Verónica Orihuela, ¿por qué quieres gritar? - Gatopardo

Verónica Orihuela, ¿por qué quieres gritar?

Especial patrio

Tiempo de lectura: 4 minutos

México está inmerso en una crisis de muchas caras, y sí, tenemos muchas razones para gritar, pero no precisamente en tono de celebración. Con el pretexto de lo que solemos llamar “mes patrio” decidimos abrir un espacio para el análisis y el debate en torno a los problemas más profundos de nuestro país y atrevernos a plantear estrategias como sociedad civil para solucionarlos.

Se trata de dejar de lado el típico “grito de Independencia” y utilizar la voz, en cambio, para imaginar maneras de enmendar el rumbo.

Estas son las voces de ciudadanos de distintas edades, profesiones e ideologías que decidieron sumarse a esta intención, esperando que no se quede solo en eso.

¿Cuáles son los tres problemas que más te preocupan de México?
¿Qué le pides a las autoridades para solucionarlos?
¿Qué debemos hacer como sociedad civil para erradicarlos?

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¿Cuáles son los tres problemas que más te preocupan de México? 

Los conflictos de México son problemas estructurales sin duda alguna, la solución a los mismos depende de atención no sólo del Gobierno, sino de los ciudadanos. Sin embargo, para que esto último suceda, los ciudadanos debemos aprender a serlo, es decir, a participar, conocer nuestros derechos, respetarlos y ejercerlos, sobre todo involucrarnos activamente en el desarrollo de nuestras comunidades. Esto requiere de cumplir con uno de los más importantes objetivos del milenio, garantizar la educación básica y que esa educación en el aula y fuera de ella se encargue de formar personas, no sólo para “saber hacer”. sino también para analizar, cuestionar y manifestar sus ideas. Se requiere una educación de calidad enfocada en el humanismo y los valores, no basada en el objetivo de sostener modelos económicos de concentración de la riqueza.

Otro de los objetivos del milenio, es la erradicación de la pobreza y en el plan estratégico para llevar a cabo esta meta, se habla de garantizar empleos productivos. Desde mi punto de vista, el tema tiene dos elementos fundamentales que analizar: primero, el fracaso de un modelo económico capitalista que generó una creciente brecha entre ricos y pobres. El economista francés Thomass Pikkety realizó un análisis desde la Revolución industrial del S. XVIII hasta nuestros días y establece una desigualdad creciente bajo un modelo en que la tasa de rendimiento es mayor que el desarrollo económico, es decir que la riqueza se concentra y crece entre quienes la manejan. Y como los gobiernos son llevados al poder por los mismos ostentadores de la riqueza, se trata de un círculo muy bien trazado que sólo puede romper la ciudadanía presionando y empujando cambios, pero otra vez, ¿cómo va a empujar esos cambios la ciudadanía, si el modelo educativo está basado en el económico? Estamos formando personas que puedan ayudar a crear más riqueza y para ello no nos interesa que reflexionen sobre la humanidad y sus problemas, sino que trabajen en pro de una estructura social muy bien pensada y sostenida.

¿Cuántas veces hemos leído, escuchado y visto en reportajes y/o documentales que jóvenes asociados al narcotráfico prefieren morir a temprana edad, pero tenerlo todo, que morir viejos y sin nada? El tema da para un análisis de muchas aristas, empezando por la filosófica ¿qué es el ser humano para estos muchachos? ¿en qué basan su existencia? En buena medida la sociedad ha generado un tipo de vida basado en el capitalismo. Hemos privilegiado “tener” sobre “ser” y hemos construido héroes sin mérito e influencers. Como sociedad debemos ser educados para analizar y comprender. Hoy vivimos la modernidad líquida que explica Bauman y de la que quizá el mayor acierto sea la caída de las viejas instituciones, lo que debemos capitalizar en un sentido de reconstrucción y nueva fundación de la sociedad, no como masas, sino como grupos comunitarios, recuperar el sentido de comunidad, es necesario para reformar y resistir.

En tercer lugar, me preocupa la pérdida de humanismo. Me lo pensé mucho porque hay otros problemas como el cuidado al medio ambiente, la seguridad y la salud, pero todos requieren resolver los dos anteriores. Los mexicanos hemos perdido la capacidad de hacer empatía con el dolor del otro, la nota roja acompaña nuestra cotidianidad sin que ninguno se atreva a decir BASTA, no más muertes de niños, mujeres, periodistas, militares, policías, narcotraficantes, no más muertes humanas. Ver y sentir el dolor del otro en Ayotzinapa, Tlatlaya, Aguas Blancas, Pasta de Conchos, Chiapas, Oaxaca, etc nos debería dar fuerzas para hacer y construir comunidades que garanticen la posibilidad de supervivencia y autosustentabilidad. Cuando se habla de amnistía, nos duele, en nuestra naturaleza está la necesidad de justicia, pero se nos olvida revisar el origen de la violencia y enfocarnos en las estrategias para evitarlas. La violencia no se acaba con más violencia, 2010 fue el año más violento para México, este 2019 lo es también. ¿Podríamos hablar de sentirnos libres cuando nuestra mente está ocupada en cómo protegernos del otro?

¿Qué le pedirías a las autoridades para solucionarlos?

Nada, las autoridades están ahí porque un grupo con poder económico lo permite. Si algo tengo que pedirles es que hagan su trabajo y dejen de ser corruptos.

¿Cómo evalúas la participación de la sociedad civil en la búsqueda de soluciones para estos problemas? ¿Qué tenemos que hacer como ciudadanos para enmendar el rumbo?

Debemos generar nuevamente el concepto de comunidad, el sentido de pertenencia. Aprender a respetar al otro, mucho nos hemos enfocado en la diversidad hacia los temas de género y preferencias sexuales, pero hemos marginado a nuestras culturas indígenas con una costumbre ancestral, la del desprecio, la marginación, la pena, la incomodidad, el abandono. Tradicionalmente hemos sido un pueblo mexicano clasista y racista que necesita volver a sus raíces y entender de dónde viene para volver a trazar su camino. Eso implica cuestionar en donde ponemos la energía, ¿en el desarrollo económico o en un esquema socio económico incluyente donde respetemos los derechos de los pueblos a vivir y a decidir sus formas de gobierno, el uso de sus lenguas, la evaluación de desarrollo.

-Verónica Orihuela, Directora de Concepto Radial, radio universitaria del Tecnólogico de Monterrey, CCM.


 

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Este 16 de septiembre, ¿por qué quieres gritar?

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