Modificar la arquitectura
Alejandra González Romo
Fotografía de Rodrigo Marmolejo
El despacho Lanza Atelier conformado por los jóvenes arquitectos Isabel Abascal y Alessandro Arienzo ha llegado hasta el MOMA de San Francisco para exponer las ideas detrás de su obra.
Isabel Abascal y Alessandro Arienzo fundaron en 2015 un despacho de arquitectura que nacía por inercia, por la necesidad de responder a los proyectos que caían en sus manos, sin haber tenido siquiera una charla sobre la identidad que le darían. Ambos observadores finos, conscientes de que el pensamiento arquitectónico tiene la capacidad de resolver cualquier tipo de desafío, lejos de acotar su área de trabajo, la dejaron abierta. Así se consolidó Lanza Atelier.
Cuando meses después la curadora Jennifer Dunlop visitó su taller en la Ciudad de México, encontró no sólo un hilo conductor entre sus dibujos, maquetas, museografías y proyectos de construcción, sino también señales de una identidad clara y propositiva, digna de señalarse. Actualmente, el Museo de Arte Moderno de San Francisco exhibe una revisión de tres de sus más recientes proyectos, como parte del programa New Work, que desde 1987 se ha dedicado a abrir un espacio en el museo para artistas emergentes de todas partes del mundo.
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El primero es una serie de dibujos que hicieron, por invitación de la arquitecta Fernanda Canales, para ilustrar una investigación histórica sobre vivienda colectiva en México. “En los años cincuenta y sesenta había esta idea de que el problema de la vivienda obrera se iba a resolver con grandes edificios que acomodaran a muchísimas familias”, dice Abascal en entrevista. “Tras el fracaso de ese modelo vinieron nuevas ideas y a lo largo de esta serie de dibujos se leen esas tendencias, y el hecho de que así como la arquitectura afecta el modo de vida de sus ocupantes, las personas modifican también a la arquitectura, y factores como la evolución del modelo tradicional de las familias tienen un efecto directo en los espacios que se construyen para ellas.”
Esa misma idea se explora en la mesa Nómada que hizo Lanza Atelier para el chef Manuel Prieto, quien organiza una serie de eventos donde invita a extraños a sentarse a comer o cenar en una mesa compartida. En el segundo aniversario del proyecto Nómada, la cena fue en la galería Labor. Arienzo y Abascal abordaron la construcción de este mueble como una pieza de arquitectura, y se propusieron crear una mesa que modificara las dinámicas sociales establecidas de una cena común. Se trata de una mesa escalonada donde cada asiento es más alto que el anterior y mientras los dos comensales de un extremo de la mesa, parecen estar sentados en un mueble para niños, los del extremo opuesto lo hacen en algo más parecido a la periquera de bar. “Cuando te sientas en una mesa larga hablas con las tres personas que tienes enfrente y las dos que tienes a lado, pero con una mesa escalonada se amplía esa óptica y sorprendentemente tienes una interacción con muchas más personas”, explica Arienzo. “Vi que las conversaciones surgían de una manera más espontánea. La gente estaba emocionada y lo que pudo ser una cena como cualquier otra se convirtió en una experiencia corporal, física y espacial. Todo por haber hecho una modificación a un objeto estandarizado del que no esperamos sorpresas.”
Esa idea conecta también con Sin Número, un proyecto que plantea la posible intervención de 400 Módulos de Seguridad y Participación Ciudadana. Estás pequeñas y eclécticas construcciones están por toda la Ciudad de México y suman seis mil metros de infraestructura urbana en su mayoría abandonados o que no tiene ningún efecto positivo en las personas que viven a su alrededor. El proyecto de Lanza, resumido en impecables maquetas, propone 16 intervenciones distintas para devolverle estos espacios a la gente. “La idea de que el policía esté sentado ahí adentro vigilando, es bastante anticuada, pero si esas construcciones se volvieran espacios públicos con distintas actividades para los vecinos, las zonas que las rodean se volverían más seguras”, dice Arienzo, quien asegura que nunca se imaginó que su trabajo como arquitecto llegaría a ser objeto de exhibición en un museo extranjero.
El trabajo de Lanza Atelier evidencia un momento histórico en el que una generación de arquitectos está imaginando nuevas soluciones para los desafíos sociales de nuestra era.
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