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Dibujos sin vanidad

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Christoph Niemann es uno de los ilustradores más famosos de la actualidad. Este es su secreto.

Media hora antes de su conferencia en el AGI Open de este año, Christoph Niemann recibió a los espectadores en el vestíbulo del Conservatorio Nacional de Música con una sonrisa y un saludo caluroso. Vestido de negro y con unos lentes anaranjados, sobresalía con sus casi dos metros de altura, por encima de la multitud que le sigue los pasos.El enjambre que lo entorna no es fortuito. A sus 47 años Niemann es uno de los ilustradores más famosos de la actualidad. Trabaja para medios como The New Yorker, el TheNew York Times, National Geographic y WIRED; y para marcas como Google, Hermès, y la Deutsche Oper Berlin. Además, protagonizó el primer episodio de la serie de Netflix Abstract: the Art of Design y desde 1999 es miembro de la Alliance Graphique Internationale, que reúne a los diseñadores más influyentes del mundo y es responsable de organizar anualmente el AGI open, que este año, por primera vez en la historia, eligió como sede a la Ciudad de México. Christoph creció en Alemania entre las ilustraciones de Tomi Ungerer y los cómics de Asterix & Obelix. Fue fan de Maurice Sendak, a quien le hizo un video homenaje y lector ferviente de la revista MAD durante muchos años. Mientras estudiaba descubrió la obra de Saul Steinberg, David Hockney y Arthur Dove y desde entonces su espectro de referencias no ha parado de expandirse. Su campo de inspiración incluye fotografía, video y escritura.

Aunque siempre quiso ser ilustrador, estudió diseño gráfico en la Academia de Bellas Artes de Stuttgart, pues en ese entonces la carrera de ilustración simplemente no existía. Dos años después pudo especializarse en lo que realmente quería hacer, pero su formación como diseñador marcó para siempre su proceso creativo.[caption id="attachment_222041" align="aligncenter" width="600"]

Christoph Niemann, 3

The New Yorker, Mayo 2016. Ilustración de portada de Christoph Neimann.[/caption]“Como diseñador gráfico no partes de un estilo, partes de una idea y luego piensas en cómo ejecutarla”, explica. Es por esto que no se ha conformado con un solo estilo o técnica. “Esa formación cambió completamente mi manera de dibujar. Le quitó toda vanidad a mis dibujos y los convirtió en una herramienta para ejecutar ideas”. “Tener un estilo particular no es aburrido, tiene más que ver con la confianza y con la conexión que puedes entablar con tu espectador. Eso puede ser maravilloso”, continúa Niemann. “Normalmente trabajas con directores de arte e ilustradores bajo mucha presión que están confiando en ti”. Según él, de generar esa confianza depende una buena carrera como ilustrador. “No suena sexy ni atractivo, pero 90% del trabajo es ser un artesano confiable. Si haces un trabajo genial, está perfecto, pero lo que te consigue las colaboraciones es que puedas entregar algo sólido y a tiempo”, confesó.[caption id="attachment_222043" align="aligncenter" width="600"]

Christoph Niemann, 2

"Trex", Sunday Sketches. Ilustración de Christoph Neimann.[/caption]“Seguido me han tocado trabajos en los que la gente no busca mi estilo, sino ideas y he sido lo suficientemente inteligente para no decepcionar a mis editores”, dice Niemann. Aunque hoy trabaja independientemente y da conferencias por todo el mundo, su trabajo no fue siempre fue así. En sus primeros cinco años de carrera trabajó en diarios y periódicos donde el día a día era más parecido a lo que hace un cirujano de emergencias y no podía darse el lujo de sentarse a pensar demasiado cada trabajo ni a experimentar por horas. “La experimentación es importante pero no se puede recurrir a ella por miedo a que tu trabajo sea monótono. Creo que el momento indicado para hacerlo es cuando lo que diseñas es bueno y a la gente le gusta lo que haces, porque la experimentación no va a funcionar si está motivada por el miedo”, aclaró Niemann.[caption id="attachment_222040" align="aligncenter" width="600"]

