Premio Nacional de Periodismo a reportaje sobre el otro Cancún

Ricardo Hernández, el sinuoso camino al Premio Nacional de Periodismo

El periodista Ricardo Hernández ganó el Premio Nacional de Periodismo 2022, en la categoría narrativa, gracias a su visión de las problemáticas sociales en Cancún y agudeza para explorar en el paraíso turístico de la península.

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Cancún es la “niña de los ojos turquesa” que en el imaginario del turismo extranjero habita como el paraíso caribeño de playas con arena tersa y calmado oleaje. En torno a la urbe de ensueño también habita la marginalidad, barrios grises y núcleos de población en extrema pobreza.

El periodista Ricardo Hernández Ruiz, acompañado por el fotógrafo Juan Pablo Ampudia, se aproximaron al otro rostro de Cancún para hallar historias de asentamientos humanos irregulares, abusos de poder y una realidad violenta. Los hallazgos desdibujaron las imágenes de habitaciones de lujo, playas exclusivas y una derrama económica de más de seis mil millones de dólares, plasmadas en videos promocionales y folletos turísticos. El otro Cancún, aquel donde 213 asentamientos irregulares conjuntaron historias de robos, violaciones y ruptura del tejido social se asomó a través del lente de Ampudia y la narración de Hernández Ruiz. Cuando el periodismo explora vetas así, el ruido crispa a quienes ven afectados sus intereses empresariales, mediáticos, políticos o turísticos; entonces, la carrera periodística de ambos comunicadores estuvo en riesgo. Al final, en Quintana Roo hablar mal del turismo no es bien visto.

Hace cinco años que Ricardo abandonó la encarnizada lucha por ejercer el periodismo en la Ciudad de México, para hallar su propia ruta en la crónica de largo aliento; con la premisa de obtener libertad informativa, decidió buscar espacio en Gatopardo para contar la historia oculta de Cancún. En 2022 el editor de la revista, Guillermo Sánchez Cervantes, planeaba una edición sobre ciudades con la idea central de abordar las problemáticas a las que se enfrentan las urbes; entonces, acompañó a Ricardo con el fin de pulir esta investigación. La combinación perfecta de historia de fondo, denuncia social, una dupla de periodista y fotógrafo temerarios, así como un editor avezado dieron como resultado la crónica “El otro Cancún: bravo, marginado, irregular”.

El trabajo de investigación apareció en la edición 221 de la revista impresa de 2022 y desde entonces ha sido galardonado con el primer lugar del Premio Breach / Valdez de Periodismo y Derechos Humanos del Centro de Información de las Naciones Unidas (CINU), en mayo de 2023; el 11 de octubre, con el Premio Nacional de Periodismo 2022, en la categoría de Crónica/Periodismo Narrativo. Para celebrar con los lectores de Gatopardo, Ricardo Hernández Ruiz cuenta la experiencia de realizar esta investigación y lo que representó para su trayectoria ser reconocido con uno de los máximos galardones periodísticos.

Ricardo Hernández: Me tomó por sorpresa porque uno por uno empezaron a llamar mis amigos periodistas. Estuvimos juntos en un diplomado de periodismo de investigación en el CIDE. Yo estaba de visita con la familia de un chico a quien mataron en una colonia que se llama Villas Otoch, porque estoy haciendo un reportaje sobre una de las colonias más peligrosas de toda la península. Me llegaron muchas felicitaciones y no sabía porqué hasta que me avisaron que era por lo del Premio Nacional. Fue una sorpresa bonita.

Gatopardo: En el reportaje hablas del lado oculto de Cancún, ese que el gobierno no permite que sea observado como parte de lo turístico. ¿Cuáles fueron las dificultades que te encontraste al plantear la investigación?

Ricardo Hernández: Al hacer periodismo fuera de la Ciudad de México uno siempre se encuentra con muchas dificultades en temas de seguridad, pero también en temas de censura y de libertad de expresión. El caso de Quintana Roo es muy peculiar. Bueno, no es tan peculiar, es compartido con muchos estados de la República. En estos cinco años que llevo por acá he notado que existe una censura generalizada. No hay, digamos, espacios ya sea en periódicos o medios de comunicación locales que den apertura a muchos temas. Lo de los asentamientos irregulares me interesó desde el principio porque conocí a una investigadora que lo abordó. Era muy dramático ver o visitar estos asentamientos y notar el contraste: ese no era el Cancún que yo veía en los videos que ofrecían las residencias de lujo y tampoco en los anuncios publicitarios de tours vacacionales.

