México está inmerso en una crisis de muchas caras, y sí, tenemos muchas razones para gritar, pero no precisamente en tono de celebración. Con el pretexto de lo que solemos llamar “mes patrio” decidimos abrir un espacio para el análisis y el debate en torno a los problemas más profundos de nuestro país y atrevernos a plantear estrategias como sociedad civil para solucionarlos.Se trata de dejar de lado el típico "grito de Independencia" y utilizar la voz, en cambio, para imaginar maneras de enmendar el rumbo.Estas son las voces de ciudadanos de distintas edades, profesiones e ideologías que decidieron sumarse a esta intención, esperando que no se quede solo en eso.
***
¿Cuáles son los tres problemas que más te preocupan en México?Una de las cosas que me preocupa es la violencia de género que sufrimos las mujeres, adolescentes y niñas desde su manifestación más pavorosa —el feminicidio— hasta las actitudes machistas cotidianas. Me parece terrible que muchos políticos y medios de comunicación se “cuelguen” de esta emergencia para ganar capital político o social, mientras las mujeres mueren, son violadas o viven en el miedo constante a ser atacadas.Por otro lado, la precarización laboral y la falta de empleo se recrudece, y contrario a la mayoría, no creo que sea una preocupación sólo de mi generación, todos los trabajadores informales han tenido que vivir en la zozobra desde hace muchos años. Por ejemplo, mis padres —trabajadora doméstica y jardinero— nunca tuvieron la oportunidad de trabajar con un contrato que los protegiera, ni con la posibilidad de un retiro o seguro médico, y así personas de diversas edades nunca han tenido acceso a un salario justo.Finalmente, la crisis ambiental también es un tema que deberíamos atender urgentemente. Me parece que en este caso, debemos ir más allá de la acción individual, porque nosotros podremos llevar una vida zero waste —que es más fácil con cierto número de privilegios— pero si las grandes empresas y monopolios no cambian sus políticas de producción, estamos condenados.¿Qué le pedirías a las autoridades para solucionarlos?Personalmente, no espero nada de las autoridades. Claro, esto no implica que no se les deba exigir actuar ante las varias emergencias que vivimos en México, pues su salario es dinero público. Entonces, primero les pediría que entiendan que su trabajo es un servicio para el bien común, no para colgarse un título de autoridad. Otra cosa sería que se aseguren de contratar a gente capacitada, no sólo en la burocracia, sino en la empatía, en la escucha, y en el sector en el que se van a desempeñar. No es posible que tengamos funcionarios o funcionarias que a la menor provocación hacen declaraciones misóginas y sigan colocando a sus amigos en puestos estratégicos. Pero, como dije al principio, no confío en ellos, el sistema está tan podrido que no podemos esperar a que se transforme para resolver estos problemas.¿Cómo evalúas la participación de la sociedad civil en la búsqueda de soluciones para estos problemas?Creo que hay numerosos esfuerzos encomiables de la sociedad civil, sobre todo autocríticos, lo que les permite adaptarse a las necesidades de nuestros tiempos. Sin embargo, creo que a la mayoría todavía le cuesta vincularse con la gente que no necesariamente es activista, y que podría ser un gran respaldo para estos grupos organizados. Me parece que es importante comenzar a escuchar al otro y tejernos horizontalmente como aliados y no desde una posición de “yo te voy a enseñar a defender tus derechos”.¿Qué tenemos que hacer como ciudadanos para enmendar el rumbo?Ser más autocríticos. Creo que eso es urgente. Comenzar a cuestionarnos todo, porque si no vamos a ser como toda esa gente que opina generalidades en Facebook y eso es preocupante. Siento que a veces decimos: “la sociedad ya está cambiando, hay que tener esperanza”. Y sí, en parte es cierto, pero tan solo entra a cualquier publicación en Facebook y Twitter y es una pequeña muestra de lo que piensa la mayoría de la gente. Por ejemplo, el otro día una persona muy cercana a mí comentó en una plática que está bien que las mujeres se hayan manifestado, pero lo que hicieron las “feminazis” en el Ángel de la Independencia no era correcto. Le explicamos, para empezar, que el término feminazi era ofensivo, y luego conversando terminó admitiendo que, a veces da por cierto todo lo que lee sin siquiera preguntarse si los medios de comunicación están manipulando la información o no.