Christoph Niemann, 1

Soldado. Ilustración de Christoph Neimann.[/caption]La narrativa y el humor son elementos que van de la mano en las ilustraciones de Niemann: una bazooka que dispara cerezas, un hombre trajeado que por corbata lleva un cuchillo, un soldado que al juntar las piezas de un rifle construye una cafetera, etc. El ilustrador se vale de elementos mínimos y de la relación que como espectadores trazamos entre ellos para montar una situación y luego, de una manera siempre sorprendente, decepciona esa expectativa. “Una buena ilustración es aquella que tiene una narrativa clara”, afirma. Christoph Niemann es muy activo en sus redes sociales, sobre todo en Instagram donde ha consolidado un amplio grupo de seguidores. Sus Sunday Sketches, una serie en la que cada domingo toma un objeto ordinario y lo completa con un dibujo para construir personajes y nuevos objetos, es un esfuerzo con altas dosis de disciplina para liberar potenciales gráficos en objetos tan vistos que pasan desapercibidos. “Es un ejercicio de perspectiva completamente opuesto a mi proceso de ilustrar”, afirma.

*Fotografía de portada: 'Creative Process' autorretrato de Christoph Niemann.

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Christoph Niemann es uno de los ilustradores más famosos de la actualidad. Este es su secreto.

Media hora antes de su conferencia en el AGI Open de este año, Christoph Niemann recibió a los espectadores en el vestíbulo del Conservatorio Nacional de Música con una sonrisa y un saludo caluroso. Vestido de negro y con unos lentes anaranjados, sobresalía con sus casi dos metros de altura, por encima de la multitud que le sigue los pasos.El enjambre que lo entorna no es fortuito. A sus 47 años Niemann es uno de los ilustradores más famosos de la actualidad. Trabaja para medios como The New Yorker, el TheNew York Times, National Geographic y WIRED; y para marcas como Google, Hermès, y la Deutsche Oper Berlin. Además, protagonizó el primer episodio de la serie de Netflix Abstract: the Art of Design y desde 1999 es miembro de la Alliance Graphique Internationale, que reúne a los diseñadores más influyentes del mundo y es responsable de organizar anualmente el AGI open, que este año, por primera vez en la historia, eligió como sede a la Ciudad de México. Christoph creció en Alemania entre las ilustraciones de Tomi Ungerer y los cómics de Asterix & Obelix. Fue fan de Maurice Sendak, a quien le hizo un video homenaje y lector ferviente de la revista MAD durante muchos años. Mientras estudiaba descubrió la obra de Saul Steinberg, David Hockney y Arthur Dove y desde entonces su espectro de referencias no ha parado de expandirse. Su campo de inspiración incluye fotografía, video y escritura.

Aunque siempre quiso ser ilustrador, estudió diseño gráfico en la Academia de Bellas Artes de Stuttgart, pues en ese entonces la carrera de ilustración simplemente no existía. Dos años después pudo especializarse en lo que realmente quería hacer, pero su formación como diseñador marcó para siempre su proceso creativo.[caption id="attachment_222041" align="aligncenter" width="600"]

Christoph Niemann, 3

The New Yorker, Mayo 2016. Ilustración de portada de Christoph Neimann.[/caption]“Como diseñador gráfico no partes de un estilo, partes de una idea y luego piensas en cómo ejecutarla”, explica. Es por esto que no se ha conformado con un solo estilo o técnica. “Esa formación cambió completamente mi manera de dibujar. Le quitó toda vanidad a mis dibujos y los convirtió en una herramienta para ejecutar ideas”. “Tener un estilo particular no es aburrido, tiene más que ver con la confianza y con la conexión que puedes entablar con tu espectador. Eso puede ser maravilloso”, continúa Niemann. “Normalmente trabajas con directores de arte e ilustradores bajo mucha presión que están confiando en ti”. Según él, de generar esa confianza depende una buena carrera como ilustrador. “No suena sexy ni atractivo, pero 90% del trabajo es ser un artesano confiable. Si haces un trabajo genial, está perfecto, pero lo que te consigue las colaboraciones es que puedas entregar algo sólido y a tiempo”, confesó.[caption id="attachment_222043" align="aligncenter" width="600"]

