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Han Kang, de la condición humana, el arte y una respuesta a la violencia

Han Kang, de la condición humana, el arte y una respuesta a la violencia

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
Han Kang pertenece a una generación de escritores que publican a partir de la década de los 90 en una Corea de la postdictadura.
13
.
10
.
24
AAAA
Tiempo de Lectura: 00 min

Han Kang se une a la lista de mujeres escritoras poco conocidas por los grandes públicos occidentales al ser reconocida con el Premio Nobel de Literatura 2024 y cómo versa sobre la condición humana, el arte y la violencia.

Yi Sang, autor vanguardista de principios del siglo XX y el poeta más apreciado de la literatura coreana, decía: “Yo creo que los humanos deberían ser plantas”. A partir de este verso, casi cien años después, una joven Han Kang, hoy galardonada con el Premio Nobel de Literatura 2024, se inspiró para crear una de las mejores obras de ficción de Corea del Sur: La Vegetariana (2007).

Nacida en 1970 en la ciudad de Gwangju, es hija del famoso escritor Han Seung-won. Durante la década de los años 80 se muda a Seúl junto a su familia. Estudia letras en la Universidad Yonsei e inicialmente trabaja en el mundo del periodismo. Durante ese periodo, en 1993, publica su primer trabajo literario: el poema “Invierno de Seúl” en la edición de invierno de la revista Literatura y Sociedad. “Seré tu respiración, en tus labios negros como la tinta. Seré tu aliento trabajoso, si vienes, mi amor, si pudieras venir”, decía una joven Han Kang en sus inicios literarios. Un año después es premiada por su cuento “El ancla roja” en el Concurso Literario Anual de Primavera del diario The Seoul Shinmun. Con esto inicia formalmente su carrera literaria.

En 1995 debuta con su colección de relatos cortos El amor de Yeosu, una obra que llama la atención de críticos por el tipo de narración y la precisión en su prosa. En 1998 participa del programa internacional de Escritura de la Universidad de Iowa, con el apoyo del Arts Council Korea. Desde entonces se dedica a escribir obras largas y cortas (en Corea no se utilizan conceptos como novela o cuento). Entre sus obras publicadas hay una diversidad de géneros literarios incluyendo recopilaciones de relatos cortos: Los frutos de mi mujer (2000), Mi nombre es girasol (2002), La historia de la flor roja (2003), Pequeña hada del trueno (2007), Caja de lágrimas (2008) y El diseño amarillo de la eternidad (2012); y obras largas: El venado negro (1998), Tus frías manos (2002), La Vegetariana (2007), Pelea de aliento (2010), La clase de griego (2011), Actos humanos (2014), Blanco (2016), No digas adiós (2021). Por este último relato recibe el premio francés Medicis en 2023, uno de los más importantes del país europeo.

También te puede interesar leer un adelanto de Imposible decir adiós, el reciente libro de Han Kang.

Han Kang es una de las escritoras coreanas más importantes de su generación. Se refuerza con el hecho de que le han otorgado una serie de premios al interior de Corea: Premio de Novela Coreana en 1999, por El niño buda; el prestigioso premio Yi Sang en 2005, por La mancha mongólica; el premio de Literatura Dong-ri, por el relato Pelea de Aliento; y, entre otros, el Manhae Literary Award, por Actos humanos en 2014.

La consolidación e internacionalización de su carrera se produce con la obtención del premio Man Booker International en 2016, por La Vegetariana, convirtiéndose en la primera escritora surcoreana en recibir ese galardón. Con dicho reconocimiento, la obra de Han comienza a ser traducida a diferentes idiomas y la literatura coreana alcanza cierto nivel de globalización. Incluso sus obras son llevadas al cine: La Vegetariana se presenta en el Festival de Cine Sundance en 2010 y la película La cicatriz, basada en su obra El niño buda, se estrena en el Festival de Cine de San Sebastián en 2011.

De toda su obra se ha traducido al español sólo una pequeña parte. En 2012, la editorial argentina Bajo la Luna publica por primera vez La Vegetariana en castellano. Luego la imprime la Editorial española Rata Books. Cabe decir que la traducción al español se produjo dos años antes de ser traducida al inglés y estuvo a cargo de la reconocida traductora Sunmi Yoon. Yoon, posteriormente, traduciría Actos humanos el año 2018, por el cual recibió un premio del Instituto de Traducción Literaria de Corea.

Han Kang pertenece a una generación de escritores que publican a partir de la década de los 90 en una Corea de la postdictadura, junto a autores como Park Min-gyu o Kim Young ha. Si bien se trata de una generación que sufrió la crisis asiática y que, por lo mismo se interesa en temas más globales, Han se distingue por centrarse en lo nacional coreano. Recrea diversos hechos históricos traumáticos en sus relatos, para los que se documenta ampliamente. Un ejemplo es la obra Actos Humanos, donde retrata la masacre de Gwangju a manos del Estado coreano en mayo de 1980. O su última novela No digas adiós (2021), cuyo eje es la insurrección de Jeju de 1948, donde murieron 30 000 personas.

Pese a trabajar con episodios de la realidad fáctica, la autora no representa estos acontecimientos como lo harían los escritores de la generación anterior a los años 90 como Cho Se-hui, Cho Seon-jak o Park Wan-suh, que se apegan más a un realismo nacional. Han genera ciertas mediaciones entre lo local y global, inserta claves universales para leer estos eventos y promueve una reflexión filosófica sobre la condición humana. Esto último es algo que está presente en los textos, aunado a cierto aliento lírico que proviene de su interés inicial por la poesía. Su autorreflexividad se expresa en ensayos como Mi estilo de escribir: el deambular con preguntas ardientes o frías (2012), en el que se pregunta asuntos como: “¿Qué es el hombre? El hombre es un ser que da su vida incondicionalmente por salvar a un niño que ha caído en las vías del metro, pero además es un ser que puede asesinar al hombre inocente en Auschwitz... ¿será posible que el hombre verdaderamente pueda vivir íntegramente en este mundo?”.

Su obra más reconocida, La vegetariana (2007), se basa en el relato previo Los frutos de mi mujer (2000), que cuenta la historia de una mujer que se convierte en vegetal en el balcón de su departamento y el hombre con quien vive la planta en una maceta. Si bien el hombre se esmera en cuidarla y regarla, ella se seca al soltar un puño de frutos al terminar el otoño. La obra concluye con un final abierto y con la pregunta que se hace el hombre “¿volvería a brotar mi mujer cuando viniera la primavera? ¿florecerían sus flores rojas? No sabría decirlo”. La vegetariana parte de la premisa de la conversión vegetal, pero toma un rumbo diferente y elimina los elementos fantásticos del relato. Narrado a tres voces (el marido, el cuñado y su hermana), Yeonghye, la protagonista, comienza a vivir de vegetales y rechaza la carne, causando un desconcierto en quienes viven con ella. Para Han, el relato se hace la pregunta de “si verdaderamente podemos nosotros ser inocentes en este mundo violento, si realmente podemos comprender a los demás, incluso a uno mismo” (entrevista en Literatura y Sociedad, 2010).