-Yeni López Rueda, editora
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Especial patrio
México está inmerso en una crisis de muchas caras, y sí, tenemos muchas razones para gritar, pero no precisamente en tono de celebración. Con el pretexto de lo que solemos llamar “mes patrio” decidimos abrir un espacio para el análisis y el debate en torno a los problemas más profundos de nuestro país y atrevernos a plantear estrategias como sociedad civil para solucionarlos.Se trata de dejar de lado el típico "grito de Independencia" y utilizar la voz, en cambio, para imaginar maneras de enmendar el rumbo.Estas son las voces de ciudadanos de distintas edades, profesiones e ideologías que decidieron sumarse a esta intención, esperando que no se quede solo en eso.
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¿Cuáles son los tres problemas que más te preocupan en México?Una de las cosas que me preocupa es la violencia de género que sufrimos las mujeres, adolescentes y niñas desde su manifestación más pavorosa —el feminicidio— hasta las actitudes machistas cotidianas. Me parece terrible que muchos políticos y medios de comunicación se “cuelguen” de esta emergencia para ganar capital político o social, mientras las mujeres mueren, son violadas o viven en el miedo constante a ser atacadas.Por otro lado, la precarización laboral y la falta de empleo se recrudece, y contrario a la mayoría, no creo que sea una preocupación sólo de mi generación, todos los trabajadores informales han tenido que vivir en la zozobra desde hace muchos años. Por ejemplo, mis padres —trabajadora doméstica y jardinero— nunca tuvieron la oportunidad de trabajar con un contrato que los protegiera, ni con la posibilidad de un retiro o seguro médico, y así personas de diversas edades nunca han tenido acceso a un salario justo.Finalmente, la crisis ambiental también es un tema que deberíamos atender urgentemente. Me parece que en este caso, debemos ir más allá de la acción individual, porque nosotros podremos llevar una vida zero waste —que es más fácil con cierto número de privilegios— pero si las grandes empresas y monopolios no cambian sus políticas de producción, estamos condenados.¿Qué le pedirías a las autoridades para solucionarlos?Personalmente, no espero nada de las autoridades. Claro, esto no implica que no se les deba exigir actuar ante las varias emergencias que vivimos en México, pues su salario es dinero público. Entonces, primero les pediría que entiendan que su trabajo es un servicio para el bien común, no para colgarse un título de autoridad. Otra cosa sería que se aseguren de contratar a gente capacitada, no sólo en la burocracia, sino en la empatía, en la escucha, y en el sector en el que se van a desempeñar. No es posible que tengamos funcionarios o funcionarias que a la menor provocación hacen declaraciones misóginas y sigan colocando a sus amigos en puestos estratégicos. Pero, como dije al principio, no confío en ellos, el sistema está tan podrido que no podemos esperar a que se transforme para resolver estos problemas.¿Cómo evalúas la participación de la sociedad civil en la búsqueda de soluciones para estos problemas?Creo que hay numerosos esfuerzos encomiables de la sociedad civil, sobre todo autocríticos, lo que les permite adaptarse a las necesidades de nuestros tiempos. Sin embargo, creo que a la mayoría todavía le cuesta vincularse con la gente que no necesariamente es activista, y que podría ser un gran respaldo para estos grupos organizados. Me parece que es importante comenzar a escuchar al otro y tejernos horizontalmente como aliados y no desde una posición de “yo te voy a enseñar a defender tus derechos”.¿Qué tenemos que hacer como ciudadanos para enmendar el rumbo?Ser más autocríticos. Creo que eso es urgente. Comenzar a cuestionarnos todo, porque si no vamos a ser como toda esa gente que opina generalidades en Facebook y eso es preocupante. Siento que a veces decimos: “la sociedad ya está cambiando, hay que tener esperanza”. Y sí, en parte es cierto, pero tan solo entra a cualquier publicación en Facebook y Twitter y es una pequeña muestra de lo que piensa la mayoría de la gente. Por ejemplo, el otro día una persona muy cercana a mí comentó en una plática que está bien que las mujeres se hayan manifestado, pero lo que hicieron las “feminazis” en el Ángel de la Independencia no era correcto. Le explicamos, para empezar, que el término feminazi era ofensivo, y luego conversando terminó admitiendo que, a veces da por cierto todo lo que lee sin siquiera preguntarse si los medios de comunicación están manipulando la información o no.
