Verles fue uno de los principales motivos para estar ahí. El calor era sofocante y el ruido impedía saber con exactitud lo que estaba ocurriendo. El ambiente de fiesta era evidente, ríos de gente y diamantina se habían apoderado de una de las principales avenidas de la Ciudad de México, Paseo de la Reforma. Uno a uno, los contingentes comenzaron a avanzar. Los había de todo tamaño, algunos a bordo de un gran camión, otros armados con pancartas y banderas, otros a pie. Música de todo tipo acompañó las celebraciones por la diversidad y respaldó aquellas protestas que rechazaban toda forma de violencia en contra de la comunidad LGBT+. “¡Viva Oaxaca!” se escuchó entre la multitud. Por un segundo, el frenesí que por tres horas había desfilado desde el Ángel de la Independencia hasta El Caballito, quedó en segundo plano. Con evidente galantería y singular orgullo la comunidad muxe se convirtió en el centro de atención. Los gritos no cesaron, pero aún así se percibían murmullos de quienes, intrigados, se preguntaban quiénes eran los miembros de este contingente que no habían visto antes. Desde el remolque de un trailer adornado con papel picado, los muxes saludaban y en ningún momento dejaron de sonreír, su alegría aumentó la euforia de los presentes en la 41 Marcha del Orgullo en la Ciudad de México.
Muxes marchan en el Orgullo 2019 de la Ciudad de México El reloj pasaba de las 15:00 horas y la cantidad de gente era brutal. A pocos metros de haber cruzado la Glorieta de la Palma, su vehículo quedó inmóvil, era imposible cruzar entre tanta gente. Entonces, fue posible observar a detalle sus faldas largas y las flores bordadas de su ropa, las guayaberas, el cabello trenzado y adornado con más flores. Algunos de estos hombres zapotecos, algunos vestidos con prendas femeninas y otros con tonos de color en el rostro, viajaron hasta la capital de su país, para que los asistentes comprendieran lo que significa ser muxe. En cuestión de segundos la voz se corrió, la gente que rodeaba al contingente alcanzó a leer que se trataba de la comunidad muxe de Oaxaca. “Son indígenas”, alcanzó a decir una joven. Por generaciones, en Juchitán han reconocido la existencia de hombres, mujeres y muxes, cada uno con un rol especial en las dinámicas sociales. En efecto, los muxes son indígenas, una pieza clave de la sociedad zapoteca. Mientras los hombres se enfocan en la producción, ya sea en el campo o en el mar, las mujeres son las encargadas de administrar los recursos económicos, y los muxes, en muchas ocaciones se encargan de los cuidados, la salud y las fiestas. Se trata de personas que biológicamente nacieron como hombres, pero con el pasar del tiempo adoptan ciertas costumbres tradicionales de la mujer. Algunos señalan tener preferencia sexual por otros hombres, pero hay quienes expresan libremente su atracción por ambos sexos y también hay casos en los que se identifican plenamente como mujeres.La realidad es que hay muchas formas de ser muxe, algunos de ellos recurren al atuendo femenino, se maquillan y se pintan las uñas, como muchos de los que viajaron 720 kilómetros desde Juchitán hasta la Ciudad de México para participar por primera vez como uno de los contingentes de la Marcha del Orgullo Gay, pero también hay quienes portan exclusivamente ropa masculina.
