Esta historia empieza en los años setenta, cuando la telefonía móvil tenía un solo carril que permitía a los usuarios hacer llamadas de voz, muchas veces de mala calidad. Luego se amplió con una vía que incorporó los mensajes de texto, después otra que agregó acceso a internet y una más que hoy proporciona alta velocidad y mejor calidad para estos servicios. A esta carretera ahora se le agrega un quinto carril: el 5G.
La promesa de esta quinta generación de conectividad móvil es clara. Reducir la latencia (el tiempo que tarda la señal en ir de la antena al celular y viceversa) y aumentar la velocidad de transmisión de datos en los teléfonos móviles. “Va a dar velocidades que son de 10 a 20 veces más rápidas que las que tenemos ahora”, explica José Otero, director para América Latina y el Caribe de la organización de proveedores y fabricantes de la industria de telecomunicaciones 5G Americas. El salto cualitativo será importante.
En mayo de 2018, la consultora PwC realizó una encuesta a 800 personas que iban entre los 18 y 64 años, en Estados Unidos; se les preguntó cuáles serían los beneficios principales que obtendrían con el 5G. La respuesta ganadora fue “velocidades más rápidas”.
Mientras el 4G ofrece conexiones de hasta 300 megabytes por segundo —con el objetivo principal de conectar humanos con humanos—, con el 5G se espera que supere el gigabyte por segundo, por lo que la misión será ahora conectar objetos. El internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) democratizará esta tecnología a escala mundial. Será cada vez más común tener en casa un refrigerador que te avise si falta algo en tu despensa, comprar una estufa que puedas activar de manera remota y ajustar la temperatura desde el celular; así como poner en el collar de tu perro un chip de localización, circular en una ciudad inteligente o transportarte en un vehículo que de forma autónoma elija la mejor ruta. Todo podrá estar interconectado y con una banda ancha ultra rápida.
“El 5G será la plataforma que revolucionará las telecomunicaciones”, prevé Catalina Irurita, vicepresidenta de comunicación institucional y marketing para México, Centroamérica y América Latina de la compañía Ericsson. “Va a cambiar la forma en que vemos las cosas y creo que esto va a modificar radicalmente el mundo. Lo más divertido es que vamos a estar aquí para verlo”.
El número de dispositivos que se conectarán a las redes celulares tendrá un crecimiento exponencial. En un comunicado, Fredrik Jejdling, vicepresidente mundial de redes de Ericsson, detalló que esta transformación no sólo afectará al mercado de consumo, sino a muchas otras industrias. En el sector retail, por ejemplo, la operación de las cadenas de suministro y logística cambiará totalmente. En el sector salud, en cambio, será frecuente que los médicos puedan realizar cirugías a distancia en cuestión de segundos.
En el reporte “The 5G Economy”, realizado por el proveedor de información global IHS Markit y presentado en 2017 por la compañía estadounidense Qualcomm, se calcula que para el año 2035 la tecnología producirá más de 12 300 millones de dólares en bienes y servicios habilitados por 5G, así como 22 millones de empleos en todo el mundo. Una historia que ya empezaron a escribir los desarrolladores de tecnología; al menos 224 operadores móviles en 88 países invierten en redes 5G en forma de pruebas, ensayos, pruebas piloto, despliegues planificados y reales, según cifras de la Asociación Mundial de Proveedores Móviles.
¿Cuándo será una realidad en México?
Los pronósticos varían. Como si se tratara de adivinar una profecía, hay quienes afirman que los primeros dispositivos y redes 5G operarán en el mercado este año. Otros aseguran que será en 2020. Algunos más prevén que suceda hasta 2030.
El director para América Latina y el Caribe de 5G Americas —que entre sus miembros tiene a compañías como América Móvil, AT&T y Telefónica— considera que antes de lanzar un pronóstico es importante diferenciar cuándo se habla de lanzamiento y cuándo de adopción masiva. Por ejemplo, el lanzamiento de las redes LTE (Long Term Evolution, por sus siglas en inglés, como también se le conoce a la red 4G) sucedió en 2011, pero se logró tener una masa crítica de usuarios hasta el año 2014 en Latinoamérica. Ésa podría ser una razón. Aunque la diferencia también podría corresponder al territorio de implementación del que se hable. Los especialistas coinciden en que cada país tiene distintos estados de madurez, lo que hace imposible comparar a México con Corea del Sur, Qatar y Finlandia, países que ya utilizan esta tecnología de manera comercial.
En el territorio nacional, algunos operadores telefónicos ya realizaron algunas pruebas para la implementación. “En México hicimos las pruebas de 5G con AT&T y con América Móvil en enero. Nos fue muy bien”, revela la ejecutiva de Ericsson. “Hay un interés genuino de todos los operadores de tener 5G funcionando, porque esta presión no viene únicamente de las empresas de telecomunicaciones, sino de la industria.”
Sin embargo, Alejandro García Romero, académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), calcula que entre 2022 y 2024 el país contará con una red 5G estable. Será la puerta de entrada para Latinoamérica. La firma GSMA Intelligence espera que México sea el primer mercado en lanzar servicios 5G comerciales, de la mano de Telcel y AT&T, y que alcanzará 18 millones de conexiones para 2025.
