Un par de extraños en Polanco

Un par de extraños en Polanco

31
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10
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24
AAAA
Tiempo de Lectura: 00 min
Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
Las amenidades de W Mexico City están diseñadas para el confort y descanso de personajes variopintos: desde extranjeros que buscan acercarse al rostro trendy de la ciudad, hasta ejecutivos que esperan descansar tras largas jornadas de juntas.

Ante el estrés que a diario nos aqueja, no siempre es posible darse una escapada fuera de la ciudad. Es entonces cuando una opción como W México City se puede convertir en una aventura que va de lo sofisticado a lo picante.

Aquella semana el dolor de espalda era completamente insoportable. Había muchos pendientes en la oficina, aunque deseaba tomar una escapada de fin de semana. Sin embargo, tendría que suceder en un lugar cercano a la Ciudad de México. Desde la adolescencia tenía la ilusión de imitar a Holden Caulfield, el protagonista de la novela iniciática El guardián entre el centeno, quien se hospeda durante un fin de semana en Nueva York.

Por supuesto que la Gran Manzana estaba fuera de las opciones viables. Un amigo de la universidad me contó que en el corazón de Polanco hallaría una opción de escape que me inspiraría para construir esos personajes de novela: el hotel W Mexico City. A la llegada uno es recibido por un ambiente entre el arte contemporáneo y la sofisticación adecuada para sentirse dentro de esa atmósfera de aventura citadina.

TRIVVU, la terraza de W Mexico City, donde se ofrece un Sunset Drunch, una aventura ideal para los amantes de la fiesta y el buen comer.

Paseo culinario

Cuando le conté a Dana, le pareció una idea divertida eso de asumir el papel de extraños dentro de la ciudad. La ubicación de W Mexico City nos permitió desconectarnos del bullicio diario al caminar en los andadores del Parque Lincoln, manejar un barquito en los estanques y detenernos a admirar la Torre del Reloj, diseñada a modo de palomar por el arquitecto Enrique Aragón Echegaray.

Con el apetito abierto por la caminata teníamos antojo de una opción popular, aunque sin la necesidad de sacar el automóvil del estacionamiento —con una accesible tarifa por día a los huéspedes—. El personal suele ser muy atento a los detalles, entonces nos recomendaron probar la experiencia “Tacology” que ofrece el Living Room Bar, con una apuesta que voltea con respeto y admiración hacia el taco con tortilla artesanal en maíz azul, blanco y diversas variedades. Una de las pruebas de fuego para toda experiencia taquera es el tuétano, Tacology lo tiene acompañado de filete. Dana optó por la clásica gringa, aunque en una versión con camarones, imperdible. Como se dice entre quienes disfrutamos la comida de mercado: el secreto de todo es la salsa, la de habanero toda una delicia para quienes desean subirle la temperatura a la noche.

Una experiencia de sabores que van de la tradicional comida placera a la sofisticación de platillos de mar y tierra.

Las luces ambientales y la música nos invitaban a tener un momento de intimidad para profundizar en planes sobre los próximos cinco años, la familia y la confidencia romántica. Sin duda, Living Room Bar también me pareció un buen sitio para acudir con socios luego de largas horas de oficina y el pretexto ideal para deshacernos de las corbatas o las formalidades.

La vida nocturna de la calle de Masaryk está a unos pasos y desde las habitaciones del Hotel W se puede soñar con la conquista de una ciudad que parece rendida ante nuestros ojos. Los amplios ventanales de la suite permiten abstraerse en el horizonte hacia la puesta de sol que contrasta con las luces de Polanco y sus alrededores. Cada espacio, desde el baño hasta la mesa de estudio están diseñados con la idea de estar envuelto en el ambiente de Reforma, el Bosque de Chapultepec y sus andadores. Sin duda, es una invitación a permanecer en silencio, dejar que el tiempo se escurra mientras el resto del mundo transita lo cotidiano.

Adiós a las malas vibras

A pesar de la comodidad en la cama, aún me hacían falta un par de ingredientes para destensar todas las preocupaciones acumuladas. A primera hora de la mañana, las instalaciones del gimnasio permiten tener una rutina deportiva completa de cardio, levantamiento de pesas y aparatos para ejercitar músculos específicos. Para cerrarla, el W Mexico City cuenta con bañera de hidromasajes. Todavía faltaban experiencias nocturnas, por ello era necesario eliminar las toxinas de la noche anterior con un masaje en pareja. Away Spa cuenta con tratamientos faciales, exfoliación corporal y en general productos cosméticos de calidad internacional que refrescan, nutren y dejan tersa la piel. No más tensión, sí más diversión.

Alrededor del hotel existen las conexiones suficientes para trazar una ruta sabatina hacia otros sitios turísticos: Metrobús, Metro, Turibús y la red de Ecobici. Nosotros preferimos dar una vuelta en bicicleta por Paseo de la Reforma y hacer una parada en el Museo Rufino Tamayo; más tarde, en menos de 20 minutos, llegamos hasta la glorieta del Ángel de la Independencia.

El fuego es el elemento característico de este espacio y se refleja en los platillos cuidadosamente seleccionados por el chef ejecutivo Matías Gallegillo.

La tarde era calurosa por lo que unos cocteles resultaron bastante refrescantes en TRIVVU, la terraza de W Mexico City, donde se ofrece un Sunset Drunch, una aventura ideal para los amantes de la fiesta y el buen comer con una oferta variada de platos de mar y tierra. El fuego es el elemento característico de este espacio y se refleja en los platillos cuidadosamente seleccionados por el chef ejecutivo Matías Gallegillo. Para abrir la degustación, un imperdible es la tostada de rillette de salmón ahumado; como aficionado de las pastas, el sabor a limón del rigatoni cítrico me sumergió en una experiencia cercana a cocinar y disfrutar en casa. Al calor de la tarde y un viento suave, la ambientación de la terraza permite escaparse por un par de horas del ajetreo urbano.

