesta tanto trabajo obtener ese rango que, una vez conseguido, parece imposible hacer modificaciones. Pero si no se intenta, no hay posibilidad de apropiarse de algo, de hacerlo nuestro. Bacardí Añejo ha reinventado un clásico de la barra y ha conseguido que la combinación de hielo, limón, Angostura, ginger ale, garnitura y ron tenga su propia personalidad, al punto de hacerse con la autoridad para decir “nuestro jaibol es con Añejo”.

Bacardí, casa fundada en Cuba el 4 de febrero de 1862, propone su propia receta para disfrutar este trago, cuyo origen se calcula alrededor de 1767, luego de que el químico británico Joseph Priestley inventara el agua gasificada. Servido inicialmente con brandy, luego con whisky y posteriormente con cualquier destilado, el bautizo de este coctel se le adjudica finalmente al mixólogo Patrick Gavin Duffin, quien lo sirvió en Estados Unidos en 1920 usando los vasos highball para su presentación. De ahí el nombre en inglés que, con la llegada de esta tendencia a México, los mixólogos nacionales de la época adaptaron como “jaibol”, para nombrarlo en español.

Si se ha convertido en un clásico es por su frescura y fácil preparación. Con el ron como espíritu, Bacardí Añejo llevó esta aparente sencillez a un trago de aromas y sabores frescos, y tropicalizado para la gastronomía y el paladar mexicano: Jaibol Añejo.

En un vaso highball se añaden hielos, 60 mililitros de ron Bacardí Añejo, un golpe de amargo de Angostura y cinco mililitros de jugo de limón verde. Se completa con refresco ginger ale y, como garnitura, finalmente, este refrescante trago de contrastes se decora con una rodaja de limón mexicano.

Por su balance de aromas y sabores, esta bebida es fácil de tomar, agradable para todo tipo de gustos, e ideal para las reuniones con la familia y noches de amigos. Como maridaje es ideal presentarlo junto a cortes a la parrilla, nueces o chocolate oscuro, dado su perfil único.

Creado en 1862 por el español don Facundo Bacardí, Bacardí Añejo es una de las cuatro recetas originales de la destilería, que incluyen Bacardí Carta Blanca, Bacardí Carta Oro y Bacardí Ocho. Desde su concepción, hace más de 160 años, el ron Bacardí se elabora con la misma levadura para ser destilado y posteriormente añejado en barrica de roble blanco americano durante tres años o hasta que obtiene una textura suave y a la vez compleja. Durante el proceso de maduración de Añejo, el destilado presenta una evaporación de alcohol en el barril, a la que en las plantas de Bacardí llaman “el pago de los ángeles”.

Amaderado y especiado, Bacardí Añejo presenta en nariz notas de plátano maduro, vainilla, madera, nuez moscada y un ligero ahumado. En el paladar se encuentran notas de caramelo, chocolate amargo, vainilla, frutos tropicales y madera ligeramente ahumada, con un retrogusto largo, con características notas de roble americano.

Pero lo que hace aún más especial al Jaibol Añejo es un ingrediente extra que viene desde la botella de Bacardí Añejo: su historia. El legado de esta firma es digno de contar durante una reunión entre amigos.

Con 1 000 preseas, Bacardí es la fábrica de ron más premiada del mundo. Entre sus reconocimientos más importantes destacan el Oro en el World-Spirits Awards, Gran Oro en el prestigioso Monde Selection, y un Doble Oro en el San Francisco World Spirits Competition. La mayoría de estas competencias son degustaciones a ciegas en las que los sommeliers de ron ponen a prueba las creaciones de los master blenders de la marca, quienes combinan los rones añejos de formas especiales, a veces secretas, para crear el equilibrio perfecto de sabores, sensaciones en boca y exquisitos aromas.

Uno de los primeros premios importantes de la fábrica se dio en 1876, cuando el ron fue nombrado, junto con el teléfono, “invento revolucionario” en la Exposición Internacional de Filadelfia. Y no era para menos. El fundador probó a destilar en paralelo dos bases de ron: el aguardiente, que era un destilado muy fuerte, y una bebida redestilada. El resultado fue un ron suave. Doña Amalia, su esposa, tradujo la obra del químico francés Louis Pasteur y utilizó esas enseñanzas para propagar una cepa única de levadura local, a la cual se nombró “levadura Bacardí”. Su innovación se sumó a la de su esposo para seguir un proceso de destilación que fabricaba rones más ligeros.