La tecnología irá masificándose en la medida en que la gente lo pida. Varias marcas, a su vez, apuestan por dispositivos con capacidad o módem 5G, lo que facilitará esta transición. “Calculamos que para el 2020 deberíamos tener tecnología 5G funcionando en algunas partes en México. Pero todo esto depende también de las empresas de telecomunicaciones y también del uso del espectro; esto va muy ligado a temas de regulación”, añade Irurita.
En marzo pasado, la Asociación Mundial de Proveedores Móviles reconoció a México como uno de los 13 países que habían licenciado el espectro utilizable para 5G a largo plazo. “México es uno de los pocos países de Latinoamérica que ha estado bastante activo en la asignación de espectro radioeléctrico a los operadores y en crear una hoja de ruta sobre qué se va a estar haciendo para la utilización de banda ancha móvil, incluyendo 5G”, destaca Otero.
Pero todavía hay desafíos por resolver. Están, por ejemplo, las dificultades a las que se enfrentarán los operadores móviles para obtener permisos y autorizaciones para el despliegue de infraestructura a nivel local. “Cada municipio tiene la potestad de decidir cuáles son los requisitos que va a tener. Y obviamente cuando estás en un país con más de 1 000 municipios es un poco complicado cumplir con las normas si son todas muy distintas”, agrega el directivo de 5G Americas.
La solución radicará en armonizar todo este proceso para acelerar los tiempos de despliegue y también abaratar los costos. Para la vicepresidenta de comunicación regional de Ericsson, el costo al usuario final no debería incrementarse; para la especialista, los que tienen que asumir los costos de esta transformación son las empresas de telecomunicaciones. Son ellos quienes deberán responsabilizarse y comenzar a prepararse para implementar en 10 años más el próximo carril de la autopista: el 6G. Aquí es donde apunta la discusión sobre telefonía móvil.
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Un parteaguas en la historia de la telefonía móvil.
Esta historia empieza en los años setenta, cuando la telefonía móvil tenía un solo carril que permitía a los usuarios hacer llamadas de voz, muchas veces de mala calidad. Luego se amplió con una vía que incorporó los mensajes de texto, después otra que agregó acceso a internet y una más que hoy proporciona alta velocidad y mejor calidad para estos servicios. A esta carretera ahora se le agrega un quinto carril: el 5G.
La promesa de esta quinta generación de conectividad móvil es clara. Reducir la latencia (el tiempo que tarda la señal en ir de la antena al celular y viceversa) y aumentar la velocidad de transmisión de datos en los teléfonos móviles. “Va a dar velocidades que son de 10 a 20 veces más rápidas que las que tenemos ahora”, explica José Otero, director para América Latina y el Caribe de la organización de proveedores y fabricantes de la industria de telecomunicaciones 5G Americas. El salto cualitativo será importante.
En mayo de 2018, la consultora PwC realizó una encuesta a 800 personas que iban entre los 18 y 64 años, en Estados Unidos; se les preguntó cuáles serían los beneficios principales que obtendrían con el 5G. La respuesta ganadora fue “velocidades más rápidas”.
Mientras el 4G ofrece conexiones de hasta 300 megabytes por segundo —con el objetivo principal de conectar humanos con humanos—, con el 5G se espera que supere el gigabyte por segundo, por lo que la misión será ahora conectar objetos. El internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) democratizará esta tecnología a escala mundial. Será cada vez más común tener en casa un refrigerador que te avise si falta algo en tu despensa, comprar una estufa que puedas activar de manera remota y ajustar la temperatura desde el celular; así como poner en el collar de tu perro un chip de localización, circular en una ciudad inteligente o transportarte en un vehículo que de forma autónoma elija la mejor ruta. Todo podrá estar interconectado y con una banda ancha ultra rápida.
“El 5G será la plataforma que revolucionará las telecomunicaciones”, prevé Catalina Irurita, vicepresidenta de comunicación institucional y marketing para México, Centroamérica y América Latina de la compañía Ericsson. “Va a cambiar la forma en que vemos las cosas y creo que esto va a modificar radicalmente el mundo. Lo más divertido es que vamos a estar aquí para verlo”.
El número de dispositivos que se conectarán a las redes celulares tendrá un crecimiento exponencial. En un comunicado, Fredrik Jejdling, vicepresidente mundial de redes de Ericsson, detalló que esta transformación no sólo afectará al mercado de consumo, sino a muchas otras industrias. En el sector retail, por ejemplo, la operación de las cadenas de suministro y logística cambiará totalmente. En el sector salud, en cambio, será frecuente que los médicos puedan realizar cirugías a distancia en cuestión de segundos.
En el reporte “The 5G Economy”, realizado por el proveedor de información global IHS Markit y presentado en 2017 por la compañía estadounidense Qualcomm, se calcula que para el año 2035 la tecnología producirá más de 12 300 millones de dólares en bienes y servicios habilitados por 5G, así como 22 millones de empleos en todo el mundo. Una historia que ya empezaron a escribir los desarrolladores de tecnología; al menos 224 operadores móviles en 88 países invierten en redes 5G en forma de pruebas, ensayos, pruebas piloto, despliegues planificados y reales, según cifras de la Asociación Mundial de Proveedores Móviles.
¿Cuándo será una realidad en México?
Los pronósticos varían. Como si se tratara de adivinar una profecía, hay quienes afirman que los primeros dispositivos y redes 5G operarán en el mercado este año. Otros aseguran que será en 2020. Algunos más prevén que suceda hasta 2030.
