Parque Nacional Zona Marina del Archipiélago de Espíritu Santo, Baja California Sur / Fotografía de Alejandro Rivas.
La decisión del gobierno federal de recortar el 75% del presupuesto destinado a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, inhabilita la titánica labor de los profesionales comprometidos a cuidar los tesoros más importantes de la nación, dejándolos expuestos a la explotación.
Los guardaparques de la Reserva de Revillagigedo tienen un trabajo muy exigente. Este archipiélago del Océano Pacífico está en lo que se conoce como «la última frontera», la parte más alejada de la masa continental dentro del territorio mexicano. Está alrededor de 1069 kilómetros al oeste Manzanillo.
Los encargados de cuidar esta reserva, que es Patrimonio de la Humanidad y el parque nacional más grande de Norteamérica, hacen viajes de hasta ocho días para lograr llegar a una de estas islas. La Comisión Nacional de Protección de las Áreas Naturales (CONANP), una dependencia de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), tiene la obligación de conservar, hacer monitoreo biológico y supervisión de actividades turísticas, entre otras tareas. Para cumplir con ello se necesita a los guardaparques y a los equipos administrativos que cuidan cada una de las áreas naturales protegidas del país.
Quienes trabajan en la Reserva de Revillagigedo tienen dos opciones para llegar hasta ahí. La más rápida pero menos viable por costos y logística, es por aire. La segunda es por mar, y lo hacen a través de las embarcaciones de la Marina Nacional, que resguarda la soberanía del archipiélago, o de embarcaciones turísticas que salen de Cabo San Lucas. Con los marinos el viaje dura 72 horas. Los guardaparques embarcan en la costa de Colima a las seis de la mañana cargando una colchoneta y los viáticos que consumirán por los siguientes 40 días. Se les asigna una parte de la tarima y ahí esperan hasta llegar a su destino. Son tres días bajo el rayo del sol, en completa intemperie, sin poder bañarse o disfrutar de alguna comodidad.
Al llegar a la isla, las condiciones no son muy distintas. A veces duermen en las casas que tiene ahí la Marina, y si no, en campamentos. Pasan todo el día, desde que inicia la jornada y hasta el anochecer, recorriendo las 14 millones de hectáreas que conforman la reserva, asegurándose de que se preserven todas las formas de vida en ese majestuoso lugar.
A principios del 2019 se hizo un recorte a la Semarnat y por lo tanto a la CONANP, que dejó a esta reserva con un presupuesto anual de 150 mil pesos. Ahora, con el plan de austeridad para combatir los estragos de la pandemia de Covid-19 decretados por el presidente Andrés Manuel López Obrador, esta cantidad se redujo un 75%, que los deja en 11 mil pesos al año, una suma irrisoria para cualquier programa nacional, mucho más tratándose de una comisión de vital importancia para el país.
Área de Protección de Flora y Fauna Balandra, Baja California Sur. / Fotografía de Michael Calderwood.
“Lo peor de todo es que no es un sentimiento de tristeza nuevo, porque esto se viene dando desde hace más de seis años”, dice Miguel Palmeros, coordinador del Programa de Conservación Marina de la asociación civil Niparajá.
La historia empieza en el 2013, cuando el gobierno de Peña Nieto decidió recortar por primera vez el presupuesto para la CONANP. En ese sexenio, la comisión pasó de tener el 2.5% del presupuesto destinado a la Secretaría de Medio Ambiente, a recibir menos del 1 por ciento. En el 2016, se le destinaban 71.30 pesos por hectárea, cuando se había establecido que el mínimo necesario para que las Áreas Naturales Protegidas (ANP) fueran cuidadas y aprovechadas al máximo, era de 74.12 pesos por hectárea. Para llegar ese monto era necesario un incremento de 591 millones de pesos al presupuesto total.
Ese aumento no sólo no llegó, sino que para el 2018 el presupuesto total se había reducido a 1,176 millones de pesos, que son más o menos 13 pesos por hectárea, y para 2019 se redujo aún más, llegando a 843 millones de pesos, o sea, 9.3 pesos para cada diez mil metros cuadrados.
México tiene 182 Áreas Naturales Protegidas, que cubren 90 millones de hectáreas (90,839,521, con exactitud) y eso equivale al 17% del territorio nacional.
“Lo peor de todo es que no es un sentimiento de tristeza nuevo, porque esto se viene dando desde hace más de seis años”, dice Miguel Palmeros, coordinador del Programa de Conservación Marina de la asociación civil Niparajá.