Noche sin inhibiciones

Las amenidades de W Mexico City están diseñadas para el confort y descanso de personajes variopintos: desde extranjeros que buscan acercarse al rostro trendy de la ciudad, hasta ejecutivos que esperan descansar tras largas jornadas de juntas, y quizá, con algo de suerte, toparse con alguna estrella mundial.

Si bien Dana y yo habíamos disfrutado el confort, la comida y el descanso, aún sentíamos ganas de experimentar una aventura más spicy, digna de aparecer en algún capítulo imaginado por Truman Capote. Al bajar de la habitación al segundo piso, fuimos recibidos por un adorno en color neón que evocaba la esencia nocturna del cabaret y el glamour de lo tropical.

Sirenito es una experiencia drag sin inhibiciones en el corazón de Polanco.

¿Qué es Sirenito? Es la libertad, el deseo, la desinhibición, el intercambiar miradas coquetas con los asistentes. También es una alternativa curiosa para festejar una despedida de solterx o celebrar un aniversario de bodas. Nosotros buscábamos una noche radical y romper las fronteras de los estereotipos, del género. En Sirenito no existen los límites: sobre el escenario puede aparecer Fey a cantar “Azúcar Amargo”, para darle entrada a Cher, la diosa del pop. Incluso Madonna y sus estrafalarios atuendos fueron nuestros acompañantes. Sin duda, uno de los mejores espectáculos drag que se puede experimentar en la ciudad.

Antes de la partida, unas mimosas y un recorrido entre las barras de mariscos, tacos, ensaladas, carnes frías y quesos de Brunch & Toast. Llegué con un nudo en la espalda y me despedí con ideas frescas para escribir. La diferencia radical de W Mexico City se encuentra en su confort, sofisticación y experiencia gourmet; sobre todo en que provoca la inspiración para narrar y, por un fin de semana, ser un par de extraños en la ciudad.

Antes de la partida, unas mimosas y un recorrido entre las barras de mariscos, tacos, ensaladas, carnes frías y quesos de Brunch & Toast.

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Ante el estrés que a diario nos aqueja, no siempre es posible darse una escapada fuera de la ciudad. Es entonces cuando una opción como W México City se puede convertir en una aventura que va de lo sofisticado a lo picante.

Aquella semana el dolor de espalda era completamente insoportable. Había muchos pendientes en la oficina, aunque deseaba tomar una escapada de fin de semana. Sin embargo, tendría que suceder en un lugar cercano a la Ciudad de México. Desde la adolescencia tenía la ilusión de imitar a Holden Caulfield, el protagonista de la novela iniciática El guardián entre el centeno, quien se hospeda durante un fin de semana en Nueva York.

Por supuesto que la Gran Manzana estaba fuera de las opciones viables. Un amigo de la universidad me contó que en el corazón de Polanco hallaría una opción de escape que me inspiraría para construir esos personajes de novela: el hotel W Mexico City. A la llegada uno es recibido por un ambiente entre el arte contemporáneo y la sofisticación adecuada para sentirse dentro de esa atmósfera de aventura citadina.

TRIVVU, la terraza de W Mexico City, donde se ofrece un Sunset Drunch, una aventura ideal para los amantes de la fiesta y el buen comer.

Paseo culinario

Cuando le conté a Dana, le pareció una idea divertida eso de asumir el papel de extraños dentro de la ciudad. La ubicación de W Mexico City nos permitió desconectarnos del bullicio diario al caminar en los andadores del Parque Lincoln, manejar un barquito en los estanques y detenernos a admirar la Torre del Reloj, diseñada a modo de palomar por el arquitecto Enrique Aragón Echegaray.

Con el apetito abierto por la caminata teníamos antojo de una opción popular, aunque sin la necesidad de sacar el automóvil del estacionamiento —con una accesible tarifa por día a los huéspedes—. El personal suele ser muy atento a los detalles, entonces nos recomendaron probar la experiencia “Tacology” que ofrece el Living Room Bar, con una apuesta que voltea con respeto y admiración hacia el taco con tortilla artesanal en maíz azul, blanco y diversas variedades. Una de las pruebas de fuego para toda experiencia taquera es el tuétano, Tacology lo tiene acompañado de filete. Dana optó por la clásica gringa, aunque en una versión con camarones, imperdible. Como se dice entre quienes disfrutamos la comida de mercado: el secreto de todo es la salsa, la de habanero toda una delicia para quienes desean subirle la temperatura a la noche.

Una experiencia de sabores que van de la tradicional comida placera a la sofisticación de platillos de mar y tierra.

Las luces ambientales y la música nos invitaban a tener un momento de intimidad para profundizar en planes sobre los próximos cinco años, la familia y la confidencia romántica. Sin duda, Living Room Bar también me pareció un buen sitio para acudir con socios luego de largas horas de oficina y el pretexto ideal para deshacernos de las corbatas o las formalidades.

La vida nocturna de la calle de Masaryk está a unos pasos y desde las habitaciones del Hotel W se puede soñar con la conquista de una ciudad que parece rendida ante nuestros ojos. Los amplios ventanales de la suite permiten abstraerse en el horizonte hacia la puesta de sol que contrasta con las luces de Polanco y sus alrededores. Cada espacio, desde el baño hasta la mesa de estudio están diseñados con la idea de estar envuelto en el ambiente de Reforma, el Bosque de Chapultepec y sus andadores. Sin duda, es una invitación a permanecer en silencio, dejar que el tiempo se escurra mientras el resto del mundo transita lo cotidiano.

