La lucha por despenalizar el trabajo sexual en Nueva York
Organizaciones que luchan en favor de un proyecto de ley que despenalice el trabajo sexual.
En Nueva York se planteó una nueva legislación que de inmediato causó controversia a lo largo del estado, incluso algunos candidatos presidenciales se han pronunciado ya al respecto. DecrimNY, que en español podría traducirse como Decriminaliza a NY, es una coalición de diferentes organizaciones sin fines de lucro, que luchan para despenalizar el trabajo sexual en ese estado.
Apenas dos años atrás, la policía de la Ciudad de Nueva York (NYPD) arrestaba personas por el simple hecho de traer más de tres condones en su cartera. Lo complicado de esta práctica discrecional es que se ha utilizado como evidencia para inculpar a las mujeres de color (transexuales o cisgénero), y a los hombres homosexuales de color como trabajadores sexuales, aunque no lo fueran.
El trabajo sexual es sin duda uno de los tabúes más claros en la comunidad latina, es un “te iras al infierno” de nuestras abuelitas. Sin embargo, la historia nos demuestra lo contrario, el trabajo sexual es una de las profesiones más antiguas del mundo y que ha sido el camino de muchos para poder sobrevivir en sociedades donde la inequidad y la falta de oportunidades persisten. En Roma el trabajo sexual de los hombres era parte fundamental de su sociedad, y era la gente de mayores ingresos la que podía acceder a dichos servicios.
Hoy en día la situación no ha cambiado mucho, millones de personas dependen del trabajo sexual a nivel mundial. Las razones son diversas y complejas, algunos llegan ahí debido a la falta de empleo, educación o marginación, pero también hay quienes lo hacen por decisión propia sobre su cuerpo y sus derechos individuales. Este es el caso de Nueva York, donde muchas de las personas que se han sumado a la Coalición DecrimNY son chicas transexuales, que la sociedad discrimina por “ser diferentes”.
“He aplicado a trabajos en restaurantes, pero siempre me dicen que no, porque no soy mujer”, me comenta Norma, miembro de Make the Road, una organización que apoya a chicas transexuales con diferentes servicios.
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Norma migró a los Estados Unidos 18 años atrás, pero a diferencia de la típica historia de migración, Norma tuvo una experiencia mucho más dura. Ella fue raptada por el coyote que se suponía la ayudaría a cruzar a los Estados Unidos, pero que como tantos otros, abusó de la vulnerabilidad a la que los inmigrantes están expuestos y la obligó a prostituirse durante varios meses. “Sufrí mucho. Había escapado del abuso de mis amigos y familiares y caí en peores manos con ese coyote,” cuenta Norma. Desde que llegó a Nueva York no ha parado de buscar trabajo en diferentes sectores, pero la discriminación por su identidad sexual la forzó a ser su propia jefa.
En 1996, a través de la Ley de Reforma de Inmigración Ilegal y Responsabilidad del Inmigrante (IIRAIRA con siglas en Inglés), se agregaron a la Constitución 170 “crímenes u ofensas” para poder deportar a personas indocumentadas, de las cuales cinco están relacionadas al trabajo sexual.
“Diariamente me despierto pensando si hoy será el ultimo en este país. Es arriesgado hacer trabajo sexual ya que Inmigración lo ve como delito federal, pero es el único trabajo que puedo acceder”, agrega Norma.
Jennifer es otra chica transexual a quien no le quedó otra alternativa que mudarse a Nueva York tras la nula comprensión que ha encontrado entre sus anteriores compañeros de trabajo. Ella se graduó como enfermera en Puerto Rico y al principio todo pintaba bien. Sin embargo, cuando empezó su transición para convertirse en mujer la relación con sus compañeros cambió. “Empecé a vivir el rechazo y la humillación por parte de algunos compañeros y personal administrativo. En el hospital fui agredida verbalmente por una colega que me llamó hombre delante de pacientes, otras enfermeras y personal médico”, menciona Jennifer.
Al igual que Norma, Jennifer ha sido arrestada en su nuevo trabajo debido al acoso policial que viven, injustificadamente, las comunidades de color en Estados Unidos.
“Mi último arresto fue en el 2018 cuando estuve con un policía encubierto. No habíamos entrado al cuarto todavía, cuando ocho policías tumbaron la puerta de la entrada de mi apartamento, en un arresto mucho más fuerte de lo que he presenciado en la televisión”, dice.
«La criminalización del trabajo sexual expone a muchos de mis vecinos a la violencia policial, pues sirve como justificación para la deportación de trabajadores inmigrantes, reduce las protecciones laborales para una forma de trabajo ya marginada y aumenta la vulnerabilidad de los trabajadores sexuales a la violencia”, declaró la Senadora Jessica Ramos, líder de dicha propuesta de ley.
La realidad es que vivimos en pleno siglo XXI y las personas deben tener pleno derecho a decidir qué hacer con sus cuerpos. Existen leyes injustas que limitan derechos fundamentales, leyes escritas en su mayoría por hombres heterosexuales con ideologías anticuadas que no responden a las necesidades actuales. Independientemente de lo que se decida, el trabajo sexual seguirá siendo una forma de sobrevivencia para muchos y es hora de empezar a reconocer a todas las personas que ejercen esta profesión, de la misma manera en que se respeta a un doctor o abogado, al final del día, trabajo es trabajo.
Antonio Alarcón es un líder entusiasta que a su corta edad lleva casi una década organizando a su comunidad y trabajando para la aprobación del NY Dream Act y la Reforma Migratoria a nivel federal. Es egresado de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, (Queens College) donde estudió cine. Actualmente protagonizaIndivisible, una película que pone en evidencia la separación de miles de familias, como consecuencia del actual sistema migratorio. La cinta, ganó el premio Peabody. Antonio ha publicado textos en The New York Times, El Diario, Remezcla, y participado en cadenas de televisión como Televisa, Univision, Telemundo,CNN y NBC.
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