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México está inmerso en una crisis de muchas caras, y sí, tenemos muchas razones para gritar, pero no precisamente en tono de celebración. Con el pretexto de lo que solemos llamar “mes patrio” decidimos abrir un espacio para el análisis y el debate en torno a los problemas más profundos de nuestro país y atrevernos a plantear estrategias como sociedad civil para solucionarlos.Se trata de dejar de lado el típico "grito de Independencia" y utilizar la voz, en cambio, para imaginar maneras de enmendar el rumbo.Estas son las voces de ciudadanos de distintas edades, profesiones e ideologías que decidieron sumarse a esta intención, esperando que no se quede solo en eso.
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¿Cuáles son los tres problemas que más te preocupan en México?Una de las cosas que me preocupa es la violencia de género que sufrimos las mujeres, adolescentes y niñas desde su manifestación más pavorosa —el feminicidio— hasta las actitudes machistas cotidianas. Me parece terrible que muchos políticos y medios de comunicación se “cuelguen” de esta emergencia para ganar capital político o social, mientras las mujeres mueren, son violadas o viven en el miedo constante a ser atacadas.Por otro lado, la precarización laboral y la falta de empleo se recrudece, y contrario a la mayoría, no creo que sea una preocupación sólo de mi generación, todos los trabajadores informales han tenido que vivir en la zozobra desde hace muchos años. Por ejemplo, mis padres —trabajadora doméstica y jardinero— nunca tuvieron la oportunidad de trabajar con un contrato que los protegiera, ni con la posibilidad de un retiro o seguro médico, y así personas de diversas edades nunca han tenido acceso a un salario justo.Finalmente, la crisis ambiental también es un tema que deberíamos atender urgentemente. Me parece que en este caso, debemos ir más allá de la acción individual, porque nosotros podremos llevar una vida zero waste —que es más fácil con cierto número de privilegios— pero si las grandes empresas y monopolios no cambian sus políticas de producción, estamos condenados.¿Qué le pedirías a las autoridades para solucionarlos?Personalmente, no espero nada de las autoridades. Claro, esto no implica que no se les deba exigir actuar ante las varias emergencias que vivimos en México, pues su salario es dinero público. Entonces, primero les pediría que entiendan que su trabajo es un servicio para el bien común, no para colgarse un título de autoridad. Otra cosa sería que se aseguren de contratar a gente capacitada, no sólo en la burocracia, sino en la empatía, en la escucha, y en el sector en el que se van a desempeñar. No es posible que tengamos funcionarios o funcionarias que a la menor provocación hacen declaraciones misóginas y sigan colocando a sus amigos en puestos estratégicos. Pero, como dije al principio, no confío en ellos, el sistema está tan podrido que no podemos esperar a que se transforme para resolver estos problemas.¿Cómo evalúas la participación de la sociedad civil en la búsqueda de soluciones para estos problemas?Creo que hay numerosos esfuerzos encomiables de la sociedad civil, sobre todo autocríticos, lo que les permite adaptarse a las necesidades de nuestros tiempos. Sin embargo, creo que a la mayoría todavía le cuesta vincularse con la gente que no necesariamente es activista, y que podría ser un gran respaldo para estos grupos organizados. Me parece que es importante comenzar a escuchar al otro y tejernos horizontalmente como aliados y no desde una posición de “yo te voy a enseñar a defender tus derechos”.¿Qué tenemos que hacer como ciudadanos para enmendar el rumbo?Ser más autocríticos. Creo que eso es urgente. Comenzar a cuestionarnos todo, porque si no vamos a ser como toda esa gente que opina generalidades en Facebook y eso es preocupante. Siento que a veces decimos: “la sociedad ya está cambiando, hay que tener esperanza”. Y sí, en parte es cierto, pero tan solo entra a cualquier publicación en Facebook y Twitter y es una pequeña muestra de lo que piensa la mayoría de la gente. Por ejemplo, el otro día una persona muy cercana a mí comentó en una plática que está bien que las mujeres se hayan manifestado, pero lo que hicieron las “feminazis” en el Ángel de la Independencia no era correcto. Le explicamos, para empezar, que el término feminazi era ofensivo, y luego conversando terminó admitiendo que, a veces da por cierto todo lo que lee sin siquiera preguntarse si los medios de comunicación están manipulando la información o no.