Adiós a las malas vibras

A pesar de la comodidad en la cama, aún me hacían falta un par de ingredientes para destensar todas las preocupaciones acumuladas. A primera hora de la mañana, las instalaciones del gimnasio permiten tener una rutina deportiva completa de cardio, levantamiento de pesas y aparatos para ejercitar músculos específicos. Para cerrarla, el W Mexico City cuenta con bañera de hidromasajes. Todavía faltaban experiencias nocturnas, por ello era necesario eliminar las toxinas de la noche anterior con un masaje en pareja. Away Spa cuenta con tratamientos faciales, exfoliación corporal y en general productos cosméticos de calidad internacional que refrescan, nutren y dejan tersa la piel. No más tensión, sí más diversión.

Alrededor del hotel existen las conexiones suficientes para trazar una ruta sabatina hacia otros sitios turísticos: Metrobús, Metro, Turibús y la red de Ecobici. Nosotros preferimos dar una vuelta en bicicleta por Paseo de la Reforma y hacer una parada en el Museo Rufino Tamayo; más tarde, en menos de 20 minutos, llegamos hasta la glorieta del Ángel de la Independencia.

El fuego es el elemento característico de este espacio y se refleja en los platillos cuidadosamente seleccionados por el chef ejecutivo Matías Gallegillo.

La tarde era calurosa por lo que unos cocteles resultaron bastante refrescantes en TRIVVU, la terraza de W Mexico City, donde se ofrece un Sunset Drunch, una aventura ideal para los amantes de la fiesta y el buen comer con una oferta variada de platos de mar y tierra. El fuego es el elemento característico de este espacio y se refleja en los platillos cuidadosamente seleccionados por el chef ejecutivo Matías Gallegillo. Para abrir la degustación, un imperdible es la tostada de rillette de salmón ahumado; como aficionado de las pastas, el sabor a limón del rigatoni cítrico me sumergió en una experiencia cercana a cocinar y disfrutar en casa. Al calor de la tarde y un viento suave, la ambientación de la terraza permite escaparse por un par de horas del ajetreo urbano.

Noche sin inhibiciones

Las amenidades de W Mexico City están diseñadas para el confort y descanso de personajes variopintos: desde extranjeros que buscan acercarse al rostro trendy de la ciudad, hasta ejecutivos que esperan descansar tras largas jornadas de juntas, y quizá, con algo de suerte, toparse con alguna estrella mundial.

Si bien Dana y yo habíamos disfrutado el confort, la comida y el descanso, aún sentíamos ganas de experimentar una aventura más spicy, digna de aparecer en algún capítulo imaginado por Truman Capote. Al bajar de la habitación al segundo piso, fuimos recibidos por un adorno en color neón que evocaba la esencia nocturna del cabaret y el glamour de lo tropical.

Sirenito es una experiencia drag sin inhibiciones en el corazón de Polanco.

¿Qué es Sirenito? Es la libertad, el deseo, la desinhibición, el intercambiar miradas coquetas con los asistentes. También es una alternativa curiosa para festejar una despedida de solterx o celebrar un aniversario de bodas. Nosotros buscábamos una noche radical y romper las fronteras de los estereotipos, del género. En Sirenito no existen los límites: sobre el escenario puede aparecer Fey a cantar “Azúcar Amargo”, para darle entrada a Cher, la diosa del pop. Incluso Madonna y sus estrafalarios atuendos fueron nuestros acompañantes. Sin duda, uno de los mejores espectáculos drag que se puede experimentar en la ciudad.

Antes de la partida, unas mimosas y un recorrido entre las barras de mariscos, tacos, ensaladas, carnes frías y quesos de Brunch & Toast. Llegué con un nudo en la espalda y me despedí con ideas frescas para escribir. La diferencia radical de W Mexico City se encuentra en su confort, sofisticación y experiencia gourmet; sobre todo en que provoca la inspiración para narrar y, por un fin de semana, ser un par de extraños en la ciudad.

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Ante el estrés que a diario nos aqueja, no siempre es posible darse una escapada fuera de la ciudad. Es entonces cuando una opción como W México City se puede convertir en una aventura que va de lo sofisticado a lo picante.

Aquella semana el dolor de espalda era completamente insoportable. Había muchos pendientes en la oficina, aunque deseaba tomar una escapada de fin de semana. Sin embargo, tendría que suceder en un lugar cercano a la Ciudad de México. Desde la adolescencia tenía la ilusión de imitar a Holden Caulfield, el protagonista de la novela iniciática El guardián entre el centeno, quien se hospeda durante un fin de semana en Nueva York.

Por supuesto que la Gran Manzana estaba fuera de las opciones viables. Un amigo de la universidad me contó que en el corazón de Polanco hallaría una opción de escape que me inspiraría para construir esos personajes de novela: el hotel W Mexico City. A la llegada uno es recibido por un ambiente entre el arte contemporáneo y la sofisticación adecuada para sentirse dentro de esa atmósfera de aventura citadina.

TRIVVU, la terraza de W Mexico City, donde se ofrece un Sunset Drunch, una aventura ideal para los amantes de la fiesta y el buen comer.

Paseo culinario

Cuando le conté a Dana, le pareció una idea divertida eso de asumir el papel de extraños dentro de la ciudad. La ubicación de W Mexico City nos permitió desconectarnos del bullicio diario al caminar en los andadores del Parque Lincoln, manejar un barquito en los estanques y detenernos a admirar la Torre del Reloj, diseñada a modo de palomar por el arquitecto Enrique Aragón Echegaray.

