Una mañana de 2020 una joven compositora recibió una llamada, un encargo, que le cambió la vida: una canción sobre los feminicidios en México. La letra llegó a todas las agencias de noticias y estuvo presente en cada protesta feminista subsecuente del país. Las mujeres la adoptaron sin reservas; sus versos llenaron pancartas, cubrieron muros y hasta aparecieron en una película. El hartazgo ante la impunidad, el empoderamiento y la protesta se fundieron en el sello político de Vivir Quintana.
Las mujeres colombianas tienen distintas maneras de protestar; muchas hacen de este 8M un día de luto nacional, otras se reunirán para celebrarse y gozar de su libertad. Juntas hacen la diversidad del movimiento feminista.
En un solo año cambiaron las condiciones que permitieron, en 2020, las marchas multitudinarias. Entre el temor a contagiarse de covid, la represión de los gobiernos y la división por el trabajo sexual y las mujeres trans, las feministas han tenido que organizar iniciativas separadas.
El año pasado, las argentinas aprendieron a manifestarse con distancia social. Después de la victoria por la legalización del aborto, la consigna más importante ahora se vincula a los femicidios y a la necesidad de reformar las instituciones frente a esta amenaza.