El director para América Latina y el Caribe de 5G Americas —que entre sus miembros tiene a compañías como América Móvil, AT&T y Telefónica— considera que antes de lanzar un pronóstico es importante diferenciar cuándo se habla de lanzamiento y cuándo de adopción masiva. Por ejemplo, el lanzamiento de las redes LTE (Long Term Evolution, por sus siglas en inglés, como también se le conoce a la red 4G) sucedió en 2011, pero se logró tener una masa crítica de usuarios hasta el año 2014 en Latinoamérica. Ésa podría ser una razón. Aunque la diferencia también podría corresponder al territorio de implementación del que se hable. Los especialistas coinciden en que cada país tiene distintos estados de madurez, lo que hace imposible comparar a México con Corea del Sur, Qatar y Finlandia, países que ya utilizan esta tecnología de manera comercial.
En el territorio nacional, algunos operadores telefónicos ya realizaron algunas pruebas para la implementación. “En México hicimos las pruebas de 5G con AT&T y con América Móvil en enero. Nos fue muy bien”, revela la ejecutiva de Ericsson. “Hay un interés genuino de todos los operadores de tener 5G funcionando, porque esta presión no viene únicamente de las empresas de telecomunicaciones, sino de la industria.”
Sin embargo, Alejandro García Romero, académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), calcula que entre 2022 y 2024 el país contará con una red 5G estable. Será la puerta de entrada para Latinoamérica. La firma GSMA Intelligence espera que México sea el primer mercado en lanzar servicios 5G comerciales, de la mano de Telcel y AT&T, y que alcanzará 18 millones de conexiones para 2025.
La tecnología irá masificándose en la medida en que la gente lo pida. Varias marcas, a su vez, apuestan por dispositivos con capacidad o módem 5G, lo que facilitará esta transición. “Calculamos que para el 2020 deberíamos tener tecnología 5G funcionando en algunas partes en México. Pero todo esto depende también de las empresas de telecomunicaciones y también del uso del espectro; esto va muy ligado a temas de regulación”, añade Irurita.
En marzo pasado, la Asociación Mundial de Proveedores Móviles reconoció a México como uno de los 13 países que habían licenciado el espectro utilizable para 5G a largo plazo. “México es uno de los pocos países de Latinoamérica que ha estado bastante activo en la asignación de espectro radioeléctrico a los operadores y en crear una hoja de ruta sobre qué se va a estar haciendo para la utilización de banda ancha móvil, incluyendo 5G”, destaca Otero.
Pero todavía hay desafíos por resolver. Están, por ejemplo, las dificultades a las que se enfrentarán los operadores móviles para obtener permisos y autorizaciones para el despliegue de infraestructura a nivel local. “Cada municipio tiene la potestad de decidir cuáles son los requisitos que va a tener. Y obviamente cuando estás en un país con más de 1 000 municipios es un poco complicado cumplir con las normas si son todas muy distintas”, agrega el directivo de 5G Americas.
La solución radicará en armonizar todo este proceso para acelerar los tiempos de despliegue y también abaratar los costos. Para la vicepresidenta de comunicación regional de Ericsson, el costo al usuario final no debería incrementarse; para la especialista, los que tienen que asumir los costos de esta transformación son las empresas de telecomunicaciones. Son ellos quienes deberán responsabilizarse y comenzar a prepararse para implementar en 10 años más el próximo carril de la autopista: el 6G. Aquí es donde apunta la discusión sobre telefonía móvil.
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Esta historia empieza en los años setenta, cuando la telefonía móvil tenía un solo carril que permitía a los usuarios hacer llamadas de voz, muchas veces de mala calidad. Luego se amplió con una vía que incorporó los mensajes de texto, después otra que agregó acceso a internet y una más que hoy proporciona alta velocidad y mejor calidad para estos servicios. A esta carretera ahora se le agrega un quinto carril: el 5G.
La promesa de esta quinta generación de conectividad móvil es clara. Reducir la latencia (el tiempo que tarda la señal en ir de la antena al celular y viceversa) y aumentar la velocidad de transmisión de datos en los teléfonos móviles. “Va a dar velocidades que son de 10 a 20 veces más rápidas que las que tenemos ahora”, explica José Otero, director para América Latina y el Caribe de la organización de proveedores y fabricantes de la industria de telecomunicaciones 5G Americas. El salto cualitativo será importante.
En mayo de 2018, la consultora PwC realizó una encuesta a 800 personas que iban entre los 18 y 64 años, en Estados Unidos; se les preguntó cuáles serían los beneficios principales que obtendrían con el 5G. La respuesta ganadora fue “velocidades más rápidas”.
Mientras el 4G ofrece conexiones de hasta 300 megabytes por segundo —con el objetivo principal de conectar humanos con humanos—, con el 5G se espera que supere el gigabyte por segundo, por lo que la misión será ahora conectar objetos. El internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) democratizará esta tecnología a escala mundial. Será cada vez más común tener en casa un refrigerador que te avise si falta algo en tu despensa, comprar una estufa que puedas activar de manera remota y ajustar la temperatura desde el celular; así como poner en el collar de tu perro un chip de localización, circular en una ciudad inteligente o transportarte en un vehículo que de forma autónoma elija la mejor ruta. Todo podrá estar interconectado y con una banda ancha ultra rápida.
