García Luna en el banquillo de los acusados

García Luna en el banquillo de los acusados

A pesar de que la mayoría de los testimonios apuntan a la culpabilidad de García Luna, podrían no ser suficientes para convencer al jurado de que lo es, pues no se ha presentado ningún documento o evidencia física que respalde lo dicho por quienes tomaron el estrado.

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Han pasado cuarenta días desde que arrancó el que muchos han llamado “el juicio de la década”. Narcotraficantes, agentes de la DEA y hasta exfuncionarios públicos han testificado en contra de Genaro García Luna, extitular de la Secretaría de Seguridad Pública durante el gobierno de Felipe Calderón, quien está siendo juzgado en Estados Unidos por los delitos de tráfico de drogas, delincuencia organizada y falsedad de declaraciones, especialmente por su presunta colaboración con el cártel de Sinaloa por más de 20 años.

Tres años después de ser aprehendido, en 3 diciembre de 2019 en un poblado de Texas, un jurado ciudadano, conformado por 12 estadounidenses comunes y corrientes, decidirán el destino de quien en su momento fuera conocido como “el super policía” y que hoy está tras las rejas.

¿Cómo comenzó la carrera policial que lo llevó hasta este punto?, ¿cómo se armó desde Estados Unidos el caso para enjuiciar a un exfuncionario mexicano de tan alto rango?, ¿quiénes han sido los testigos más relevantes del juicio en su contra?, ¿cuáles son las pruebas más claras que se han presentado? Y lo más importante, ¿qué trascendencia podría tener toda la información que se ha destapado en el proceso?

Genaro García Luna comenzó a consolidar su carrera a finales de los años noventa en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), desaparecido en 2018 por órdenes del presidente López Obrador, bajo el argumento de que en sexenios anteriores se había utilizado para espiar a la oposición. En el Cisen, el ex secretario realizó diversas labores de inteligencia que lo colocaron en una posición privilegiada frente al gobierno, pues formó parte de una generación formada a un alto nivel, para responder, por ejemplo, al emergente movimiento guerrillero del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), y a la crisis de secuestros que atravesaba el país en aquellos años.

Para 1999 se integró a la emergente Policía Federal Preventiva y al comienzo del sexenio de Vicente Fox, en el año 2000, se convirtió en director de la Agencia Federal de Investigaciones. Durante ese sexenio (2000-2006) la Policía Federal tenía tan pocos elementos, que era prácticamente inoperante, pero con la llegada a la presidencia de Felipe Calderón eso cambió, al igual que la carrera de García Luna. Calderón decidió que el país necesitaba organizar una fuerza civil más amplia para combatir el crimen organizado, pues el organismo contaba apenas con alrededor de 6 mil elementos, y asignó a García Luna la titularidad de la Secretaría de Seguridad Pública con la misión de consolidar una Policía Federal más amplia y que cumpliera con todos los estándares internacionales.

Así lo cuenta Guillermo Valdés, ex director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN). “Al final del gobierno del presidente Calderón había una policía bastante profesional con estándares internacionales, no era perfecta ni invulnerable, había elementos corruptos, pero en general podías decir que en seis años se empezó a poner las bases de una policía federal como dios manda”. Para al final del sexenio, esta corporación contaba con casi 40 mil elementos, sin embargo, sus escándalos por corrupción y vínculos con el crimen organizado llevaron a su desaparición en 2018 bajo la orden de López Obrador.

Ese mismo año, durante el juicio de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, el narcotraficante Jesús ‘El Rey’ Zambada dijo haber entregado dos maletas con un aproximado de 8 millones de dólares en sobornos a García Luna, desatando las investigaciones en su contra por colusión con el Cártel de Sinaloa.

El juicio que ha ocupado todos los titulares las últimas semanas ha avanzado mucho más rápido de lo esperado. Se esperaba que la etapa de interrogatorios durara aproximadamente dos meses, pero sorpresivamente el Departamento de Justicia de Estados Unidos, decidió que el último testigo tomaría el estrado el pasado lunes 13 de febrero, habiendo llamado a menos de 30 de los 70 testigos que se tenían planeados. Ahora, la defensa de García Luna tendrá que actuar cuatro semanas antes de lo esperado. Hasta el momento, la defensa ha anunciado que el acusado no hablará en el juicio, pues esto abriría la puerta a que los fiscales le hagan preguntas, por lo que después de la presentación de sus testigos y evidencias, se podrá dar paso a los alegatos finales.

