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Los hijos de la revolución

Los hijos de la revolución

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Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
23
.
10
.
19
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Tiempo de Lectura: 00 min

La última pieza de Los Carpinteros es la reflexión de un país y de sus ideales revolucionarios.

La mañana del 8 de enero de 1959, el mundo despertó con la noticia del triunfo de la Revolución cubana. La promesa de una sociedad sin clases sociales y con oportunidades para todos ha acompañado, desde entonces, a generaciones de cubanos, entre ellos, los integrantes del colectivo artístico Los Carpinteros, formado originalmente por los artistas Marco Castillo, Dagoberto Rodríguez y Alexandre Arrechea (quien se retiró en 2003). Mediante una impresionante obra multidisciplinaria —de esculturas, acuarelas, instalaciones y videos—, desde su fundación en 1992, Los Carpinteros han cuestionado las contradicciones de su país y del mundo en una suerte de activismo artístico.

“Cuba Va!” es la instalación que se presenta desde este mes en el museo The Phillips Collection, en la ciudad de Washington. Una reflexión de un país cuyos ideales revolucionarios, parecen ser, estar en declive. Se trata, además, de la última instalación de Marco y Dagoberto juntos, quienes anunciaron su separación en el verano pasado. “Esta obra la comenzamos hace dos o tres años, pero apenas se estrena”, dice Marco Castillo en entrevista para Gatopardo. “Decidimos tomar caminos distintos, pero el hecho de que ya no vayamos a hacer un trabajo nuevo, no significa que la carrera de Los Carpinteros acabe”, enfatiza.

“Cuba Va!”, que alude a una vieja canción de esperanza revolucionaria, se compone de una serie de retratos de luces de sus líderes revolucionarios, como el Che Guevara y Camilo Cienfuegos, así como dos proyecciones de video.

Comodato, por un lado, es un cortometraje de 22 minutos que recorre los cuartos de una casa que representan una clase social diferente de la isla caribeña. Ahí se observa una progresión de habitaciones, primero amplias, lujosas y luminosas, hasta otras más pequeñas, amontonadas, sucias. Rétractil, por el otro, presenta en 17 minutos la confesión del poeta Heberto Padilla, quien tras un proceso de encarcelamiento y tortura, fue obligado a retractarse públicamente de sus críticas al gobierno de los años setenta. Estas contradicciones son las que enmarcan una instalación que genera preguntas alrededor de la promesa revolucionaria.

“Los que realmente vivimos los efectos del socialismo fuimos la gente normal, no quienes llevaron la revolución, como el Che. Nosotros vivimos este experimento y por eso queríamos retratar a los protagonistas de la situación”, dice Castillo. “Es una relación amor-odio”.

Vesela Sretenović es la curadora senior de arte moderno y contemporáneo en el Phillips, y curadora de esta exposición. Al igual que Los Carpinteros, ella también vivió los efectos de una revolución que no conoció. Creció en la exYugoslavia, un antiguo estado en la península balcánica, de tintes socialistas, ya disuelta. Para ella, las preguntas que provoca la instalación “Cuba Va!” trascienden más allá de un país: “Es la historia de dos sistemas que se están derrumbando frente a nuestros ojos, en el presente: el socialismo y el capitalismo”, dice. “La revolución había sembrado un optimismo en nuestros padres que ya no existe”.

En Cuba, relata Castillo, existía la idea de que los niños no pertenecían a los padres, sino a Fidel Castro. A través de su trabajo, Los Carpinteros más de una vez han cuestionado y reclamado su independencia. “Para mí, el arte no sólo es una expresión, sino una herramienta para ayudarme a entenderme a mí mismo. Si no hiciera arte, no podría responderme cosas que me respondo a través de éste”, sentencia.

Cuba Va!Los CarpinterosThe Phillips CollectionHasta el 26 de enero de 2020phillipscollection.org

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La última pieza de Los Carpinteros es la reflexión de un país y de sus ideales revolucionarios.

La mañana del 8 de enero de 1959, el mundo despertó con la noticia del triunfo de la Revolución cubana. La promesa de una sociedad sin clases sociales y con oportunidades para todos ha acompañado, desde entonces, a generaciones de cubanos, entre ellos, los integrantes del colectivo artístico Los Carpinteros, formado originalmente por los artistas Marco Castillo, Dagoberto Rodríguez y Alexandre Arrechea (quien se retiró en 2003). Mediante una impresionante obra multidisciplinaria —de esculturas, acuarelas, instalaciones y videos—, desde su fundación en 1992, Los Carpinteros han cuestionado las contradicciones de su país y del mundo en una suerte de activismo artístico.