“El 5G será la plataforma que revolucionará las telecomunicaciones”, prevé Catalina Irurita, vicepresidenta de comunicación institucional y marketing para México, Centroamérica y América Latina de la compañía Ericsson. “Va a cambiar la forma en que vemos las cosas y creo que esto va a modificar radicalmente el mundo. Lo más divertido es que vamos a estar aquí para verlo”.
El número de dispositivos que se conectarán a las redes celulares tendrá un crecimiento exponencial. En un comunicado, Fredrik Jejdling, vicepresidente mundial de redes de Ericsson, detalló que esta transformación no sólo afectará al mercado de consumo, sino a muchas otras industrias. En el sector retail, por ejemplo, la operación de las cadenas de suministro y logística cambiará totalmente. En el sector salud, en cambio, será frecuente que los médicos puedan realizar cirugías a distancia en cuestión de segundos.
En el reporte “The 5G Economy”, realizado por el proveedor de información global IHS Markit y presentado en 2017 por la compañía estadounidense Qualcomm, se calcula que para el año 2035 la tecnología producirá más de 12 300 millones de dólares en bienes y servicios habilitados por 5G, así como 22 millones de empleos en todo el mundo. Una historia que ya empezaron a escribir los desarrolladores de tecnología; al menos 224 operadores móviles en 88 países invierten en redes 5G en forma de pruebas, ensayos, pruebas piloto, despliegues planificados y reales, según cifras de la Asociación Mundial de Proveedores Móviles.
¿Cuándo será una realidad en México?
Los pronósticos varían. Como si se tratara de adivinar una profecía, hay quienes afirman que los primeros dispositivos y redes 5G operarán en el mercado este año. Otros aseguran que será en 2020. Algunos más prevén que suceda hasta 2030.
El director para América Latina y el Caribe de 5G Americas —que entre sus miembros tiene a compañías como América Móvil, AT&T y Telefónica— considera que antes de lanzar un pronóstico es importante diferenciar cuándo se habla de lanzamiento y cuándo de adopción masiva. Por ejemplo, el lanzamiento de las redes LTE (Long Term Evolution, por sus siglas en inglés, como también se le conoce a la red 4G) sucedió en 2011, pero se logró tener una masa crítica de usuarios hasta el año 2014 en Latinoamérica. Ésa podría ser una razón. Aunque la diferencia también podría corresponder al territorio de implementación del que se hable. Los especialistas coinciden en que cada país tiene distintos estados de madurez, lo que hace imposible comparar a México con Corea del Sur, Qatar y Finlandia, países que ya utilizan esta tecnología de manera comercial.
En el territorio nacional, algunos operadores telefónicos ya realizaron algunas pruebas para la implementación. “En México hicimos las pruebas de 5G con AT&T y con América Móvil en enero. Nos fue muy bien”, revela la ejecutiva de Ericsson. “Hay un interés genuino de todos los operadores de tener 5G funcionando, porque esta presión no viene únicamente de las empresas de telecomunicaciones, sino de la industria.”
Sin embargo, Alejandro García Romero, académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), calcula que entre 2022 y 2024 el país contará con una red 5G estable. Será la puerta de entrada para Latinoamérica. La firma GSMA Intelligence espera que México sea el primer mercado en lanzar servicios 5G comerciales, de la mano de Telcel y AT&T, y que alcanzará 18 millones de conexiones para 2025.
La tecnología irá masificándose en la medida en que la gente lo pida. Varias marcas, a su vez, apuestan por dispositivos con capacidad o módem 5G, lo que facilitará esta transición. “Calculamos que para el 2020 deberíamos tener tecnología 5G funcionando en algunas partes en México. Pero todo esto depende también de las empresas de telecomunicaciones y también del uso del espectro; esto va muy ligado a temas de regulación”, añade Irurita.
En marzo pasado, la Asociación Mundial de Proveedores Móviles reconoció a México como uno de los 13 países que habían licenciado el espectro utilizable para 5G a largo plazo. “México es uno de los pocos países de Latinoamérica que ha estado bastante activo en la asignación de espectro radioeléctrico a los operadores y en crear una hoja de ruta sobre qué se va a estar haciendo para la utilización de banda ancha móvil, incluyendo 5G”, destaca Otero.
Pero todavía hay desafíos por resolver. Están, por ejemplo, las dificultades a las que se enfrentarán los operadores móviles para obtener permisos y autorizaciones para el despliegue de infraestructura a nivel local. “Cada municipio tiene la potestad de decidir cuáles son los requisitos que va a tener. Y obviamente cuando estás en un país con más de 1 000 municipios es un poco complicado cumplir con las normas si son todas muy distintas”, agrega el directivo de 5G Americas.
La solución radicará en armonizar todo este proceso para acelerar los tiempos de despliegue y también abaratar los costos. Para la vicepresidenta de comunicación regional de Ericsson, el costo al usuario final no debería incrementarse; para la especialista, los que tienen que asumir los costos de esta transformación son las empresas de telecomunicaciones. Son ellos quienes deberán responsabilizarse y comenzar a prepararse para implementar en 10 años más el próximo carril de la autopista: el 6G. Aquí es donde apunta la discusión sobre telefonía móvil.