Te recomendamos leer "Jon Fosse, el explorador del silencio"

Esa reflexión marca la mayor parte de su obra, independiente de si se trata de la representación de asuntos anecdóticos, de la intimidad, o de grandes eventos históricos. La condición humana, la respuesta frente a la violencia, la posibilidad de la inocencia o la belleza, son trabajados una y otra vez en sus distintos artefactos estéticos, ya sean relatos cortos o largos, ensayos o poesía. También la reflexión sobre la condición de la escritura misma es planteada por Han como un deambular: “Escribir novelas tiene algo de similar con el deambular. Con las preguntas ardientes o frías se avanza o se retrocede. A veces se vuelve al mismo lugar de donde uno había partido. Finalmente, tras mucho tiempo, uno puede rememorar qué camino había venido recorriendo” (Mi estilo de escribir).

Otro tópico constante en su obra es la reflexión sobre el mundo del arte y su función. En el segundo capítulo de La vegetariana narra la historia del cuñado de la protagonista, un video artista, que es cautivado por la imagen de la mancha mongólica que tiene Yeonghye en su cuerpo y se obsesiona con la idea de retratarla fílmicamente. En Tus frías manos (2002) se narra la historia de un escultor que trabajaba en el moldeado en yeso. Y en su cuarto relato, Aliento de pelea (2010), retrata la historia de un crítico que define la muerte misteriosa de una pintora como un suicidio y escribe una crónica para mitificarlo.

El Nobel llega a sus 54 años con una trayectoria consolidada nacional e internacionalmente. Llega también en pleno apogeo de su carrera y con muchos años por delante para seguir reflexionando literariamente sobre las preguntas que se hace una y otra vez: “Deseo escribir una novela que cuestione en vez de una novela que responda. En cierto sentido, pienso que preguntar en sí es responder. Concebir preguntas continuamente” (“Entre el aliento de la vida y la muerte”, 2010).

En un análisis ampliado, se trata de un reconocimiento del campo literario a la literatura de mujeres que se está produciendo en Corea del Sur, desconocida para la mayor parte del mundo y extremadamente interesante y creativa. Es de esperar que con este galardón se traduzca el resto de su obra y la de tantas otras escritoras contemporáneas a Han Kang, o que pertenecen a una generación más joven e igualmente valiosa. Autoras como Shin Kyung-sook (1963), Baeh Sua (1965), Ha Seong-nan (1967), Pyun Hye-Young (1972), Kim Bo-young (1975), Bora Chung (1976), Kim Ae-ran (1980), Yun Ko Eun, Kim Sagwa (1984), Kang Hwagil (1986) o Kim Cho-yeop (1993) personifican a esta ola literaria de narradoras que experimentan con los géneros y que representan asuntos de crítica social con una creatividad que sorprenderá a cualquier lector occidental.

INGRID URGELLES LATORRE (Santiago, Chile). Abogada, Magister en letras y Doctora en Literatura por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Profesora Asistente Adjunta de la Facultad de Letras en la misma Universidad desde el año 2015, a cargo de las cátedras de Literatura Japonesa y Narrativa Coreana. Actualmente es coinvestigadora en el Proyecto de Investigación Fondecyt "El relato narcoandino narrativas del narcotráfico en la triple frontera de chile, Perú y Bolivia (2022 – 2026)" a cargo del Dr. Danilo Santos. Coeditora de los libros Narcotransmisiones: neoliberalismo e hiperconsumo en la era del #narcopop (2021) y A punta de balas y excesos: narcotráfico, marginalidad y literatura chilena (2024). Principales líneas de investigación: narcoliteratura, literatura paramilitar colombiana, literatura japonesa y coreana.

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Han Kang se une a la lista de mujeres escritoras poco conocidas por los grandes públicos occidentales al ser reconocida con el Premio Nobel de Literatura 2024 y cómo versa sobre la condición humana, el arte y la violencia.

Yi Sang, autor vanguardista de principios del siglo XX y el poeta más apreciado de la literatura coreana, decía: “Yo creo que los humanos deberían ser plantas”. A partir de este verso, casi cien años después, una joven Han Kang, hoy galardonada con el Premio Nobel de Literatura 2024, se inspiró para crear una de las mejores obras de ficción de Corea del Sur: La Vegetariana (2007).

Nacida en 1970 en la ciudad de Gwangju, es hija del famoso escritor Han Seung-won. Durante la década de los años 80 se muda a Seúl junto a su familia. Estudia letras en la Universidad Yonsei e inicialmente trabaja en el mundo del periodismo. Durante ese periodo, en 1993, publica su primer trabajo literario: el poema “Invierno de Seúl” en la edición de invierno de la revista Literatura y Sociedad. “Seré tu respiración, en tus labios negros como la tinta. Seré tu aliento trabajoso, si vienes, mi amor, si pudieras venir”, decía una joven Han Kang en sus inicios literarios. Un año después es premiada por su cuento “El ancla roja” en el Concurso Literario Anual de Primavera del diario The Seoul Shinmun. Con esto inicia formalmente su carrera literaria.

En 1995 debuta con su colección de relatos cortos El amor de Yeosu, una obra que llama la atención de críticos por el tipo de narración y la precisión en su prosa. En 1998 participa del programa internacional de Escritura de la Universidad de Iowa, con el apoyo del Arts Council Korea. Desde entonces se dedica a escribir obras largas y cortas (en Corea no se utilizan conceptos como novela o cuento). Entre sus obras publicadas hay una diversidad de géneros literarios incluyendo recopilaciones de relatos cortos: Los frutos de mi mujer (2000), Mi nombre es girasol (2002), La historia de la flor roja (2003), Pequeña hada del trueno (2007), Caja de lágrimas (2008) y El diseño amarillo de la eternidad (2012); y obras largas: El venado negro (1998), Tus frías manos (2002), La Vegetariana (2007), Pelea de aliento (2010), La clase de griego (2011), Actos humanos (2014), Blanco (2016), No digas adiós (2021). Por este último relato recibe el premio francés Medicis en 2023, uno de los más importantes del país europeo.

