Nayib Bukele, presidente de El Salvador, ha enviado señales acerca de permitir nuevamente la minería. Luchadores sociales muestran preocupación sobre lo que harán el mandatario y sus simpatizantes con la desaparición de las pocas limitaciones democráticas.
Una tragedia más en la industria minera nacional le costó la vida a diez trabajadores. ¿A qué se debe que México sea el segundo país más peligroso del mundo para los mineros?, ¿cuál es problema de fondo que está sin atender?
La vida de los mineros en Madre de Dios sucede consumida por turnos de veinticuatro horas de trabajo en condiciones infrahumanas, con el agua hasta la cintura, expuestos a robos, extorsiones y asesinatos. Rodrigo Abd, fotógrafo ganador de un premio Pulitzer, documentó durante varios años esta región. Ésta es una historia enmarcada en plena catástrofe ambiental, que da cuenta de un drama social atravesado por miles de trabajadores en América Latina.
La portada de Gatopardo 216 cuenta la historia de un territorio de vidas consumidas por turnos de veinticuatro horas de trabajo en condiciones infrahumanas, con el agua hasta la cintura, expuestos a robos, extorsiones y asesinatos.
En el Páramo de Santurbán, en Colombia, nacen las cuencas de cinco ríos, 78 lagunas glaciares y cuatrocientos riachuelos. Santurbán podría dejar de existir por cuenta del oro que sus montañas guardan. Si esto llegara a pasar, 2.3 millones de personas se quedarían sin agua.
Este oso, también conocido como andino y característico de Colombia, apenas alcanza una población de menos de 20 mil ejemplares. La empresa minera AngloGold Ashanti planea explotar yacimientos en su hábitat, lo que empeoraría su probabilidad de supervivencia.
La escasez de oxígeno y la extrema humedad en La Rinconada hacen que las jornadas de trabajo sean extenuantes; además, las vidas de los mineros están en peligro en todo momento por el riesgo de derrumbes, intoxicación por gases o metales pesados, y explosiones de dinamita.
La actividad minera destruye anualmente las fuentes de agua que podrían abastecer a 12 millones de personas, además de contaminar el suelo y el subsuelo. Por si fuera poco, sus concesionarios, muchos de ellos extranjeros, no pagan impuestos por esta explotación.