Te estoy buscando. Crónica del tráfico de bebés en España.

Te estoy buscando: Tráfico de bebés en España

Miles de familias españolas rastrean hospitales, registros civiles y cementerios en busca de los bebés que les robaron en hospitales de 1939 a 1990 para venderlos a familias adineradas. Todo comenzó en el franquismo, cuando a las mujeres republicanas les arrebataban a sus hijos en las cárceles.

Tiempo de lectura: 22 minutos

Una llamada telefónica cambió para siempre la vida de Alfonsa Reinoso la tarde del viernes 17 de mayo de 2013. Estaba preparándose para ir a recoger a sus hijos al colegio cuando el sonido la sobresaltó.

–Le llamamos de Servicios Sociales, ¿está usted sola?
–Sí, ¿qué ocurre?
–Prefiero hablar con usted cuando esté acompañada.
–¿Qué ocurre, les ha pasado algo a los niños?
–No, no. Tranquila.
–¡Dígame, por favor!
–Le explico: ¿usted tuvo una hija el 18 de junio de 1987 en la Clínica Dexeus de Barcelona?
–Creo que se confunde. Yo tuve un niño, pero murió en el parto.
–Por eso le llamo: su hijo no murió. Es una hija y lleva dos años buscándola. Y por fin la ha encontrado.
Alfonsa se desmayó.

A los 14 años, Alfonsa había dejado el hogar precario donde vivía con nueve hermanos de distintos padres, una madre casi siempre ausente y noches eternas bajo la cama esperando la paliza alcohólica del hombre que les había dado sus apellidos. Como equipaje, llevaba una barriga de cuatro meses y la ilusión de una nueva vida junto a un bebé al que esperaba querer como a ella no la habían querido. Era 1987, España vivía una ola de progreso democrático y, cuando asumieron su tutela en el Tribunal de Menores, los responsables de servicios sociales le preguntaron si quería tener a su bebé. Ella dijo que sí, de modo que la internaron en el centro para madres solteras Santa Eulalia de Barcelona.

–Venía de una vida difícil, en la que tenía que fregar suelos en un restaurante a cambio de un pollo para que comieran mis hermanos, y para mí era nuevo tener una habitación propia, comida garantizada y que alguien me preguntara cómo estaba –dice, 27 años después, sentada en una terraza de la Puerta de Sol de Madrid.

A los tres meses la trasladaron a un centro católico, de la Associació Católica Internacional de Serveis a la Joventut Femenina, y empezaron a hacerle los seguimientos en la clínica Dexeus, un centro privado para gente rica.

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