Desde entonces, la excelencia de los rones Bacardí y Bacardí Añejo dependen de los master blenders, quienes, más allá de ser destiladores, en realidad son artesanos, y su formación puede durar hasta 10 años. Desde 1862 ha habido 83 maestros —de los cuales 26 han sido herederos directos de la familia Bacardí—, y son ellos los guardianes de todo el proceso de elaboración del ron, desde la selección de ingredientes hasta el embotellado.

La preparación de un Jaibol Añejo representa un homenaje en casa a toda esta tradición ronera. Mientras el coctel refresca una tarde calurosa o anima una noche de alta intensidad, se bebe parte de la historia. Se honra el símbolo del murciélago —adoptado por los animales que colgaban las vigas de la destilería original en Cuba—, y se brinda por los 162 años de vida de una fábrica que, ante la confiscación de operaciones y activos por parte del gobierno revolucionario, abandonó su lugar de origen para elaborar ron desde Estados Unidos, México, Puerto Rico, Italia e India. Sin embargo, el Bacardí Añejo hoy únicamente se fabrica en México para el resto del mundo.

Jaibol Añejo no solo es un trago refrescante fácil de beber y preparar. Es también una buena razón para compartir tardes y noches con la familia y amigos, al saber que, en partes iguales, este coctel mezcla la historia de Bacardí Añejo con la reinvención de un clásico.

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Un vaso highball, hielo, ron Bacardí Añejo, limón, Angostura y, para completar, ginger ale. Por su frescura y fácil preparación, el jaibol se ha convertido en un clásico de la barra, pero, al prepararse con Bacardí Añejo, esta bebida gana complejidad en aromas y sabores. La reinvención de este coctel tiene un nombre, Jaibol Añejo, y viene acompañada de historia.

En partes iguales, se mezclan el tiempo, la calidad y la trascendencia para alcanzar el estatus de clásico. Cuesta tanto trabajo obtener ese rango que, una vez conseguido, parece imposible hacer modificaciones. Pero si no se intenta, no hay posibilidad de apropiarse de algo, de hacerlo nuestro. Bacardí Añejo ha reinventado un clásico de la barra y ha conseguido que la combinación de hielo, limón, Angostura, ginger ale, garnitura y ron tenga su propia personalidad, al punto de hacerse con la autoridad para decir “nuestro jaibol es con Añejo”.

Bacardí, casa fundada en Cuba el 4 de febrero de 1862, propone su propia receta para disfrutar este trago, cuyo origen se calcula alrededor de 1767, luego de que el químico británico Joseph Priestley inventara el agua gasificada. Servido inicialmente con brandy, luego con whisky y posteriormente con cualquier destilado, el bautizo de este coctel se le adjudica finalmente al mixólogo Patrick Gavin Duffin, quien lo sirvió en Estados Unidos en 1920 usando los vasos highball para su presentación. De ahí el nombre en inglés que, con la llegada de esta tendencia a México, los mixólogos nacionales de la época adaptaron como “jaibol”, para nombrarlo en español.

Si se ha convertido en un clásico es por su frescura y fácil preparación. Con el ron como espíritu, Bacardí Añejo llevó esta aparente sencillez a un trago de aromas y sabores frescos, y tropicalizado para la gastronomía y el paladar mexicano: Jaibol Añejo.

En un vaso highball se añaden hielos, 60 mililitros de ron Bacardí Añejo, un golpe de amargo de Angostura y cinco mililitros de jugo de limón verde. Se completa con refresco ginger ale y, como garnitura, finalmente, este refrescante trago de contrastes se decora con una rodaja de limón mexicano.

Por su balance de aromas y sabores, esta bebida es fácil de tomar, agradable para todo tipo de gustos, e ideal para las reuniones con la familia y noches de amigos. Como maridaje es ideal presentarlo junto a cortes a la parrilla, nueces o chocolate oscuro, dado su perfil único.

