Tzvetan Todorov: "La democracia consiste en limitar el poder"

Tzvetan Todorov: «La democracia consiste en limitar el poder»

El lingüista, filósofo e historiador Tzvetan Todorov, de origen búlgaro, ofrece un duro panorama del estado actual de la democracia. Sin embargo, con la mirada bien puesta sobre el ser humano, habla de una especie capaz de (re)evolucionar la política que se hace actualmente en el mundo y, con ella, nuestra manera de pensarlo y habitarlo.

Tiempo de lectura: 19 minutos

París, 12 de octubre 2013.
Cuando Tzvetan Todorov cruzó la puerta del Café La Contrascarpe, en la plaza del mismo nombre, ubicada en un recodo de París al que se llega cruzando un laberinto de calles escuetas pobladas de pequeñas boutiques, no dejó dudas de su familiaridad con el lugar. De un golpe de vista ubicó la mesa donde yo estaba sentado y extendió su mano en gesto hospitalario y con un movimiento tan ágil que me dejó la impresión de estar ante un hombre mucho más joven de lo que dicen sus documentos de identificación. No habían pasado treinta segundos cuando el mesero, quien ya lo había reconocido, se acercó para decirle a monsieur Todorov que su mesa lo esperaba.

Pasamos al fondo de un salón con mobiliario de madera y paredes tapizadas de verde que le daban al lugar cierto paradójico aspecto británico. Todorov se quitó el sobretodo que cubría un saco de gabardina sobre una camisa verde oscura y un pantalón borgoña. Aparte de los precios surreales, esa forma de vestir se me antojó lo más parisino de aquel café. Se acomodó en la silla y, sin esperar, ordenó un té de menta. Luego rompió el hielo con preguntas aparentemente triviales, pero que no lo eran tanto. Cualquier observador externo podría haber pensado que era él quien conducía una entrevista, pues después de hacer una pregunta los ojos se le encendían con la chispa del interés genuino y ponía toda su concentración en escuchar.

Por más que su actitud atenta llamara la atención, lo que importaba de verdad era lo que él tenía que decir. En 2011, Todorov publicó un pequeño volumen llamado La experiencia totalitaria, que es una síntesis maestra de sus más de veinte años de reflexión incesante sobre el totalitarismo en el siglo XX y sus inesperadas mutaciones y ramificaciones en el presente. En las sesenta y cuatro páginas del opúsculo, este historiador y lingüista nacido en Bulgaria y nacionalizado francés, repasa la larga batalla entre el totalitarismo y la democracia, que él denomina «la memoria del mal», a partir de episodios tan terribles como el Holocausto y la vida —incluyendo la suya propia— bajo la férula del comunismo soviético, sin dejar de tocar nuevas formas totalitarias como el mesianismo democrático travestido en «la tentación del bien» o en doctrinas como el actual ultraliberalismo económico o el utopismo tecnológico que, vendiéndose como la antítesis y el antídoto del comunismo totalitario, imponen un predominio de la economía y la tecnología igual de peligroso y deshumanizador.

Todorov no es el tipo de intelectual-profeta que ofrece una solución prefabricada —o un sistema de pensamiento como el marxismo o el liberalismo— para resolver todos los males que amenazan la viabilidad de la especie humana en el planeta. Hubiese sido frívolo tratar de pedirle fórmulas instantáneas. En cambio, sí tiene claro cuáles son los puntos de referencia históricos hacia los que hay que mirar para producir un cambio basado en intervenciones políticas que preserven el pluralismo y la heterogeneidad. Para rescatar la tradición humanista, revisa el legado de la Ilustración como piedra angular de la democracia moderna. Así que ése fue nuestro punto de partida.

Tzvetan Todorov 1

«Los seres humanos están ahí para servir a la expansión económica»

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