"Por generaciones, en Juchitán han reconocido la existencia de hombres, mujeres y muxes, cada uno con presencia en las dinámicas sociales". Tras un primer contingente con 30 muxes que eventualmente logró avanzar rumbo a la plancha del Zócalo, apareció entre la gente una calandria adornada con docenas de flores. Un segundo contingente se hizo presente. Esta vez era uno más elegante y lleno de color. El tono oscuro de la estructura hacía que resaltaran los colores brillantes de sus ropas. A bordo de ese vehículo, mucho más pequeño que el primero, iban poco más de 10 muxes a bordo. Sus sonrisas, una vez más, eran toque de distinción. La comunidad muxe es un claro ejemplo de la diversidad en México. Y a pesar de tener presencia en su región desde antes de la conquista, nunca antes habían sido parte de la Marcha del Orgullo. Nunca antes habían participado en este evento para alzar la voz y exigir un alto a la discriminación.La dinámica social de Juchitán es única, incluso hay quienes señalan la existencia del matriarcado. En Juchitán la figura del muxe es respetada, en ocasiones es vista como una bendición. Incluso son parte importante dentro de las tradiciones religiosas de la región. No obstante, como gran parte de las minorías en la historia de la humanidad, también han sido víctimas de violencia. En febrero de este año Óscar Cazorla, activista muxe y defensor de los derechos LGTB fue asesinado y muchos casos similares que han ocurrido en la comunidad. Pero el pasado sábado, con ayuda de Grupo Modelo, representantes de la comunidad tuvieron oportunidad de darse a conocer, de dejar clara su identidad, de marchar por la igualdad y en celebración de la diversidad.
También te puede interesar:
7S: Juchitán, las Muxes y el sismo
Disturbios de Stonewall: 50 años de orgullo
Síguenos en Twitter
No items found.
No items found.
No items found.
No items found.
El tercer género zapoteca alzo la voz en contra de la discriminación.
Verles fue uno de los principales motivos para estar ahí. El calor era sofocante y el ruido impedía saber con exactitud lo que estaba ocurriendo. El ambiente de fiesta era evidente, ríos de gente y diamantina se habían apoderado de una de las principales avenidas de la Ciudad de México, Paseo de la Reforma. Uno a uno, los contingentes comenzaron a avanzar. Los había de todo tamaño, algunos a bordo de un gran camión, otros armados con pancartas y banderas, otros a pie. Música de todo tipo acompañó las celebraciones por la diversidad y respaldó aquellas protestas que rechazaban toda forma de violencia en contra de la comunidad LGBT+. “¡Viva Oaxaca!” se escuchó entre la multitud. Por un segundo, el frenesí que por tres horas había desfilado desde el Ángel de la Independencia hasta El Caballito, quedó en segundo plano. Con evidente galantería y singular orgullo la comunidad muxe se convirtió en el centro de atención. Los gritos no cesaron, pero aún así se percibían murmullos de quienes, intrigados, se preguntaban quiénes eran los miembros de este contingente que no habían visto antes. Desde el remolque de un trailer adornado con papel picado, los muxes saludaban y en ningún momento dejaron de sonreír, su alegría aumentó la euforia de los presentes en la 41 Marcha del Orgullo en la Ciudad de México.
Muxes marchan en el Orgullo 2019 de la Ciudad de México El reloj pasaba de las 15:00 horas y la cantidad de gente era brutal. A pocos metros de haber cruzado la Glorieta de la Palma, su vehículo quedó inmóvil, era imposible cruzar entre tanta gente. Entonces, fue posible observar a detalle sus faldas largas y las flores bordadas de su ropa, las guayaberas, el cabello trenzado y adornado con más flores. Algunos de estos hombres zapotecos, algunos vestidos con prendas femeninas y otros con tonos de color en el rostro, viajaron hasta la capital de su país, para que los asistentes comprendieran lo que significa ser muxe. En cuestión de segundos la voz se corrió, la gente que rodeaba al contingente alcanzó a leer que se trataba de la comunidad muxe de Oaxaca. “Son indígenas”, alcanzó a decir una joven. Por generaciones, en Juchitán han reconocido la existencia de hombres, mujeres y muxes, cada uno con un rol especial en las dinámicas sociales. En efecto, los muxes son indígenas, una pieza clave de la sociedad zapoteca. Mientras los hombres se enfocan en la producción, ya sea en el campo o en el mar, las mujeres son las encargadas de administrar los recursos económicos, y los muxes, en muchas ocaciones se encargan de los cuidados, la salud y las fiestas. Se trata de personas que biológicamente nacieron como hombres, pero con el pasar del tiempo adoptan ciertas costumbres tradicionales de la mujer. Algunos señalan tener preferencia sexual por otros hombres, pero hay quienes expresan libremente su atracción por ambos sexos y también hay casos en los que se identifican plenamente como mujeres.La realidad es que hay muchas formas de ser muxe, algunos de ellos recurren al atuendo femenino, se maquillan y se pintan las uñas, como muchos de los que viajaron 720 kilómetros desde Juchitán hasta la Ciudad de México para participar por primera vez como uno de los contingentes de la Marcha del Orgullo Gay, pero también hay quienes portan exclusivamente ropa masculina.
