Hoy quien no usa mascarilla está jugando con su vida y la de los demás. El uso correcto de mascarillas tiene que ser una de las mayores prioridades del gobierno mexicano en esta crucial etapa. Se puede empezar por ponerle una mascarilla a Susana Distancia y al presidente.
Además de contar defunciones, una métrica importante en la salud pública es considerar el número acumulado de años de vida que se pierden por cada muerte prematura de Covid-19. En esta pandemia, los mexicanos perderían un acumulado de 2.2 millones de años de vida. Tiempo perdido de trabajo productivo, amistades y de vida en familia.
La enfermedad y la muerte no son equitativas en México. Ante un complejo y fragmentado sistema de salud pública, los más pobres son los más vulnerables frente a la pandemia. Con base en un ejercicio de datos abiertos y según el desarrollo social de los municipios, ¿qué está pasando en las zonas más rezagadas del país? ¿Y cómo se está distribuyendo el impacto entre los territorios?
Ciertos principios matemáticos apuntan a que sabemos demasiado poco de los “municipios de la esperanza”. México enfrenta el dilema si determinar que están en bajo riesgo y si es posible reanudar las actividades. Tras lo sucedido en Lombardía, Nueva York o Guayaquil, se requiere un mejor análisis de datos.