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El negocio de la nostalgia también llega a la tecnología
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Un parteaguas en la historia de la telefonía móvil.
Esta historia empieza en los años setenta, cuando la telefonía móvil tenía un solo carril que permitía a los usuarios hacer llamadas de voz, muchas veces de mala calidad. Luego se amplió con una vía que incorporó los mensajes de texto, después otra que agregó acceso a internet y una más que hoy proporciona alta velocidad y mejor calidad para estos servicios. A esta carretera ahora se le agrega un quinto carril: el 5G.
La promesa de esta quinta generación de conectividad móvil es clara. Reducir la latencia (el tiempo que tarda la señal en ir de la antena al celular y viceversa) y aumentar la velocidad de transmisión de datos en los teléfonos móviles. “Va a dar velocidades que son de 10 a 20 veces más rápidas que las que tenemos ahora”, explica José Otero, director para América Latina y el Caribe de la organización de proveedores y fabricantes de la industria de telecomunicaciones 5G Americas. El salto cualitativo será importante.
En mayo de 2018, la consultora PwC realizó una encuesta a 800 personas que iban entre los 18 y 64 años, en Estados Unidos; se les preguntó cuáles serían los beneficios principales que obtendrían con el 5G. La respuesta ganadora fue “velocidades más rápidas”.
Mientras el 4G ofrece conexiones de hasta 300 megabytes por segundo —con el objetivo principal de conectar humanos con humanos—, con el 5G se espera que supere el gigabyte por segundo, por lo que la misión será ahora conectar objetos. El internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) democratizará esta tecnología a escala mundial. Será cada vez más común tener en casa un refrigerador que te avise si falta algo en tu despensa, comprar una estufa que puedas activar de manera remota y ajustar la temperatura desde el celular; así como poner en el collar de tu perro un chip de localización, circular en una ciudad inteligente o transportarte en un vehículo que de forma autónoma elija la mejor ruta. Todo podrá estar interconectado y con una banda ancha ultra rápida.
“El 5G será la plataforma que revolucionará las telecomunicaciones”, prevé Catalina Irurita, vicepresidenta de comunicación institucional y marketing para México, Centroamérica y América Latina de la compañía Ericsson. “Va a cambiar la forma en que vemos las cosas y creo que esto va a modificar radicalmente el mundo. Lo más divertido es que vamos a estar aquí para verlo”.
El número de dispositivos que se conectarán a las redes celulares tendrá un crecimiento exponencial. En un comunicado, Fredrik Jejdling, vicepresidente mundial de redes de Ericsson, detalló que esta transformación no sólo afectará al mercado de consumo, sino a muchas otras industrias. En el sector retail, por ejemplo, la operación de las cadenas de suministro y logística cambiará totalmente. En el sector salud, en cambio, será frecuente que los médicos puedan realizar cirugías a distancia en cuestión de segundos.
En el reporte “The 5G Economy”, realizado por el proveedor de información global IHS Markit y presentado en 2017 por la compañía estadounidense Qualcomm, se calcula que para el año 2035 la tecnología producirá más de 12 300 millones de dólares en bienes y servicios habilitados por 5G, así como 22 millones de empleos en todo el mundo. Una historia que ya empezaron a escribir los desarrolladores de tecnología; al menos 224 operadores móviles en 88 países invierten en redes 5G en forma de pruebas, ensayos, pruebas piloto, despliegues planificados y reales, según cifras de la Asociación Mundial de Proveedores Móviles.
¿Cuándo será una realidad en México?
Los pronósticos varían. Como si se tratara de adivinar una profecía, hay quienes afirman que los primeros dispositivos y redes 5G operarán en el mercado este año. Otros aseguran que será en 2020. Algunos más prevén que suceda hasta 2030.
El director para América Latina y el Caribe de 5G Americas —que entre sus miembros tiene a compañías como América Móvil, AT&T y Telefónica— considera que antes de lanzar un pronóstico es importante diferenciar cuándo se habla de lanzamiento y cuándo de adopción masiva. Por ejemplo, el lanzamiento de las redes LTE (Long Term Evolution, por sus siglas en inglés, como también se le conoce a la red 4G) sucedió en 2011, pero se logró tener una masa crítica de usuarios hasta el año 2014 en Latinoamérica. Ésa podría ser una razón. Aunque la diferencia también podría corresponder al territorio de implementación del que se hable. Los especialistas coinciden en que cada país tiene distintos estados de madurez, lo que hace imposible comparar a México con Corea del Sur, Qatar y Finlandia, países que ya utilizan esta tecnología de manera comercial.
En el territorio nacional, algunos operadores telefónicos ya realizaron algunas pruebas para la implementación. “En México hicimos las pruebas de 5G con AT&T y con América Móvil en enero. Nos fue muy bien”, revela la ejecutiva de Ericsson. “Hay un interés genuino de todos los operadores de tener 5G funcionando, porque esta presión no viene únicamente de las empresas de telecomunicaciones, sino de la industria.”
Sin embargo, Alejandro García Romero, académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), calcula que entre 2022 y 2024 el país contará con una red 5G estable. Será la puerta de entrada para Latinoamérica. La firma GSMA Intelligence espera que México sea el primer mercado en lanzar servicios 5G comerciales, de la mano de Telcel y AT&T, y que alcanzará 18 millones de conexiones para 2025.