"Por generaciones, en Juchitán han reconocido la existencia de hombres, mujeres y muxes, cada uno con presencia en las dinámicas sociales". Tras un primer contingente con 30 muxes que eventualmente logró avanzar rumbo a la plancha del Zócalo, apareció entre la gente una calandria adornada con docenas de flores. Un segundo contingente se hizo presente. Esta vez era uno más elegante y lleno de color. El tono oscuro de la estructura hacía que resaltaran los colores brillantes de sus ropas. A bordo de ese vehículo, mucho más pequeño que el primero, iban poco más de 10 muxes a bordo. Sus sonrisas, una vez más, eran toque de distinción. La comunidad muxe es un claro ejemplo de la diversidad en México. Y a pesar de tener presencia en su región desde antes de la conquista, nunca antes habían sido parte de la Marcha del Orgullo. Nunca antes habían participado en este evento para alzar la voz y exigir un alto a la discriminación.La dinámica social de Juchitán es única, incluso hay quienes señalan la existencia del matriarcado. En Juchitán la figura del muxe es respetada, en ocasiones es vista como una bendición. Incluso son parte importante dentro de las tradiciones religiosas de la región. No obstante, como gran parte de las minorías en la historia de la humanidad, también han sido víctimas de violencia. En febrero de este año Óscar Cazorla, activista muxe y defensor de los derechos LGTB fue asesinado y muchos casos similares que han ocurrido en la comunidad. Pero el pasado sábado, con ayuda de Grupo Modelo, representantes de la comunidad tuvieron oportunidad de darse a conocer, de dejar clara su identidad, de marchar por la igualdad y en celebración de la diversidad.
También te puede interesar:
7S: Juchitán, las Muxes y el sismo
Disturbios de Stonewall: 50 años de orgullo
Síguenos en Twitter
El tercer género zapoteca alzo la voz en contra de la discriminación.
Verles fue uno de los principales motivos para estar ahí. El calor era sofocante y el ruido impedía saber con exactitud lo que estaba ocurriendo. El ambiente de fiesta era evidente, ríos de gente y diamantina se habían apoderado de una de las principales avenidas de la Ciudad de México, Paseo de la Reforma. Uno a uno, los contingentes comenzaron a avanzar. Los había de todo tamaño, algunos a bordo de un gran camión, otros armados con pancartas y banderas, otros a pie. Música de todo tipo acompañó las celebraciones por la diversidad y respaldó aquellas protestas que rechazaban toda forma de violencia en contra de la comunidad LGBT+. “¡Viva Oaxaca!” se escuchó entre la multitud. Por un segundo, el frenesí que por tres horas había desfilado desde el Ángel de la Independencia hasta El Caballito, quedó en segundo plano. Con evidente galantería y singular orgullo la comunidad muxe se convirtió en el centro de atención. Los gritos no cesaron, pero aún así se percibían murmullos de quienes, intrigados, se preguntaban quiénes eran los miembros de este contingente que no habían visto antes. Desde el remolque de un trailer adornado con papel picado, los muxes saludaban y en ningún momento dejaron de sonreír, su alegría aumentó la euforia de los presentes en la 41 Marcha del Orgullo en la Ciudad de México.