Miguel Palmeros, de Niparajá, junto con Alejandro Castillo de Pronatura, y un equipo de Fundar, realizaron un estudio en el que analizan el presupuesto que se le ha dado a las Áreas Naturales Protegidas (ANP) en los últimos siete años, acompañado de una propuesta de redistribución del dinero para optimizar los recursos destinados a la preservación de áreas protegidas, sin solicitar más fondos. Aunque, por supuesto, lo ideal habría sido seguir las recomendaciones e invertir 74 pesos por hectárea.
El documento se llama Cuidar lo que importa. Lo publicaron en línea el martes 2 de junio como respuesta al anuncio del recorte, que implica parar por completo las actividades de la CONANP. Su idea era publicarlo el día 5 del mismo mes, cuando se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, pero la urgencia de defender el presupuesto para esta comisión los impulsó a publicarla unos días antes, de la mano de un movimiento de protesta en las redes sociales.
En el decreto publicado por el gobierno se establece que no se hará ningún despido de personal y que el recorte será solamente a las áreas de materiales, suministros y servicios generales. En una oficina de ciudad, eso podría percibirse como un daño menor: no se comprará más papel para imprimir, o en el peor de los casos, los empleados tendrán que trabajar desde sus casas. Pero para la gente que trabaja en las áreas naturales protegidas es una noticia muy diferente.
Islas Marietas, Nayarit. / Fotografía de Christian Frausto Bernal.
Desde abril del 2014 México hizo una alianza con el Programa de las Naciones Unidas por el Desarrollo (PNUD) en un proyecto llamado Sinergia por la Conservación de Áreas Naturales Protegidas, que refuerza las acciones realizadas por la CONANP y apoya, sobre todo, contratando personal. Este proyecto también está a punto de desaparecer a causa del recorte de 75%, lo cual dejaría a cerca de 250 personas sin trabajo, en medio de una emergencia sanitaria que tiene al mundo detenido.
“De por sí nuestros sueldos son bajos y trabajamos bajo condiciones precarias, y de un día para otro nos llegó la noticia de que ya no tendremos gastos de operación en un parque donde la mayoría de los trabajadores son gente muy especializada, con mucho conocimiento y muy comprometida. Es un equipo que trabaja con pasión por la conservación, no por los sueldos”, dijo paraGatopardo una de las integrantes del programa Sinergia que trabaja en la Reserva de Revillagigedo pero que pidió, por seguridad, permanecer anónima. El equipo que trabaja por la preservación de la Reserva de Revillagigedo está integrado por diez personas, de las cuales, solo quedarán el jefe, un integrante del área administrativa y un guardabosques. Tres personas para cuidar más de 14 millones de hectáreas.
La importancia de estas Áreas Naturales Protegidas es inmensa. En estos territorios se encuentra la mayor cantidad de recursos naturales fuera del alcance de la explotación humana. Ahí se protege e investiga la biodiversidad pobladora del país. También es un “importante motor de desarrollo económico local y regional”, se explica en Cuidar lo que importa. “Su deber es mantener en ellas la salud de los ecosistemas, la biodiversidad y los servicios ambientales que éstas proveen, así como asegurar la sostenibilidad de las actividades productivas que en ellas ocurren, con criterios de inclusión y equidad, contribuyendo así con la generación de empleo y la reducción de la pobreza dentro y alrededor de las ANP”.
“De por sí nuestros sueldos son bajos y trabajamos bajo condiciones precarias, y de un día para otro nos llegó la noticia de que ya no tendremos gastos de operación en un parque donde la mayoría de los trabajadores son gente muy especializada, con mucho conocimiento y muy comprometida. Es un equipo que trabaja con pasión por la conservación, no por los sueldos”.
En las Áreas Naturales Protegidas está el oxígeno, están los alimentos, los polinizadores, la madera, el agua, las plantas y miles de elementos más que los seres humanos necesitamos para existir. Son estas áreas las que permiten que los mexicanos podamos gozar del derecho, que es parte de la Constitución Mexicana, a tener un medio ambiente sano. Además es el hábitat de cientos de miles de especies animales y vegetales.
Por si hubiera necesidad de una justificación económica para proteger las ANP, un estudio realizado en 2008 declara que por cada peso que se le invierte, se regresan $52. Se ha calculado que con la polinización que sale de ahí se aportan 189 millones de pesos a la producción de jitomate, dos millones al cultivo de aguacate, un poco menos de cinco millones en pesca y unos 55 millones de pesos al sector forestal. Además, estas áreas son grandes centros turísticos reconocidos a nivel mundial. Por ejemplo solamente Cozumel genera 1,500 millones al año.
