La escritora era parte del equipo Pen Ucrania que documenta los crímenes de guerra por la invasión rusa. Murió el 1 de julio a causa de un misil disparado en Kramatorsk. Lydia Cacho estuvo con ella en Lviv y aquí recuerda su trabajo, su escritura, sus esperanzas.
Los movimientos de mujeres no son un ejército producto de la visión patriarcal contra la que se rebelan; son una criatura en constante evolución que integra células vivas, horizontales, autónomas, que se encuentran y se separan.
Los pedófilos han encontrado en la pandemia nuevos sitios intangibles para ser cómplices de la esclavitud para la explotación sexual. Nunca como en 2020 se había consumido tanta pornografía por internet. Los usuarios se convierten en parte de la cadena de consumo de crímenes, y sus víctimas tienen historias que contar.
Para millones de personas heridas de pequeñas es imposible olvidar. Pero la poesía transforma, es capaz de devolvernos el aliento y la palabra perdida. La ganadora del Nobel de Literatura, Louise Glück, ha logrado traernos de vuelta al acertijo del amor y el maltrato de la niñez.
Mientras los líderes de todos los partidos políticos luchan por el poder, desacreditándose unos a otros, mientras las redes de apoyo presidencial se dedican a denigrar a periodistas por documentar la realidad, hoy desaparecerán siete niñas y niños sin que su país sea capaz de protegerles.
Nuestros países ya hablan de “ansiedad nacional”, mientras las cifras aumentan y cada uno vive su curva depresiva. Alguna farmacéutica encontrará productos para una generación a la que le venderán felicidad artificial, mascarillas sofisticadas, más miedo a la muerte, miedo a la otredad y ansiedad social ante el contacto humano. La pandemia de la depresión.
Lydia Cacho lleva un año de vivir en desplazamiento forzado, luego de que dos sicarios entraron a su hogar armados. En todo este tiempo, ha solicitado asilo temporal a varios países. Las tres fiscalías que llevan su caso se han negado a darle audiencia virtual.
Cuando las mujeres hacen de la política arte, de la protesta inspiración para millones de niñas, sin un solo disparo y sin declarar la guerra, los poderosos tiemblan y la maquinaria machista se aceita para operar unida.
Hay periodistas que se enfrentan de manera heroica al poder y a los que buscan dinamitar el debate público, la reflexión disidente, para reproducir hasta la nausea el modelo que persigue la guerra contra la diversidad ideológica. A pesar de los que hemos perdido en el camino, el periodismo sigue vivo.
Hay mil maneras de aprender a sobrevivir en un confinamiento, ya sea el de un poblado donde el cartel lo controla todo, o el de la muerte a la vuelta de la esquina. Hay quienes han perdido la esperanza y miran al reloj, y quienes siguen planeando porque la vida volverá a ser, aunque distinta.