Muxes marchan en el Orgullo 2019 de la Ciudad de México El reloj pasaba de las 15:00 horas y la cantidad de gente era brutal. A pocos metros de haber cruzado la Glorieta de la Palma, su vehículo quedó inmóvil, era imposible cruzar entre tanta gente. Entonces, fue posible observar a detalle sus faldas largas y las flores bordadas de su ropa, las guayaberas, el cabello trenzado y adornado con más flores. Algunos de estos hombres zapotecos, algunos vestidos con prendas femeninas y otros con tonos de color en el rostro, viajaron hasta la capital de su país, para que los asistentes comprendieran lo que significa ser muxe. En cuestión de segundos la voz se corrió, la gente que rodeaba al contingente alcanzó a leer que se trataba de la comunidad muxe de Oaxaca. “Son indígenas”, alcanzó a decir una joven. Por generaciones, en Juchitán han reconocido la existencia de hombres, mujeres y muxes, cada uno con un rol especial en las dinámicas sociales. En efecto, los muxes son indígenas, una pieza clave de la sociedad zapoteca. Mientras los hombres se enfocan en la producción, ya sea en el campo o en el mar, las mujeres son las encargadas de administrar los recursos económicos, y los muxes, en muchas ocaciones se encargan de los cuidados, la salud y las fiestas. Se trata de personas que biológicamente nacieron como hombres, pero con el pasar del tiempo adoptan ciertas costumbres tradicionales de la mujer. Algunos señalan tener preferencia sexual por otros hombres, pero hay quienes expresan libremente su atracción por ambos sexos y también hay casos en los que se identifican plenamente como mujeres.La realidad es que hay muchas formas de ser muxe, algunos de ellos recurren al atuendo femenino, se maquillan y se pintan las uñas, como muchos de los que viajaron 720 kilómetros desde Juchitán hasta la Ciudad de México para participar por primera vez como uno de los contingentes de la Marcha del Orgullo Gay, pero también hay quienes portan exclusivamente ropa masculina.
"Por generaciones, en Juchitán han reconocido la existencia de hombres, mujeres y muxes, cada uno con presencia en las dinámicas sociales". Tras un primer contingente con 30 muxes que eventualmente logró avanzar rumbo a la plancha del Zócalo, apareció entre la gente una calandria adornada con docenas de flores. Un segundo contingente se hizo presente. Esta vez era uno más elegante y lleno de color. El tono oscuro de la estructura hacía que resaltaran los colores brillantes de sus ropas. A bordo de ese vehículo, mucho más pequeño que el primero, iban poco más de 10 muxes a bordo. Sus sonrisas, una vez más, eran toque de distinción. La comunidad muxe es un claro ejemplo de la diversidad en México. Y a pesar de tener presencia en su región desde antes de la conquista, nunca antes habían sido parte de la Marcha del Orgullo. Nunca antes habían participado en este evento para alzar la voz y exigir un alto a la discriminación.La dinámica social de Juchitán es única, incluso hay quienes señalan la existencia del matriarcado. En Juchitán la figura del muxe es respetada, en ocasiones es vista como una bendición. Incluso son parte importante dentro de las tradiciones religiosas de la región. No obstante, como gran parte de las minorías en la historia de la humanidad, también han sido víctimas de violencia. En febrero de este año Óscar Cazorla, activista muxe y defensor de los derechos LGTB fue asesinado y muchos casos similares que han ocurrido en la comunidad. Pero el pasado sábado, con ayuda de Grupo Modelo, representantes de la comunidad tuvieron oportunidad de darse a conocer, de dejar clara su identidad, de marchar por la igualdad y en celebración de la diversidad.
También te puede interesar:
7S: Juchitán, las Muxes y el sismo
Disturbios de Stonewall: 50 años de orgullo
Síguenos en Twitter
El tercer género zapoteca alzo la voz en contra de la discriminación.