Creado en 1862 por el español don Facundo Bacardí, Bacardí Añejo es una de las cuatro recetas originales de la destilería, que incluyen Bacardí Carta Blanca, Bacardí Carta Oro y Bacardí Ocho. Desde su concepción, hace más de 160 años, el ron Bacardí se elabora con la misma levadura para ser destilado y posteriormente añejado en barrica de roble blanco americano durante tres años o hasta que obtiene una textura suave y a la vez compleja. Durante el proceso de maduración de Añejo, el destilado presenta una evaporación de alcohol en el barril, a la que en las plantas de Bacardí llaman “el pago de los ángeles”.

Amaderado y especiado, Bacardí Añejo presenta en nariz notas de plátano maduro, vainilla, madera, nuez moscada y un ligero ahumado. En el paladar se encuentran notas de caramelo, chocolate amargo, vainilla, frutos tropicales y madera ligeramente ahumada, con un retrogusto largo, con características notas de roble americano.

Pero lo que hace aún más especial al Jaibol Añejo es un ingrediente extra que viene desde la botella de Bacardí Añejo: su historia. El legado de esta firma es digno de contar durante una reunión entre amigos.

Con 1 000 preseas, Bacardí es la fábrica de ron más premiada del mundo. Entre sus reconocimientos más importantes destacan el Oro en el World-Spirits Awards, Gran Oro en el prestigioso Monde Selection, y un Doble Oro en el San Francisco World Spirits Competition. La mayoría de estas competencias son degustaciones a ciegas en las que los sommeliers de ron ponen a prueba las creaciones de los master blenders de la marca, quienes combinan los rones añejos de formas especiales, a veces secretas, para crear el equilibrio perfecto de sabores, sensaciones en boca y exquisitos aromas.

Uno de los primeros premios importantes de la fábrica se dio en 1876, cuando el ron fue nombrado, junto con el teléfono, “invento revolucionario” en la Exposición Internacional de Filadelfia. Y no era para menos. El fundador probó a destilar en paralelo dos bases de ron: el aguardiente, que era un destilado muy fuerte, y una bebida redestilada. El resultado fue un ron suave. Doña Amalia, su esposa, tradujo la obra del químico francés Louis Pasteur y utilizó esas enseñanzas para propagar una cepa única de levadura local, a la cual se nombró “levadura Bacardí”. Su innovación se sumó a la de su esposo para seguir un proceso de destilación que fabricaba rones más ligeros.

Desde entonces, la excelencia de los rones Bacardí y Bacardí Añejo dependen de los master blenders, quienes, más allá de ser destiladores, en realidad son artesanos, y su formación puede durar hasta 10 años. Desde 1862 ha habido 83 maestros —de los cuales 26 han sido herederos directos de la familia Bacardí—, y son ellos los guardianes de todo el proceso de elaboración del ron, desde la selección de ingredientes hasta el embotellado.

La preparación de un Jaibol Añejo representa un homenaje en casa a toda esta tradición ronera. Mientras el coctel refresca una tarde calurosa o anima una noche de alta intensidad, se bebe parte de la historia. Se honra el símbolo del murciélago —adoptado por los animales que colgaban las vigas de la destilería original en Cuba—, y se brinda por los 162 años de vida de una fábrica que, ante la confiscación de operaciones y activos por parte del gobierno revolucionario, abandonó su lugar de origen para elaborar ron desde Estados Unidos, México, Puerto Rico, Italia e India. Sin embargo, el Bacardí Añejo hoy únicamente se fabrica en México para el resto del mundo.

Jaibol Añejo no solo es un trago refrescante fácil de beber y preparar. Es también una buena razón para compartir tardes y noches con la familia y amigos, al saber que, en partes iguales, este coctel mezcla la historia de Bacardí Añejo con la reinvención de un clásico.

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Bacardí Añejo: la reinvención del jaibol

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Un vaso highball, hielo, ron Bacardí Añejo, limón, Angostura y, para completar, ginger ale. Por su frescura y fácil preparación, el jaibol se ha convertido en un clásico de la barra, pero, al prepararse con Bacardí Añejo, esta bebida gana complejidad en aromas y sabores. La reinvención de este coctel tiene un nombre, Jaibol Añejo, y viene acompañada de historia.