La tecnología irá masificándose en la medida en que la gente lo pida. Varias marcas, a su vez, apuestan por dispositivos con capacidad o módem 5G, lo que facilitará esta transición. “Calculamos que para el 2020 deberíamos tener tecnología 5G funcionando en algunas partes en México. Pero todo esto depende también de las empresas de telecomunicaciones y también del uso del espectro; esto va muy ligado a temas de regulación”, añade Irurita.
En marzo pasado, la Asociación Mundial de Proveedores Móviles reconoció a México como uno de los 13 países que habían licenciado el espectro utilizable para 5G a largo plazo. “México es uno de los pocos países de Latinoamérica que ha estado bastante activo en la asignación de espectro radioeléctrico a los operadores y en crear una hoja de ruta sobre qué se va a estar haciendo para la utilización de banda ancha móvil, incluyendo 5G”, destaca Otero.
Pero todavía hay desafíos por resolver. Están, por ejemplo, las dificultades a las que se enfrentarán los operadores móviles para obtener permisos y autorizaciones para el despliegue de infraestructura a nivel local. “Cada municipio tiene la potestad de decidir cuáles son los requisitos que va a tener. Y obviamente cuando estás en un país con más de 1 000 municipios es un poco complicado cumplir con las normas si son todas muy distintas”, agrega el directivo de 5G Americas.
La solución radicará en armonizar todo este proceso para acelerar los tiempos de despliegue y también abaratar los costos. Para la vicepresidenta de comunicación regional de Ericsson, el costo al usuario final no debería incrementarse; para la especialista, los que tienen que asumir los costos de esta transformación son las empresas de telecomunicaciones. Son ellos quienes deberán responsabilizarse y comenzar a prepararse para implementar en 10 años más el próximo carril de la autopista: el 6G. Aquí es donde apunta la discusión sobre telefonía móvil.
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Esta historia empieza en los años setenta, cuando la telefonía móvil tenía un solo carril que permitía a los usuarios hacer llamadas de voz, muchas veces de mala calidad. Luego se amplió con una vía que incorporó los mensajes de texto, después otra que agregó acceso a internet y una más que hoy proporciona alta velocidad y mejor calidad para estos servicios. A esta carretera ahora se le agrega un quinto carril: el 5G.
La promesa de esta quinta generación de conectividad móvil es clara. Reducir la latencia (el tiempo que tarda la señal en ir de la antena al celular y viceversa) y aumentar la velocidad de transmisión de datos en los teléfonos móviles. “Va a dar velocidades que son de 10 a 20 veces más rápidas que las que tenemos ahora”, explica José Otero, director para América Latina y el Caribe de la organización de proveedores y fabricantes de la industria de telecomunicaciones 5G Americas. El salto cualitativo será importante.
En mayo de 2018, la consultora PwC realizó una encuesta a 800 personas que iban entre los 18 y 64 años, en Estados Unidos; se les preguntó cuáles serían los beneficios principales que obtendrían con el 5G. La respuesta ganadora fue “velocidades más rápidas”.
Mientras el 4G ofrece conexiones de hasta 300 megabytes por segundo —con el objetivo principal de conectar humanos con humanos—, con el 5G se espera que supere el gigabyte por segundo, por lo que la misión será ahora conectar objetos. El internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) democratizará esta tecnología a escala mundial. Será cada vez más común tener en casa un refrigerador que te avise si falta algo en tu despensa, comprar una estufa que puedas activar de manera remota y ajustar la temperatura desde el celular; así como poner en el collar de tu perro un chip de localización, circular en una ciudad inteligente o transportarte en un vehículo que de forma autónoma elija la mejor ruta. Todo podrá estar interconectado y con una banda ancha ultra rápida.
“El 5G será la plataforma que revolucionará las telecomunicaciones”, prevé Catalina Irurita, vicepresidenta de comunicación institucional y marketing para México, Centroamérica y América Latina de la compañía Ericsson. “Va a cambiar la forma en que vemos las cosas y creo que esto va a modificar radicalmente el mundo. Lo más divertido es que vamos a estar aquí para verlo”.
El número de dispositivos que se conectarán a las redes celulares tendrá un crecimiento exponencial. En un comunicado, Fredrik Jejdling, vicepresidente mundial de redes de Ericsson, detalló que esta transformación no sólo afectará al mercado de consumo, sino a muchas otras industrias. En el sector retail, por ejemplo, la operación de las cadenas de suministro y logística cambiará totalmente. En el sector salud, en cambio, será frecuente que los médicos puedan realizar cirugías a distancia en cuestión de segundos.
En el reporte “The 5G Economy”, realizado por el proveedor de información global IHS Markit y presentado en 2017 por la compañía estadounidense Qualcomm, se calcula que para el año 2035 la tecnología producirá más de 12 300 millones de dólares en bienes y servicios habilitados por 5G, así como 22 millones de empleos en todo el mundo. Una historia que ya empezaron a escribir los desarrolladores de tecnología; al menos 224 operadores móviles en 88 países invierten en redes 5G en forma de pruebas, ensayos, pruebas piloto, despliegues planificados y reales, según cifras de la Asociación Mundial de Proveedores Móviles.
¿Cuándo será una realidad en México?