Verles fue uno de los principales motivos para estar ahí. El calor era sofocante y el ruido impedía saber con exactitud lo que estaba ocurriendo. El ambiente de fiesta era evidente, ríos de gente y diamantina se habían apoderado de una de las principales avenidas de la Ciudad de México, Paseo de la Reforma. Uno a uno, los contingentes comenzaron a avanzar. Los había de todo tamaño, algunos a bordo de un gran camión, otros armados con pancartas y banderas, otros a pie. Música de todo tipo acompañó las celebraciones por la diversidad y respaldó aquellas protestas que rechazaban toda forma de violencia en contra de la comunidad LGBT+. “¡Viva Oaxaca!” se escuchó entre la multitud. Por un segundo, el frenesí que por tres horas había desfilado desde el Ángel de la Independencia hasta El Caballito, quedó en segundo plano. Con evidente galantería y singular orgullo la comunidad muxe se convirtió en el centro de atención. Los gritos no cesaron, pero aún así se percibían murmullos de quienes, intrigados, se preguntaban quiénes eran los miembros de este contingente que no habían visto antes. Desde el remolque de un trailer adornado con papel picado, los muxes saludaban y en ningún momento dejaron de sonreír, su alegría aumentó la euforia de los presentes en la 41 Marcha del Orgullo en la Ciudad de México.
Muxes marchan en el Orgullo 2019 de la Ciudad de México El reloj pasaba de las 15:00 horas y la cantidad de gente era brutal. A pocos metros de haber cruzado la Glorieta de la Palma, su vehículo quedó inmóvil, era imposible cruzar entre tanta gente. Entonces, fue posible observar a detalle sus faldas largas y las flores bordadas de su ropa, las guayaberas, el cabello trenzado y adornado con más flores. Algunos de estos hombres zapotecos, algunos vestidos con prendas femeninas y otros con tonos de color en el rostro, viajaron hasta la capital de su país, para que los asistentes comprendieran lo que significa ser muxe. En cuestión de segundos la voz se corrió, la gente que rodeaba al contingente alcanzó a leer que se trataba de la comunidad muxe de Oaxaca. “Son indígenas”, alcanzó a decir una joven. Por generaciones, en Juchitán han reconocido la existencia de hombres, mujeres y muxes, cada uno con un rol especial en las dinámicas sociales. En efecto, los muxes son indígenas, una pieza clave de la sociedad zapoteca. Mientras los hombres se enfocan en la producción, ya sea en el campo o en el mar, las mujeres son las encargadas de administrar los recursos económicos, y los muxes, en muchas ocaciones se encargan de los cuidados, la salud y las fiestas. Se trata de personas que biológicamente nacieron como hombres, pero con el pasar del tiempo adoptan ciertas costumbres tradicionales de la mujer. Algunos señalan tener preferencia sexual por otros hombres, pero hay quienes expresan libremente su atracción por ambos sexos y también hay casos en los que se identifican plenamente como mujeres.La realidad es que hay muchas formas de ser muxe, algunos de ellos recurren al atuendo femenino, se maquillan y se pintan las uñas, como muchos de los que viajaron 720 kilómetros desde Juchitán hasta la Ciudad de México para participar por primera vez como uno de los contingentes de la Marcha del Orgullo Gay, pero también hay quienes portan exclusivamente ropa masculina.