En partes iguales, se mezclan el tiempo, la calidad y la trascendencia para alcanzar el estatus de clásico. Cuesta tanto trabajo obtener ese rango que, una vez conseguido, parece imposible hacer modificaciones. Pero si no se intenta, no hay posibilidad de apropiarse de algo, de hacerlo nuestro. Bacardí Añejo ha reinventado un clásico de la barra y ha conseguido que la combinación de hielo, limón, Angostura, ginger ale, garnitura y ron tenga su propia personalidad, al punto de hacerse con la autoridad para decir “nuestro jaibol es con Añejo”.

Bacardí, casa fundada en Cuba el 4 de febrero de 1862, propone su propia receta para disfrutar este trago, cuyo origen se calcula alrededor de 1767, luego de que el químico británico Joseph Priestley inventara el agua gasificada. Servido inicialmente con brandy, luego con whisky y posteriormente con cualquier destilado, el bautizo de este coctel se le adjudica finalmente al mixólogo Patrick Gavin Duffin, quien lo sirvió en Estados Unidos en 1920 usando los vasos highball para su presentación. De ahí el nombre en inglés que, con la llegada de esta tendencia a México, los mixólogos nacionales de la época adaptaron como “jaibol”, para nombrarlo en español.

Si se ha convertido en un clásico es por su frescura y fácil preparación. Con el ron como espíritu, Bacardí Añejo llevó esta aparente sencillez a un trago de aromas y sabores frescos, y tropicalizado para la gastronomía y el paladar mexicano: Jaibol Añejo.

En un vaso highball se añaden hielos, 60 mililitros de ron Bacardí Añejo, un golpe de amargo de Angostura y cinco mililitros de jugo de limón verde. Se completa con refresco ginger ale y, como garnitura, finalmente, este refrescante trago de contrastes se decora con una rodaja de limón mexicano.

Por su balance de aromas y sabores, esta bebida es fácil de tomar, agradable para todo tipo de gustos, e ideal para las reuniones con la familia y noches de amigos. Como maridaje es ideal presentarlo junto a cortes a la parrilla, nueces o chocolate oscuro, dado su perfil único.

Creado en 1862 por el español don Facundo Bacardí, Bacardí Añejo es una de las cuatro recetas originales de la destilería, que incluyen Bacardí Carta Blanca, Bacardí Carta Oro y Bacardí Ocho. Desde su concepción, hace más de 160 años, el ron Bacardí se elabora con la misma levadura para ser destilado y posteriormente añejado en barrica de roble blanco americano durante tres años o hasta que obtiene una textura suave y a la vez compleja. Durante el proceso de maduración de Añejo, el destilado presenta una evaporación de alcohol en el barril, a la que en las plantas de Bacardí llaman “el pago de los ángeles”.

Amaderado y especiado, Bacardí Añejo presenta en nariz notas de plátano maduro, vainilla, madera, nuez moscada y un ligero ahumado. En el paladar se encuentran notas de caramelo, chocolate amargo, vainilla, frutos tropicales y madera ligeramente ahumada, con un retrogusto largo, con características notas de roble americano.

Pero lo que hace aún más especial al Jaibol Añejo es un ingrediente extra que viene desde la botella de Bacardí Añejo: su historia. El legado de esta firma es digno de contar durante una reunión entre amigos.

Con 1 000 preseas, Bacardí es la fábrica de ron más premiada del mundo. Entre sus reconocimientos más importantes destacan el Oro en el World-Spirits Awards, Gran Oro en el prestigioso Monde Selection, y un Doble Oro en el San Francisco World Spirits Competition. La mayoría de estas competencias son degustaciones a ciegas en las que los sommeliers de ron ponen a prueba las creaciones de los master blenders de la marca, quienes combinan los rones añejos de formas especiales, a veces secretas, para crear el equilibrio perfecto de sabores, sensaciones en boca y exquisitos aromas.