Con el apetito abierto por la caminata teníamos antojo de una opción popular, aunque sin la necesidad de sacar el automóvil del estacionamiento —con una accesible tarifa por día a los huéspedes—. El personal suele ser muy atento a los detalles, entonces nos recomendaron probar la experiencia “Tacology” que ofrece el Living Room Bar, con una apuesta que voltea con respeto y admiración hacia el taco con tortilla artesanal en maíz azul, blanco y diversas variedades. Una de las pruebas de fuego para toda experiencia taquera es el tuétano, Tacology lo tiene acompañado de filete. Dana optó por la clásica gringa, aunque en una versión con camarones, imperdible. Como se dice entre quienes disfrutamos la comida de mercado: el secreto de todo es la salsa, la de habanero toda una delicia para quienes desean subirle la temperatura a la noche.

Una experiencia de sabores que van de la tradicional comida placera a la sofisticación de platillos de mar y tierra.

Las luces ambientales y la música nos invitaban a tener un momento de intimidad para profundizar en planes sobre los próximos cinco años, la familia y la confidencia romántica. Sin duda, Living Room Bar también me pareció un buen sitio para acudir con socios luego de largas horas de oficina y el pretexto ideal para deshacernos de las corbatas o las formalidades.

La vida nocturna de la calle de Masaryk está a unos pasos y desde las habitaciones del Hotel W se puede soñar con la conquista de una ciudad que parece rendida ante nuestros ojos. Los amplios ventanales de la suite permiten abstraerse en el horizonte hacia la puesta de sol que contrasta con las luces de Polanco y sus alrededores. Cada espacio, desde el baño hasta la mesa de estudio están diseñados con la idea de estar envuelto en el ambiente de Reforma, el Bosque de Chapultepec y sus andadores. Sin duda, es una invitación a permanecer en silencio, dejar que el tiempo se escurra mientras el resto del mundo transita lo cotidiano.

Adiós a las malas vibras

A pesar de la comodidad en la cama, aún me hacían falta un par de ingredientes para destensar todas las preocupaciones acumuladas. A primera hora de la mañana, las instalaciones del gimnasio permiten tener una rutina deportiva completa de cardio, levantamiento de pesas y aparatos para ejercitar músculos específicos. Para cerrarla, el W Mexico City cuenta con bañera de hidromasajes. Todavía faltaban experiencias nocturnas, por ello era necesario eliminar las toxinas de la noche anterior con un masaje en pareja. Away Spa cuenta con tratamientos faciales, exfoliación corporal y en general productos cosméticos de calidad internacional que refrescan, nutren y dejan tersa la piel. No más tensión, sí más diversión.

Alrededor del hotel existen las conexiones suficientes para trazar una ruta sabatina hacia otros sitios turísticos: Metrobús, Metro, Turibús y la red de Ecobici. Nosotros preferimos dar una vuelta en bicicleta por Paseo de la Reforma y hacer una parada en el Museo Rufino Tamayo; más tarde, en menos de 20 minutos, llegamos hasta la glorieta del Ángel de la Independencia.

El fuego es el elemento característico de este espacio y se refleja en los platillos cuidadosamente seleccionados por el chef ejecutivo Matías Gallegillo.

La tarde era calurosa por lo que unos cocteles resultaron bastante refrescantes en TRIVVU, la terraza de W Mexico City, donde se ofrece un Sunset Drunch, una aventura ideal para los amantes de la fiesta y el buen comer con una oferta variada de platos de mar y tierra. El fuego es el elemento característico de este espacio y se refleja en los platillos cuidadosamente seleccionados por el chef ejecutivo Matías Gallegillo. Para abrir la degustación, un imperdible es la tostada de rillette de salmón ahumado; como aficionado de las pastas, el sabor a limón del rigatoni cítrico me sumergió en una experiencia cercana a cocinar y disfrutar en casa. Al calor de la tarde y un viento suave, la ambientación de la terraza permite escaparse por un par de horas del ajetreo urbano.

Noche sin inhibiciones

Las amenidades de W Mexico City están diseñadas para el confort y descanso de personajes variopintos: desde extranjeros que buscan acercarse al rostro trendy de la ciudad, hasta ejecutivos que esperan descansar tras largas jornadas de juntas, y quizá, con algo de suerte, toparse con alguna estrella mundial.

Si bien Dana y yo habíamos disfrutado el confort, la comida y el descanso, aún sentíamos ganas de experimentar una aventura más spicy, digna de aparecer en algún capítulo imaginado por Truman Capote. Al bajar de la habitación al segundo piso, fuimos recibidos por un adorno en color neón que evocaba la esencia nocturna del cabaret y el glamour de lo tropical.

Sirenito es una experiencia drag sin inhibiciones en el corazón de Polanco.

¿Qué es Sirenito? Es la libertad, el deseo, la desinhibición, el intercambiar miradas coquetas con los asistentes. También es una alternativa curiosa para festejar una despedida de solterx o celebrar un aniversario de bodas. Nosotros buscábamos una noche radical y romper las fronteras de los estereotipos, del género. En Sirenito no existen los límites: sobre el escenario puede aparecer Fey a cantar “Azúcar Amargo”, para darle entrada a Cher, la diosa del pop. Incluso Madonna y sus estrafalarios atuendos fueron nuestros acompañantes. Sin duda, uno de los mejores espectáculos drag que se puede experimentar en la ciudad.

