“Es muy importante entender cómo el descontrol sobre este tipo de herramientas puede poner en riesgo la democracia. Los aparatos de inteligencia en países autoritarios y, sin duda, en México, han sido un elemento fundamental para la construcción de complicidades y pactos de impunidad que esconden la verdad y la justicia”.
Los argumentos más comunes sobre la participación del ejército y la marina en este ámbito cometen saltos ilógicos y llegan a conclusiones que no se sostienen en los datos. Hay que superar estos errores de interpretación para discutir, por fin, la urgente reforma policial.
Las fuerzas armadas de México, por decisión presidencial, se involucran cada vez más en las actividades que suelen desempeñar los civiles. Las consecuencias de esta transformación, variadas y ominosas, deben ser asumidas antes de que sean irreparables.
Las suyas son historias paralelas: Todos migraron a Estados Unidos cuando eran niños, se alistaron a las fuerzas armadas y a todos los desterraron como consecuencia del rumbo que las leyes migratorias tomaron. Hasta hoy el gobierno estadounidense ha deportado a cientos de veteranos de la armada. En Tijuana, un grupo de soldados de origen mexicano espera un indulto para poder volver.
Tragarse un tornillo, una arandela, una cuchilla, cortarse las venas o fingir un intento suicidio, son algunas de las alternativas a las que se aferran los reclutas para evadir los 14 meses o los 2 años de servicio militar.