Christoph Niemann, 2

"Trex", Sunday Sketches. Ilustración de Christoph Neimann.[/caption]“Seguido me han tocado trabajos en los que la gente no busca mi estilo, sino ideas y he sido lo suficientemente inteligente para no decepcionar a mis editores”, dice Niemann. Aunque hoy trabaja independientemente y da conferencias por todo el mundo, su trabajo no fue siempre fue así. En sus primeros cinco años de carrera trabajó en diarios y periódicos donde el día a día era más parecido a lo que hace un cirujano de emergencias y no podía darse el lujo de sentarse a pensar demasiado cada trabajo ni a experimentar por horas. “La experimentación es importante pero no se puede recurrir a ella por miedo a que tu trabajo sea monótono. Creo que el momento indicado para hacerlo es cuando lo que diseñas es bueno y a la gente le gusta lo que haces, porque la experimentación no va a funcionar si está motivada por el miedo”, aclaró Niemann.[caption id="attachment_222040" align="aligncenter" width="600"]

Christoph Niemann, 1

Soldado. Ilustración de Christoph Neimann.[/caption]La narrativa y el humor son elementos que van de la mano en las ilustraciones de Niemann: una bazooka que dispara cerezas, un hombre trajeado que por corbata lleva un cuchillo, un soldado que al juntar las piezas de un rifle construye una cafetera, etc. El ilustrador se vale de elementos mínimos y de la relación que como espectadores trazamos entre ellos para montar una situación y luego, de una manera siempre sorprendente, decepciona esa expectativa. “Una buena ilustración es aquella que tiene una narrativa clara”, afirma. Christoph Niemann es muy activo en sus redes sociales, sobre todo en Instagram donde ha consolidado un amplio grupo de seguidores. Sus Sunday Sketches, una serie en la que cada domingo toma un objeto ordinario y lo completa con un dibujo para construir personajes y nuevos objetos, es un esfuerzo con altas dosis de disciplina para liberar potenciales gráficos en objetos tan vistos que pasan desapercibidos. “Es un ejercicio de perspectiva completamente opuesto a mi proceso de ilustrar”, afirma.

*Fotografía de portada: 'Creative Process' autorretrato de Christoph Niemann.

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Christoph Niemann es uno de los ilustradores más famosos de la actualidad. Este es su secreto.

Media hora antes de su conferencia en el AGI Open de este año, Christoph Niemann recibió a los espectadores en el vestíbulo del Conservatorio Nacional de Música con una sonrisa y un saludo caluroso. Vestido de negro y con unos lentes anaranjados, sobresalía con sus casi dos metros de altura, por encima de la multitud que le sigue los pasos.El enjambre que lo entorna no es fortuito. A sus 47 años Niemann es uno de los ilustradores más famosos de la actualidad. Trabaja para medios como The New Yorker, el TheNew York Times, National Geographic y WIRED; y para marcas como Google, Hermès, y la Deutsche Oper Berlin. Además, protagonizó el primer episodio de la serie de Netflix Abstract: the Art of Design y desde 1999 es miembro de la Alliance Graphique Internationale, que reúne a los diseñadores más influyentes del mundo y es responsable de organizar anualmente el AGI open, que este año, por primera vez en la historia, eligió como sede a la Ciudad de México. Christoph creció en Alemania entre las ilustraciones de Tomi Ungerer y los cómics de Asterix & Obelix. Fue fan de Maurice Sendak, a quien le hizo un video homenaje y lector ferviente de la revista MAD durante muchos años. Mientras estudiaba descubrió la obra de Saul Steinberg, David Hockney y Arthur Dove y desde entonces su espectro de referencias no ha parado de expandirse. Su campo de inspiración incluye fotografía, video y escritura.

Aunque siempre quiso ser ilustrador, estudió diseño gráfico en la Academia de Bellas Artes de Stuttgart, pues en ese entonces la carrera de ilustración simplemente no existía. Dos años después pudo especializarse en lo que realmente quería hacer, pero su formación como diseñador marcó para siempre su proceso creativo.[caption id="attachment_222041" align="aligncenter" width="600"]