Antes de la partida, unas mimosas y un recorrido entre las barras de mariscos, tacos, ensaladas, carnes frías y quesos de Brunch & Toast. Llegué con un nudo en la espalda y me despedí con ideas frescas para escribir. La diferencia radical de W Mexico City se encuentra en su confort, sofisticación y experiencia gourmet; sobre todo en que provoca la inspiración para narrar y, por un fin de semana, ser un par de extraños en la ciudad.

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Ante el estrés que a diario nos aqueja, no siempre es posible darse una escapada fuera de la ciudad. Es entonces cuando una opción como W México City se puede convertir en una aventura que va de lo sofisticado a lo picante.

Aquella semana el dolor de espalda era completamente insoportable. Había muchos pendientes en la oficina, aunque deseaba tomar una escapada de fin de semana. Sin embargo, tendría que suceder en un lugar cercano a la Ciudad de México. Desde la adolescencia tenía la ilusión de imitar a Holden Caulfield, el protagonista de la novela iniciática El guardián entre el centeno, quien se hospeda durante un fin de semana en Nueva York.

Por supuesto que la Gran Manzana estaba fuera de las opciones viables. Un amigo de la universidad me contó que en el corazón de Polanco hallaría una opción de escape que me inspiraría para construir esos personajes de novela: el hotel W Mexico City. A la llegada uno es recibido por un ambiente entre el arte contemporáneo y la sofisticación adecuada para sentirse dentro de esa atmósfera de aventura citadina.

TRIVVU, la terraza de W Mexico City, donde se ofrece un Sunset Drunch, una aventura ideal para los amantes de la fiesta y el buen comer.

Paseo culinario

Cuando le conté a Dana, le pareció una idea divertida eso de asumir el papel de extraños dentro de la ciudad. La ubicación de W Mexico City nos permitió desconectarnos del bullicio diario al caminar en los andadores del Parque Lincoln, manejar un barquito en los estanques y detenernos a admirar la Torre del Reloj, diseñada a modo de palomar por el arquitecto Enrique Aragón Echegaray.

Con el apetito abierto por la caminata teníamos antojo de una opción popular, aunque sin la necesidad de sacar el automóvil del estacionamiento —con una accesible tarifa por día a los huéspedes—. El personal suele ser muy atento a los detalles, entonces nos recomendaron probar la experiencia “Tacology” que ofrece el Living Room Bar, con una apuesta que voltea con respeto y admiración hacia el taco con tortilla artesanal en maíz azul, blanco y diversas variedades. Una de las pruebas de fuego para toda experiencia taquera es el tuétano, Tacology lo tiene acompañado de filete. Dana optó por la clásica gringa, aunque en una versión con camarones, imperdible. Como se dice entre quienes disfrutamos la comida de mercado: el secreto de todo es la salsa, la de habanero toda una delicia para quienes desean subirle la temperatura a la noche.

Una experiencia de sabores que van de la tradicional comida placera a la sofisticación de platillos de mar y tierra.

Las luces ambientales y la música nos invitaban a tener un momento de intimidad para profundizar en planes sobre los próximos cinco años, la familia y la confidencia romántica. Sin duda, Living Room Bar también me pareció un buen sitio para acudir con socios luego de largas horas de oficina y el pretexto ideal para deshacernos de las corbatas o las formalidades.

La vida nocturna de la calle de Masaryk está a unos pasos y desde las habitaciones del Hotel W se puede soñar con la conquista de una ciudad que parece rendida ante nuestros ojos. Los amplios ventanales de la suite permiten abstraerse en el horizonte hacia la puesta de sol que contrasta con las luces de Polanco y sus alrededores. Cada espacio, desde el baño hasta la mesa de estudio están diseñados con la idea de estar envuelto en el ambiente de Reforma, el Bosque de Chapultepec y sus andadores. Sin duda, es una invitación a permanecer en silencio, dejar que el tiempo se escurra mientras el resto del mundo transita lo cotidiano.

Adiós a las malas vibras

A pesar de la comodidad en la cama, aún me hacían falta un par de ingredientes para destensar todas las preocupaciones acumuladas. A primera hora de la mañana, las instalaciones del gimnasio permiten tener una rutina deportiva completa de cardio, levantamiento de pesas y aparatos para ejercitar músculos específicos. Para cerrarla, el W Mexico City cuenta con bañera de hidromasajes. Todavía faltaban experiencias nocturnas, por ello era necesario eliminar las toxinas de la noche anterior con un masaje en pareja. Away Spa cuenta con tratamientos faciales, exfoliación corporal y en general productos cosméticos de calidad internacional que refrescan, nutren y dejan tersa la piel. No más tensión, sí más diversión.

Alrededor del hotel existen las conexiones suficientes para trazar una ruta sabatina hacia otros sitios turísticos: Metrobús, Metro, Turibús y la red de Ecobici. Nosotros preferimos dar una vuelta en bicicleta por Paseo de la Reforma y hacer una parada en el Museo Rufino Tamayo; más tarde, en menos de 20 minutos, llegamos hasta la glorieta del Ángel de la Independencia.

El fuego es el elemento característico de este espacio y se refleja en los platillos cuidadosamente seleccionados por el chef ejecutivo Matías Gallegillo.

La tarde era calurosa por lo que unos cocteles resultaron bastante refrescantes en TRIVVU, la terraza de W Mexico City, donde se ofrece un Sunset Drunch, una aventura ideal para los amantes de la fiesta y el buen comer con una oferta variada de platos de mar y tierra. El fuego es el elemento característico de este espacio y se refleja en los platillos cuidadosamente seleccionados por el chef ejecutivo Matías Gallegillo. Para abrir la degustación, un imperdible es la tostada de rillette de salmón ahumado; como aficionado de las pastas, el sabor a limón del rigatoni cítrico me sumergió en una experiencia cercana a cocinar y disfrutar en casa. Al calor de la tarde y un viento suave, la ambientación de la terraza permite escaparse por un par de horas del ajetreo urbano.