Los pronósticos varían. Como si se tratara de adivinar una profecía, hay quienes afirman que los primeros dispositivos y redes 5G operarán en el mercado este año. Otros aseguran que será en 2020. Algunos más prevén que suceda hasta 2030.
El director para América Latina y el Caribe de 5G Americas —que entre sus miembros tiene a compañías como América Móvil, AT&T y Telefónica— considera que antes de lanzar un pronóstico es importante diferenciar cuándo se habla de lanzamiento y cuándo de adopción masiva. Por ejemplo, el lanzamiento de las redes LTE (Long Term Evolution, por sus siglas en inglés, como también se le conoce a la red 4G) sucedió en 2011, pero se logró tener una masa crítica de usuarios hasta el año 2014 en Latinoamérica. Ésa podría ser una razón. Aunque la diferencia también podría corresponder al territorio de implementación del que se hable. Los especialistas coinciden en que cada país tiene distintos estados de madurez, lo que hace imposible comparar a México con Corea del Sur, Qatar y Finlandia, países que ya utilizan esta tecnología de manera comercial.
En el territorio nacional, algunos operadores telefónicos ya realizaron algunas pruebas para la implementación. “En México hicimos las pruebas de 5G con AT&T y con América Móvil en enero. Nos fue muy bien”, revela la ejecutiva de Ericsson. “Hay un interés genuino de todos los operadores de tener 5G funcionando, porque esta presión no viene únicamente de las empresas de telecomunicaciones, sino de la industria.”
Sin embargo, Alejandro García Romero, académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), calcula que entre 2022 y 2024 el país contará con una red 5G estable. Será la puerta de entrada para Latinoamérica. La firma GSMA Intelligence espera que México sea el primer mercado en lanzar servicios 5G comerciales, de la mano de Telcel y AT&T, y que alcanzará 18 millones de conexiones para 2025.
La tecnología irá masificándose en la medida en que la gente lo pida. Varias marcas, a su vez, apuestan por dispositivos con capacidad o módem 5G, lo que facilitará esta transición. “Calculamos que para el 2020 deberíamos tener tecnología 5G funcionando en algunas partes en México. Pero todo esto depende también de las empresas de telecomunicaciones y también del uso del espectro; esto va muy ligado a temas de regulación”, añade Irurita.
En marzo pasado, la Asociación Mundial de Proveedores Móviles reconoció a México como uno de los 13 países que habían licenciado el espectro utilizable para 5G a largo plazo. “México es uno de los pocos países de Latinoamérica que ha estado bastante activo en la asignación de espectro radioeléctrico a los operadores y en crear una hoja de ruta sobre qué se va a estar haciendo para la utilización de banda ancha móvil, incluyendo 5G”, destaca Otero.
Pero todavía hay desafíos por resolver. Están, por ejemplo, las dificultades a las que se enfrentarán los operadores móviles para obtener permisos y autorizaciones para el despliegue de infraestructura a nivel local. “Cada municipio tiene la potestad de decidir cuáles son los requisitos que va a tener. Y obviamente cuando estás en un país con más de 1 000 municipios es un poco complicado cumplir con las normas si son todas muy distintas”, agrega el directivo de 5G Americas.
La solución radicará en armonizar todo este proceso para acelerar los tiempos de despliegue y también abaratar los costos. Para la vicepresidenta de comunicación regional de Ericsson, el costo al usuario final no debería incrementarse; para la especialista, los que tienen que asumir los costos de esta transformación son las empresas de telecomunicaciones. Son ellos quienes deberán responsabilizarse y comenzar a prepararse para implementar en 10 años más el próximo carril de la autopista: el 6G. Aquí es donde apunta la discusión sobre telefonía móvil.
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Esta historia empieza en los años setenta, cuando la telefonía móvil tenía un solo carril que permitía a los usuarios hacer llamadas de voz, muchas veces de mala calidad. Luego se amplió con una vía que incorporó los mensajes de texto, después otra que agregó acceso a internet y una más que hoy proporciona alta velocidad y mejor calidad para estos servicios. A esta carretera ahora se le agrega un quinto carril: el 5G.
La promesa de esta quinta generación de conectividad móvil es clara. Reducir la latencia (el tiempo que tarda la señal en ir de la antena al celular y viceversa) y aumentar la velocidad de transmisión de datos en los teléfonos móviles. “Va a dar velocidades que son de 10 a 20 veces más rápidas que las que tenemos ahora”, explica José Otero, director para América Latina y el Caribe de la organización de proveedores y fabricantes de la industria de telecomunicaciones 5G Americas. El salto cualitativo será importante.
En mayo de 2018, la consultora PwC realizó una encuesta a 800 personas que iban entre los 18 y 64 años, en Estados Unidos; se les preguntó cuáles serían los beneficios principales que obtendrían con el 5G. La respuesta ganadora fue “velocidades más rápidas”.
Mientras el 4G ofrece conexiones de hasta 300 megabytes por segundo —con el objetivo principal de conectar humanos con humanos—, con el 5G se espera que supere el gigabyte por segundo, por lo que la misión será ahora conectar objetos. El internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) democratizará esta tecnología a escala mundial. Será cada vez más común tener en casa un refrigerador que te avise si falta algo en tu despensa, comprar una estufa que puedas activar de manera remota y ajustar la temperatura desde el celular; así como poner en el collar de tu perro un chip de localización, circular en una ciudad inteligente o transportarte en un vehículo que de forma autónoma elija la mejor ruta. Todo podrá estar interconectado y con una banda ancha ultra rápida.
