El día del 420: mariguana en escala de grises

El día del 420: mariguana en escala de grises

Activistas del movimiento cannábico, consumidores y algunos curiosos se reunieron el 20 de abril para celebrar el día de la mariguana. Esta es una crónica de los destellos que trajo consigo el Fumatón 420 convocado por las organizaciones que mantienen un plantón afuera del Senado a favor de la legalización.

Tiempo de lectura: 6 minutos

A las puertas del Senado se vive una realidad alterna. Las personas caminan y se tocan, chocan hombro con hombro, se respiran en la oreja y muy cerca de la cara. ¿Me das chance de pasar?, dice la gente mientras se abre camino. No es posible medir distancias de ningún tipo, ni las sanas ni las convencionales, y los rostros de quienes pasean felices lucen desnudos sin cubrebocas que los protejan. Esto no es un festival de música, ni tampoco un viaje en el tiempo a un pasado prepandémico. Simplemente es una tarde de 20 de abril de 2021, el día que se reconoce como la efeméride de la mariguana, y eso es suficiente en esta ciudad para que la aglomeración sea un festejo.

Las explicaciones del origen del cuatroveinte apuntan al grupo The Waldos, del condado de Marin, en California. Ellos se adjudican la invención del término 420 porque en 1971 se juntaban a las 4 de la tarde con 20 minutos a fumar mota en la preparatoria junto a la estatua de Louis Pasteur. Curiosamente, hay también aquí una estatua del nobel francés donde estamos reunidos en la colonia Tabacalera, con esa expresión pensativa que le da tener una mano puesta en el cachete y la vista clavada hacia abajo.

Falta una hora para la hora, las cuatro con veinte. Comienzan a llegar más y más personas a la Plaza Luis Pasteur donde el plantón del movimiento cannábico exige legislar sobre el tema desde febrero del año pasado. Los rostros que desfilan son, en su mayoría, veinteañeros, aunque entre la multitud aparecen miradas más adolescentes o de una vejez inocultable. Parece como si todos estuvieran buscando a alguien, se paran de puntitas y alzan la mirada; a gritos hacia el gentío o hablando por el celular buscan encontrarse con otras personas mientras el ruido del ska imposibilita la operación.

La multitud no para de moverse y pienso que las personas lo hacen para lucir sus atuendos. Ver y ser visto es una actividad rara en estos tiempos pandémicos y este desfile de colores chillones, estampados con hojas de mariguana, anteojos con forma de corazón y cristales rojos o morados y cortes de cabello que recuerdan a los músicos de trap y reggaeton que están de moda, todo esto también es un acto de rebeldía contra el confinamiento que ocasionó el bicho. Nadie quiere desentonar con su atuendo monótono y quedar fuera. Eso lo aprovechan los vendedores de accesorios ambulantes que terminan de configurar lo que parece un parque temático de la cannabis.

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