José Ramón Cossío: Las funciones formalizadoras del derecho

La importancia de ser formal

El ministro en retiro analiza las funciones formalizadoras del derecho como ejes regentes de toda sociedad a lo largo de la historia.

Tiempo de lectura: 6 minutos

Hace años tuve la oportunidad de dirigir una prestigiada escuela de derecho. Con el tiempo, tomé la decisión de dar unas palabras de bienvenida a los alumnos de nuevo ingreso. En el discurso había una parte motivacional, a fin de que llevaran a cabo sus deberes con consciencia, ritmo y alegría. Sin embargo, lo que más me interesaba era darles a los recién llegados una idea de lo que habrían de encontrar en sus clases y, deseablemente, en su vida profesional.

El ejercicio que repetí por varios semestres comenzaba con una pregunta simple: ¿Por qué son valiosos socialmente los ingenieros o los médicos? Las respuestas eran correctas y claras. Respecto a los primeros, porque diseñan y construyen estructuras que nos permiten transportarnos, vivir o estudiar. Los segundos, porque nos ayudan a prevenir las enfermedades o a recuperar la salud. Después de generar confianza y partiendo de lo que habían dicho, formulaba la pregunta que realmente me interesaba: ¿por qué son valiosos quienes, de diversas maneras, hacen del derecho su práctica cotidiana?

Para ofrecer un poco de contexto explicaba que, desde siglos muy remotos, las sociedades habían dedicado grandes recursos a la formación y práctica del derecho. También que algunas de las mejores construcciones sociales se habían expresado en forma de leyes, sentencias y libros jurídicos o que muchas de las mentes más brillantes en la dilatada historia de la humanidad habían sido legisladores, jueces o juristas. La pregunta, nuevamente, era ¿por qué había sido y seguía siendo así?

No me detengo a exponer las respuestas que se dieron –algunas de ellas muy inteligentes y otras muy divertidas—. Lo que yo quería dejar en claro es que el derecho y sus practicantes han tenido a lo largo de la historia la función de formalizar las diversas sociedades de las que han sido parte y, desde luego, a quienes en su momento las conformaron o, inclusive, las padecieron. A esto, los alumnos solían reaccionar de diversas maneras. Algunos de ellos sostenían que la verdadera función del derecho era lograr la justicia y otros, los menos, la paz. Había también el grupo de los que creían que su misión es la solución de los conflictos o quienes, supongo que por lecturas previas o enseñanzas familiares, aludían al viejo apotegma romano de dar a cada cual lo suyo.

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