“Cuba Va!” es la instalación que se presenta desde este mes en el museo The Phillips Collection, en la ciudad de Washington. Una reflexión de un país cuyos ideales revolucionarios, parecen ser, estar en declive. Se trata, además, de la última instalación de Marco y Dagoberto juntos, quienes anunciaron su separación en el verano pasado. “Esta obra la comenzamos hace dos o tres años, pero apenas se estrena”, dice Marco Castillo en entrevista para Gatopardo. “Decidimos tomar caminos distintos, pero el hecho de que ya no vayamos a hacer un trabajo nuevo, no significa que la carrera de Los Carpinteros acabe”, enfatiza.

“Cuba Va!”, que alude a una vieja canción de esperanza revolucionaria, se compone de una serie de retratos de luces de sus líderes revolucionarios, como el Che Guevara y Camilo Cienfuegos, así como dos proyecciones de video.

Comodato, por un lado, es un cortometraje de 22 minutos que recorre los cuartos de una casa que representan una clase social diferente de la isla caribeña. Ahí se observa una progresión de habitaciones, primero amplias, lujosas y luminosas, hasta otras más pequeñas, amontonadas, sucias. Rétractil, por el otro, presenta en 17 minutos la confesión del poeta Heberto Padilla, quien tras un proceso de encarcelamiento y tortura, fue obligado a retractarse públicamente de sus críticas al gobierno de los años setenta. Estas contradicciones son las que enmarcan una instalación que genera preguntas alrededor de la promesa revolucionaria.

“Los que realmente vivimos los efectos del socialismo fuimos la gente normal, no quienes llevaron la revolución, como el Che. Nosotros vivimos este experimento y por eso queríamos retratar a los protagonistas de la situación”, dice Castillo. “Es una relación amor-odio”.

Vesela Sretenović es la curadora senior de arte moderno y contemporáneo en el Phillips, y curadora de esta exposición. Al igual que Los Carpinteros, ella también vivió los efectos de una revolución que no conoció. Creció en la exYugoslavia, un antiguo estado en la península balcánica, de tintes socialistas, ya disuelta. Para ella, las preguntas que provoca la instalación “Cuba Va!” trascienden más allá de un país: “Es la historia de dos sistemas que se están derrumbando frente a nuestros ojos, en el presente: el socialismo y el capitalismo”, dice. “La revolución había sembrado un optimismo en nuestros padres que ya no existe”.

En Cuba, relata Castillo, existía la idea de que los niños no pertenecían a los padres, sino a Fidel Castro. A través de su trabajo, Los Carpinteros más de una vez han cuestionado y reclamado su independencia. “Para mí, el arte no sólo es una expresión, sino una herramienta para ayudarme a entenderme a mí mismo. Si no hiciera arte, no podría responderme cosas que me respondo a través de éste”, sentencia.

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La mañana del 8 de enero de 1959, el mundo despertó con la noticia del triunfo de la Revolución cubana. La promesa de una sociedad sin clases sociales y con oportunidades para todos ha acompañado, desde entonces, a generaciones de cubanos, entre ellos, los integrantes del colectivo artístico Los Carpinteros, formado originalmente por los artistas Marco Castillo, Dagoberto Rodríguez y Alexandre Arrechea (quien se retiró en 2003). Mediante una impresionante obra multidisciplinaria —de esculturas, acuarelas, instalaciones y videos—, desde su fundación en 1992, Los Carpinteros han cuestionado las contradicciones de su país y del mundo en una suerte de activismo artístico.

“Cuba Va!” es la instalación que se presenta desde este mes en el museo The Phillips Collection, en la ciudad de Washington. Una reflexión de un país cuyos ideales revolucionarios, parecen ser, estar en declive. Se trata, además, de la última instalación de Marco y Dagoberto juntos, quienes anunciaron su separación en el verano pasado. “Esta obra la comenzamos hace dos o tres años, pero apenas se estrena”, dice Marco Castillo en entrevista para Gatopardo. “Decidimos tomar caminos distintos, pero el hecho de que ya no vayamos a hacer un trabajo nuevo, no significa que la carrera de Los Carpinteros acabe”, enfatiza.