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The New Yorker, Mayo 2016. Ilustración de portada de Christoph Neimann.[/caption]“Como diseñador gráfico no partes de un estilo, partes de una idea y luego piensas en cómo ejecutarla”, explica. Es por esto que no se ha conformado con un solo estilo o técnica. “Esa formación cambió completamente mi manera de dibujar. Le quitó toda vanidad a mis dibujos y los convirtió en una herramienta para ejecutar ideas”. “Tener un estilo particular no es aburrido, tiene más que ver con la confianza y con la conexión que puedes entablar con tu espectador. Eso puede ser maravilloso”, continúa Niemann. “Normalmente trabajas con directores de arte e ilustradores bajo mucha presión que están confiando en ti”. Según él, de generar esa confianza depende una buena carrera como ilustrador. “No suena sexy ni atractivo, pero 90% del trabajo es ser un artesano confiable. Si haces un trabajo genial, está perfecto, pero lo que te consigue las colaboraciones es que puedas entregar algo sólido y a tiempo”, confesó.[caption id="attachment_222043" align="aligncenter" width="600"]

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"Trex", Sunday Sketches. Ilustración de Christoph Neimann.[/caption]“Seguido me han tocado trabajos en los que la gente no busca mi estilo, sino ideas y he sido lo suficientemente inteligente para no decepcionar a mis editores”, dice Niemann. Aunque hoy trabaja independientemente y da conferencias por todo el mundo, su trabajo no fue siempre fue así. En sus primeros cinco años de carrera trabajó en diarios y periódicos donde el día a día era más parecido a lo que hace un cirujano de emergencias y no podía darse el lujo de sentarse a pensar demasiado cada trabajo ni a experimentar por horas. “La experimentación es importante pero no se puede recurrir a ella por miedo a que tu trabajo sea monótono. Creo que el momento indicado para hacerlo es cuando lo que diseñas es bueno y a la gente le gusta lo que haces, porque la experimentación no va a funcionar si está motivada por el miedo”, aclaró Niemann.[caption id="attachment_222040" align="aligncenter" width="600"]

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Soldado. Ilustración de Christoph Neimann.[/caption]La narrativa y el humor son elementos que van de la mano en las ilustraciones de Niemann: una bazooka que dispara cerezas, un hombre trajeado que por corbata lleva un cuchillo, un soldado que al juntar las piezas de un rifle construye una cafetera, etc. El ilustrador se vale de elementos mínimos y de la relación que como espectadores trazamos entre ellos para montar una situación y luego, de una manera siempre sorprendente, decepciona esa expectativa. “Una buena ilustración es aquella que tiene una narrativa clara”, afirma. Christoph Niemann es muy activo en sus redes sociales, sobre todo en Instagram donde ha consolidado un amplio grupo de seguidores. Sus Sunday Sketches, una serie en la que cada domingo toma un objeto ordinario y lo completa con un dibujo para construir personajes y nuevos objetos, es un esfuerzo con altas dosis de disciplina para liberar potenciales gráficos en objetos tan vistos que pasan desapercibidos. “Es un ejercicio de perspectiva completamente opuesto a mi proceso de ilustrar”, afirma.

*Fotografía de portada: 'Creative Process' autorretrato de Christoph Niemann.

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Christoph Niemann es uno de los ilustradores más famosos de la actualidad. Este es su secreto.

Media hora antes de su conferencia en el AGI Open de este año, Christoph Niemann recibió a los espectadores en el vestíbulo del Conservatorio Nacional de Música con una sonrisa y un saludo caluroso. Vestido de negro y con unos lentes anaranjados, sobresalía con sus casi dos metros de altura, por encima de la multitud que le sigue los pasos.El enjambre que lo entorna no es fortuito. A sus 47 años Niemann es uno de los ilustradores más famosos de la actualidad. Trabaja para medios como The New Yorker, el TheNew York Times, National Geographic y WIRED; y para marcas como Google, Hermès, y la Deutsche Oper Berlin. Además, protagonizó el primer episodio de la serie de Netflix Abstract: the Art of Design y desde 1999 es miembro de la Alliance Graphique Internationale, que reúne a los diseñadores más influyentes del mundo y es responsable de organizar anualmente el AGI open, que este año, por primera vez en la historia, eligió como sede a la Ciudad de México. Christoph creció en Alemania entre las ilustraciones de Tomi Ungerer y los cómics de Asterix & Obelix. Fue fan de Maurice Sendak, a quien le hizo un video homenaje y lector ferviente de la revista MAD durante muchos años. Mientras estudiaba descubrió la obra de Saul Steinberg, David Hockney y Arthur Dove y desde entonces su espectro de referencias no ha parado de expandirse. Su campo de inspiración incluye fotografía, video y escritura.