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Las amenidades de W Mexico City están diseñadas para el confort y descanso de personajes variopintos: desde extranjeros que buscan acercarse al rostro trendy de la ciudad, hasta ejecutivos que esperan descansar tras largas jornadas de juntas, y quizá, con algo de suerte, toparse con alguna estrella mundial.

Si bien Dana y yo habíamos disfrutado el confort, la comida y el descanso, aún sentíamos ganas de experimentar una aventura más spicy, digna de aparecer en algún capítulo imaginado por Truman Capote. Al bajar de la habitación al segundo piso, fuimos recibidos por un adorno en color neón que evocaba la esencia nocturna del cabaret y el glamour de lo tropical.

Sirenito es una experiencia drag sin inhibiciones en el corazón de Polanco.

¿Qué es Sirenito? Es la libertad, el deseo, la desinhibición, el intercambiar miradas coquetas con los asistentes. También es una alternativa curiosa para festejar una despedida de solterx o celebrar un aniversario de bodas. Nosotros buscábamos una noche radical y romper las fronteras de los estereotipos, del género. En Sirenito no existen los límites: sobre el escenario puede aparecer Fey a cantar “Azúcar Amargo”, para darle entrada a Cher, la diosa del pop. Incluso Madonna y sus estrafalarios atuendos fueron nuestros acompañantes. Sin duda, uno de los mejores espectáculos drag que se puede experimentar en la ciudad.

Antes de la partida, unas mimosas y un recorrido entre las barras de mariscos, tacos, ensaladas, carnes frías y quesos de Brunch & Toast. Llegué con un nudo en la espalda y me despedí con ideas frescas para escribir. La diferencia radical de W Mexico City se encuentra en su confort, sofisticación y experiencia gourmet; sobre todo en que provoca la inspiración para narrar y, por un fin de semana, ser un par de extraños en la ciudad.

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Aquella semana el dolor de espalda era completamente insoportable. Había muchos pendientes en la oficina, aunque deseaba tomar una escapada de fin de semana. Sin embargo, tendría que suceder en un lugar cercano a la Ciudad de México. Desde la adolescencia tenía la ilusión de imitar a Holden Caulfield, el protagonista de la novela iniciática El guardián entre el centeno, quien se hospeda durante un fin de semana en Nueva York.

Por supuesto que la Gran Manzana estaba fuera de las opciones viables. Un amigo de la universidad me contó que en el corazón de Polanco hallaría una opción de escape que me inspiraría para construir esos personajes de novela: el hotel W Mexico City. A la llegada uno es recibido por un ambiente entre el arte contemporáneo y la sofisticación adecuada para sentirse dentro de esa atmósfera de aventura citadina.

TRIVVU, la terraza de W Mexico City, donde se ofrece un Sunset Drunch, una aventura ideal para los amantes de la fiesta y el buen comer.

Paseo culinario

Cuando le conté a Dana, le pareció una idea divertida eso de asumir el papel de extraños dentro de la ciudad. La ubicación de W Mexico City nos permitió desconectarnos del bullicio diario al caminar en los andadores del Parque Lincoln, manejar un barquito en los estanques y detenernos a admirar la Torre del Reloj, diseñada a modo de palomar por el arquitecto Enrique Aragón Echegaray.

Con el apetito abierto por la caminata teníamos antojo de una opción popular, aunque sin la necesidad de sacar el automóvil del estacionamiento —con una accesible tarifa por día a los huéspedes—. El personal suele ser muy atento a los detalles, entonces nos recomendaron probar la experiencia “Tacology” que ofrece el Living Room Bar, con una apuesta que voltea con respeto y admiración hacia el taco con tortilla artesanal en maíz azul, blanco y diversas variedades. Una de las pruebas de fuego para toda experiencia taquera es el tuétano, Tacology lo tiene acompañado de filete. Dana optó por la clásica gringa, aunque en una versión con camarones, imperdible. Como se dice entre quienes disfrutamos la comida de mercado: el secreto de todo es la salsa, la de habanero toda una delicia para quienes desean subirle la temperatura a la noche.

Una experiencia de sabores que van de la tradicional comida placera a la sofisticación de platillos de mar y tierra.

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La vida nocturna de la calle de Masaryk está a unos pasos y desde las habitaciones del Hotel W se puede soñar con la conquista de una ciudad que parece rendida ante nuestros ojos. Los amplios ventanales de la suite permiten abstraerse en el horizonte hacia la puesta de sol que contrasta con las luces de Polanco y sus alrededores. Cada espacio, desde el baño hasta la mesa de estudio están diseñados con la idea de estar envuelto en el ambiente de Reforma, el Bosque de Chapultepec y sus andadores. Sin duda, es una invitación a permanecer en silencio, dejar que el tiempo se escurra mientras el resto del mundo transita lo cotidiano.

Adiós a las malas vibras

A pesar de la comodidad en la cama, aún me hacían falta un par de ingredientes para destensar todas las preocupaciones acumuladas. A primera hora de la mañana, las instalaciones del gimnasio permiten tener una rutina deportiva completa de cardio, levantamiento de pesas y aparatos para ejercitar músculos específicos. Para cerrarla, el W Mexico City cuenta con bañera de hidromasajes. Todavía faltaban experiencias nocturnas, por ello era necesario eliminar las toxinas de la noche anterior con un masaje en pareja. Away Spa cuenta con tratamientos faciales, exfoliación corporal y en general productos cosméticos de calidad internacional que refrescan, nutren y dejan tersa la piel. No más tensión, sí más diversión.