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México está inmerso en una crisis de muchas caras, y sí, tenemos muchas razones para gritar, pero no precisamente en tono de celebración. Con el pretexto de lo que solemos llamar “mes patrio” decidimos abrir un espacio para el análisis y el debate en torno a los problemas más profundos de nuestro país y atrevernos a plantear estrategias como sociedad civil para solucionarlos.Se trata de dejar de lado el típico "grito de Independencia" y utilizar la voz, en cambio, para imaginar maneras de enmendar el rumbo.Estas son las voces de ciudadanos de distintas edades, profesiones e ideologías que decidieron sumarse a esta intención, esperando que no se quede solo en eso.
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¿Cuáles son los tres problemas que más te preocupan en México?Una de las cosas que me preocupa es la violencia de género que sufrimos las mujeres, adolescentes y niñas desde su manifestación más pavorosa —el feminicidio— hasta las actitudes machistas cotidianas. Me parece terrible que muchos políticos y medios de comunicación se “cuelguen” de esta emergencia para ganar capital político o social, mientras las mujeres mueren, son violadas o viven en el miedo constante a ser atacadas.Por otro lado, la precarización laboral y la falta de empleo se recrudece, y contrario a la mayoría, no creo que sea una preocupación sólo de mi generación, todos los trabajadores informales han tenido que vivir en la zozobra desde hace muchos años. Por ejemplo, mis padres —trabajadora doméstica y jardinero— nunca tuvieron la oportunidad de trabajar con un contrato que los protegiera, ni con la posibilidad de un retiro o seguro médico, y así personas de diversas edades nunca han tenido acceso a un salario justo.Finalmente, la crisis ambiental también es un tema que deberíamos atender urgentemente. Me parece que en este caso, debemos ir más allá de la acción individual, porque nosotros podremos llevar una vida zero waste —que es más fácil con cierto número de privilegios— pero si las grandes empresas y monopolios no cambian sus políticas de producción, estamos condenados.¿Qué le pedirías a las autoridades para solucionarlos?Personalmente, no espero nada de las autoridades. Claro, esto no implica que no se les deba exigir actuar ante las varias emergencias que vivimos en México, pues su salario es dinero público. Entonces, primero les pediría que entiendan que su trabajo es un servicio para el bien común, no para colgarse un título de autoridad. Otra cosa sería que se aseguren de contratar a gente capacitada, no sólo en la burocracia, sino en la empatía, en la escucha, y en el sector en el que se van a desempeñar. No es posible que tengamos funcionarios o funcionarias que a la menor provocación hacen declaraciones misóginas y sigan colocando a sus amigos en puestos estratégicos. Pero, como dije al principio, no confío en ellos, el sistema está tan podrido que no podemos esperar a que se transforme para resolver estos problemas.¿Cómo evalúas la participación de la sociedad civil en la búsqueda de soluciones para estos problemas?Creo que hay numerosos esfuerzos encomiables de la sociedad civil, sobre todo autocríticos, lo que les permite adaptarse a las necesidades de nuestros tiempos. Sin embargo, creo que a la mayoría todavía le cuesta vincularse con la gente que no necesariamente es activista, y que podría ser un gran respaldo para estos grupos organizados. Me parece que es importante comenzar a escuchar al otro y tejernos horizontalmente como aliados y no desde una posición de “yo te voy a enseñar a defender tus derechos”.¿Qué tenemos que hacer como ciudadanos para enmendar el rumbo?Ser más autocríticos. Creo que eso es urgente. Comenzar a cuestionarnos todo, porque si no vamos a ser como toda esa gente que opina generalidades en Facebook y eso es preocupante. Siento que a veces decimos: “la sociedad ya está cambiando, hay que tener esperanza”. Y sí, en parte es cierto, pero tan solo entra a cualquier publicación en Facebook y Twitter y es una pequeña muestra de lo que piensa la mayoría de la gente. Por ejemplo, el otro día una persona muy cercana a mí comentó en una plática que está bien que las mujeres se hayan manifestado, pero lo que hicieron las “feminazis” en el Ángel de la Independencia no era correcto. Le explicamos, para empezar, que el término feminazi era ofensivo, y luego conversando terminó admitiendo que, a veces da por cierto todo lo que lee sin siquiera preguntarse si los medios de comunicación están manipulando la información o no.