También te puede interesar leer un adelanto de Imposible decir adiós, el reciente libro de Han Kang.

Han Kang es una de las escritoras coreanas más importantes de su generación. Se refuerza con el hecho de que le han otorgado una serie de premios al interior de Corea: Premio de Novela Coreana en 1999, por El niño buda; el prestigioso premio Yi Sang en 2005, por La mancha mongólica; el premio de Literatura Dong-ri, por el relato Pelea de Aliento; y, entre otros, el Manhae Literary Award, por Actos humanos en 2014.

La consolidación e internacionalización de su carrera se produce con la obtención del premio Man Booker International en 2016, por La Vegetariana, convirtiéndose en la primera escritora surcoreana en recibir ese galardón. Con dicho reconocimiento, la obra de Han comienza a ser traducida a diferentes idiomas y la literatura coreana alcanza cierto nivel de globalización. Incluso sus obras son llevadas al cine: La Vegetariana se presenta en el Festival de Cine Sundance en 2010 y la película La cicatriz, basada en su obra El niño buda, se estrena en el Festival de Cine de San Sebastián en 2011.

De toda su obra se ha traducido al español sólo una pequeña parte. En 2012, la editorial argentina Bajo la Luna publica por primera vez La Vegetariana en castellano. Luego la imprime la Editorial española Rata Books. Cabe decir que la traducción al español se produjo dos años antes de ser traducida al inglés y estuvo a cargo de la reconocida traductora Sunmi Yoon. Yoon, posteriormente, traduciría Actos humanos el año 2018, por el cual recibió un premio del Instituto de Traducción Literaria de Corea.

Han Kang pertenece a una generación de escritores que publican a partir de la década de los 90 en una Corea de la postdictadura, junto a autores como Park Min-gyu o Kim Young ha. Si bien se trata de una generación que sufrió la crisis asiática y que, por lo mismo se interesa en temas más globales, Han se distingue por centrarse en lo nacional coreano. Recrea diversos hechos históricos traumáticos en sus relatos, para los que se documenta ampliamente. Un ejemplo es la obra Actos Humanos, donde retrata la masacre de Gwangju a manos del Estado coreano en mayo de 1980. O su última novela No digas adiós (2021), cuyo eje es la insurrección de Jeju de 1948, donde murieron 30 000 personas.

Pese a trabajar con episodios de la realidad fáctica, la autora no representa estos acontecimientos como lo harían los escritores de la generación anterior a los años 90 como Cho Se-hui, Cho Seon-jak o Park Wan-suh, que se apegan más a un realismo nacional. Han genera ciertas mediaciones entre lo local y global, inserta claves universales para leer estos eventos y promueve una reflexión filosófica sobre la condición humana. Esto último es algo que está presente en los textos, aunado a cierto aliento lírico que proviene de su interés inicial por la poesía. Su autorreflexividad se expresa en ensayos como Mi estilo de escribir: el deambular con preguntas ardientes o frías (2012), en el que se pregunta asuntos como: “¿Qué es el hombre? El hombre es un ser que da su vida incondicionalmente por salvar a un niño que ha caído en las vías del metro, pero además es un ser que puede asesinar al hombre inocente en Auschwitz... ¿será posible que el hombre verdaderamente pueda vivir íntegramente en este mundo?”.

Su obra más reconocida, La vegetariana (2007), se basa en el relato previo Los frutos de mi mujer (2000), que cuenta la historia de una mujer que se convierte en vegetal en el balcón de su departamento y el hombre con quien vive la planta en una maceta. Si bien el hombre se esmera en cuidarla y regarla, ella se seca al soltar un puño de frutos al terminar el otoño. La obra concluye con un final abierto y con la pregunta que se hace el hombre “¿volvería a brotar mi mujer cuando viniera la primavera? ¿florecerían sus flores rojas? No sabría decirlo”. La vegetariana parte de la premisa de la conversión vegetal, pero toma un rumbo diferente y elimina los elementos fantásticos del relato. Narrado a tres voces (el marido, el cuñado y su hermana), Yeonghye, la protagonista, comienza a vivir de vegetales y rechaza la carne, causando un desconcierto en quienes viven con ella. Para Han, el relato se hace la pregunta de “si verdaderamente podemos nosotros ser inocentes en este mundo violento, si realmente podemos comprender a los demás, incluso a uno mismo” (entrevista en Literatura y Sociedad, 2010).

Te recomendamos leer "Jon Fosse, el explorador del silencio"

Esa reflexión marca la mayor parte de su obra, independiente de si se trata de la representación de asuntos anecdóticos, de la intimidad, o de grandes eventos históricos. La condición humana, la respuesta frente a la violencia, la posibilidad de la inocencia o la belleza, son trabajados una y otra vez en sus distintos artefactos estéticos, ya sean relatos cortos o largos, ensayos o poesía. También la reflexión sobre la condición de la escritura misma es planteada por Han como un deambular: “Escribir novelas tiene algo de similar con el deambular. Con las preguntas ardientes o frías se avanza o se retrocede. A veces se vuelve al mismo lugar de donde uno había partido. Finalmente, tras mucho tiempo, uno puede rememorar qué camino había venido recorriendo” (Mi estilo de escribir).

Otro tópico constante en su obra es la reflexión sobre el mundo del arte y su función. En el segundo capítulo de La vegetariana narra la historia del cuñado de la protagonista, un video artista, que es cautivado por la imagen de la mancha mongólica que tiene Yeonghye en su cuerpo y se obsesiona con la idea de retratarla fílmicamente. En Tus frías manos (2002) se narra la historia de un escultor que trabajaba en el moldeado en yeso. Y en su cuarto relato, Aliento de pelea (2010), retrata la historia de un crítico que define la muerte misteriosa de una pintora como un suicidio y escribe una crónica para mitificarlo.

El Nobel llega a sus 54 años con una trayectoria consolidada nacional e internacionalmente. Llega también en pleno apogeo de su carrera y con muchos años por delante para seguir reflexionando literariamente sobre las preguntas que se hace una y otra vez: “Deseo escribir una novela que cuestione en vez de una novela que responda. En cierto sentido, pienso que preguntar en sí es responder. Concebir preguntas continuamente” (“Entre el aliento de la vida y la muerte”, 2010).

