Han pasado 51 años del golpe de Estado en Chile y 34 desde su vuelta a la vida democrática; sin embargo, las consecuencias y efectos de los años vividos en dictadura aún persisten en los que se exiliaron, los que volvieron y los que se quedaron.
César Luis Menotti (1938-2024) fue un progresista fuera y dentro de la cancha. Se permitió también ser contradictorio en algunos momentos de su vida; una facultad que solo los hombres con principios pueden encarar con dignidad.
En los años setenta y ochenta, las embajadas mexicanas y sus embajadores en Chile, Uruguay y Argentina refugiaron y ayudaron a cientos de perseguidos políticos (mujeres, hombres y niños) a salir con vida de sus países. Esta es la historia de algunos de ellos, contada desde la vivencia personal de un chilemexe.
La salida del Barça de Lionel Messi, reconocido como el mejor jugador del mundo, significa el fin de una época, y este texto la revisa a profundidad. Su ingreso al Paris Saint-Germain, nos advierte, no augura mejores tiempos para los fanáticos ni para el futbolista.
Los Pumas fueron, alguna vez, el equipo de la UNAM. Entonces significaban mucho más que fútbol: eran parte de una comunidad estudiantil, autónoma y pública, hasta que el neoliberalismo arrasó con esos valores que hoy se echan de menos.
Todo ascenso al cielo de los ídolos proyecta en el suelo una larga sombra. Ninguno es la excepción, ni siquiera Maradona. Diego fue la nación argentina, el representante plebeyo y un gran futbolista. El amor incondicional de sus seguidores pronto se convirtió en una trampa que lo hundió en él mismo.
“Cuando el héroe del estadio es el héroe de la nación, es que el país se ha quedado sin hombres. […] Yo como argentino deseo que gane siempre el que juega mejor”.
Ninguno de los dos quería pronunciar en voz alta la posibilidad de que eso fuese algo más que una simple gripe. La cosa pintaba de lujo. Una nena de 13 días en la cuna y nosotros sin poder movernos. La bromita del destino se estaba pasando de la raya.
Mientras el coronavirus se abría paso en el país, Martina, instalada en su cuarentena uterina, se negaba a nacer. Su padre escribió está crónica entre la angustia y la alegría que significó recibirla en tiempos de emergencia sanitaria.