“Los bañistas”, el trueque ideal
Conversamos con el director y elenco de “Los bañistas”, que se estrena el 1 de abril en México.
El retrato de un país en decadencia y una sociedad absorta por la indiferencia definen a Los bañistas (2014), nueva propuesta cinematográfica del director Max Zunino. A través de la obligada –pero necesaria– relación entre Flavia (Sofía Espinosa, también guionista de la película) y Martín (Juan Carlos Colombo), dos individuos que a primera vista sólo tienen en común vivir en el mismo edificio, Zunino resalta la importancia de la solidaridad para superar el caos de una comunidad abatida por la crisis económica. Ganadora del Premio Guadalajara Construye y del Premio FIPRESCI a la Mejor Ópera Prima, Los bañistas se estrenará en cines mexicanos el 1 de abril.
En esta historia, el director pone a prueba a sus personajes, quienes se aventuran por las calles de la turbulenta capital mexicana en busca de satisfacer algunas de sus necesidades más básicas: comer, bañarse y tener un poco de compañía. “Algo que impera en todas las sociedades capitalistas es que las personas creen que son completamente distintas a las otras, ya sea por una diferencia generacional, de religión o por estatus social,” explica Zunino en entrevista con Gatopardo. “Nos hemos dedicado a fragmentarnos y a aislarnos unos de otros y eso nos vuelve manipulables.”
Hambrienta de independencia, Flavia es una joven que llega a vivir sola a la Ciudad de México; sin embargo, su sueño de ser artista se desvanece cuando su tía le pide desocupar el departamento donde vive. Sumergida en su propia arrogancia, conoce a quien ha sido su vecino durante los últimos meses, Martín, un hombre mayor y solitario que para la sociedad y el sistema económico representa una carga. A pesar de su negativo primer encuentro, entre ambos se desarrolla una relación de amistad que, aunque un poco áspera, refleja la sencillez de ambos al admitir que pueden apoyarse cuando más se necesitan. Esta noción se extiende hacia el resto de los personajes, conforme Flavia y Martín comienzan a convivir con las personas que han montado un plantón a la puerta de su edificio.
Zunino y Espinosa, co escritores de Los bañistas, aciertan con la creación de dos universos que convergen para dar vida a esta historia en donde las protestas sociales son el arma principal. Así, logran que Los bañistas haga eco de temas que han llegado más allá del territorio mexicano. “Estamos enfrentando muchas batallas personales para poder sobrevivir y de pronto eso te hace ensimismarte, la cosa es voltear y ver al otro a los ojos, eso es lo que te une”, explica el actor Armando Espitia (Pedro) quien junto con Harold Torres (Sebastián) se convierte en el puente que conecta a Flavia y Martín con la realidad social que los rodea y que hasta entonces habían ignorado.
El plantón central de Los bañistas no está relacionado con hechos reales, pero está enmarcado en la realidad contemporánea mexicana. En la cinta, las tomas de vidrios rotos, gente corriendo y granaderos corresponden a un momento crítico en la historia del México de los últimos años: las manifestaciones del 1 de diciembre de 2012 en contra de la toma de protesta como presidente de Enrique Peña Nieto. “Planeábamos llegar antes ese día para estar justo dentro de la manifestación, pero nos retrasamos por cuestiones de producción y cuando llegamos tuvimos la sorpresa de que estaba todo destruido”, cuenta Zunino sobre un momento clave en la película que sirve también para vincular al espectador con la actualidad del país, ya que no se trata de imágenes de archivo, sino de pietaje filmado en vivo durante la producción de la cinta.
Podría parecer una cinta pesimista, pero el enfoque de Max Zunino y compañía está más orientado a mostrar a una sociedad que quiere sobrevivir a pesar del caos. El trueque, en su sencillez como contrato entre dos partes, se vuelve una solución viable para mantener la convivencia. Otro acierto de Los bañistas es la naturalidad de sus interpretaciones y de la construcción de sus personajes, ya que lejos de ofrecer una historia de clichés y fórmulas ya probadas, regala un vistazo a las posibilidades de la condición humana en tiempos complicados. “Creo que si bien no da soluciones, sí plantea posibilidades”, cuenta Sofía Espinosa. “¿De qué manera se unen ‘los de arriba’ con ‘los de abajo’?, ¿de qué manera yo te necesito a ti y tú a mí?”, concluye.
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