Roma podría perder el Oscar
Estas son las razones por las que podría quedarse sin el premio a Mejor Película.
Todo indica que Roma podría hacer historia este domingo durante la entrega 91 de los Premios de la Academia. La película de Alfonso Cuarón parte como favorita para ganar los reconocimientos a Mejor Director, Mejor Fotografía, Mejor Película Extranjera y Mejor Película, un galardón que ninguna producción hablada en español ha conseguido en noventa años.
Su posición como favorita no es gratuita. El filme producido por Netflix ha acumulado las acreditaciones necesarias para ser considerada la front-runner al premio. Ganó el León de Oro del Festival de Cine de Venecia, premio que también recibió la ganadora del año pasado La forma del agua (The Shape of Water), y figuró con éxito en los festivales de otoño, donde se impulsó ante películas que aparecían como favoritas a la estatuilla dorada al principio de la carrera, como El primer hombre en la Luna (First Man) o Si la colonia hablara (If Beale Street Could Talk).
Además, ganó premios importantes que fácilmente la hicieron mantenerse viva en la conversación, entre ellos el Globo de Oro a Mejor Película Extranjera; el BAFTA a Mejor Película y Mejor Director; el premio del Sindicato de Directores de Estados Unidos (DGA) y un reconocimiento especial por parte del American Film Institute (AFI). Eso, y otra centena de galardones que la película recibió desde sus primeras funciones, podrían convertir al filme de Cuarón en una clara vencedora. Sin embargo, esto no es necesariamente es una regla. De hecho, desde hace un par de años, el sistema de votación con el que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood (AMPAS) entrega el Oscar está diseñado para no darle el premio a la «Mejor Película», sino a la película más «querida» por los votantes.
La categoría de Mejor Película, a diferencia de las 23 categorías restantes, no se reconoce necesariamente por votación directa (en el que el nominado con más votos a su favor gana). En su lugar, la Academia implementó en 2010 un complicado sistema de votación preferencial, en el que se le pide a los votantes enumerar a los nominados en orden descendente —donde 1 es la nominada favorita y, en este año, 8 es la menos apreciada— y así obtener un listado con todas las películas seleccionadas.
Si la película que obtiene el mayor número de votos en #1 no supera el 50% de los votantes (digamos 3350 de los posibles 6687 electores), comienza el conteo de votación preferencial. En este caso, los contadores de la casa PriceWaterHouseCoopers (PWC) eliminan a la opción menos votada y se enfocan en el segundo lugar de ese listado.
Por ejemplo. En 2017, Luz de luna (Moonlight) sorprendió a propios y extraños tras alzarse con el Oscar a Mejor Película ante La La Land: Una historia de amor (La La Land), una cinta que había ganado 7 Globos de Oro, 5 premios BAFTA y los máximos reconocimientos de los productores (PGA) y los directores (DGA). Si consideramos que la tabla de votaciones de ese año ponía al filme de Damien Chazelle por encima de Moonlight, Manchester frente al mar (Manchester by the Sea), Hasta el último hombre (Hacksaw Ridge), Enemigo de todos (Hell or High Water), Talentos ocultos (Hidden Figures), Un camino a casa (Lion) y Fences, los votos de esta última película se eliminaban y todos aquellos que la habían puesto en el #1 dirigían su voto hacia su opción #2.
Mientras que La La Land había sido una de las películas más queridas por los espectadores y la crítica, Moonlight había sido la más constante entre las consideradas, por lo que no es difícil imaginar que aparecía en los lugares 2 y 3 de la mayoría de las boletas de votación, mientras que el musical no contaba con esa prefencia, pues su apasionado recibimiento contrastaba por completo con aquellos que no encontraban ninguna cualidad especial en el filme. Era una película de amar u odiar; y la Academia no está interesada en ese tipo de películas.
«Pasar por el sistema de votación preferencial podría significar que la película que empezó como líder no termine en el liderato», explicó Brian Cullinan, presidente de la junta de PWC y responsable de darle el sobre equivocado a Faye Dunaway y desatar ese vergonzoso momento en el que La La Land fue señalada como la ganadora del Oscar para, sólo unos segundos después, descubrirse que Moonlight era la ganadora correcta. El sistema de votación preferencial había actuado.
Este año Roma parte como la favorita y eso podría traducirse a su favor en la votación a Mejor Película. Sin embargo, este año también hay una fuerte competencia en el premio. Si bien Roma podría recibir amor suficiente por parte de la comunidad cinéfila y el grupo de nuevos representados por la Academia (latinos y extranjeros la mayoría de ellos), hay ciertos bloques que podrían inclinarse a favor de opciones afines a sus gustos, como Pantera Negra (Black Panther) o El infiltrado del KKKlan (Blackkklansman).
Parece seguro que, si el filme de Cuarón no gana el Oscar, la que se lo llevará lo hará gracias al sistema de votación preferente. En este caso, las beneficiadas podrían ser La favorita (The Favourite) o Green Book: Una amistad sin fronteras (Green Book), aunque sólo esta última tiene verdaderas posibilidades de alzarse con el premio. La película, que aborda el tema del racismo y la inclusión racial en el Estados Unidos del siglo XX, ganó el premio del Sindicato de Productores (PGA) que, vale mencionar, elige a su ganadora con el sistema de votación preferencial. Si un escenario como el del PGA se repite en los Oscar, la cinta de Peter Farrelly sería la más beneficiada.
Será hasta el domingo cuando sepamos la suerte de Roma, la película mexicana que más posibilidades ha tenido de ganar el Oscar a Mejor Película Extranjera y la única cinta no producida en inglés o francés que ha tenido fuertes oportunidades de alzarse con el premio a Mejor Película. Pero si esto no sucede, no deberíamos sorprendernos: así es como están diseñados los Oscar.
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