“Cuba Va!”, que alude a una vieja canción de esperanza revolucionaria, se compone de una serie de retratos de luces de sus líderes revolucionarios, como el Che Guevara y Camilo Cienfuegos, así como dos proyecciones de video.

Comodato, por un lado, es un cortometraje de 22 minutos que recorre los cuartos de una casa que representan una clase social diferente de la isla caribeña. Ahí se observa una progresión de habitaciones, primero amplias, lujosas y luminosas, hasta otras más pequeñas, amontonadas, sucias. Rétractil, por el otro, presenta en 17 minutos la confesión del poeta Heberto Padilla, quien tras un proceso de encarcelamiento y tortura, fue obligado a retractarse públicamente de sus críticas al gobierno de los años setenta. Estas contradicciones son las que enmarcan una instalación que genera preguntas alrededor de la promesa revolucionaria.

“Los que realmente vivimos los efectos del socialismo fuimos la gente normal, no quienes llevaron la revolución, como el Che. Nosotros vivimos este experimento y por eso queríamos retratar a los protagonistas de la situación”, dice Castillo. “Es una relación amor-odio”.

Vesela Sretenović es la curadora senior de arte moderno y contemporáneo en el Phillips, y curadora de esta exposición. Al igual que Los Carpinteros, ella también vivió los efectos de una revolución que no conoció. Creció en la exYugoslavia, un antiguo estado en la península balcánica, de tintes socialistas, ya disuelta. Para ella, las preguntas que provoca la instalación “Cuba Va!” trascienden más allá de un país: “Es la historia de dos sistemas que se están derrumbando frente a nuestros ojos, en el presente: el socialismo y el capitalismo”, dice. “La revolución había sembrado un optimismo en nuestros padres que ya no existe”.

En Cuba, relata Castillo, existía la idea de que los niños no pertenecían a los padres, sino a Fidel Castro. A través de su trabajo, Los Carpinteros más de una vez han cuestionado y reclamado su independencia. “Para mí, el arte no sólo es una expresión, sino una herramienta para ayudarme a entenderme a mí mismo. Si no hiciera arte, no podría responderme cosas que me respondo a través de éste”, sentencia.

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“Cuba Va!” es la instalación que se presenta desde este mes en el museo The Phillips Collection, en la ciudad de Washington. Una reflexión de un país cuyos ideales revolucionarios, parecen ser, estar en declive. Se trata, además, de la última instalación de Marco y Dagoberto juntos, quienes anunciaron su separación en el verano pasado. “Esta obra la comenzamos hace dos o tres años, pero apenas se estrena”, dice Marco Castillo en entrevista para Gatopardo. “Decidimos tomar caminos distintos, pero el hecho de que ya no vayamos a hacer un trabajo nuevo, no significa que la carrera de Los Carpinteros acabe”, enfatiza.

“Cuba Va!”, que alude a una vieja canción de esperanza revolucionaria, se compone de una serie de retratos de luces de sus líderes revolucionarios, como el Che Guevara y Camilo Cienfuegos, así como dos proyecciones de video.

Comodato, por un lado, es un cortometraje de 22 minutos que recorre los cuartos de una casa que representan una clase social diferente de la isla caribeña. Ahí se observa una progresión de habitaciones, primero amplias, lujosas y luminosas, hasta otras más pequeñas, amontonadas, sucias. Rétractil, por el otro, presenta en 17 minutos la confesión del poeta Heberto Padilla, quien tras un proceso de encarcelamiento y tortura, fue obligado a retractarse públicamente de sus críticas al gobierno de los años setenta. Estas contradicciones son las que enmarcan una instalación que genera preguntas alrededor de la promesa revolucionaria.

“Los que realmente vivimos los efectos del socialismo fuimos la gente normal, no quienes llevaron la revolución, como el Che. Nosotros vivimos este experimento y por eso queríamos retratar a los protagonistas de la situación”, dice Castillo. “Es una relación amor-odio”.

Vesela Sretenović es la curadora senior de arte moderno y contemporáneo en el Phillips, y curadora de esta exposición. Al igual que Los Carpinteros, ella también vivió los efectos de una revolución que no conoció. Creció en la exYugoslavia, un antiguo estado en la península balcánica, de tintes socialistas, ya disuelta. Para ella, las preguntas que provoca la instalación “Cuba Va!” trascienden más allá de un país: “Es la historia de dos sistemas que se están derrumbando frente a nuestros ojos, en el presente: el socialismo y el capitalismo”, dice. “La revolución había sembrado un optimismo en nuestros padres que ya no existe”.