Inicié en el periodismo hace cinco años, el mismo tiempo que llevo viviendo aquí, entonces no tenía las herramientas que ahora tengo ni un espacio al que le interesara el periodismo largo de largo aliento, como el de Gatopardo. Fue difícil encontrar un editor que me abriera las puertas como Guillermo Sánchez Cervantes. Haber estado siguiendo la problemática durante tantos años, me permitió tener amarrado el tema. Una de las dificultades fue que el gobierno te proporcione información fidedigna, porque ellos cuidan la marca internacional, la esmeralda que es Cancún. Creo que es la marca donde más invierte el gobierno por su carácter de destino turístico más importante de México. Entonces, cuando empiezo a preguntar sobre la desigualdad, la marginación, la pobreza, se cierran de inmediato las puertas. La segunda dificultad es investigar cuando tu vida va y viene entre dos o tres trabajos en distintos medios para poder sobrevivir. 

Vista aérea del asentamiento de Santa Cecilia en Cancún, México.

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Gatopardo: La complicada vida del freelance. En este proceso ¿contabas con algún medio de comunicación base para publicar tu trabajo?

Ricardo Hernández: Estaba de fijo en un periódico local en cobertura de medio ambiente porque era la única fuente para explorar con libertad. No estaba facultado para hablar de política, corrupción o transparencia, son los temas que me interesan. Busqué mucho colaboraciones externas ante la prohibición de transmitir los temas que creía importantes a nivel local. Así llegué primero a Reforma, luego a Agencia EFE, Pie de Página, Expansión, Animal Político, y finalmente a Gatopardo; con esos frentes ya podía abordar los temas que me interesaban. Cuando publiqué este reportaje, en mi periódico base me quisieron correr. Toqué intereses del gobierno y los del mismo periódico donde trabajaba: para ellos fue atentar contra la imagen de Cancún, atentar contra el turismo, la principal actividad económica y fue una gran amenaza. Yo puse un freno porque tenía un acuerdo implícito con el director del periódico de colaboración con otros medios. Obviamente ellos no tendrían porqué meterse en la línea editorial de los demás. Al final, llegamos a un acuerdo, pero fue un antecedente grave que al poco tiempo me llevó a renunciar y seguir por la vía freelance. Esa vía me ha dado muchísima libertad para tratar los temas que me interesan, con fuentes que me interesan. Afortunadamente tengo las puertas abiertas en algunos medios, sobre todo de la Ciudad de México, que me permiten acceder a hubs como CONNECTAS, del que soy parte. Por ahí existe una vía para recibir becas y financiamiento para hacer investigación.

Gatopardo: Una gran mayoría de periodistas toman la decisión inversa: eligen viajar a la Ciudad de México para probar suerte en los medios grandes con la idea de impulsar su carrera. Tú lo hiciste al revés, tomaste la firme decisión de buscar historias fuera de la gran urbe, de apostarle al riesgo que puede representar el periodismo en otros estados.

Ricardo Hernández: Salí de la Ciudad de México porque me corrieron de un periódico nacional. No estudié periodismo sino relaciones internacionales y quiero ver este premio como una suerte de reconocimiento, una celebración a la serie de fracasos que todos los periodistas vamos a tener y que tomando cierto camino, ciertas decisiones o convicciones, en algún momento tendrán fruto. Uno de los medios nacionales de mayor circulación me abrió las puertas, me contrató y me corrió como a los dos meses porque no tenía nada de experiencia periodística. Está bien porque había tenido pequeños errores en la redacción o en colocar pies de foto. En esos medios se condena mucho este tipo de errores y está bien porque estas reglas los han ayudado a mantener su prestigio. Con el paso de los años y el tiempo entendí que estaba bien para mí, que no todos tenemos las mismas habilidades para estar en el diarismo. Venir a Cancún me permitió colaboraciones con diferentes medios que les interesaba el periodismo que a mí me interesaba: pude hacer notas largas de dos a tres meses de investigación sin la premura y el ritmo de maquila para producir tres o cuatro notas al día. Lo mío es masticar un tema durante una semana, dedicarle dos semanas a la investigación, otras dos semanas a la visita en campo, y dos semanas a la escritura. Lo que hago actualmente es una suerte de privilegio que no tienen muchos periodistas. Es bien diferente cuando migras de Ciudad de México, donde hay un montón de competencia, de colegas desesperados por conseguir un lugar. Tienes que pasar años en redacción web para luego brincar a ser reportero; esa es la ventaja de venir a otros estados de la República, pues yo entré a reportear directamente el primer día que aterricé. También es una invitación a que se voltee hacia el periodismo local. Fuera de la Ciudad de México hay un montón de periodistas valiosos, un montón de historias importantes y trascendentes.