“Me da la impresión de que se tomó esta decisión sin una conciencia plena de lo que implica”, dice Alejandro Castillo, de Pronatura, al teléfono. “El costo que tiene para el gobierno la Comisión Nacional de Áreas Protegidas es mínimo. En 2020 el presupuesto que tiene la CONANP es del .02% del gasto programable”. Eso significa que el recorte del 75% que para la comisión significa, básicamente, el acabose, mientras que para el gobierno no es una inversión fuerte, dice el experto.
Valle de los Cirios, Baja California. / Fotografía de Tomas Castelazo.
La CONANP –que este 5 de junio celebra su aniversario número 20 desde su fundación– publicó el miércoles 4 por la noche un comunicado de prensa informando que se encuentra en “conversaciones en el seno del gobierno federal para revisar la aplicación de los ajustes indicados el 23 de abril en el Diario Oficial de la Federación (DOF)”. En el mismo publican que pretenden incorporar a los colaboradores de la PNUD a la nómina de la Comisión y que niegan «categóricamente que esté en riesgo su funcionamiento o que vaya a desaparecer (la comisión)” y que, al contrario, esta situación es un llamado a los ciudadanos mexicanos para sumarse a los trabajos de protección ambiental.
Por otro lado, Javier de la Maza, director de Natura y Ecosistemas Mexicanos A.C, que trabaja por la conservación de la Selva Lacandona, de la mano de la CONANP, cree que todo esto es parte de una agenda. “Están en contra de la forma de conservación de las ANP”, dice el biólogo, egresado de la UNAM. Cuenta que desde que comenzó el gobierno actual se ha empujado una reforma para cambiar la estructura legal de estas zonas para hacerlas «Áreas Bioculturales», y permitir establecimientos humanos. El biólogo está completamente en contra de esta decisión, asegurando que eso solo promoverá destrucción de los territorios naturales. “La biodiversidad no la vamos a conservar con gente viviendo dentro de las áreas protegidas”, espeta.
También le parece que los tiempos que ha escogido el gobierno para hacer muchos de sus anuncios no son casualidad. “No puede ser más provocador que en la semana que normalmente se dedica al medio ambiente por el 5 de junio, el Día Mundial del Medio Ambiente, se esté echando a andar un proyecto que está súper cuestionado”, dice de la Maza, refiriéndose al Tren Maya. A esto se suma el freno a las energías renovables, anunciado unas semanas antes, previo a los recortes.
“Me da la impresión de que se tomó esta decisión sin una conciencia plena de lo que implica”, dice Alejandro Castillo, de Pronatura, al teléfono. “El costo que tiene para el gobierno la Comisión Nacional de Áreas Protegidas es mínimo. En 2020 el presupuesto que tiene la CONANP es del .02% del gasto programable”.
Múltiples asociaciones, defensores del medio ambiente y consejos de conservación se ha unido para pedirle a las autoridades que se retracten de esta decisión. Los Consejos Asesores de 28 Areas Naturales Protegidas en el Sur y Norte del país, incluyendo a las Redes de Consejos Asesores del Noroeste (RedCanos) y Frontera Sur Istmo y Pacífico Sur (RedCapas), le enviaron una carta al presidente López Obrador pidiendo que se mantenga la asignación de 0.02% del gasto programable asignado en el Presupuesto de Egresos de la Federación y que a partir del 2021 este se incremente a 0.04%. En la misma se recalca el compromiso que se había hecho en la Agenda de Medio Ambiente 2018-2024, donde se reconoce al Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas como un “extraordinario y poderoso modelo de gestión para la conservación de la biodiversidad, sus procesos naturales y el paisaje”.
Si el gobierno mexicano continúa con lo decretado el 23 de abril en el Diario Oficial de la Nación y decide quitarle el presupuesto a la CONANP, las Áreas Naturales Protegidas perderán todo tipo de apoyo y cuidado. Además, por supuesto, se acabará la investigación que se hace en ellas, mucha gente perderá sus empleos y probablemente se pierdan muchas especies y recursos. Tampoco se cumplirán con los acuerdos internacionales que México ha firmado, como el Convenio sobre la Biodiversidad Biológica.
Estos tesoros naturales quedarán expuestos a la explotación y la titánica labor de las miles de personas que han luchado por protegerlas durante años podría ser revertida en muy poco tiempo.
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