En un análisis ampliado, se trata de un reconocimiento del campo literario a la literatura de mujeres que se está produciendo en Corea del Sur, desconocida para la mayor parte del mundo y extremadamente interesante y creativa. Es de esperar que con este galardón se traduzca el resto de su obra y la de tantas otras escritoras contemporáneas a Han Kang, o que pertenecen a una generación más joven e igualmente valiosa. Autoras como Shin Kyung-sook (1963), Baeh Sua (1965), Ha Seong-nan (1967), Pyun Hye-Young (1972), Kim Bo-young (1975), Bora Chung (1976), Kim Ae-ran (1980), Yun Ko Eun, Kim Sagwa (1984), Kang Hwagil (1986) o Kim Cho-yeop (1993) personifican a esta ola literaria de narradoras que experimentan con los géneros y que representan asuntos de crítica social con una creatividad que sorprenderá a cualquier lector occidental.

INGRID URGELLES LATORRE (Santiago, Chile). Abogada, Magister en letras y Doctora en Literatura por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Profesora Asistente Adjunta de la Facultad de Letras en la misma Universidad desde el año 2015, a cargo de las cátedras de Literatura Japonesa y Narrativa Coreana. Actualmente es coinvestigadora en el Proyecto de Investigación Fondecyt "El relato narcoandino narrativas del narcotráfico en la triple frontera de chile, Perú y Bolivia (2022 – 2026)" a cargo del Dr. Danilo Santos. Coeditora de los libros Narcotransmisiones: neoliberalismo e hiperconsumo en la era del #narcopop (2021) y A punta de balas y excesos: narcotráfico, marginalidad y literatura chilena (2024). Principales líneas de investigación: narcoliteratura, literatura paramilitar colombiana, literatura japonesa y coreana.

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Han Kang, de la condición humana, el arte y una respuesta a la violencia

Han Kang, de la condición humana, el arte y una respuesta a la violencia

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Han Kang pertenece a una generación de escritores que publican a partir de la década de los 90 en una Corea de la postdictadura.
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Han Kang se une a la lista de mujeres escritoras poco conocidas por los grandes públicos occidentales al ser reconocida con el Premio Nobel de Literatura 2024 y cómo versa sobre la condición humana, el arte y la violencia.

Yi Sang, autor vanguardista de principios del siglo XX y el poeta más apreciado de la literatura coreana, decía: “Yo creo que los humanos deberían ser plantas”. A partir de este verso, casi cien años después, una joven Han Kang, hoy galardonada con el Premio Nobel de Literatura 2024, se inspiró para crear una de las mejores obras de ficción de Corea del Sur: La Vegetariana (2007).

Nacida en 1970 en la ciudad de Gwangju, es hija del famoso escritor Han Seung-won. Durante la década de los años 80 se muda a Seúl junto a su familia. Estudia letras en la Universidad Yonsei e inicialmente trabaja en el mundo del periodismo. Durante ese periodo, en 1993, publica su primer trabajo literario: el poema “Invierno de Seúl” en la edición de invierno de la revista Literatura y Sociedad. “Seré tu respiración, en tus labios negros como la tinta. Seré tu aliento trabajoso, si vienes, mi amor, si pudieras venir”, decía una joven Han Kang en sus inicios literarios. Un año después es premiada por su cuento “El ancla roja” en el Concurso Literario Anual de Primavera del diario The Seoul Shinmun. Con esto inicia formalmente su carrera literaria.

En 1995 debuta con su colección de relatos cortos El amor de Yeosu, una obra que llama la atención de críticos por el tipo de narración y la precisión en su prosa. En 1998 participa del programa internacional de Escritura de la Universidad de Iowa, con el apoyo del Arts Council Korea. Desde entonces se dedica a escribir obras largas y cortas (en Corea no se utilizan conceptos como novela o cuento). Entre sus obras publicadas hay una diversidad de géneros literarios incluyendo recopilaciones de relatos cortos: Los frutos de mi mujer (2000), Mi nombre es girasol (2002), La historia de la flor roja (2003), Pequeña hada del trueno (2007), Caja de lágrimas (2008) y El diseño amarillo de la eternidad (2012); y obras largas: El venado negro (1998), Tus frías manos (2002), La Vegetariana (2007), Pelea de aliento (2010), La clase de griego (2011), Actos humanos (2014), Blanco (2016), No digas adiós (2021). Por este último relato recibe el premio francés Medicis en 2023, uno de los más importantes del país europeo.

También te puede interesar leer un adelanto de Imposible decir adiós, el reciente libro de Han Kang.

Han Kang es una de las escritoras coreanas más importantes de su generación. Se refuerza con el hecho de que le han otorgado una serie de premios al interior de Corea: Premio de Novela Coreana en 1999, por El niño buda; el prestigioso premio Yi Sang en 2005, por La mancha mongólica; el premio de Literatura Dong-ri, por el relato Pelea de Aliento; y, entre otros, el Manhae Literary Award, por Actos humanos en 2014.

La consolidación e internacionalización de su carrera se produce con la obtención del premio Man Booker International en 2016, por La Vegetariana, convirtiéndose en la primera escritora surcoreana en recibir ese galardón. Con dicho reconocimiento, la obra de Han comienza a ser traducida a diferentes idiomas y la literatura coreana alcanza cierto nivel de globalización. Incluso sus obras son llevadas al cine: La Vegetariana se presenta en el Festival de Cine Sundance en 2010 y la película La cicatriz, basada en su obra El niño buda, se estrena en el Festival de Cine de San Sebastián en 2011.

De toda su obra se ha traducido al español sólo una pequeña parte. En 2012, la editorial argentina Bajo la Luna publica por primera vez La Vegetariana en castellano. Luego la imprime la Editorial española Rata Books. Cabe decir que la traducción al español se produjo dos años antes de ser traducida al inglés y estuvo a cargo de la reconocida traductora Sunmi Yoon. Yoon, posteriormente, traduciría Actos humanos el año 2018, por el cual recibió un premio del Instituto de Traducción Literaria de Corea.

Han Kang pertenece a una generación de escritores que publican a partir de la década de los 90 en una Corea de la postdictadura, junto a autores como Park Min-gyu o Kim Young ha. Si bien se trata de una generación que sufrió la crisis asiática y que, por lo mismo se interesa en temas más globales, Han se distingue por centrarse en lo nacional coreano. Recrea diversos hechos históricos traumáticos en sus relatos, para los que se documenta ampliamente. Un ejemplo es la obra Actos Humanos, donde retrata la masacre de Gwangju a manos del Estado coreano en mayo de 1980. O su última novela No digas adiós (2021), cuyo eje es la insurrección de Jeju de 1948, donde murieron 30 000 personas.