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¿Cuáles son los tres problemas que más te preocupan en México?Una de las cosas que me preocupa es la violencia de género que sufrimos las mujeres, adolescentes y niñas desde su manifestación más pavorosa —el feminicidio— hasta las actitudes machistas cotidianas. Me parece terrible que muchos políticos y medios de comunicación se “cuelguen” de esta emergencia para ganar capital político o social, mientras las mujeres mueren, son violadas o viven en el miedo constante a ser atacadas.Por otro lado, la precarización laboral y la falta de empleo se recrudece, y contrario a la mayoría, no creo que sea una preocupación sólo de mi generación, todos los trabajadores informales han tenido que vivir en la zozobra desde hace muchos años. Por ejemplo, mis padres —trabajadora doméstica y jardinero— nunca tuvieron la oportunidad de trabajar con un contrato que los protegiera, ni con la posibilidad de un retiro o seguro médico, y así personas de diversas edades nunca han tenido acceso a un salario justo.Finalmente, la crisis ambiental también es un tema que deberíamos atender urgentemente. Me parece que en este caso, debemos ir más allá de la acción individual, porque nosotros podremos llevar una vida zero waste —que es más fácil con cierto número de privilegios— pero si las grandes empresas y monopolios no cambian sus políticas de producción, estamos condenados.¿Qué le pedirías a las autoridades para solucionarlos?Personalmente, no espero nada de las autoridades. Claro, esto no implica que no se les deba exigir actuar ante las varias emergencias que vivimos en México, pues su salario es dinero público. Entonces, primero les pediría que entiendan que su trabajo es un servicio para el bien común, no para colgarse un título de autoridad. Otra cosa sería que se aseguren de contratar a gente capacitada, no sólo en la burocracia, sino en la empatía, en la escucha, y en el sector en el que se van a desempeñar. No es posible que tengamos funcionarios o funcionarias que a la menor provocación hacen declaraciones misóginas y sigan colocando a sus amigos en puestos estratégicos. Pero, como dije al principio, no confío en ellos, el sistema está tan podrido que no podemos esperar a que se transforme para resolver estos problemas.¿Cómo evalúas la participación de la sociedad civil en la búsqueda de soluciones para estos problemas?Creo que hay numerosos esfuerzos encomiables de la sociedad civil, sobre todo autocríticos, lo que les permite adaptarse a las necesidades de nuestros tiempos. Sin embargo, creo que a la mayoría todavía le cuesta vincularse con la gente que no necesariamente es activista, y que podría ser un gran respaldo para estos grupos organizados. Me parece que es importante comenzar a escuchar al otro y tejernos horizontalmente como aliados y no desde una posición de “yo te voy a enseñar a defender tus derechos”.¿Qué tenemos que hacer como ciudadanos para enmendar el rumbo?Ser más autocríticos. Creo que eso es urgente. Comenzar a cuestionarnos todo, porque si no vamos a ser como toda esa gente que opina generalidades en Facebook y eso es preocupante. Siento que a veces decimos: “la sociedad ya está cambiando, hay que tener esperanza”. Y sí, en parte es cierto, pero tan solo entra a cualquier publicación en Facebook y Twitter y es una pequeña muestra de lo que piensa la mayoría de la gente. Por ejemplo, el otro día una persona muy cercana a mí comentó en una plática que está bien que las mujeres se hayan manifestado, pero lo que hicieron las “feminazis” en el Ángel de la Independencia no era correcto. Le explicamos, para empezar, que el término feminazi era ofensivo, y luego conversando terminó admitiendo que, a veces da por cierto todo lo que lee sin siquiera preguntarse si los medios de comunicación están manipulando la información o no.
