El escritor mexicano Naief Yehya, afincado en Nueva York, habla sobre su más reciente libro, publicado con Anagrama: El planeta de los hongos. Una historia cultural de los hongos psicodélicos.
A pesar de la prohibición de los hongos con psilocibina, cada vez más terapeutas, facilitadores e improvisados se dedican a tratar pacientes con esa sustancia. Mientras el Senado analiza la despenalización y regulación en México, un sector busca enseñanza y guía entre los sabios y sabias de los pueblos originarios. En la tierra de María Sabina, en Oaxaca, Alejandrina Pedro Castañeda es la mazateca más visible que apoya la despenalización, ante la mirada crítica de colectivos de la comunidad indígena, que exigen respeto y ponen distancia.
Ante la epidemia que provoca la adicción a la metanfetamina en el norte de México, un grupo de la tribu yaqui, en Sonora, ha establecido un centro de salud —Clínica de Medicina Intercultural Yo’o joara— para erradicar la dependencia a esta sustancia y tratar otros trastornos mentales. Sus tratamientos incluyen psicoterapia y psicoactivos de origen natural, como la ayahuasca, el peyote y la secreción de un sapo originario del estado. “Plantas sagradas” que han transformado por completo la vida de sus pacientes.
Los estudios clínicos con psilocibina y otros psicodélicos que se realizan en universidades extranjeras generan entusiasmo por su potencial para aliviar una variedad de trastornos mentales. En México las personas se acercan a estas alternativas a través de rituales tradicionales indígenas, ceremonias contemporáneas o sesiones con terapeutas que trabajan a la sombra de la prohibición.
La COP26 reconoció a la metrópolis por su plan de acción para mitigar los efectos del cambio climático. El mérito de Guadalajara, hasta el momento, es tener un plan: una hoja de ruta ambiciosa donde se detallan los pasos a seguir para llegar a la carboneutralidad en 2050. Sin embargo, hay varios retos por cumplir, dado el tamaño y la complejidad del territorio.
Una cardióloga neoyorquina demostró en 1991 que muchas mujeres morían por infarto en los hospitales. La razón: los síntomas se habían estudiado siempre en hombres y variaban en el cuerpo de las mujeres. Desde entonces, cada vez más médicas e investigadoras trabajan para entender mejor las diferencias fisiológicas entre sexos y para difundir que el sesgo de género en la medicina destruye vidas.
Más de un millón de mujeres mexicanas ha dado a luz durante la crisis sanitaria. Los especialistas del Instituto Nacional de Perinatología, en la Ciudad de México, han hecho grandes esfuerzos para conocer mejor a su enemigo y descubrir cuáles podrán ser las consecuencias en los fetos y en los recién nacidos que se infectaron. Hoy se sabe que la enfermedad que provoca el SARS-CoV-2 es la primera causa de muerte materna en México. En el cuarto país con más muertes por Covid-19, éste es otro hospital trastocado por la pandemia.