En Cuba, relata Castillo, existía la idea de que los niños no pertenecían a los padres, sino a Fidel Castro. A través de su trabajo, Los Carpinteros más de una vez han cuestionado y reclamado su independencia. “Para mí, el arte no sólo es una expresión, sino una herramienta para ayudarme a entenderme a mí mismo. Si no hiciera arte, no podría responderme cosas que me respondo a través de éste”, sentencia.

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“Cuba Va!” es la instalación que se presenta desde este mes en el museo The Phillips Collection, en la ciudad de Washington. Una reflexión de un país cuyos ideales revolucionarios, parecen ser, estar en declive. Se trata, además, de la última instalación de Marco y Dagoberto juntos, quienes anunciaron su separación en el verano pasado. “Esta obra la comenzamos hace dos o tres años, pero apenas se estrena”, dice Marco Castillo en entrevista para Gatopardo. “Decidimos tomar caminos distintos, pero el hecho de que ya no vayamos a hacer un trabajo nuevo, no significa que la carrera de Los Carpinteros acabe”, enfatiza.

“Cuba Va!”, que alude a una vieja canción de esperanza revolucionaria, se compone de una serie de retratos de luces de sus líderes revolucionarios, como el Che Guevara y Camilo Cienfuegos, así como dos proyecciones de video.

Comodato, por un lado, es un cortometraje de 22 minutos que recorre los cuartos de una casa que representan una clase social diferente de la isla caribeña. Ahí se observa una progresión de habitaciones, primero amplias, lujosas y luminosas, hasta otras más pequeñas, amontonadas, sucias. Rétractil, por el otro, presenta en 17 minutos la confesión del poeta Heberto Padilla, quien tras un proceso de encarcelamiento y tortura, fue obligado a retractarse públicamente de sus críticas al gobierno de los años setenta. Estas contradicciones son las que enmarcan una instalación que genera preguntas alrededor de la promesa revolucionaria.

“Los que realmente vivimos los efectos del socialismo fuimos la gente normal, no quienes llevaron la revolución, como el Che. Nosotros vivimos este experimento y por eso queríamos retratar a los protagonistas de la situación”, dice Castillo. “Es una relación amor-odio”.

Vesela Sretenović es la curadora senior de arte moderno y contemporáneo en el Phillips, y curadora de esta exposición. Al igual que Los Carpinteros, ella también vivió los efectos de una revolución que no conoció. Creció en la exYugoslavia, un antiguo estado en la península balcánica, de tintes socialistas, ya disuelta. Para ella, las preguntas que provoca la instalación “Cuba Va!” trascienden más allá de un país: “Es la historia de dos sistemas que se están derrumbando frente a nuestros ojos, en el presente: el socialismo y el capitalismo”, dice. “La revolución había sembrado un optimismo en nuestros padres que ya no existe”.

En Cuba, relata Castillo, existía la idea de que los niños no pertenecían a los padres, sino a Fidel Castro. A través de su trabajo, Los Carpinteros más de una vez han cuestionado y reclamado su independencia. “Para mí, el arte no sólo es una expresión, sino una herramienta para ayudarme a entenderme a mí mismo. Si no hiciera arte, no podría responderme cosas que me respondo a través de éste”, sentencia.

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“Cuba Va!” es la instalación que se presenta desde este mes en el museo The Phillips Collection, en la ciudad de Washington. Una reflexión de un país cuyos ideales revolucionarios, parecen ser, estar en declive. Se trata, además, de la última instalación de Marco y Dagoberto juntos, quienes anunciaron su separación en el verano pasado. “Esta obra la comenzamos hace dos o tres años, pero apenas se estrena”, dice Marco Castillo en entrevista para Gatopardo. “Decidimos tomar caminos distintos, pero el hecho de que ya no vayamos a hacer un trabajo nuevo, no significa que la carrera de Los Carpinteros acabe”, enfatiza.

“Cuba Va!”, que alude a una vieja canción de esperanza revolucionaria, se compone de una serie de retratos de luces de sus líderes revolucionarios, como el Che Guevara y Camilo Cienfuegos, así como dos proyecciones de video.

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“Los que realmente vivimos los efectos del socialismo fuimos la gente normal, no quienes llevaron la revolución, como el Che. Nosotros vivimos este experimento y por eso queríamos retratar a los protagonistas de la situación”, dice Castillo. “Es una relación amor-odio”.

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