"Por generaciones, en Juchitán han reconocido la existencia de hombres, mujeres y muxes, cada uno con presencia en las dinámicas sociales". Tras un primer contingente con 30 muxes que eventualmente logró avanzar rumbo a la plancha del Zócalo, apareció entre la gente una calandria adornada con docenas de flores. Un segundo contingente se hizo presente. Esta vez era uno más elegante y lleno de color. El tono oscuro de la estructura hacía que resaltaran los colores brillantes de sus ropas. A bordo de ese vehículo, mucho más pequeño que el primero, iban poco más de 10 muxes a bordo. Sus sonrisas, una vez más, eran toque de distinción. La comunidad muxe es un claro ejemplo de la diversidad en México. Y a pesar de tener presencia en su región desde antes de la conquista, nunca antes habían sido parte de la Marcha del Orgullo. Nunca antes habían participado en este evento para alzar la voz y exigir un alto a la discriminación.La dinámica social de Juchitán es única, incluso hay quienes señalan la existencia del matriarcado. En Juchitán la figura del muxe es respetada, en ocasiones es vista como una bendición. Incluso son parte importante dentro de las tradiciones religiosas de la región. No obstante, como gran parte de las minorías en la historia de la humanidad, también han sido víctimas de violencia. En febrero de este año Óscar Cazorla, activista muxe y defensor de los derechos LGTB fue asesinado y muchos casos similares que han ocurrido en la comunidad. Pero el pasado sábado, con ayuda de Grupo Modelo, representantes de la comunidad tuvieron oportunidad de darse a conocer, de dejar clara su identidad, de marchar por la igualdad y en celebración de la diversidad.
También te puede interesar:
7S: Juchitán, las Muxes y el sismo
Disturbios de Stonewall: 50 años de orgullo
Síguenos en Twitter
El tercer género zapoteca alzo la voz en contra de la discriminación.
Verles fue uno de los principales motivos para estar ahí. El calor era sofocante y el ruido impedía saber con exactitud lo que estaba ocurriendo. El ambiente de fiesta era evidente, ríos de gente y diamantina se habían apoderado de una de las principales avenidas de la Ciudad de México, Paseo de la Reforma. Uno a uno, los contingentes comenzaron a avanzar. Los había de todo tamaño, algunos a bordo de un gran camión, otros armados con pancartas y banderas, otros a pie. Música de todo tipo acompañó las celebraciones por la diversidad y respaldó aquellas protestas que rechazaban toda forma de violencia en contra de la comunidad LGBT+. “¡Viva Oaxaca!” se escuchó entre la multitud. Por un segundo, el frenesí que por tres horas había desfilado desde el Ángel de la Independencia hasta El Caballito, quedó en segundo plano. Con evidente galantería y singular orgullo la comunidad muxe se convirtió en el centro de atención. Los gritos no cesaron, pero aún así se percibían murmullos de quienes, intrigados, se preguntaban quiénes eran los miembros de este contingente que no habían visto antes. Desde el remolque de un trailer adornado con papel picado, los muxes saludaban y en ningún momento dejaron de sonreír, su alegría aumentó la euforia de los presentes en la 41 Marcha del Orgullo en la Ciudad de México.
Muxes marchan en el Orgullo 2019 de la Ciudad de México El reloj pasaba de las 15:00 horas y la cantidad de gente era brutal. A pocos metros de haber cruzado la Glorieta de la Palma, su vehículo quedó inmóvil, era imposible cruzar entre tanta gente. Entonces, fue posible observar a detalle sus faldas largas y las flores bordadas de su ropa, las guayaberas, el cabello trenzado y adornado con más flores. Algunos de estos hombres zapotecos, algunos vestidos con prendas femeninas y otros con tonos de color en el rostro, viajaron hasta la capital de su país, para que los asistentes comprendieran lo que significa ser muxe. En cuestión de segundos la voz se corrió, la gente que rodeaba al contingente alcanzó a leer que se trataba de la comunidad muxe de Oaxaca. “Son indígenas”, alcanzó a decir una joven. Por generaciones, en Juchitán han reconocido la existencia de hombres, mujeres y muxes, cada uno con un rol especial en las dinámicas sociales. En efecto, los muxes son indígenas, una pieza clave de la sociedad zapoteca. Mientras los hombres se enfocan en la producción, ya sea en el campo o en el mar, las mujeres son las encargadas de administrar los recursos económicos, y los muxes, en muchas ocaciones se encargan de los cuidados, la salud y las fiestas. Se trata de personas que biológicamente nacieron como hombres, pero con el pasar del tiempo adoptan ciertas costumbres tradicionales de la mujer. Algunos señalan tener preferencia sexual por otros hombres, pero hay quienes expresan libremente su atracción por ambos sexos y también hay casos en los que se identifican plenamente como mujeres.La realidad es que hay muchas formas de ser muxe, algunos de ellos recurren al atuendo femenino, se maquillan y se pintan las uñas, como muchos de los que viajaron 720 kilómetros desde Juchitán hasta la Ciudad de México para participar por primera vez como uno de los contingentes de la Marcha del Orgullo Gay, pero también hay quienes portan exclusivamente ropa masculina.
