Los esenciales: Refugios para mujeres durante la pandemia
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Refugiar a quien huyó de casa

Los habitantes de la Ciudad de México replantearon sus vidas durante la emergencia sanitaria. Las calles quedaron solitarias y las empresas laboraron de manera remota. Pero no todos pudieron quedarse en casa. Para miles era salir a trabajar o quedarse sin sustento; y sin ellos, la ciudad no hubiera podido funcionar. Estos son los rostros del trabajo durante la pandemia.

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Aurora, una chica de 19 años de Quintana Roo (cuyo nombre ha sido cambiado para proteger su identidad) declaró: “Me encerraba con mis hijos. A mi puerta le ponía candado, incluso me ofrecía con grupos armados. En una ocasión me vendió y por eso decidí salir de allí”.

Regina, del Estado de México, tiene dos hijos y está embarazada: “El miedo me hizo salir de casa. Él me golpeaba, me insultaba y me quiso hasta matar. No sabía si habría otro día”, dijo.

“Cuando él estaba más de cuatro horas, la casa era una prisión”, dijo Juana, una mujer de 18 años, de Morelos. “Me insultaba delante de mi hijo. Incrementó la violencia sexual y un día me pegó y, cuando desperté y vi a mi hijo tirado a mi lado, llorando, supe que yo no merecía esto”.

Estos son testimonios de tres mujeres a las que rescató la Red Nacional de Refugios (RNR), una organización de la sociedad civil con más de 20 años de existencia en México que, en los últimos tiempos, se ha convertido en un jugador clave para la protección de las mujeres que sufren violencia doméstica.

A principios de marzo, Wendy Figueroa, quien dirige la red, se enfrentó a un dilema: o cerraban sus operaciones por la Covid-19 o continuaban dando atención a las mujeres. Llevaba más de 15 años trabajando para la organización y nunca se había planteado una decisión tan grande. El gobierno no tenía un plan claro para atender la situación de mujeres, niñas y niños durante el confinamiento, cuando las desigualdades se harían más evidentes por el aumento en la carga de trabajo no remunerado, es decir, las labores del hogar y de cuidado, y la falta de ingresos, lo que, entre otros factores, aumentaría la violencia.

Así que decidió continuar.

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