“El 5G será la plataforma que revolucionará las telecomunicaciones”, prevé Catalina Irurita, vicepresidenta de comunicación institucional y marketing para México, Centroamérica y América Latina de la compañía Ericsson. “Va a cambiar la forma en que vemos las cosas y creo que esto va a modificar radicalmente el mundo. Lo más divertido es que vamos a estar aquí para verlo”.
El número de dispositivos que se conectarán a las redes celulares tendrá un crecimiento exponencial. En un comunicado, Fredrik Jejdling, vicepresidente mundial de redes de Ericsson, detalló que esta transformación no sólo afectará al mercado de consumo, sino a muchas otras industrias. En el sector retail, por ejemplo, la operación de las cadenas de suministro y logística cambiará totalmente. En el sector salud, en cambio, será frecuente que los médicos puedan realizar cirugías a distancia en cuestión de segundos.
En el reporte “The 5G Economy”, realizado por el proveedor de información global IHS Markit y presentado en 2017 por la compañía estadounidense Qualcomm, se calcula que para el año 2035 la tecnología producirá más de 12 300 millones de dólares en bienes y servicios habilitados por 5G, así como 22 millones de empleos en todo el mundo. Una historia que ya empezaron a escribir los desarrolladores de tecnología; al menos 224 operadores móviles en 88 países invierten en redes 5G en forma de pruebas, ensayos, pruebas piloto, despliegues planificados y reales, según cifras de la Asociación Mundial de Proveedores Móviles.
¿Cuándo será una realidad en México?
Los pronósticos varían. Como si se tratara de adivinar una profecía, hay quienes afirman que los primeros dispositivos y redes 5G operarán en el mercado este año. Otros aseguran que será en 2020. Algunos más prevén que suceda hasta 2030.
El director para América Latina y el Caribe de 5G Americas —que entre sus miembros tiene a compañías como América Móvil, AT&T y Telefónica— considera que antes de lanzar un pronóstico es importante diferenciar cuándo se habla de lanzamiento y cuándo de adopción masiva. Por ejemplo, el lanzamiento de las redes LTE (Long Term Evolution, por sus siglas en inglés, como también se le conoce a la red 4G) sucedió en 2011, pero se logró tener una masa crítica de usuarios hasta el año 2014 en Latinoamérica. Ésa podría ser una razón. Aunque la diferencia también podría corresponder al territorio de implementación del que se hable. Los especialistas coinciden en que cada país tiene distintos estados de madurez, lo que hace imposible comparar a México con Corea del Sur, Qatar y Finlandia, países que ya utilizan esta tecnología de manera comercial.
En el territorio nacional, algunos operadores telefónicos ya realizaron algunas pruebas para la implementación. “En México hicimos las pruebas de 5G con AT&T y con América Móvil en enero. Nos fue muy bien”, revela la ejecutiva de Ericsson. “Hay un interés genuino de todos los operadores de tener 5G funcionando, porque esta presión no viene únicamente de las empresas de telecomunicaciones, sino de la industria.”
Sin embargo, Alejandro García Romero, académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), calcula que entre 2022 y 2024 el país contará con una red 5G estable. Será la puerta de entrada para Latinoamérica. La firma GSMA Intelligence espera que México sea el primer mercado en lanzar servicios 5G comerciales, de la mano de Telcel y AT&T, y que alcanzará 18 millones de conexiones para 2025.
La tecnología irá masificándose en la medida en que la gente lo pida. Varias marcas, a su vez, apuestan por dispositivos con capacidad o módem 5G, lo que facilitará esta transición. “Calculamos que para el 2020 deberíamos tener tecnología 5G funcionando en algunas partes en México. Pero todo esto depende también de las empresas de telecomunicaciones y también del uso del espectro; esto va muy ligado a temas de regulación”, añade Irurita.
En marzo pasado, la Asociación Mundial de Proveedores Móviles reconoció a México como uno de los 13 países que habían licenciado el espectro utilizable para 5G a largo plazo. “México es uno de los pocos países de Latinoamérica que ha estado bastante activo en la asignación de espectro radioeléctrico a los operadores y en crear una hoja de ruta sobre qué se va a estar haciendo para la utilización de banda ancha móvil, incluyendo 5G”, destaca Otero.
Pero todavía hay desafíos por resolver. Están, por ejemplo, las dificultades a las que se enfrentarán los operadores móviles para obtener permisos y autorizaciones para el despliegue de infraestructura a nivel local. “Cada municipio tiene la potestad de decidir cuáles son los requisitos que va a tener. Y obviamente cuando estás en un país con más de 1 000 municipios es un poco complicado cumplir con las normas si son todas muy distintas”, agrega el directivo de 5G Americas.
La solución radicará en armonizar todo este proceso para acelerar los tiempos de despliegue y también abaratar los costos. Para la vicepresidenta de comunicación regional de Ericsson, el costo al usuario final no debería incrementarse; para la especialista, los que tienen que asumir los costos de esta transformación son las empresas de telecomunicaciones. Son ellos quienes deberán responsabilizarse y comenzar a prepararse para implementar en 10 años más el próximo carril de la autopista: el 6G. Aquí es donde apunta la discusión sobre telefonía móvil.
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