Alrededor del hotel existen las conexiones suficientes para trazar una ruta sabatina hacia otros sitios turísticos: Metrobús, Metro, Turibús y la red de Ecobici. Nosotros preferimos dar una vuelta en bicicleta por Paseo de la Reforma y hacer una parada en el Museo Rufino Tamayo; más tarde, en menos de 20 minutos, llegamos hasta la glorieta del Ángel de la Independencia.

El fuego es el elemento característico de este espacio y se refleja en los platillos cuidadosamente seleccionados por el chef ejecutivo Matías Gallegillo.

La tarde era calurosa por lo que unos cocteles resultaron bastante refrescantes en TRIVVU, la terraza de W Mexico City, donde se ofrece un Sunset Drunch, una aventura ideal para los amantes de la fiesta y el buen comer con una oferta variada de platos de mar y tierra. El fuego es el elemento característico de este espacio y se refleja en los platillos cuidadosamente seleccionados por el chef ejecutivo Matías Gallegillo. Para abrir la degustación, un imperdible es la tostada de rillette de salmón ahumado; como aficionado de las pastas, el sabor a limón del rigatoni cítrico me sumergió en una experiencia cercana a cocinar y disfrutar en casa. Al calor de la tarde y un viento suave, la ambientación de la terraza permite escaparse por un par de horas del ajetreo urbano.

Noche sin inhibiciones

Las amenidades de W Mexico City están diseñadas para el confort y descanso de personajes variopintos: desde extranjeros que buscan acercarse al rostro trendy de la ciudad, hasta ejecutivos que esperan descansar tras largas jornadas de juntas, y quizá, con algo de suerte, toparse con alguna estrella mundial.

Si bien Dana y yo habíamos disfrutado el confort, la comida y el descanso, aún sentíamos ganas de experimentar una aventura más spicy, digna de aparecer en algún capítulo imaginado por Truman Capote. Al bajar de la habitación al segundo piso, fuimos recibidos por un adorno en color neón que evocaba la esencia nocturna del cabaret y el glamour de lo tropical.

Sirenito es una experiencia drag sin inhibiciones en el corazón de Polanco.

¿Qué es Sirenito? Es la libertad, el deseo, la desinhibición, el intercambiar miradas coquetas con los asistentes. También es una alternativa curiosa para festejar una despedida de solterx o celebrar un aniversario de bodas. Nosotros buscábamos una noche radical y romper las fronteras de los estereotipos, del género. En Sirenito no existen los límites: sobre el escenario puede aparecer Fey a cantar “Azúcar Amargo”, para darle entrada a Cher, la diosa del pop. Incluso Madonna y sus estrafalarios atuendos fueron nuestros acompañantes. Sin duda, uno de los mejores espectáculos drag que se puede experimentar en la ciudad.

Antes de la partida, unas mimosas y un recorrido entre las barras de mariscos, tacos, ensaladas, carnes frías y quesos de Brunch & Toast. Llegué con un nudo en la espalda y me despedí con ideas frescas para escribir. La diferencia radical de W Mexico City se encuentra en su confort, sofisticación y experiencia gourmet; sobre todo en que provoca la inspiración para narrar y, por un fin de semana, ser un par de extraños en la ciudad.

Antes de la partida, unas mimosas y un recorrido entre las barras de mariscos, tacos, ensaladas, carnes frías y quesos de Brunch & Toast.

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Las amenidades de W Mexico City están diseñadas para el confort y descanso de personajes variopintos: desde extranjeros que buscan acercarse al rostro trendy de la ciudad, hasta ejecutivos que esperan descansar tras largas jornadas de juntas.

Un par de extraños en Polanco

Un par de extraños en Polanco

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Ante el estrés que a diario nos aqueja, no siempre es posible darse una escapada fuera de la ciudad. Es entonces cuando una opción como W México City se puede convertir en una aventura que va de lo sofisticado a lo picante.

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Aquella semana el dolor de espalda era completamente insoportable. Había muchos pendientes en la oficina, aunque deseaba tomar una escapada de fin de semana. Sin embargo, tendría que suceder en un lugar cercano a la Ciudad de México. Desde la adolescencia tenía la ilusión de imitar a Holden Caulfield, el protagonista de la novela iniciática El guardián entre el centeno, quien se hospeda durante un fin de semana en Nueva York.

Por supuesto que la Gran Manzana estaba fuera de las opciones viables. Un amigo de la universidad me contó que en el corazón de Polanco hallaría una opción de escape que me inspiraría para construir esos personajes de novela: el hotel W Mexico City. A la llegada uno es recibido por un ambiente entre el arte contemporáneo y la sofisticación adecuada para sentirse dentro de esa atmósfera de aventura citadina.

TRIVVU, la terraza de W Mexico City, donde se ofrece un Sunset Drunch, una aventura ideal para los amantes de la fiesta y el buen comer.

Paseo culinario

Cuando le conté a Dana, le pareció una idea divertida eso de asumir el papel de extraños dentro de la ciudad. La ubicación de W Mexico City nos permitió desconectarnos del bullicio diario al caminar en los andadores del Parque Lincoln, manejar un barquito en los estanques y detenernos a admirar la Torre del Reloj, diseñada a modo de palomar por el arquitecto Enrique Aragón Echegaray.