"Por generaciones, en Juchitán han reconocido la existencia de hombres, mujeres y muxes, cada uno con presencia en las dinámicas sociales". Tras un primer contingente con 30 muxes que eventualmente logró avanzar rumbo a la plancha del Zócalo, apareció entre la gente una calandria adornada con docenas de flores. Un segundo contingente se hizo presente. Esta vez era uno más elegante y lleno de color. El tono oscuro de la estructura hacía que resaltaran los colores brillantes de sus ropas. A bordo de ese vehículo, mucho más pequeño que el primero, iban poco más de 10 muxes a bordo. Sus sonrisas, una vez más, eran toque de distinción. La comunidad muxe es un claro ejemplo de la diversidad en México. Y a pesar de tener presencia en su región desde antes de la conquista, nunca antes habían sido parte de la Marcha del Orgullo. Nunca antes habían participado en este evento para alzar la voz y exigir un alto a la discriminación.La dinámica social de Juchitán es única, incluso hay quienes señalan la existencia del matriarcado. En Juchitán la figura del muxe es respetada, en ocasiones es vista como una bendición. Incluso son parte importante dentro de las tradiciones religiosas de la región. No obstante, como gran parte de las minorías en la historia de la humanidad, también han sido víctimas de violencia. En febrero de este año Óscar Cazorla, activista muxe y defensor de los derechos LGTB fue asesinado y muchos casos similares que han ocurrido en la comunidad. Pero el pasado sábado, con ayuda de Grupo Modelo, representantes de la comunidad tuvieron oportunidad de darse a conocer, de dejar clara su identidad, de marchar por la igualdad y en celebración de la diversidad.
También te puede interesar:
7S: Juchitán, las Muxes y el sismo
Disturbios de Stonewall: 50 años de orgullo
Síguenos en Twitter
Verles fue uno de los principales motivos para estar ahí. El calor era sofocante y el ruido impedía saber con exactitud lo que estaba ocurriendo. El ambiente de fiesta era evidente, ríos de gente y diamantina se habían apoderado de una de las principales avenidas de la Ciudad de México, Paseo de la Reforma. Uno a uno, los contingentes comenzaron a avanzar. Los había de todo tamaño, algunos a bordo de un gran camión, otros armados con pancartas y banderas, otros a pie. Música de todo tipo acompañó las celebraciones por la diversidad y respaldó aquellas protestas que rechazaban toda forma de violencia en contra de la comunidad LGBT+. “¡Viva Oaxaca!” se escuchó entre la multitud. Por un segundo, el frenesí que por tres horas había desfilado desde el Ángel de la Independencia hasta El Caballito, quedó en segundo plano. Con evidente galantería y singular orgullo la comunidad muxe se convirtió en el centro de atención. Los gritos no cesaron, pero aún así se percibían murmullos de quienes, intrigados, se preguntaban quiénes eran los miembros de este contingente que no habían visto antes. Desde el remolque de un trailer adornado con papel picado, los muxes saludaban y en ningún momento dejaron de sonreír, su alegría aumentó la euforia de los presentes en la 41 Marcha del Orgullo en la Ciudad de México.
