A inicios del milenio, Vandana Shiva, una de las pensadoras indias más provocadoras en temas relacionados con el medio ambiente, escribió sobre la histórica erosión del acceso al agua en el mundo, haciendo énfasis en la destrucción del planeta y el término “refugiados ambientales” para hablar de comunidades desplazadas como consecuencia de las inundaciones, las sequías y los cultivos muertos. Veinte años después, su aproximación es más vigente que nunca: la economía basada en combustibles fósiles determinará el futuro del agua y, por ende, el futuro de la toda vida.
Lo que sucedió en la presa Madín es un caso de éxito. En plena era de recortes presupuestales y de explotación de las áreas naturales, un grupo de no más de veinte personas logró que un enorme cuerpo de agua profundamente contaminado comenzara a recuperarse.
La alimentación y los hogares de millones de personas están en riesgo.
Según datos de la ONU, la Ciudad de México podría quedarse sin agua potable para 2030. Actualmente, Iztapalapa sufre recortes de 40%.