“Se está intentando demostrar la conspiración, que mantuvo nexos con los cárteles de la droga, en concreto el cártel de Sinaloa y el cártel de los Beltrán Leyva, durante más de 20 años, desde que estuvo en la Agencia Federal de Investigación durante el gobierno de Vicente Fox, luego en la Secretaría de Seguridad Pública con Calderón y que después siguió colaborando cuando salió del servicio público”, explica Elias Camhaji, reportero del diario El País y enviado especial en el juicio contra García Luna.

Se trata de un juicio que en México ha causado muchas expectativas, principalmente por el tipo de testigos que se han presentado a declarar: tanto narcotraficantes como exfuncionarios de ambos países. “Tenemos a expolicías federales como Raúl Arellano diciendo ‘en el Aeropuerto de Ciudad de México pasaban cosas muy raras, de repente nos daban la orden de no hacer nada, de quedarnos como estatuas, y pasaban maletas con armas, con drogas, con dinero de los cárteles, en contubernio con las autoridades’ ”, comenta Camhaji. “Tenemos también testigos oculares como Francisco Cañedo, que fue un agente federal ministerial que dijo, ‘yo vi a Genaro García Luna reunido en una carretera con Arturo Beltrán Leyva y con Edgar Valdez Villarreal’”, agrega.  “En la parte de los exfuncionarios tuvimos al fiscal de Nayarit, Edgar Bhatia, también condenado por narcotráfico aquí en los Estados Unidos, diciendo ‘bueno, la orden era proteger al cártel de El Chapo y combatir a los rivales’”.

Entre los narcotraficantes que han declarado está Sergio Villarreal Barragán, “El Grande”, quien dijo que, efectivamente, García Luna recibió sobornos del Cártel de Sinaloa; Tirso Martínez Sánchez, conocido como “El Futbolista”,  cuya declaración inconsistente fue descalificada por el juez Brian Cogan; Óscar Nava “El Lobo” Valencia,  quien aseguró que pagó “más de 10 millones de dólares en efectivo” al exsecretario de Seguridad Pública; y, por último, Jesús “El Rey Zambada”, quien declaró que Luis Cardenas Palomino, exfuncionario de seguridad durante el gobierno de Calderón, y Oscar Paredes, abogado del Cártel de Sinaloa, eran íntimos amigos y quienes se encargaban de hacer llegar el dinero que Zambada mandaba a García Luna.

A pesar de que la mayoría de estos testimonios apuntan en la misma dirección, podrían no ser suficientes para convencer al jurado de su culpabilidad, pues no se ha presentado ningún documento o evidencia física que pudiera respaldar  lo dicho por quienes han tomado el estrado.

Esto representa un problema, pues Estados Unidos lo está juzgando por recibir sobornos del narcotráfico bajo el argumento de que la venta y efectos de la droga sucedieron allá, mientras existe otra vertiente del caso, que es si Genaro García Luna en realidad se hizo rico a partir de la corrupción que orquestó en México con contratos a sobre costos en la Secretaría de Seguridad. Ambas acusaciones apuntan al enriquecimiento ilícito, pero el que sea un hombre rico por dinero proveniente del narco, está siendo un argumento más difícil de probar. Claro que esto no quiere decir que sea inocente, sino que la acusación tiene muchos puntos endebles.

Además, también está en la mira el nivel de conocimiento que la DEA tenía de las actividades de García Luna, algo que la defensa ha sabido utilizar a su favor. “ ‘Si lo que están diciendo estos señores narcotraficantes, asesinos y psicópatas que ustedes están presentando como testigos es cierto, ¿por qué nadie le dijo a Hillary Clinton?, ¿por qué nadie en la DEA se dio cuenta?, ¿porqué nadie en la CIA, en la NSA, en el CBP, en toda la comunidad inteligencia vio eso?, o si lo vieron ¿por qué no le advirtieron a los tomadores de decisión?’, ese es el argumento de la defensa”, explica Alejandro Hope, analista de seguridad con más de 20 años de experiencia. “Lo que quieren demostrar es que estas acusaciones fueron construidas ex post, que los testigos están haciendo estas acusaciones como venganza contra alguien que los capturó, los encarceló o los extraditó. Y por el otro lado, demostrar porqué esa historia no la contaron en su momento para obtener beneficios”.

Sin duda, el encuentro de Genaro García Luna con la justicia aún tiene mucho camino que recorrer, ya que en días recientes, Pablo Gómez, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), detalló que el gobierno de México se encuentra encabezando un litigio civil en un juzgado de Florida, Estados Unidos, en su contra y la de otros implicados, por una trama de corrupción y quebranto al erario por cerca de 745.9 millones de dólares.

En Gatopardo seguiremos de cerca este caso para mantenerte informado. Mientras tanto, escucha el episodio completo sobre el tema, en voz de Fernanda Caso.

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