Un recorrido por la vida y obra de diez grandes de la literatura.
Carlos Monsiváis por Fabrizio Mejía Madrid
La medida del hombre más público desde hace décadas en México, y a la vez el más esquivo, es el buzón en la puerta: una enorme rendija por la que cabe un tomo de una enciclopedia. Hacerse visible e invisible es uno de los juegos favoritos de su dueño: el gato de Cheshire está al tanto de todo y, al mismo tiempo, a sus anchas en la desaparición voluntaria. Por eso el buzón por el que pasan libros, periódicos, revistas, manuscritos, invitaciones de estudiantes o de obreros en huelga, pero también de canales de televisión, galeristas, políticos, funcionarios culturales, universidades extranjeras. Y, dentro de la casa, el teléfono suena de mañana, tarde y noche. A Monsiváis, uno de los grandes escritores latinoamericanos, se le caza por teléfono hasta un día en que no está ante algún público, en México o en cualquier parte del mundo, contesta, finge ser su propia secretaria, si está indispuesto, o hace una cita. Pero ello no es garantía de verlo. Lee el texto completo aquí.
Guadalupe Nettel por Guillermo Sánchez Cervantes
Guadalupe Nettel es una de las escritoras más notables de su generación, traducida a casi veinte idiomas. No sólo es un personaje de la escena actual de las letras mexicanas, sino de Iberoamérica. Luego de vivir entre París y Barcelona, regresó a México hace ya nueve años, desde donde ha desarrollado una carrera prolífica. Ganadora del Premio Herralde de Novela 2014, Nettel se ha consagrado entre el cuento, la novela y el ensayo. Desde 2017, es la directora de la Revista de la Universidad de México (publicación cultural más longeva del país) y la segunda mujer a cargo en 88 años de historia. Lee el texto completo aquí.
Mario Vargas Llosa por Felipe Restrepo
La disciplina de Vargas Llosa es legendaria: es semejante a la de un atleta. Quienes lo conocen coinciden en su rigor y perfeccionismo. Tiene una disposición nula al alcohol y las noches de desvelo. En ese sentido, es un discípulo directo de Gustave Flaubert: el novelista francés que no creía en la inspiración sino en el trabajo arduo. Vargas Losa es un escritor profesional que se ciñe horarios de oficina. Escribe desde las diez de la mañana, encerrado en su estudio y sin ninguna distracción: no atiende llamadas ni responde correos. A la una de la tarde hace una pausa para almorzar y ver el noticiero. Después del descanso regresa a su escritorio a pasar a limpio las páginas que escribió en la mañana. Una leyenda dice que sus huellas dactilares se borraron tras tantos años de teclear. Lee el texto completo aquí.
Valeria Luiselli por Úrsula Fuentesberain
Quien haya leído la obra de Luiselli sabe que está poblada de silencios, que pone especial atención a los espacios en blanco. Al inicio de Los ingrávidos, la narradora dice que quiere escribir “una novela silenciosa, para no despertar a los niños”; en algún momento de Papeles falsos, se dice que el escritor es el que “distribuye vacíos” y en La historia de mis dientes, el narrador le pregunta a un hombre taciturno qué escribe y éste le contesta que está planeando un paseo de relingos, es decir, “un paseo de hoyos, señor, de terrenos baldíos, espacios sin dueño ni uso”. Esta abundancia de fisuras permite que el lector habite la página y rellene los huecos con sus propias conjeturas y referencias. Lee el texto completo aquí.
Juan Villoro por Diego Enrique Osorno
Al niño Juan Villoro le gustaba oír las historias que le contaba su abuela yucateca, la primera fabuladora que lo sedujo. Su gran crónica Palmeras de la brisa rápida es un homenaje a ella y al mundo de Yucatán que le compartía. El cronista futbolero más famoso de la radio, Ángel Fernández, es otra de las primeras influencias literarias de Villoro, así como las radionovelas de Kalimán y las historietas de La familia Burrón, de Gabriel Vargas, que abordaban la vida íntima de una familia disfuncional y eran al mismo tiempo la crónica informal del idioma y la vida en la ciudad de México. Pero el descubrimiento esencial fue De perfil, de José Agustín. Lee el texto completo aquí.
Fernando Vallejo por Daniel Rivera Marin
Fernando Vallejo es uno de los grandes autores de nuestro tiempo. Entre su obra se encuentran novelas, biografías y ensayos sobre biología y lingüística. En 1971, llegó a vivir a la Ciudad de México después de vagabundear por Roma y Nueva York. Entonces tenía veintiocho años y quería ser cineasta. Cuarenta años después de vivir en México junto a su pareja, decidió regresar a su país hace unos meses. Ahí se instaló en Medellín, la ciudad sobre la que tanto ha escrito en sus novelas. Vallejo, como siempre, es implacable cuando habla sobre su país: “Colombia tiene la perversión de creer que lo grave no es matar sino que se diga”. Lee el texto completo aquí.
