Monte Xanic: 30 años de Gran Ricardo, el vino de México
Jair Ortega de la Sancha
Ilustraciones de Minerva GM
Desde su creación en 1994, Gran Ricardo se convirtió en un referente del vino en nuestro país. Este año, Monte Xanic celebra su trigésimo aniversario con catas verticales, la edición especial “Homenaje a México” y el estuche de Arte Contemporáneo Mexicano 2024, diseñado por la artista mexicana Magali Lara.
En las últimas décadas, la conversación sobre bebidas en México se ha extendido más allá del tequila y el mezcal. Si bien la presencia del vino en nuestro país se remonta a la llegada de los españoles, tuvieron que pasar muchos años para que la producción nacional adquiriera la relevancia que actualmente conocemos. En el auge vinícola que estamos viviendo, uno de los nombres clave es el de Monte Xanic, la bodega líder de vinos mexicanos ultrapremium, situada en los valles de Guadalupe y Ojos Negros, en el estado de Baja California.
La grandeza es una meta que pocos logran alcanzar: Monte Xanic ha hecho de ella su compañera de viaje durante 30 años gracias a Gran Ricardo, un vino que combina elegancia y precisión enológica, la mejor fusión de tradición e innovación.
Gran Ricardo fue creado en 1994 a partir de la selección de las mejores variedades de uvas cabernet sauvignon, merlot, cabernet franc y petit verdot. El nombre es un homenaje a Ricardo Hojel, uno de los socios fundadores de Monte Xanic. Desde el comienzo, Gran Ricardo se convirtió en el máximo exponente de la vinicultura mexicana al obtener múltiples premios en competencias internacionales, lo que consolidó su reputación como el vino más distinguido de México. Su personalidad, carácter y alto potencial de guarda, superior a 25 años, lo han convertido en una referencia.
El proceso de elaboración de Gran Ricardo es una expresión artística en sí misma. Cada racimo de uvas cabernet sauvignon, merlot, cabernet franc y petit verdot se selecciona de forma manual; sigue después una maceración en frío prefermentativa de cinco días y una fermentación de ocho días. Finalmente, el vino reposa durante 18 meses en barricas nuevas de roble francés.
Cultivado bajo el sol de Baja California, este vino despliega una riqueza sensorial incomparable. En vista presenta un rojo carmesí con tonos violáceos con buena densidad de color. Gran Ricardo contiene notas de cereza negra, grosella, moras, zarzamora y frambuesa, que se combinan con matices de violeta, romero, clavo y eucalipto. Además, se descubren toques de roble, chocolate oscuro, vainilla dulce, nuez moscada y notas balsámicas que añaden capas de complejidad. En paladar es sobrio, corpulento, untuoso y envolvente, con taninos que se despliegan como seda pura y un cuerpo que abraza el alma.
Para conmemorar estas tres décadas de excelencia enológica, Monte Xanic ha organizado una serie de actividades, que incluyen catas verticales dirigidas por Hans Backhoff, director general de Monte Xanic, y la presentación de ediciones especiales, como la de “Homenaje a México”, una pieza artesanal de Olinalá hecha a mano.
“Treinta años de Gran Ricardo representan el espíritu de valentía que unió el sueño de los fundadores de Monte Xanic al apostar por el vino mexicano —ha declarado Hans Backhoff—. Cada botella de Gran Ricardo es un testimonio del cuidado y la obsesión que dedicamos en cada añada”.
A esta celebración también se unió la artista mexicana Magali Lara, quien ha creado Animación, una obra visual que es posible apreciar en el estuche de Gran Ricardo. La ilustración representa un acercamiento al paisaje y a los elementos orgánicos del proceso vinícola: la pieza plasma el movimiento vital de los viñedos y captura el tiempo dedicado a la elaboración, reflejando así la energía distintiva de Monte Xanic. Con esta propuesta, Gran Ricardo suma su quinta edición de arte, y Magali Lara se una a la colección Arte Contemporáneo Mexicano, que incluye estuches con obras de artistas como Livia Corona, Jorge Méndez Blake, Sofía Táboas y Pablo Vargas Lugo.
Desde la cuidadosa selección de cada uva hasta el minucioso proceso de elaboración, cada botella de Monte Xanic narra una historia de dedicación y excelencia.
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