Uno de los primeros premios importantes de la fábrica se dio en 1876, cuando el ron fue nombrado, junto con el teléfono, “invento revolucionario” en la Exposición Internacional de Filadelfia. Y no era para menos. El fundador probó a destilar en paralelo dos bases de ron: el aguardiente, que era un destilado muy fuerte, y una bebida redestilada. El resultado fue un ron suave. Doña Amalia, su esposa, tradujo la obra del químico francés Louis Pasteur y utilizó esas enseñanzas para propagar una cepa única de levadura local, a la cual se nombró “levadura Bacardí”. Su innovación se sumó a la de su esposo para seguir un proceso de destilación que fabricaba rones más ligeros.

Desde entonces, la excelencia de los rones Bacardí y Bacardí Añejo dependen de los master blenders, quienes, más allá de ser destiladores, en realidad son artesanos, y su formación puede durar hasta 10 años. Desde 1862 ha habido 83 maestros —de los cuales 26 han sido herederos directos de la familia Bacardí—, y son ellos los guardianes de todo el proceso de elaboración del ron, desde la selección de ingredientes hasta el embotellado.

La preparación de un Jaibol Añejo representa un homenaje en casa a toda esta tradición ronera. Mientras el coctel refresca una tarde calurosa o anima una noche de alta intensidad, se bebe parte de la historia. Se honra el símbolo del murciélago —adoptado por los animales que colgaban las vigas de la destilería original en Cuba—, y se brinda por los 162 años de vida de una fábrica que, ante la confiscación de operaciones y activos por parte del gobierno revolucionario, abandonó su lugar de origen para elaborar ron desde Estados Unidos, México, Puerto Rico, Italia e India. Sin embargo, el Bacardí Añejo hoy únicamente se fabrica en México para el resto del mundo.

Jaibol Añejo no solo es un trago refrescante fácil de beber y preparar. Es también una buena razón para compartir tardes y noches con la familia y amigos, al saber que, en partes iguales, este coctel mezcla la historia de Bacardí Añejo con la reinvención de un clásico.

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Un vaso highball, hielo, ron Bacardí Añejo, limón, Angostura y, para completar, ginger ale. Por su frescura y fácil preparación, el jaibol se ha convertido en un clásico de la barra, pero, al prepararse con Bacardí Añejo, esta bebida gana complejidad en aromas y sabores. La reinvención de este coctel tiene un nombre, Jaibol Añejo, y viene acompañada de historia.

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En partes iguales, se mezclan el tiempo, la calidad y la trascendencia para alcanzar el estatus de clásico. Cuesta tanto trabajo obtener ese rango que, una vez conseguido, parece imposible hacer modificaciones. Pero si no se intenta, no hay posibilidad de apropiarse de algo, de hacerlo nuestro. Bacardí Añejo ha reinventado un clásico de la barra y ha conseguido que la combinación de hielo, limón, Angostura, ginger ale, garnitura y ron tenga su propia personalidad, al punto de hacerse con la autoridad para decir “nuestro jaibol es con Añejo”.

Bacardí, casa fundada en Cuba el 4 de febrero de 1862, propone su propia receta para disfrutar este trago, cuyo origen se calcula alrededor de 1767, luego de que el químico británico Joseph Priestley inventara el agua gasificada. Servido inicialmente con brandy, luego con whisky y posteriormente con cualquier destilado, el bautizo de este coctel se le adjudica finalmente al mixólogo Patrick Gavin Duffin, quien lo sirvió en Estados Unidos en 1920 usando los vasos highball para su presentación. De ahí el nombre en inglés que, con la llegada de esta tendencia a México, los mixólogos nacionales de la época adaptaron como “jaibol”, para nombrarlo en español.

Si se ha convertido en un clásico es por su frescura y fácil preparación. Con el ron como espíritu, Bacardí Añejo llevó esta aparente sencillez a un trago de aromas y sabores frescos, y tropicalizado para la gastronomía y el paladar mexicano: Jaibol Añejo.

En un vaso highball se añaden hielos, 60 mililitros de ron Bacardí Añejo, un golpe de amargo de Angostura y cinco mililitros de jugo de limón verde. Se completa con refresco ginger ale y, como garnitura, finalmente, este refrescante trago de contrastes se decora con una rodaja de limón mexicano.

