Después de decenas de créditos en áreas como edición y efectos visuales para grandes producciones de Hollywood (Terminator Salvation, Iron Man), East Side Sushi es el nombre original con el que Anthony Lucero presentó su primer largometraje como director en múltiples festivales de Estados Unidos. Esta producción, más allá de la traducción que recibió para su estreno el próximo 5 de agosto en México: Sushi a la mexicana –título que no le hace justicia– logró conquistar no sólo al jurado de festivales como Heartland Film Fest y Napa Valley Film Festival, sino que conectó con una audiencia diversa. A través de una propuesta alejada de los estereotipos hollywoodenses de los migrantes en Estados Unidos, Lucero, nacido en Oakland, California, da voz a los miles de trabajadores latinos que se desempeñan en las cocinas de los restaurantes del país norteamericano.

En Sushi a la mexicana, Anthony Lucero narra la historia de Juana (Diana Elizabeth Torres), una madre soltera de origen mexicano en busca de un mejor trabajo en la industria restaurantera. Para agregarle sabor a la trama, el director explora la fusión cultural entre México y Japón a través de sus respectivas gastronomías. “Me gustó mucho la idea del juego entre estas dos culturas, me parecía que cada una podía aprender algo de la otra”, cuenta Anthony Lucero en entrevista con Gatopardo. “La historia viene de mucho tiempo atrás, comenzó con un personaje masculino como protagonista, él era un lavaplatos que buscaba ascender en su trabajo, una trama que quizá a muchos no les atraería”.

Juana (Diana Elizabeth Torres) descubre su talento culinario.

Inspirado por el curioso choque cultural entre ambas culturas, Lucero desarrolló su proyecto a pesar de los pronósticos negativos que lo rodeaban. Un día, mientras comía sushi en un restaurante, encontró la pieza que le faltaba para construir su historia. “Amo comer sushi y se me ocurrió que sería el escenario indicado para mi personaje”, agrega. “Durante la investigación para el guión entrevisté a muchos chefs de sushi y me di cuenta que no había mujeres en ese puesto. No había mujeres en la cocina japonesa”. Entonces creó a Juana, su protagonista, una joven madre soltera que vende fruta para mantener a su familia pero que, tras ser víctima de la violencia, busca un empleo menos peligroso. Así llega a un restaurante japonés, donde es contratada para la limpieza de la cocina y dnde se enamora de un nuevo universo culinario.

En Sushi a la mexicana, Lucero aborda temas controversiales para el Estados Unidos contemporáneo: la inmigración latina y la violencia de género. De un momento a otro Juana se da cuenta de su capacidad para hacer sushi e intenta conseguir un puesto como chef, pero al no ser Juana un hombre japonés, la administración del restaurante le niega el ascenso. “Yo no estoy diciendo que una mujer tenga que entrar a un restaurante japonés y deba exigir sus derechos por ser un chef de sushi, es sólo que me pareció interesante contar el proceso que ella pasó para ser parte”, enfatiza Lucero. “Fue por eso que transformé al personaje en una mujer, necesitaba a alguien que luchara porque no era una situación nada fácil”.

La diversidad en el elenco fue pieza clave para la autenticidad que Anthony Lucero buscaba en Sushi a la mexicana. Tras una investigación profunda para desarrollar correctamente aspectos de la cultura, costumbres y tradiciones japonesas, el director se ocupó de construir un equipo actoral de orígenes diversos y congruentes con la esencia de la historia. La actriz mexicana Diana Elizabeth Torres y el japonés Yutaka Takeuchi fueron las piezas clave de este elenco. “Estoy muy orgullosa de toda la atención que se le ha dado al tema de la desigualdad e inequidad”, comenta Torres, quien considera que este título aportó al diálogo después de su estreno en Estados Unidos. “Ahora me siento con la responsabilidad de realizar y ser parte de más proyectos de este tipo”.

El proceso de producción de Sushi a la mexicana refleja la esencia de la película: como Juana, Anthony Lucero perseveró para alcanzar una meta. Aunque el proceso de postproducción y distribución fueron complicados y a pesar de que se topó con mucha gente que no confiaba en su proyecto, el cineasta no se dio por vencido. “Recibí un par de propuestas pero eran muy pequeñas, yo siempre creí que la película merecía más”, señala el director. La película, sin embargo, fue adquirida para su distribución por Cinépolis, que la colocará en cines mexicanos a partir del 5 de agosto.