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Geraldine Báez de 33 años, Francisco Tlapa Báez de 9 años, Mitzy Tlapa Báez de 14 años, y Basilio Moo Euan de 39 años, posan para un retrato fuera de su hogar y tienda de abarrotes que se encuentra en el asentamiento irregular de la Supermanzana 246.

Gatopardo: De la crónica “El otro Cancún: bravo, Marginado, irregular”, ¿cuál fue la historia que más te estrujó y resultó complicado volverla a escuchar?

Ricardo Hernández: Lo primero es el espantoso contraste de visitar los asentamientos irregulares y compararlo con los lujosos hoteles. Cuando uno se asoma a las palapitas, hay gente en la total marginación, pobreza y vulnerabilidad; esa misma gente mantiene viva la industria del turismo. Son los que tienen la cama y limpian los resorts, las habitaciones de lujo o que atienden los restaurantes y dan mantenimiento a los hoteles. La historia con la que abre el reportaje condensa este asunto y fue la que más me trastocó. Eugenia Chim ya había sufrido un desalojo por haber invadido un asentamiento irregular; cruzó la calle para fundar un nuevo asentamiento irregular en las inmediaciones de un área natural protegida. Vivió pobreza, marginación, hambre; pero también maltrato físico, psicológico y económico por parte de su pareja. Su sobrino había sido violado por unos vecinos que todos los días pasaban enfrente de su casa para intimidarlos. En los asentamientos irregulares gobierna la ausencia de instituciones de seguridad y justicia por eso no realizaron la denuncia. Tampoco existe acceso a servicios de atención psicológica para el sobrino ni para toda la familia, por ese hecho se había trastocado el núcleo familiar. Esa historia ilustra muy bien lo que viven los 213 asentamientos irregulares.

Gatopardo: ¿Qué significa para ti, que estudiaste relaciones internacionales, algo bien distinto al periodismo, aprender todo el oficio hasta concretar un sueño que muchos anhelan: ganar el Premio Nacional de Periodismo?

Ricardo Hernández: Tuve la mala suerte de iniciar mi carrera en medios de comunicación de Quintana Roo a los cuales les interesaba todo, menos el periodismo. No tuve editores que me condujeran, que me guiaran en pelotear algunos dilemas éticos o en el tratamiento de los temas. Entonces, aprendí a tropezones y con la lectura de los colegas de la península que respetaba. También colegas de otros lados del país. Luego tuve la fortuna de caer con Guillermo Sánchez Cervantes en Gatopardo. Gracias a él aprendí un montón porque fue mi primer editor en forma: desde el cuidado no solo con el primer texto, pues es apenas una de las tantas versiones que va a haber. Él te obliga a reflexionar sobre lo que estás escribiendo, cómo lo estás escribiendo, y la mejor forma de comunicarlo. Lo que me ha regalado es mucho para mí. Gatopardo es una escuela de periodismo y me ha ayudado a ser el periodista que ahora soy. Guillermo no solamente sirvió como muletas después de haber tropezado tanto, sino que me enseñó otra vez a andar para echar el vuelo. 

Gatopardo: El paso lógico es quizá perseguir la escritura de un libro, ¿Hacia dónde se va a enfocar Ricardo en el futuro inmediato?

Ricardo Hernández: Me interesa seguir haciendo periodismo de largo aliento, no solamente escrito, sino en otros formatos. Quiero involucrarme muchísimo más en el podcast. Tengo una colaboración con los colegas de “Así como suena”, entonces quiero explorar y aprender también este formato para contar vía podcast. También quiero incursionar en el fotoperiodismo. Seguramente el próximo año contaré historias a través del sonido y la imagen.

Gatopardo: ¿Qué le dirías a otros periodistas que, como tú, se han enfrentado a múltiples fracasos?

Ricardo Hernández: Como dice Kapuscinski: esto está lleno de cínicos, pero existen medios, espacios, editores, muchos colegas de los cuales aprender, transitar y caminar. Siempre el periodismo crítico, independiente y de largo aliento se hace más leve si vas acompañado de colegas apasionados por la profesión, con un respeto absoluto por el periodismo y una ética intachable.


Ricardo Hernández Ruiz. Ciudad de México, 1992. Es internacionalista por la UNAM. Reportero con residencia en Cancún, Quintana Roo. Colabora con los medios Reforma, Agencia Efe, Pie de Página y Gaceta UNAM. Su trabajo ha aparecido en revistas como Nexos, Este País, Revista de la Universidad, El Caimán Barbudo y también en el Anuario mexicano de relaciones internacionales (Nueva época). Fue uno de los autores seleccionados en el 6.º Premio Bengala-UANL. Es egresado del diplomado en Periodismo de Investigación del CIDE.


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