Por su balance de aromas y sabores, esta bebida es fácil de tomar, agradable para todo tipo de gustos, e ideal para las reuniones con la familia y noches de amigos. Como maridaje es ideal presentarlo junto a cortes a la parrilla, nueces o chocolate oscuro, dado su perfil único.

Creado en 1862 por el español don Facundo Bacardí, Bacardí Añejo es una de las cuatro recetas originales de la destilería, que incluyen Bacardí Carta Blanca, Bacardí Carta Oro y Bacardí Ocho. Desde su concepción, hace más de 160 años, el ron Bacardí se elabora con la misma levadura para ser destilado y posteriormente añejado en barrica de roble blanco americano durante tres años o hasta que obtiene una textura suave y a la vez compleja. Durante el proceso de maduración de Añejo, el destilado presenta una evaporación de alcohol en el barril, a la que en las plantas de Bacardí llaman “el pago de los ángeles”.

Amaderado y especiado, Bacardí Añejo presenta en nariz notas de plátano maduro, vainilla, madera, nuez moscada y un ligero ahumado. En el paladar se encuentran notas de caramelo, chocolate amargo, vainilla, frutos tropicales y madera ligeramente ahumada, con un retrogusto largo, con características notas de roble americano.

Pero lo que hace aún más especial al Jaibol Añejo es un ingrediente extra que viene desde la botella de Bacardí Añejo: su historia. El legado de esta firma es digno de contar durante una reunión entre amigos.

Con 1 000 preseas, Bacardí es la fábrica de ron más premiada del mundo. Entre sus reconocimientos más importantes destacan el Oro en el World-Spirits Awards, Gran Oro en el prestigioso Monde Selection, y un Doble Oro en el San Francisco World Spirits Competition. La mayoría de estas competencias son degustaciones a ciegas en las que los sommeliers de ron ponen a prueba las creaciones de los master blenders de la marca, quienes combinan los rones añejos de formas especiales, a veces secretas, para crear el equilibrio perfecto de sabores, sensaciones en boca y exquisitos aromas.

Uno de los primeros premios importantes de la fábrica se dio en 1876, cuando el ron fue nombrado, junto con el teléfono, “invento revolucionario” en la Exposición Internacional de Filadelfia. Y no era para menos. El fundador probó a destilar en paralelo dos bases de ron: el aguardiente, que era un destilado muy fuerte, y una bebida redestilada. El resultado fue un ron suave. Doña Amalia, su esposa, tradujo la obra del químico francés Louis Pasteur y utilizó esas enseñanzas para propagar una cepa única de levadura local, a la cual se nombró “levadura Bacardí”. Su innovación se sumó a la de su esposo para seguir un proceso de destilación que fabricaba rones más ligeros.

Desde entonces, la excelencia de los rones Bacardí y Bacardí Añejo dependen de los master blenders, quienes, más allá de ser destiladores, en realidad son artesanos, y su formación puede durar hasta 10 años. Desde 1862 ha habido 83 maestros —de los cuales 26 han sido herederos directos de la familia Bacardí—, y son ellos los guardianes de todo el proceso de elaboración del ron, desde la selección de ingredientes hasta el embotellado.

La preparación de un Jaibol Añejo representa un homenaje en casa a toda esta tradición ronera. Mientras el coctel refresca una tarde calurosa o anima una noche de alta intensidad, se bebe parte de la historia. Se honra el símbolo del murciélago —adoptado por los animales que colgaban las vigas de la destilería original en Cuba—, y se brinda por los 162 años de vida de una fábrica que, ante la confiscación de operaciones y activos por parte del gobierno revolucionario, abandonó su lugar de origen para elaborar ron desde Estados Unidos, México, Puerto Rico, Italia e India. Sin embargo, el Bacardí Añejo hoy únicamente se fabrica en México para el resto del mundo.

Jaibol Añejo no solo es un trago refrescante fácil de beber y preparar. Es también una buena razón para compartir tardes y noches con la familia y amigos, al saber que, en partes iguales, este coctel mezcla la historia de Bacardí Añejo con la reinvención de un clásico.

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