Aunque siempre quiso ser ilustrador, estudió diseño gráfico en la Academia de Bellas Artes de Stuttgart, pues en ese entonces la carrera de ilustración simplemente no existía. Dos años después pudo especializarse en lo que realmente quería hacer, pero su formación como diseñador marcó para siempre su proceso creativo.[caption id="attachment_222041" align="aligncenter" width="600"]

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Aunque siempre quiso ser ilustrador, estudió diseño gráfico en la Academia de Bellas Artes de Stuttgart, pues en ese entonces la carrera de ilustración simplemente no existía. Dos años después pudo especializarse en lo que realmente quería hacer, pero su formación como diseñador marcó para siempre su proceso creativo.[caption id="attachment_222041" align="aligncenter" width="600"]

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The New Yorker, Mayo 2016. Ilustración de portada de Christoph Neimann.[/caption]“Como diseñador gráfico no partes de un estilo, partes de una idea y luego piensas en cómo ejecutarla”, explica. Es por esto que no se ha conformado con un solo estilo o técnica. “Esa formación cambió completamente mi manera de dibujar. Le quitó toda vanidad a mis dibujos y los convirtió en una herramienta para ejecutar ideas”. “Tener un estilo particular no es aburrido, tiene más que ver con la confianza y con la conexión que puedes entablar con tu espectador. Eso puede ser maravilloso”, continúa Niemann. “Normalmente trabajas con directores de arte e ilustradores bajo mucha presión que están confiando en ti”. Según él, de generar esa confianza depende una buena carrera como ilustrador. “No suena sexy ni atractivo, pero 90% del trabajo es ser un artesano confiable. Si haces un trabajo genial, está perfecto, pero lo que te consigue las colaboraciones es que puedas entregar algo sólido y a tiempo”, confesó.[caption id="attachment_222043" align="aligncenter" width="600"]

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"Trex", Sunday Sketches. Ilustración de Christoph Neimann.[/caption]“Seguido me han tocado trabajos en los que la gente no busca mi estilo, sino ideas y he sido lo suficientemente inteligente para no decepcionar a mis editores”, dice Niemann. Aunque hoy trabaja independientemente y da conferencias por todo el mundo, su trabajo no fue siempre fue así. En sus primeros cinco años de carrera trabajó en diarios y periódicos donde el día a día era más parecido a lo que hace un cirujano de emergencias y no podía darse el lujo de sentarse a pensar demasiado cada trabajo ni a experimentar por horas. “La experimentación es importante pero no se puede recurrir a ella por miedo a que tu trabajo sea monótono. Creo que el momento indicado para hacerlo es cuando lo que diseñas es bueno y a la gente le gusta lo que haces, porque la experimentación no va a funcionar si está motivada por el miedo”, aclaró Niemann.[caption id="attachment_222040" align="aligncenter" width="600"]

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Soldado. Ilustración de Christoph Neimann.[/caption]La narrativa y el humor son elementos que van de la mano en las ilustraciones de Niemann: una bazooka que dispara cerezas, un hombre trajeado que por corbata lleva un cuchillo, un soldado que al juntar las piezas de un rifle construye una cafetera, etc. El ilustrador se vale de elementos mínimos y de la relación que como espectadores trazamos entre ellos para montar una situación y luego, de una manera siempre sorprendente, decepciona esa expectativa. “Una buena ilustración es aquella que tiene una narrativa clara”, afirma. Christoph Niemann es muy activo en sus redes sociales, sobre todo en Instagram donde ha consolidado un amplio grupo de seguidores. Sus Sunday Sketches, una serie en la que cada domingo toma un objeto ordinario y lo completa con un dibujo para construir personajes y nuevos objetos, es un esfuerzo con altas dosis de disciplina para liberar potenciales gráficos en objetos tan vistos que pasan desapercibidos. “Es un ejercicio de perspectiva completamente opuesto a mi proceso de ilustrar”, afirma.

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Aunque siempre quiso ser ilustrador, estudió diseño gráfico en la Academia de Bellas Artes de Stuttgart, pues en ese entonces la carrera de ilustración simplemente no existía. Dos años después pudo especializarse en lo que realmente quería hacer, pero su formación como diseñador marcó para siempre su proceso creativo.[caption id="attachment_222041" align="aligncenter" width="600"]

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