Con el apetito abierto por la caminata teníamos antojo de una opción popular, aunque sin la necesidad de sacar el automóvil del estacionamiento —con una accesible tarifa por día a los huéspedes—. El personal suele ser muy atento a los detalles, entonces nos recomendaron probar la experiencia “Tacology” que ofrece el Living Room Bar, con una apuesta que voltea con respeto y admiración hacia el taco con tortilla artesanal en maíz azul, blanco y diversas variedades. Una de las pruebas de fuego para toda experiencia taquera es el tuétano, Tacology lo tiene acompañado de filete. Dana optó por la clásica gringa, aunque en una versión con camarones, imperdible. Como se dice entre quienes disfrutamos la comida de mercado: el secreto de todo es la salsa, la de habanero toda una delicia para quienes desean subirle la temperatura a la noche.

Una experiencia de sabores que van de la tradicional comida placera a la sofisticación de platillos de mar y tierra.

Las luces ambientales y la música nos invitaban a tener un momento de intimidad para profundizar en planes sobre los próximos cinco años, la familia y la confidencia romántica. Sin duda, Living Room Bar también me pareció un buen sitio para acudir con socios luego de largas horas de oficina y el pretexto ideal para deshacernos de las corbatas o las formalidades.

La vida nocturna de la calle de Masaryk está a unos pasos y desde las habitaciones del Hotel W se puede soñar con la conquista de una ciudad que parece rendida ante nuestros ojos. Los amplios ventanales de la suite permiten abstraerse en el horizonte hacia la puesta de sol que contrasta con las luces de Polanco y sus alrededores. Cada espacio, desde el baño hasta la mesa de estudio están diseñados con la idea de estar envuelto en el ambiente de Reforma, el Bosque de Chapultepec y sus andadores. Sin duda, es una invitación a permanecer en silencio, dejar que el tiempo se escurra mientras el resto del mundo transita lo cotidiano.

Adiós a las malas vibras

A pesar de la comodidad en la cama, aún me hacían falta un par de ingredientes para destensar todas las preocupaciones acumuladas. A primera hora de la mañana, las instalaciones del gimnasio permiten tener una rutina deportiva completa de cardio, levantamiento de pesas y aparatos para ejercitar músculos específicos. Para cerrarla, el W Mexico City cuenta con bañera de hidromasajes. Todavía faltaban experiencias nocturnas, por ello era necesario eliminar las toxinas de la noche anterior con un masaje en pareja. Away Spa cuenta con tratamientos faciales, exfoliación corporal y en general productos cosméticos de calidad internacional que refrescan, nutren y dejan tersa la piel. No más tensión, sí más diversión.

Alrededor del hotel existen las conexiones suficientes para trazar una ruta sabatina hacia otros sitios turísticos: Metrobús, Metro, Turibús y la red de Ecobici. Nosotros preferimos dar una vuelta en bicicleta por Paseo de la Reforma y hacer una parada en el Museo Rufino Tamayo; más tarde, en menos de 20 minutos, llegamos hasta la glorieta del Ángel de la Independencia.

El fuego es el elemento característico de este espacio y se refleja en los platillos cuidadosamente seleccionados por el chef ejecutivo Matías Gallegillo.

La tarde era calurosa por lo que unos cocteles resultaron bastante refrescantes en TRIVVU, la terraza de W Mexico City, donde se ofrece un Sunset Drunch, una aventura ideal para los amantes de la fiesta y el buen comer con una oferta variada de platos de mar y tierra. El fuego es el elemento característico de este espacio y se refleja en los platillos cuidadosamente seleccionados por el chef ejecutivo Matías Gallegillo. Para abrir la degustación, un imperdible es la tostada de rillette de salmón ahumado; como aficionado de las pastas, el sabor a limón del rigatoni cítrico me sumergió en una experiencia cercana a cocinar y disfrutar en casa. Al calor de la tarde y un viento suave, la ambientación de la terraza permite escaparse por un par de horas del ajetreo urbano.

Noche sin inhibiciones

Las amenidades de W Mexico City están diseñadas para el confort y descanso de personajes variopintos: desde extranjeros que buscan acercarse al rostro trendy de la ciudad, hasta ejecutivos que esperan descansar tras largas jornadas de juntas, y quizá, con algo de suerte, toparse con alguna estrella mundial.

Si bien Dana y yo habíamos disfrutado el confort, la comida y el descanso, aún sentíamos ganas de experimentar una aventura más spicy, digna de aparecer en algún capítulo imaginado por Truman Capote. Al bajar de la habitación al segundo piso, fuimos recibidos por un adorno en color neón que evocaba la esencia nocturna del cabaret y el glamour de lo tropical.

Sirenito es una experiencia drag sin inhibiciones en el corazón de Polanco.

¿Qué es Sirenito? Es la libertad, el deseo, la desinhibición, el intercambiar miradas coquetas con los asistentes. También es una alternativa curiosa para festejar una despedida de solterx o celebrar un aniversario de bodas. Nosotros buscábamos una noche radical y romper las fronteras de los estereotipos, del género. En Sirenito no existen los límites: sobre el escenario puede aparecer Fey a cantar “Azúcar Amargo”, para darle entrada a Cher, la diosa del pop. Incluso Madonna y sus estrafalarios atuendos fueron nuestros acompañantes. Sin duda, uno de los mejores espectáculos drag que se puede experimentar en la ciudad.

Antes de la partida, unas mimosas y un recorrido entre las barras de mariscos, tacos, ensaladas, carnes frías y quesos de Brunch & Toast. Llegué con un nudo en la espalda y me despedí con ideas frescas para escribir. La diferencia radical de W Mexico City se encuentra en su confort, sofisticación y experiencia gourmet; sobre todo en que provoca la inspiración para narrar y, por un fin de semana, ser un par de extraños en la ciudad.

Antes de la partida, unas mimosas y un recorrido entre las barras de mariscos, tacos, ensaladas, carnes frías y quesos de Brunch & Toast.

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