Un extraño, que asegura ser chino, se presenta inesperadamente en Totontepec, Oaxaca, donde intenta convencer a los pobladores mixes de su valentía y sus habilidades para el escapismo.
La idea de colocar una cabeza colosal de una “mujer olmeca” en el sitio que antes ocupaba la estatua de Cristóbal Colón suscitó un debate polarizado. Quizás una manifestación más del enfrentamiento de siempre, entre mexicanistas e hispanófilos, que ha tomado diversos rostros a lo largo de la historia de México. Dos bandos que excluyen por completo los intereses y los conceptos de comunidades como las mixes, preocupadas más por la defensa de su territorio que por disputas partidistas o nacionalistas.
A inicios de año corrió la noticia de bastones de mando que eran obsequiados a ciertos “aliados” de los pueblos indígenas y causó indignación en las redes sociales. Era otro episodio más de la apropiación cultural que estas naciones vienen padeciendo desde hace siglos. ¿Qué hay detrás de los verdaderos tajk que entregan las asambleas comunitarias y son una resignificación de los ayuntamientos de la Nueva España?