Pese a trabajar con episodios de la realidad fáctica, la autora no representa estos acontecimientos como lo harían los escritores de la generación anterior a los años 90 como Cho Se-hui, Cho Seon-jak o Park Wan-suh, que se apegan más a un realismo nacional. Han genera ciertas mediaciones entre lo local y global, inserta claves universales para leer estos eventos y promueve una reflexión filosófica sobre la condición humana. Esto último es algo que está presente en los textos, aunado a cierto aliento lírico que proviene de su interés inicial por la poesía. Su autorreflexividad se expresa en ensayos como Mi estilo de escribir: el deambular con preguntas ardientes o frías (2012), en el que se pregunta asuntos como: “¿Qué es el hombre? El hombre es un ser que da su vida incondicionalmente por salvar a un niño que ha caído en las vías del metro, pero además es un ser que puede asesinar al hombre inocente en Auschwitz... ¿será posible que el hombre verdaderamente pueda vivir íntegramente en este mundo?”.

Su obra más reconocida, La vegetariana (2007), se basa en el relato previo Los frutos de mi mujer (2000), que cuenta la historia de una mujer que se convierte en vegetal en el balcón de su departamento y el hombre con quien vive la planta en una maceta. Si bien el hombre se esmera en cuidarla y regarla, ella se seca al soltar un puño de frutos al terminar el otoño. La obra concluye con un final abierto y con la pregunta que se hace el hombre “¿volvería a brotar mi mujer cuando viniera la primavera? ¿florecerían sus flores rojas? No sabría decirlo”. La vegetariana parte de la premisa de la conversión vegetal, pero toma un rumbo diferente y elimina los elementos fantásticos del relato. Narrado a tres voces (el marido, el cuñado y su hermana), Yeonghye, la protagonista, comienza a vivir de vegetales y rechaza la carne, causando un desconcierto en quienes viven con ella. Para Han, el relato se hace la pregunta de “si verdaderamente podemos nosotros ser inocentes en este mundo violento, si realmente podemos comprender a los demás, incluso a uno mismo” (entrevista en Literatura y Sociedad, 2010).

Te recomendamos leer "Jon Fosse, el explorador del silencio"

Esa reflexión marca la mayor parte de su obra, independiente de si se trata de la representación de asuntos anecdóticos, de la intimidad, o de grandes eventos históricos. La condición humana, la respuesta frente a la violencia, la posibilidad de la inocencia o la belleza, son trabajados una y otra vez en sus distintos artefactos estéticos, ya sean relatos cortos o largos, ensayos o poesía. También la reflexión sobre la condición de la escritura misma es planteada por Han como un deambular: “Escribir novelas tiene algo de similar con el deambular. Con las preguntas ardientes o frías se avanza o se retrocede. A veces se vuelve al mismo lugar de donde uno había partido. Finalmente, tras mucho tiempo, uno puede rememorar qué camino había venido recorriendo” (Mi estilo de escribir).

Otro tópico constante en su obra es la reflexión sobre el mundo del arte y su función. En el segundo capítulo de La vegetariana narra la historia del cuñado de la protagonista, un video artista, que es cautivado por la imagen de la mancha mongólica que tiene Yeonghye en su cuerpo y se obsesiona con la idea de retratarla fílmicamente. En Tus frías manos (2002) se narra la historia de un escultor que trabajaba en el moldeado en yeso. Y en su cuarto relato, Aliento de pelea (2010), retrata la historia de un crítico que define la muerte misteriosa de una pintora como un suicidio y escribe una crónica para mitificarlo.

El Nobel llega a sus 54 años con una trayectoria consolidada nacional e internacionalmente. Llega también en pleno apogeo de su carrera y con muchos años por delante para seguir reflexionando literariamente sobre las preguntas que se hace una y otra vez: “Deseo escribir una novela que cuestione en vez de una novela que responda. En cierto sentido, pienso que preguntar en sí es responder. Concebir preguntas continuamente” (“Entre el aliento de la vida y la muerte”, 2010).

En un análisis ampliado, se trata de un reconocimiento del campo literario a la literatura de mujeres que se está produciendo en Corea del Sur, desconocida para la mayor parte del mundo y extremadamente interesante y creativa. Es de esperar que con este galardón se traduzca el resto de su obra y la de tantas otras escritoras contemporáneas a Han Kang, o que pertenecen a una generación más joven e igualmente valiosa. Autoras como Shin Kyung-sook (1963), Baeh Sua (1965), Ha Seong-nan (1967), Pyun Hye-Young (1972), Kim Bo-young (1975), Bora Chung (1976), Kim Ae-ran (1980), Yun Ko Eun, Kim Sagwa (1984), Kang Hwagil (1986) o Kim Cho-yeop (1993) personifican a esta ola literaria de narradoras que experimentan con los géneros y que representan asuntos de crítica social con una creatividad que sorprenderá a cualquier lector occidental.

INGRID URGELLES LATORRE (Santiago, Chile). Abogada, Magister en letras y Doctora en Literatura por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Profesora Asistente Adjunta de la Facultad de Letras en la misma Universidad desde el año 2015, a cargo de las cátedras de Literatura Japonesa y Narrativa Coreana. Actualmente es coinvestigadora en el Proyecto de Investigación Fondecyt "El relato narcoandino narrativas del narcotráfico en la triple frontera de chile, Perú y Bolivia (2022 – 2026)" a cargo del Dr. Danilo Santos. Coeditora de los libros Narcotransmisiones: neoliberalismo e hiperconsumo en la era del #narcopop (2021) y A punta de balas y excesos: narcotráfico, marginalidad y literatura chilena (2024). Principales líneas de investigación: narcoliteratura, literatura paramilitar colombiana, literatura japonesa y coreana.

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Han Kang se une a la lista de mujeres escritoras poco conocidas por los grandes públicos occidentales al ser reconocida con el Premio Nobel de Literatura 2024 y cómo versa sobre la condición humana, el arte y la violencia.

Yi Sang, autor vanguardista de principios del siglo XX y el poeta más apreciado de la literatura coreana, decía: “Yo creo que los humanos deberían ser plantas”. A partir de este verso, casi cien años después, una joven Han Kang, hoy galardonada con el Premio Nobel de Literatura 2024, se inspiró para crear una de las mejores obras de ficción de Corea del Sur: La Vegetariana (2007).

Nacida en 1970 en la ciudad de Gwangju, es hija del famoso escritor Han Seung-won. Durante la década de los años 80 se muda a Seúl junto a su familia. Estudia letras en la Universidad Yonsei e inicialmente trabaja en el mundo del periodismo. Durante ese periodo, en 1993, publica su primer trabajo literario: el poema “Invierno de Seúl” en la edición de invierno de la revista Literatura y Sociedad. “Seré tu respiración, en tus labios negros como la tinta. Seré tu aliento trabajoso, si vienes, mi amor, si pudieras venir”, decía una joven Han Kang en sus inicios literarios. Un año después es premiada por su cuento “El ancla roja” en el Concurso Literario Anual de Primavera del diario The Seoul Shinmun. Con esto inicia formalmente su carrera literaria.

