Sin los hongos y sus carreteras de plasma, y sin el ciclo de nutrientes que ponen en marcha al degradar y hacer recircular todo aquello que alguna vez estuvo vivo, simplemente no podría existir todo lo demás; no habría bosques ni selvas, humedales ni manglares, páramos, pastizales y, por ende, tampoco los animales y bacterias que ahí habitan. Son el principio y el fin, por decirlo de otra manera.
El crecimiento desmedido de la humanidad, los patrones de consumo insostenibles y la quema de hidrocarburos están llevando al planeta a un territorio desconocido. Gerardo Ceballos, uno de los biólogos más importantes del país, explica que la sexta extinción masiva está en manos de los humanos.
Este exótico pez se ha convertido en una amenaza para otras especies marinas y para el turismo local