José Luis Rangel, ¿por qué quieres gritar? - Gatopardo

José Luis Rangel, ¿por qué quieres gritar?

Especial patrio

Tiempo de lectura: 3 minutos

México está inmerso en una crisis de muchas caras, y sí, tenemos muchas razones para gritar, pero no precisamente en tono de celebración. Con el pretexto de lo que solemos llamar “mes patrio” decidimos abrir un espacio para el análisis y el debate en torno a los problemas más profundos de nuestro país y atrevernos a plantear estrategias como sociedad civil para solucionarlos.

Se trata de dejar de lado el típico “grito de Independencia” y utilizar la voz, en cambio, para imaginar maneras de enmendar el rumbo.

Estas son las voces de ciudadanos de distintas edades, profesiones e ideologías que decidieron sumarse a esta intención, esperando que no se quede solo en eso.

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¿Cuáles son los tres problemas que más te preocupan de México? (Desarrolla un párrafo de cada uno)

El problema que más me preocupa de México es el régimen de violencia en el que está sumergido el país, un régimen que afecta de forma indistinta a toda la población pero que, en definitiva, golpea más duro a los grupos vulnerables. Esta violencia se ejerce a todos los niveles, en la política y en las calles, en las familias y en las ciudades, pero se articula sobre todo de arriba hacia abajo: nace en las élites y se va reflejando hacia las clases más bajas. Es falso que en México el Estado haya perdido el monopolio de la violencia. Simplemente, se ha trasladado esa legitimidad del uso de la fuerza a otros grupos que también tienen poder fáctico como son el crimen organizado, las empresas privadas y la aristocracia. En México, al igual que en el resto del mundo “democrático”, la policía y el ejército sirven para defender la propiedad privada y los intereses de las élites. En México, sin embargo, matan y desaparecen con un nivel de impunidad inusual.  Eso hace que el clima de violencia se refleje en las interacciones cotidianas, haciendo de este país un lugar invivible para las mujeres, los pobres, las personas LGBT y los inmigrantes.

El segundo problema que me preocupa de México es su falta de cohesión social. La polarización entre los extremos del tejido social es abismal. México es un país con una cultura rica en símbolos pero vacía de estructuras que permitan cimentar una identidad nacional. Así, veneramos con fervor casi religioso a los actores de nuestros mitos fundacionales a la vez que, colectivamente, ignoramos que nuestro proceso de descolonización nunca sucedió. Mientras que hay grupos enteros que quieren fingir que los últimos 100 años de avances sociales no tuvieron lugar, otros se niegan a aceptar a personas que ven como un “otro” por no caber en los esquemas de la familia católica tradicional y otros más siguen en la convicción tan mexicana de que jalar cada quien por su lado y hacer uso de nuestra legendaria “astucia mexicana” es lo que nos va a liberar.

Otro problema que me preocupa (último porque es el que sirve de base a los demás) es la pobreza. La desigualdad en México es inconmensurable. Gente se muere de hambre en las calles todos los días mientras que el número de millonarios sigue aumentando. Los recursos no son infinitos, si hay gente que los sigue acaparando los demás tendremos cada vez menos. Tener al hombre más rico del mundo en México es inmoral cuando casi una décima parte de la población vive en pobreza extrema. Mientras, tenemos un gobierno pusilánime que escupe palabras vacías a la vez que defiende los intereses de los empresarios igual que hicieron los gobiernos anteriores. Los demás problemas (la violencia, el patriarcado, la destrucción del medio ambiente) vienen de esta codicia voraz de los empresarios y la negativa de los gobiernos a tomar en cuenta las condiciones materiales del país.

¿Qué le pedirías a las autoridades para solucionarlos? 

A estas alturas, no hay nada que le pudiera pedir a las autoridades que no pusiera en riesgo su permanencia en el poder. Pero, puestos a soñar, exigiría que nuestro gobierno aceptara por fin la realidad material del país y abandonara toda pretensión ridícula de conducirnos como a un país neoliberal del primer mundo. Exigiría la disolución inmediata de la policía y el ejército y la entrega de las armas y los recursos de éstos a los pueblos indígenas y a las mujeres. Así tal vez podríamos empezar a regenerar el tejido social.

¿Como evalúas la participación de la sociedad civil en la búsqueda de soluciones para estos problemas? ¿Qué tenemos que hacer como ciudadanos para enmendar el rumbo? 

Confío infinitamente en la sociedad civil para encontrar soluciones a estos problemas, primero, porque si la sociedad civil no los encuentra, el Estado tampoco lo va a hacer; segundo, porque el éxito de nuestra búsqueda sólo es posible si confiamos los unos en los otros, así que decido confiar. Lo primero que tenemos que hacer es encontrar modelos potenciales de un nuevo país, aunque sean imaginarios, pero esto lo tenemos que hacer juntos porque, parafraseando a Mark Fisher, una nueva sociedad sólo puede ser pensada desde la imaginación de todos en conjunto.

-José Luis Rangel, cineasta


 

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Este 16 de septiembre, ¿por qué quieres gritar?

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