En 1995 debuta con su colección de relatos cortos El amor de Yeosu, una obra que llama la atención de críticos por el tipo de narración y la precisión en su prosa. En 1998 participa del programa internacional de Escritura de la Universidad de Iowa, con el apoyo del Arts Council Korea. Desde entonces se dedica a escribir obras largas y cortas (en Corea no se utilizan conceptos como novela o cuento). Entre sus obras publicadas hay una diversidad de géneros literarios incluyendo recopilaciones de relatos cortos: Los frutos de mi mujer (2000), Mi nombre es girasol (2002), La historia de la flor roja (2003), Pequeña hada del trueno (2007), Caja de lágrimas (2008) y El diseño amarillo de la eternidad (2012); y obras largas: El venado negro (1998), Tus frías manos (2002), La Vegetariana (2007), Pelea de aliento (2010), La clase de griego (2011), Actos humanos (2014), Blanco (2016), No digas adiós (2021). Por este último relato recibe el premio francés Medicis en 2023, uno de los más importantes del país europeo.

También te puede interesar leer un adelanto de Imposible decir adiós, el reciente libro de Han Kang.

Han Kang es una de las escritoras coreanas más importantes de su generación. Se refuerza con el hecho de que le han otorgado una serie de premios al interior de Corea: Premio de Novela Coreana en 1999, por El niño buda; el prestigioso premio Yi Sang en 2005, por La mancha mongólica; el premio de Literatura Dong-ri, por el relato Pelea de Aliento; y, entre otros, el Manhae Literary Award, por Actos humanos en 2014.

La consolidación e internacionalización de su carrera se produce con la obtención del premio Man Booker International en 2016, por La Vegetariana, convirtiéndose en la primera escritora surcoreana en recibir ese galardón. Con dicho reconocimiento, la obra de Han comienza a ser traducida a diferentes idiomas y la literatura coreana alcanza cierto nivel de globalización. Incluso sus obras son llevadas al cine: La Vegetariana se presenta en el Festival de Cine Sundance en 2010 y la película La cicatriz, basada en su obra El niño buda, se estrena en el Festival de Cine de San Sebastián en 2011.

De toda su obra se ha traducido al español sólo una pequeña parte. En 2012, la editorial argentina Bajo la Luna publica por primera vez La Vegetariana en castellano. Luego la imprime la Editorial española Rata Books. Cabe decir que la traducción al español se produjo dos años antes de ser traducida al inglés y estuvo a cargo de la reconocida traductora Sunmi Yoon. Yoon, posteriormente, traduciría Actos humanos el año 2018, por el cual recibió un premio del Instituto de Traducción Literaria de Corea.

Han Kang pertenece a una generación de escritores que publican a partir de la década de los 90 en una Corea de la postdictadura, junto a autores como Park Min-gyu o Kim Young ha. Si bien se trata de una generación que sufrió la crisis asiática y que, por lo mismo se interesa en temas más globales, Han se distingue por centrarse en lo nacional coreano. Recrea diversos hechos históricos traumáticos en sus relatos, para los que se documenta ampliamente. Un ejemplo es la obra Actos Humanos, donde retrata la masacre de Gwangju a manos del Estado coreano en mayo de 1980. O su última novela No digas adiós (2021), cuyo eje es la insurrección de Jeju de 1948, donde murieron 30 000 personas.

Pese a trabajar con episodios de la realidad fáctica, la autora no representa estos acontecimientos como lo harían los escritores de la generación anterior a los años 90 como Cho Se-hui, Cho Seon-jak o Park Wan-suh, que se apegan más a un realismo nacional. Han genera ciertas mediaciones entre lo local y global, inserta claves universales para leer estos eventos y promueve una reflexión filosófica sobre la condición humana. Esto último es algo que está presente en los textos, aunado a cierto aliento lírico que proviene de su interés inicial por la poesía. Su autorreflexividad se expresa en ensayos como Mi estilo de escribir: el deambular con preguntas ardientes o frías (2012), en el que se pregunta asuntos como: “¿Qué es el hombre? El hombre es un ser que da su vida incondicionalmente por salvar a un niño que ha caído en las vías del metro, pero además es un ser que puede asesinar al hombre inocente en Auschwitz... ¿será posible que el hombre verdaderamente pueda vivir íntegramente en este mundo?”.

Su obra más reconocida, La vegetariana (2007), se basa en el relato previo Los frutos de mi mujer (2000), que cuenta la historia de una mujer que se convierte en vegetal en el balcón de su departamento y el hombre con quien vive la planta en una maceta. Si bien el hombre se esmera en cuidarla y regarla, ella se seca al soltar un puño de frutos al terminar el otoño. La obra concluye con un final abierto y con la pregunta que se hace el hombre “¿volvería a brotar mi mujer cuando viniera la primavera? ¿florecerían sus flores rojas? No sabría decirlo”. La vegetariana parte de la premisa de la conversión vegetal, pero toma un rumbo diferente y elimina los elementos fantásticos del relato. Narrado a tres voces (el marido, el cuñado y su hermana), Yeonghye, la protagonista, comienza a vivir de vegetales y rechaza la carne, causando un desconcierto en quienes viven con ella. Para Han, el relato se hace la pregunta de “si verdaderamente podemos nosotros ser inocentes en este mundo violento, si realmente podemos comprender a los demás, incluso a uno mismo” (entrevista en Literatura y Sociedad, 2010).

Te recomendamos leer "Jon Fosse, el explorador del silencio"

Esa reflexión marca la mayor parte de su obra, independiente de si se trata de la representación de asuntos anecdóticos, de la intimidad, o de grandes eventos históricos. La condición humana, la respuesta frente a la violencia, la posibilidad de la inocencia o la belleza, son trabajados una y otra vez en sus distintos artefactos estéticos, ya sean relatos cortos o largos, ensayos o poesía. También la reflexión sobre la condición de la escritura misma es planteada por Han como un deambular: “Escribir novelas tiene algo de similar con el deambular. Con las preguntas ardientes o frías se avanza o se retrocede. A veces se vuelve al mismo lugar de donde uno había partido. Finalmente, tras mucho tiempo, uno puede rememorar qué camino había venido recorriendo” (Mi estilo de escribir).

