Tiempo de lectura: 4 minutosEs difícil no caer ante un buen romance. “Es lo mejor que existe; yo siempre he querido intimidad y romance, que es la parte previa a cuando te vuelves doméstico con alguien y es, usualmente, el mejor momento de la vida”, dice Andre Aciman durante una entrevista a distancia –como lo es todo ahora– para hablar de la secuela de Call Me By Your Name, la existosísima novela que hoy encuentra una segunda parte en Find me (Encuéntrame).
Aciman tiene 69 años, nació en Egipto, en la adolescencia se fue a Italia y luego emigró a Estados Unidos. Tuvo una infancia solitaria en términos sociales, pero muy acompañada por libros. Pronto encontró su estilo literario, en el que prefiere no construir tramas, pero sí mucha psicología, mucho personaje. “Por ejemplo, nunca me gustó Tolstoy. De hecho, odio Tolstoy, porque creo que es muy superficial; sus personajes no tienen malentendidos con respecto a quiénes son y yo siempre me he interesado más en la gente que no entiende qué es la realidad”, explica el escritor con una mezcla de acentos indescifrable: en su familia se hablaba francés, hebreo, italiano, árabe, griego y ladino, y además ha pasado la mayor parte de su vida en Nueva York, adoptando su idioma.
Encuéntrame –publicado en español por Alfaguara y con la traducción de Inmaculada C. Pérez Parra– es casi un resumen biográfico de la vida de Andre Aciman, contado a través de personajes complejos, inseguros, autoritarios, testarudos, traumados, simples, gloriosos, felices, expectantes, golosos, cambiantes. La secuela del libro que se volvió mundialmente famoso por su versión cinematográfica, retoma la vida de los personajes que pasaron un verano de intenso romance en la Toscana italiana.
Ahora, muchos años después, aparece el padre de Elio, Samuel, divorciado, en un tren camino a Roma, donde se encuentra una nueva emoción, muchos años más joven que él. También aparece un nuevo romance para Elio, que lo lleva a descubrir un misterio relacionado con la Segunda Guerra Mundial, a través del que se le hace una oda a la memoria y al romanticismo perenne, pero al mismo tiempo fugaz.
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Las historias que cuenta esta secuela suceden en noviembre, el mes favorito de Aciman, porque de día está templado pero en la noche hace frío.
«Encuéntrame es casi un resumen biográfico de la vida de Andre Aciman, contado a través de personajes complejos, inseguros, autoritarios, testarudos, traumados, simples, gloriosos, felices, expectantes, golosos, cambiantes».
Andre Aciman no escribe tramas, sino pensamientos, sensaciones. Sus historias se van construyendo a partir de la psicología de los personajes. Se construyen, por ejemplo, con el deseo y vergüenza que siente un hombre en sus setentas ante una mujer de cuarenta, o con la exasperación de un joven que no sabe si lo que siente es correspondido o no.
“Solo yo, solo yo. Las mujeres son yo, los hombres jóvenes son yo, los hombres mayores son yo. Todos son yo”, dice el escritor, confirmando que sus libros son una sublimación. “Disfruto escribiendo posibilidades que no se han jugado en mi vida, o ideas con las que yo nunca me he confrontado, pero que para los personajes pasan como si nada”.
Encuéntrame aún no tiene prospectos para convertirla en filme, pero el autor asegura que le encantaría volver a ver a Timothée Chalamet y Armie Hammer interpretando a sus personajes. Asegura, incluso, que ya no puede imaginar a Elio y Oliver en otros cuerpos. «No puedo verles diferente. La película ha tenido un gran impacto en mí, sin lugar a dudas», declara Aciman.
Se leen en sus páginas el arraigo con la comunidad judía y el reconocimiento de la edad que no añora la juventud, pero que sí recuerda sus bondades; también se muestra, a todas luces, el amor que Aciman le tiene a la música. Elio, que desde Call Me By Your Name tiene una afinidad por el piano, en Encuéntrame se ha entregado por completo a ello y la música se ha vuelto su carrera. En esta historia hay constantes referencias musicales que forman parte esencial de las historias: el misterio en torno a la Segunda Guerra Mundial parte de una partitura que estuvo escondida por muchas décadas. Los cuatro capítulos se llaman “Tempo”, “Cadencia”, “Capricho” y “Da capo”; términos musicales que juegan con los tópicos de las historias.
«Andre Aciman no escribe tramas, sino pensamientos, sensaciones. Sus historias se van construyendo a partir de la psicología de los personajes».
“Me gusta la música porque creo que es el arte perfecto, es simplemente perfecta”, declara Aciman en la entrevista. «Entonces, cuando escuchas algo que es perfecto, incluso si no la entiendes como tal, te vuelves inmediatamente humilde. Puedes ser el mejor escritor del mundo, pero comparado con la música, no eres nada”. Después explica que es eso lo que a Oliver le sucede en el último capítulo de Encuéntrame.
Esta secuela –muy añorada desde que salió la película en 2017– lleva por todos lados los sellos de su escritor. Las frases largas, en las que a veces cambia de idea, recuerdan a Proust, que ha sido objeto de estudio y análisis de Aciman desde hace décadas. También retrata como pocos el enorme peso que el romance tiene en nuestras realidades: “Todos consideramos que nuestra vida está incompleta. Incluso si estamos muy, muy, muy felices, sabemos que está incompleta y por eso, si nos encontramos con alguien que, de pronto, nos dice que puede acompletar ese 2% que está vacío, escuchamos”.
Andre Aciman ha logrado convertirse, con tan solo un puñado de novelas, en un gran escritor de romances de este siglo. Él entiende el deseo y que no tiene solo una forma; comprende también que el tiempo es una invención y que él, como todos y todas las demás, nos definimos por esos pequeños hitos de esperanza que nos hacen creer que, por un rato, estamos completos.