Las jornadas extendidas de trabajo y la exigencia de dedicarle la mayor atención y esfuerzo causan un agotamiento peculiar: uno que embota la mente; una extenuación que empobrece no solamente la vida, sino la capacidad de descansar. Colonizar el tiempo dedicado a dormir es la frontera final del capitalismo.
Las feministas llevan décadas exigiendo datos que permitan detectar, diagnosticar y eliminar las desigualdades de género. Que la legislación mexicana no obligue a los centros de trabajo a medir sus brechas salariales ha sido uno de los grandes obstáculos. Intersecta, junto con la Embajada del Reino Unido en México, elaboró la metodología con la que podría llevarse a cabo este desafío.
Desde hace diez meses nuestra revista se ha abocado a explorar un solo tema desde sus muy distintos ángulos, este septiembre dedicamos nuestro más reciente número a pensar el trabajo en América Latina.