Otro tópico constante en su obra es la reflexión sobre el mundo del arte y su función. En el segundo capítulo de La vegetariana narra la historia del cuñado de la protagonista, un video artista, que es cautivado por la imagen de la mancha mongólica que tiene Yeonghye en su cuerpo y se obsesiona con la idea de retratarla fílmicamente. En Tus frías manos (2002) se narra la historia de un escultor que trabajaba en el moldeado en yeso. Y en su cuarto relato, Aliento de pelea (2010), retrata la historia de un crítico que define la muerte misteriosa de una pintora como un suicidio y escribe una crónica para mitificarlo.

El Nobel llega a sus 54 años con una trayectoria consolidada nacional e internacionalmente. Llega también en pleno apogeo de su carrera y con muchos años por delante para seguir reflexionando literariamente sobre las preguntas que se hace una y otra vez: “Deseo escribir una novela que cuestione en vez de una novela que responda. En cierto sentido, pienso que preguntar en sí es responder. Concebir preguntas continuamente” (“Entre el aliento de la vida y la muerte”, 2010).

En un análisis ampliado, se trata de un reconocimiento del campo literario a la literatura de mujeres que se está produciendo en Corea del Sur, desconocida para la mayor parte del mundo y extremadamente interesante y creativa. Es de esperar que con este galardón se traduzca el resto de su obra y la de tantas otras escritoras contemporáneas a Han Kang, o que pertenecen a una generación más joven e igualmente valiosa. Autoras como Shin Kyung-sook (1963), Baeh Sua (1965), Ha Seong-nan (1967), Pyun Hye-Young (1972), Kim Bo-young (1975), Bora Chung (1976), Kim Ae-ran (1980), Yun Ko Eun, Kim Sagwa (1984), Kang Hwagil (1986) o Kim Cho-yeop (1993) personifican a esta ola literaria de narradoras que experimentan con los géneros y que representan asuntos de crítica social con una creatividad que sorprenderá a cualquier lector occidental.

INGRID URGELLES LATORRE (Santiago, Chile). Abogada, Magister en letras y Doctora en Literatura por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Profesora Asistente Adjunta de la Facultad de Letras en la misma Universidad desde el año 2015, a cargo de las cátedras de Literatura Japonesa y Narrativa Coreana. Actualmente es coinvestigadora en el Proyecto de Investigación Fondecyt "El relato narcoandino narrativas del narcotráfico en la triple frontera de chile, Perú y Bolivia (2022 – 2026)" a cargo del Dr. Danilo Santos. Coeditora de los libros Narcotransmisiones: neoliberalismo e hiperconsumo en la era del #narcopop (2021) y A punta de balas y excesos: narcotráfico, marginalidad y literatura chilena (2024). Principales líneas de investigación: narcoliteratura, literatura paramilitar colombiana, literatura japonesa y coreana.

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Han Kang pertenece a una generación de escritores que publican a partir de la década de los 90 en una Corea de la postdictadura.

Han Kang, de la condición humana, el arte y una respuesta a la violencia

Han Kang, de la condición humana, el arte y una respuesta a la violencia

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Han Kang se une a la lista de mujeres escritoras poco conocidas por los grandes públicos occidentales al ser reconocida con el Premio Nobel de Literatura 2024 y cómo versa sobre la condición humana, el arte y la violencia.

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Yi Sang, autor vanguardista de principios del siglo XX y el poeta más apreciado de la literatura coreana, decía: “Yo creo que los humanos deberían ser plantas”. A partir de este verso, casi cien años después, una joven Han Kang, hoy galardonada con el Premio Nobel de Literatura 2024, se inspiró para crear una de las mejores obras de ficción de Corea del Sur: La Vegetariana (2007).

Nacida en 1970 en la ciudad de Gwangju, es hija del famoso escritor Han Seung-won. Durante la década de los años 80 se muda a Seúl junto a su familia. Estudia letras en la Universidad Yonsei e inicialmente trabaja en el mundo del periodismo. Durante ese periodo, en 1993, publica su primer trabajo literario: el poema “Invierno de Seúl” en la edición de invierno de la revista Literatura y Sociedad. “Seré tu respiración, en tus labios negros como la tinta. Seré tu aliento trabajoso, si vienes, mi amor, si pudieras venir”, decía una joven Han Kang en sus inicios literarios. Un año después es premiada por su cuento “El ancla roja” en el Concurso Literario Anual de Primavera del diario The Seoul Shinmun. Con esto inicia formalmente su carrera literaria.

En 1995 debuta con su colección de relatos cortos El amor de Yeosu, una obra que llama la atención de críticos por el tipo de narración y la precisión en su prosa. En 1998 participa del programa internacional de Escritura de la Universidad de Iowa, con el apoyo del Arts Council Korea. Desde entonces se dedica a escribir obras largas y cortas (en Corea no se utilizan conceptos como novela o cuento). Entre sus obras publicadas hay una diversidad de géneros literarios incluyendo recopilaciones de relatos cortos: Los frutos de mi mujer (2000), Mi nombre es girasol (2002), La historia de la flor roja (2003), Pequeña hada del trueno (2007), Caja de lágrimas (2008) y El diseño amarillo de la eternidad (2012); y obras largas: El venado negro (1998), Tus frías manos (2002), La Vegetariana (2007), Pelea de aliento (2010), La clase de griego (2011), Actos humanos (2014), Blanco (2016), No digas adiós (2021). Por este último relato recibe el premio francés Medicis en 2023, uno de los más importantes del país europeo.

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Han Kang es una de las escritoras coreanas más importantes de su generación. Se refuerza con el hecho de que le han otorgado una serie de premios al interior de Corea: Premio de Novela Coreana en 1999, por El niño buda; el prestigioso premio Yi Sang en 2005, por La mancha mongólica; el premio de Literatura Dong-ri, por el relato Pelea de Aliento; y, entre otros, el Manhae Literary Award, por Actos humanos en 2014.

La consolidación e internacionalización de su carrera se produce con la obtención del premio Man Booker International en 2016, por La Vegetariana, convirtiéndose en la primera escritora surcoreana en recibir ese galardón. Con dicho reconocimiento, la obra de Han comienza a ser traducida a diferentes idiomas y la literatura coreana alcanza cierto nivel de globalización. Incluso sus obras son llevadas al cine: La Vegetariana se presenta en el Festival de Cine Sundance en 2010 y la película La cicatriz, basada en su obra El niño buda, se estrena en el Festival de Cine de San Sebastián en 2011.