Aurora Venturini por Leila Guerriero
Aurora Venturini vive en la ciudad de La Plata, a sesenta kilómetros de Buenos Aires. Es escritora y publicó cuarenta libros en editoriales pequeñas y en ediciones pagadas por ella misma hasta que, en el año 2007, un jurado integrado por, entre otros, los argentinos Alan Pauls, Rodrigo Fresán y Juan Forn, leyó el libro que ella, con el título Las primas y bajo el seudónimo Beatriz Poltrinari, había enviado a la primera edición del Premio Nueva Novela organizado por el periódico argentino Página/12 y, deslumbrados por ese estilo que tanto podía enredarse en las lianas de la lírica como chapotear entre insultos de borracho, le dieron el primer premio. Cuando abrieron el sobre que contenía sus datos descubrieron que quien había contado la historia de una familia disfuncional en la que convivían una joven pintora algo retrasada, una demente sin control de esfínteres y una prima tenebrosa, con un estilo que imitaba los retorcijones barrocos de una lombriz herida, era una mujer llamada Aurora Venturini que tenía ochenta y cinco años. Lee el texto completo aquí.
Margo Glantz por Brenda Lozano
Es generosa y tiene una inteligencia tan aguda como su sentido del humor. Alguna vez alguien le preguntó si tal persona era más joven que ella: “Qué pregunta, a mi edad, todos son más jóvenes que yo”. Creo que eso podría resumir cómo lleva su edad con gracia. Tiene dos hijas, Alina, dedicada a la fotografía, y Renata, restauradora de arte. También es abuela de cuatro nietos y muy activa en redes sociales, especialmente en Twitter. Margo Glantz estudió en la UNAM y se doctoró en Letras Hispánicas por La Sorbonne. Tiene un Doctorado Honoris Causa por la UNAM (2011), una medalla por los 55 años de labor docente en la Facultad de Filosofía y Letras, además de haber impartido clases en Yale, Princeton, Harvard, entre otras universidades. Es miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua desde 1995, recibió el premio Sor Juana Inés de la Cruz en 2004, FIL de Literatura en Lenguas Romances en 2010; recientemente le otorgaron el Premio Alfonso Reyes, entregado por primera vez a una mujer, y en noviembre recibirá un Honoris Causa por la Universidad de Alicante. Ha publicado desde 1978 ensayo, crítica y narrativa. Su más reciente novela es Por breve herida (Sexto Piso, 2016) y está en proceso de terminar la siguiente. Es una figura clave en la academia y la literatura, y ha conocido de cerca a varios de los personajes del siglo XX que muchos hemos descubierto en libros. Lee el texto completo aquí.
Elena Poniatowska por Guillermo Sánchez Cervantes
Debutó en el periodismo en los años cincuenta, cuando era fácil encontrarse saliendo de un coche a Salvador Novo o a Xavier Villaurrutia. Poniatowska era entonces becaria del Centro Mexicano de Escritores e incursionaba como periodista: siempre con una libretita Steno, una grabadora y una máquina de escribir portátil Olivetti, que tenía una calcomanía de los Supermachos del caricaturista Rius. Su primera aparición en las librerías fue en 1954 con su relato Lilus Kikus, publicado en la colección Los Presentes, que editaba Juan José Arreola —el mismo año en que Carlos Fuentes debutaba con Los días enmascarados—. Era la historia de una niña inquieta y preguntona, de piernas largas y pies chuecos, que iba descubriendo el mundo gracias a su curiosidad incontrolable. Un ejercicio sobre la inocencia infantil que pasó más o menos inadvertido. Tardaría más de diez años en volver a la narrativa. Lee el texto completo aquí.
Alvaro Enrigue por Redacción Gatopardo
Álvaro Enrigue es uno de los escritores más prestigiosos de México. El autor de libros como Muerte súbita (ganadora del Premio Herralde), Decencia, Vidas perpendiculares y La muerte de un instalador, entre otros, será uno de los protagonistas del próximo Hay Festival en Xalapa. Enrigue recibió a Gatopardo en Nueva York, ciudad en la que vive hace varios años y que define como «un suburbio acomodado del DF». Habló sobre su oficio, su obsesión con ciertos personajes del pasado, su interés en la historia y la política, el cambio de los medios mexicanos y las resonancias del humor jalisciense en su prosa. Lee el texto completo aquí.
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