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México está inmerso en una crisis de muchas caras, y sí, tenemos muchas razones para gritar, pero no precisamente en tono de celebración. Con el pretexto de lo que solemos llamar “mes patrio” decidimos abrir un espacio para el análisis y el debate en torno a los problemas más profundos de nuestro país y atrevernos a plantear estrategias como sociedad civil para solucionarlos.Se trata de dejar de lado el típico "grito de Independencia" y utilizar la voz, en cambio, para imaginar maneras de enmendar el rumbo.Estas son las voces de ciudadanos de distintas edades, profesiones e ideologías que decidieron sumarse a esta intención, esperando que no se quede solo en eso.
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¿Cuáles son los tres problemas que más te preocupan en México?Una de las cosas que me preocupa es la violencia de género que sufrimos las mujeres, adolescentes y niñas desde su manifestación más pavorosa —el feminicidio— hasta las actitudes machistas cotidianas. Me parece terrible que muchos políticos y medios de comunicación se “cuelguen” de esta emergencia para ganar capital político o social, mientras las mujeres mueren, son violadas o viven en el miedo constante a ser atacadas.Por otro lado, la precarización laboral y la falta de empleo se recrudece, y contrario a la mayoría, no creo que sea una preocupación sólo de mi generación, todos los trabajadores informales han tenido que vivir en la zozobra desde hace muchos años. Por ejemplo, mis padres —trabajadora doméstica y jardinero— nunca tuvieron la oportunidad de trabajar con un contrato que los protegiera, ni con la posibilidad de un retiro o seguro médico, y así personas de diversas edades nunca han tenido acceso a un salario justo.Finalmente, la crisis ambiental también es un tema que deberíamos atender urgentemente. Me parece que en este caso, debemos ir más allá de la acción individual, porque nosotros podremos llevar una vida zero waste —que es más fácil con cierto número de privilegios— pero si las grandes empresas y monopolios no cambian sus políticas de producción, estamos condenados.¿Qué le pedirías a las autoridades para solucionarlos?Personalmente, no espero nada de las autoridades. Claro, esto no implica que no se les deba exigir actuar ante las varias emergencias que vivimos en México, pues su salario es dinero público. Entonces, primero les pediría que entiendan que su trabajo es un servicio para el bien común, no para colgarse un título de autoridad. Otra cosa sería que se aseguren de contratar a gente capacitada, no sólo en la burocracia, sino en la empatía, en la escucha, y en el sector en el que se van a desempeñar. No es posible que tengamos funcionarios o funcionarias que a la menor provocación hacen declaraciones misóginas y sigan colocando a sus amigos en puestos estratégicos. Pero, como dije al principio, no confío en ellos, el sistema está tan podrido que no podemos esperar a que se transforme para resolver estos problemas.¿Cómo evalúas la participación de la sociedad civil en la búsqueda de soluciones para estos problemas?Creo que hay numerosos esfuerzos encomiables de la sociedad civil, sobre todo autocríticos, lo que les permite adaptarse a las necesidades de nuestros tiempos. Sin embargo, creo que a la mayoría todavía le cuesta vincularse con la gente que no necesariamente es activista, y que podría ser un gran respaldo para estos grupos organizados. Me parece que es importante comenzar a escuchar al otro y tejernos horizontalmente como aliados y no desde una posición de “yo te voy a enseñar a defender tus derechos”.¿Qué tenemos que hacer como ciudadanos para enmendar el rumbo?Ser más autocríticos. Creo que eso es urgente. Comenzar a cuestionarnos todo, porque si no vamos a ser como toda esa gente que opina generalidades en Facebook y eso es preocupante. Siento que a veces decimos: “la sociedad ya está cambiando, hay que tener esperanza”. Y sí, en parte es cierto, pero tan solo entra a cualquier publicación en Facebook y Twitter y es una pequeña muestra de lo que piensa la mayoría de la gente. Por ejemplo, el otro día una persona muy cercana a mí comentó en una plática que está bien que las mujeres se hayan manifestado, pero lo que hicieron las “feminazis” en el Ángel de la Independencia no era correcto. Le explicamos, para empezar, que el término feminazi era ofensivo, y luego conversando terminó admitiendo que, a veces da por cierto todo lo que lee sin siquiera preguntarse si los medios de comunicación están manipulando la información o no.
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