Muxes marchan en el Orgullo 2019 de la Ciudad de México El reloj pasaba de las 15:00 horas y la cantidad de gente era brutal. A pocos metros de haber cruzado la Glorieta de la Palma, su vehículo quedó inmóvil, era imposible cruzar entre tanta gente. Entonces, fue posible observar a detalle sus faldas largas y las flores bordadas de su ropa, las guayaberas, el cabello trenzado y adornado con más flores. Algunos de estos hombres zapotecos, algunos vestidos con prendas femeninas y otros con tonos de color en el rostro, viajaron hasta la capital de su país, para que los asistentes comprendieran lo que significa ser muxe. En cuestión de segundos la voz se corrió, la gente que rodeaba al contingente alcanzó a leer que se trataba de la comunidad muxe de Oaxaca. “Son indígenas”, alcanzó a decir una joven. Por generaciones, en Juchitán han reconocido la existencia de hombres, mujeres y muxes, cada uno con un rol especial en las dinámicas sociales. En efecto, los muxes son indígenas, una pieza clave de la sociedad zapoteca. Mientras los hombres se enfocan en la producción, ya sea en el campo o en el mar, las mujeres son las encargadas de administrar los recursos económicos, y los muxes, en muchas ocaciones se encargan de los cuidados, la salud y las fiestas. Se trata de personas que biológicamente nacieron como hombres, pero con el pasar del tiempo adoptan ciertas costumbres tradicionales de la mujer. Algunos señalan tener preferencia sexual por otros hombres, pero hay quienes expresan libremente su atracción por ambos sexos y también hay casos en los que se identifican plenamente como mujeres.La realidad es que hay muchas formas de ser muxe, algunos de ellos recurren al atuendo femenino, se maquillan y se pintan las uñas, como muchos de los que viajaron 720 kilómetros desde Juchitán hasta la Ciudad de México para participar por primera vez como uno de los contingentes de la Marcha del Orgullo Gay, pero también hay quienes portan exclusivamente ropa masculina.
"Por generaciones, en Juchitán han reconocido la existencia de hombres, mujeres y muxes, cada uno con presencia en las dinámicas sociales". Tras un primer contingente con 30 muxes que eventualmente logró avanzar rumbo a la plancha del Zócalo, apareció entre la gente una calandria adornada con docenas de flores. Un segundo contingente se hizo presente. Esta vez era uno más elegante y lleno de color. El tono oscuro de la estructura hacía que resaltaran los colores brillantes de sus ropas. A bordo de ese vehículo, mucho más pequeño que el primero, iban poco más de 10 muxes a bordo. Sus sonrisas, una vez más, eran toque de distinción. La comunidad muxe es un claro ejemplo de la diversidad en México. Y a pesar de tener presencia en su región desde antes de la conquista, nunca antes habían sido parte de la Marcha del Orgullo. Nunca antes habían participado en este evento para alzar la voz y exigir un alto a la discriminación.La dinámica social de Juchitán es única, incluso hay quienes señalan la existencia del matriarcado. En Juchitán la figura del muxe es respetada, en ocasiones es vista como una bendición. Incluso son parte importante dentro de las tradiciones religiosas de la región. No obstante, como gran parte de las minorías en la historia de la humanidad, también han sido víctimas de violencia. En febrero de este año Óscar Cazorla, activista muxe y defensor de los derechos LGTB fue asesinado y muchos casos similares que han ocurrido en la comunidad. Pero el pasado sábado, con ayuda de Grupo Modelo, representantes de la comunidad tuvieron oportunidad de darse a conocer, de dejar clara su identidad, de marchar por la igualdad y en celebración de la diversidad.
También te puede interesar:
7S: Juchitán, las Muxes y el sismo
Disturbios de Stonewall: 50 años de orgullo
Síguenos en Twitter
No items found.