De toda su obra se ha traducido al español sólo una pequeña parte. En 2012, la editorial argentina Bajo la Luna publica por primera vez La Vegetariana en castellano. Luego la imprime la Editorial española Rata Books. Cabe decir que la traducción al español se produjo dos años antes de ser traducida al inglés y estuvo a cargo de la reconocida traductora Sunmi Yoon. Yoon, posteriormente, traduciría Actos humanos el año 2018, por el cual recibió un premio del Instituto de Traducción Literaria de Corea.

Han Kang pertenece a una generación de escritores que publican a partir de la década de los 90 en una Corea de la postdictadura, junto a autores como Park Min-gyu o Kim Young ha. Si bien se trata de una generación que sufrió la crisis asiática y que, por lo mismo se interesa en temas más globales, Han se distingue por centrarse en lo nacional coreano. Recrea diversos hechos históricos traumáticos en sus relatos, para los que se documenta ampliamente. Un ejemplo es la obra Actos Humanos, donde retrata la masacre de Gwangju a manos del Estado coreano en mayo de 1980. O su última novela No digas adiós (2021), cuyo eje es la insurrección de Jeju de 1948, donde murieron 30 000 personas.

Pese a trabajar con episodios de la realidad fáctica, la autora no representa estos acontecimientos como lo harían los escritores de la generación anterior a los años 90 como Cho Se-hui, Cho Seon-jak o Park Wan-suh, que se apegan más a un realismo nacional. Han genera ciertas mediaciones entre lo local y global, inserta claves universales para leer estos eventos y promueve una reflexión filosófica sobre la condición humana. Esto último es algo que está presente en los textos, aunado a cierto aliento lírico que proviene de su interés inicial por la poesía. Su autorreflexividad se expresa en ensayos como Mi estilo de escribir: el deambular con preguntas ardientes o frías (2012), en el que se pregunta asuntos como: “¿Qué es el hombre? El hombre es un ser que da su vida incondicionalmente por salvar a un niño que ha caído en las vías del metro, pero además es un ser que puede asesinar al hombre inocente en Auschwitz... ¿será posible que el hombre verdaderamente pueda vivir íntegramente en este mundo?”.

Su obra más reconocida, La vegetariana (2007), se basa en el relato previo Los frutos de mi mujer (2000), que cuenta la historia de una mujer que se convierte en vegetal en el balcón de su departamento y el hombre con quien vive la planta en una maceta. Si bien el hombre se esmera en cuidarla y regarla, ella se seca al soltar un puño de frutos al terminar el otoño. La obra concluye con un final abierto y con la pregunta que se hace el hombre “¿volvería a brotar mi mujer cuando viniera la primavera? ¿florecerían sus flores rojas? No sabría decirlo”. La vegetariana parte de la premisa de la conversión vegetal, pero toma un rumbo diferente y elimina los elementos fantásticos del relato. Narrado a tres voces (el marido, el cuñado y su hermana), Yeonghye, la protagonista, comienza a vivir de vegetales y rechaza la carne, causando un desconcierto en quienes viven con ella. Para Han, el relato se hace la pregunta de “si verdaderamente podemos nosotros ser inocentes en este mundo violento, si realmente podemos comprender a los demás, incluso a uno mismo” (entrevista en Literatura y Sociedad, 2010).

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Esa reflexión marca la mayor parte de su obra, independiente de si se trata de la representación de asuntos anecdóticos, de la intimidad, o de grandes eventos históricos. La condición humana, la respuesta frente a la violencia, la posibilidad de la inocencia o la belleza, son trabajados una y otra vez en sus distintos artefactos estéticos, ya sean relatos cortos o largos, ensayos o poesía. También la reflexión sobre la condición de la escritura misma es planteada por Han como un deambular: “Escribir novelas tiene algo de similar con el deambular. Con las preguntas ardientes o frías se avanza o se retrocede. A veces se vuelve al mismo lugar de donde uno había partido. Finalmente, tras mucho tiempo, uno puede rememorar qué camino había venido recorriendo” (Mi estilo de escribir).

Otro tópico constante en su obra es la reflexión sobre el mundo del arte y su función. En el segundo capítulo de La vegetariana narra la historia del cuñado de la protagonista, un video artista, que es cautivado por la imagen de la mancha mongólica que tiene Yeonghye en su cuerpo y se obsesiona con la idea de retratarla fílmicamente. En Tus frías manos (2002) se narra la historia de un escultor que trabajaba en el moldeado en yeso. Y en su cuarto relato, Aliento de pelea (2010), retrata la historia de un crítico que define la muerte misteriosa de una pintora como un suicidio y escribe una crónica para mitificarlo.

El Nobel llega a sus 54 años con una trayectoria consolidada nacional e internacionalmente. Llega también en pleno apogeo de su carrera y con muchos años por delante para seguir reflexionando literariamente sobre las preguntas que se hace una y otra vez: “Deseo escribir una novela que cuestione en vez de una novela que responda. En cierto sentido, pienso que preguntar en sí es responder. Concebir preguntas continuamente” (“Entre el aliento de la vida y la muerte”, 2010).

En un análisis ampliado, se trata de un reconocimiento del campo literario a la literatura de mujeres que se está produciendo en Corea del Sur, desconocida para la mayor parte del mundo y extremadamente interesante y creativa. Es de esperar que con este galardón se traduzca el resto de su obra y la de tantas otras escritoras contemporáneas a Han Kang, o que pertenecen a una generación más joven e igualmente valiosa. Autoras como Shin Kyung-sook (1963), Baeh Sua (1965), Ha Seong-nan (1967), Pyun Hye-Young (1972), Kim Bo-young (1975), Bora Chung (1976), Kim Ae-ran (1980), Yun Ko Eun, Kim Sagwa (1984), Kang Hwagil (1986) o Kim Cho-yeop (1993) personifican a esta ola literaria de narradoras que experimentan con los géneros y que representan asuntos de crítica social con una creatividad que sorprenderá a cualquier lector occidental.

INGRID URGELLES LATORRE (Santiago, Chile). Abogada, Magister en letras y Doctora en Literatura por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Profesora Asistente Adjunta de la Facultad de Letras en la misma Universidad desde el año 2015, a cargo de las cátedras de Literatura Japonesa y Narrativa Coreana. Actualmente es coinvestigadora en el Proyecto de Investigación Fondecyt "El relato narcoandino narrativas del narcotráfico en la triple frontera de chile, Perú y Bolivia (2022 – 2026)" a cargo del Dr. Danilo Santos. Coeditora de los libros Narcotransmisiones: neoliberalismo e hiperconsumo en la era del #narcopop (2021) y A punta de balas y excesos: narcotráfico, marginalidad y literatura chilena (2024). Principales líneas de investigación: narcoliteratura, literatura paramilitar colombiana, literatura japonesa y coreana.

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